Por Mario Cadenas Madariaga.-

Lo dedico al Ministro de Transportes de la Nación, Ing. Guillermo Dietrich.

La economía es la ciencia de las opciones bien elegidas.

Los recursos siempre son escasos frente a las necesidades. Resolver inteligentemente este dilema es la función de la política económica.

En el conjunto de los requerimientos de la infraestructura argentina, el transporte debe figurar a la cabeza de las prioridades. Por que él se proyecta sobre toda la extensión del territorio nacional -el octavo por su superficie en el mundo- y es una actividad demandada por todos los sectores. Es más, una condición de la unidad nacional.

Sin embargo, el transporte marítimo y fluvial que tiene usualmente una alta participación del sector privado, se debe resolver conforme con esta tradición y liberar en igual medida al sector público de las inversiones, pero no de la conducción. Lo mismo el transporte aéreo, sin perjuicio de Aerolíneas, que debe manejarse como una empresa de Estado autosuficiente.

En cambio el transporte vial requiere una infraestructura muy amplia de autovías principales y carreteras complementarias, que comunique a todas las regiones, y cuya construcción es una función del Estado, en todos los países del mundo.

El transporte ferroviario que figuró como la base de la expansión del interior argentino en la Organización Nacional, llegando a ser una de las más amplias del mundo, en la Argentina populista, se perdió casi totalmente y hoy pesa como una rémora a reconstruir en una red moderna y de eficiente dimensión.

El secreto de la nueva política vial.

Los principios son pocos y esenciales:

1) Debe estar lista, aprobada y anunciada el 1º de marzo siguiente.

2) Debe ser muy ambiciosa, es decir satisfacer la demanda todas las regiones del país, de manera de tener un ancla en todos los intereses regionales, que lo vuelva inamovible, salvo detalles. Se propone construir 13.000 kilómetros de autovías, y la misma extensión de carreteras complementarias pavimentadas, para ser construidas en cuatro años, que podrían extenderse a ocho.

3) Debe ajustarse a los costos internacionales, que han sido estudiados en el ámbito de la Unión Europea, figurando Alemania a la cabeza de los más ajustados y eficientes. Comparando con los precios pagados por los gobiernos kirchneristas, revelan costos que llegan a ser en algunos casos diez y hasta catorce veces superiores a los precios alemanes. El fenómeno se da tanto en el orden nacional como provincial, aunque los precios más razonables se dan en la provincia de San Luis, pero siempre muy por encima de los costos alemanes. Esta debe ser el área donde la corrupción ha sido más alta. En España es el área donde han aparecido los casos más graves de corrupción, aunque los precios españoles son muy inferiores a los argentinos. En la Argentina donde las empresas de la construcción construyen edificios con costos más bajos que en Alemania, España o EEUU, construyan los caminos más caros del mundo, no tiene otra explicación. Pero en la construcción de edificios los precios se construyen de acuerdo a las leyes del mercado, sin intervención del Estado, y los caminos a diferencia se construyen por licitaciones de la Dirección Nacional de Vialidad y las de las provincias.

4) La primera decisión del Ministro de Transporte debe ser echar con causa a los directivos y plana mayor de la DNV. Acto seguido debe contratar a los ingenieros alemanes de los organismos equivalentes a la Dirección de Vialidad, para supervisar todo lo relativo a licitaciones y su cumplimiento. Con el presupuesto de obras nuevas del presupuesto de Vialidad Nacional, del año 2015 -$ 22.000.000.000- a valores constantes, se podría construir los 13.000 kilómetros de autovías, a los costos alemanes. Las carreteras complementarias deberían ser de competencia provincial, pero pactadas sus condiciones de construcción, a las del orden nacional, como expresión del nuevo federalismo, porque se han registrado excesos abusivos iguales a las del orden nacional.

5) La deuda de Vialidad Nacional por obras ejecutadas debe pagarse – por la Secretaria de Finanzas-, negociando sus montos. Las licitaciones otorgadas pero suspendidas deben anularse por sus altos costos.

6) Con los antecedentes respectivos deben pasarse las actuaciones a la justicia penal federal, el 1º de febrero.

Los secretos de la construcción de la red ferroviaria.

El transporte ferroviario que demanda la Argentina es el de mediana velocidad (200 kilómetros por hora) y no el de alta velocidad. Hoy la construcción más importante de estas líneas en el mundo es llevada a cabo por China. La construcción del kilómetro con el material rodante y de tracción correspondiente se encuentra por de bajo de los costos europeos.

De cualquier manera la construcción deberá ser precedida por las correspondientes licitaciones internacionales, y las condiciones de financiación debe ser uno de sus capítulos.

5.000 kilómetros de líneas nuevas, con el material rodante y de tracción, también nuevos, para comenzar, sería una cifra interesante. Su trazado debe contemplar atender las necesidades más urgentes.

El 1º de marzo la Argentina debe tener una política nacional de transporte revolucionaria y aprobada

Ésta sería una de las expresiones del cambio capaces de modificar el escenario.

Sería materializar el ideal de una economía bioceánica, con puertos de aguas profundas sobre el Atlántico y el Pacífico -concesionados-, vinculados con redes viales y ferroviarias, y una logística interna que asegure su complementación perfecta, de una sola trocha y conteinerizada, donde cada tipo de transporte se complemente.

Esta política debe superar la realidad de una composición parlamentaria, que en la Cámara de Diputados solo representa en un 50% la opinión nacional del 22 de noviembre, y que en la Cámara de Senadores solo el 33% de esa opinión.

Por lo tanto, el Poder Ejecutivo con la instrumentación del cambio, profundo y comprensivo de todos los sectores, representa la mayoría indiscutible de la opinión actual.

El cambio político y económico, debe tener la fuerza de un país que tiene setenta años de atraso a remover y por tanto se debe parecer a los telúricos que son incontenibles.

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