Por Malú Kikuchi.-

Y la Corte, falló. Lo firmaron 4 jueces en el mismo sentido y la 5ª jueza se abstuvo. El fallo provocó una revolución intelectual. No es cierto que fue un fallo salomónico, tampoco fue un fallo para quedar bien con una de las partes, fue un fallo constitucional.

Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti, respetando el artículo 129 de la Constitución Nacional que establece que CABA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es eso, Autónoma y puede decidir en libertad dentro de los límites constitucionales.

Elena Highton de Nolasco se abstuvo, quizás por ser amiga personal de Alberto Fernández y por estar en la Corte cuando su edad ya no lo permite. El Presidente tomó el fallo como un ataque personal y a su política sanitaria (¿?) y perdió los estribos.

En una reunión que fue foto, inauguración de casas (sin revoque ni vidrios en las ventanas), o un show político en Ensenada, donde su intendente, Mario Seco imitó a Galtieri, piadosamente lo obviaremos. Ahí, AF se transformó en orador de barricada.

Rodeado por los integrantes del Frente de Todos, tratando de demostrar lo que no tiene, Unidad, AF habló a los gritos. Su oratoria estaba dedicada a Cristina que asentía. A insultar a los jueces de la Corte y acusarlos de privilegiar a la oposición.

Fue penoso. Al desmemoriado Alberto habría que recordarle que Maqueda, senador por el PJ, fue impulsado por Duhalde (12/2002); Ricardo Lorenzetti elegido por CFK, propuesto por Kirchner (12/2004); Highton de Nolasco por Kirchner (6/2004).

Horacio Rosatti, intendente de Santa Fe capital por el PJ y ministro de Justicia de Kirchner, fue propuesto por Macri (6/2016), lo mismo que Rosenkrantz, radical, asesor de Alfonsín en la Constituyente de 1994, Constitución que nos rige hoy.

Es difícil imaginar que este conjunto de personas quisiera beneficiar a la oposición o dificultar al gobierno. Esta misma Corte, apenas asumido Macri como Presidente, falló para que el gobierno pagara la deuda de $15.000 millones a San Luis.

Deuda contraída por el kirchnerismo que tuvo que pagar Cambiemos. Porque el Estado es una continuidad y no importa quién debe, se debe pagar. Volviendo a la Corte, más bien se diría que falla siempre a favor del federalismo, artículo 1º de la CN.

En medio de sus gritos, un Alberto Fernández cada vez más identificado con Cristina, declaró su amor al estado de derecho. Insistió en su innegociable amor por el estado de derecho mientras seguía insultando a los jueces de la Corte. Insólito.

¿Alberto leyó la Constitución Nacional? Porque en el artículo 109 dice textualmente: “En ningún caso el Presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales”. ¿Les enseñará este artículo a sus alumnos, él que ama ser profesor en la UBA?

Puede que el estado de derecho para Alberto se deba más que a la Constitución Nacional a las necesidades, la ideología, las promesas hechas a Cristina. Es la única forma de entenderlo.

Y la Corte sabe que es la guardiana de la Constitución y que la Constitución está por encima de cualquier ley, y eso incluye a los DNU.

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