Por Luis Américo Illuminati.-

El Sr. Mario Ishii le debe a la iglesia Evangélica Luterana Unida $ 26,8 millones por deuda de 32 meses de alquileres impagos por la propiedad donde instaló la sede principal de la Municipalidad de José C. Paz.

Por ello no se entiende que semejante deudor consuetudinario acompañe al «vicepresidente» Fernández (no es furcio sino acto fallido filmado) como parte de la comitiva que ofrece a Rusia y China a la República Argentina como sierva para que vengan a hacer sus negocios a costa de unos servicios muy dudosos que a otros países los ha dejado en la lona (caso de Ecuador cuya economía ha quedado con respirador en la unidad de terapia intensiva).

El apellido Ishii lo dice todo. «Y sí» parece decir arrastrando la «s» como «sh». Como diciendo «Qué le voy hacer» -por ejemplo el caso de las ambulancias con folopa-; y deben ambos -Ishii y Alberto- suponer o imaginar que los rusos y los chinos son tontos que ignoran la situación argentina, no de emergencia sino de naufragio. Inflación galopante. Una deuda cual bola de nieve con iliquidez, arcas vacías, cuentas impagas, default o quiebra. Impresión infinita de billetes. En suma, un estado fundido.

¿Por ventura (no el periodista de chismes), creerán que Rusia es un osito de peluche y China un gusanito de seda?

Y la cruda realidad es que son dos países comunistas con las mismas miras de dominación de antaño, sólo que han cambiado sus formas y métodos de seducción, pero no su fondo perverso; sobre todo, la China, que tan pronto puede ser un gusano de seda como un dragón que puede vomitar fuego.

Hay un refrán que dice: «Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía», que aplicado al intercambio chino-ruso-argento no es una limosna valiosa sino intereses voraces. Es por eso que debemos desconfiar de la sonrisa de Xi Ping o de Putin y cuidar la pureza del sentimiento malvinero impidiendo que por un sentimentalismo irracional sea usado por la apetencia extranjera. A lo largo de esta democracia fallida, se han dañado las instituciones y degradado la cultura, al extremo que la miseria intelectual argentina es tal que los chinos publicitan algo dicho en su radio como un gran apoyo a la causa Malvinas para crear simpatía por la China Comunista. Nos creen idiotas. Los chinos comunistas te abrazan para ahorcarte y en su hipocresía siguen depredando el Mar Argentino con pesqueros que se sirven de la ocupación británica de las Islas Malvinas. Usan la causa Malvinas para disimular la apetencia de China sobre la totalidad del territorio argentino. Esto viene hilado con la base china instalada en Neuquén y con el Circo «K» en Lago Escondido. Son muchos los que han dado la alerta para que la sociedad argentina -distraída con el tema de la pandemia, las vacunas y los barbijos- reaccione antes que sea tarde.

Pero en esto -disculpen, ojalá me equivoque- soy pesimista. No creo que haya ninguna oposición de la Argentina. Ni contra las ambiciones de China o Rusia ni de Chile, ni de Bolivia ni de Brasil, salvo por un pequeño grupo de hombres que pertenecen a una época que se ha ido que claman en el desierto y a quienes nadie presta atención. Los tiempos han cambiado. Las generaciones con valores se están yendo, ya cumplieron su ciclo vegetativo y sus hijos y nietos practican contra-valores y no dudemos que sus descendientes serán peores. Hoy día con la invasión de la droga, tenemos multitudes de jóvenes zombies. Desgraciadamente, el mal ejemplo ha reemplazado al buen ejemplo. Y una golondrina no hace verano.

Es muy desalentador observar las consecuencias o el resultado de 15 años de régimen kirchnerista, con un paréntesis de cuatros años. Este paréntesis fue el breve gobierno de Macri, que acorralado porque su predecesora dejó el Estado sin un peso, en quiebra, mal asesorado hizo el desdichado acuerdo con el FMI -a pagar en cien años- un paso tan grave que creemos que antes de darlo debió realizar un plebiscito previa exposición pública de la quiebra, default e iliquidez que le dejó la administración «K» y que ahora le han iniciado un proceso penal por haber contraído un préstamo que se considera deuda ilegítima (delito penal).

Entonces cuando uno contempla el actual estado de cosas, el perfil del estado mental, financiero, cultural y social de la Argentina nos parece estar viendo la decadencia irreversible similar a la de un hombre anciano con Alzheimer que no domina ni sus esfínteres ni su pensamiento, que ha perdido la noción de la realidad y por ende no sabe ni su nombre, de todo se olvida, y que en su delirio acusa a sus familiares de ser la fuente de todos sus males, olvidando que cuando era joven fue un botarate, un pródigo, un mal padre que dejó a su familia en la calle sin importarle sus obligaciones y deberes.

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