Por Luis Américo Illuminati.-

Ya se ha visto que tanto el discípulo bergogliense San Grabois, el trío Charly, Moe y Larry (Soria, Mena y Parrilli), como los faunos y faunas de La Cámpora, han amenazado: «Si tocan a Cristina qué quilombo se va armar», es decir, no van a permitir que los integrantes del TOF 2 condenen a la vicepresidente en ejercicio por los graves cargos que pesan en su contra. La amenaza de La Cámpora a todas luces configura delito. Asimismo, el cuervo Larroque compara a la acusada con la heroína de Star Wars Leia Organa. “The Force Awakens”, escribió en su perfil de Twitter, un mensaje que acompañó con una foto de Cristina Kirchner de espaldas, con sus brazos sobre la cintura. La frase elegida es el título del séptimo episodio de la saga Star Wars (El despertar de la fuerza). En fin, si todo el kirchnerismo en pleno, gobierno incluido, ha cerrado filas para «salvar» a la acusada, como si se tratara de una especie de «juana de arco» vernácula, es porque están locos de remate. Por su parte, la acusada que, de hecho, tiene el poder, y bien que se ha encargado de demostrarlo, como para que la Justicia sepa quién manda en el país- república dividida o «kirchnerizada»- y metió miedo con anterioridad desencajada en su declaración cuando retó a los jueces y les dijo iracunda: «la Historia me ha absuelto».

Por lo tanto, si Cristina Kirchner no se adapta al Derecho y a sus reglas y, a tales fines lanzó tiempo atrás el insólito video en una clara demostración de rebeldía, un ataque que constituye una grave vulneración contra otro poder -el Poder Judicial de la Nación- que le guste o no, debe respetar. Y si un levantamiento o una revuelta es la lectura que hay que hacer de la amenaza camporista -el anuncio de un mal inminente contra la ley, la justicia y el derecho, es decir, contra la democracia- ello configura delito, figura delictiva contemplada en el Código Penal.

Si la vicepresidente fuera en verdad una abogada como dice -aunque nunca mostró el título y se hace llamar «doctora»- y una ciudadana responsable, debería permitir la normal actuación de la Justicia y no atizar el fuego, lo cual confirma que efectivamente es la jefa de una «asociación ilícita», la jefa de una banda que ha barrido con los fondos públicos para enriquecerse escandalosamente ella y sus socios o cómplices. Y si el gobierno se solidariza con ella y cierra filas, la respuesta es muy clara, es porque forma parte de la banda que ha quebrado al país en mil pedazos.

MORALEJA: Creemos que los tres jueces tendrán la suficiente templanza de cumplir con su deber e impartirán justicia como corresponde sin tener en cuenta burdas amenazas provenientes de unos patéticos payasos, cobardes y traidores a la Patria.

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