Por Hernán Andrés Kruse.-

Desde China el presidente de la nación fue claro y contundente: no habrá reapertura de las paritarias. Además, cuestionó a Hugo Yasky y Pablo Micheli porque “siempre” apostaron por tensar la cuerda y apostó al diálogo con el flamante triunvirato cegetista con el evidente propósito de que no adhiera al paro general propuesto por las CTA. La respuesta de los líderes de las CTA no se hizo esperar: reiteraron el pliego de demandas que motorizó la Marcha Federal y cuestionaron en duros términos lo que denominaron “las ideas macartistas” del presidente de la nación. “No, ¿cómo se van a abrir (las paritarias) si ya están negociadas y, además, la inflación va a la baja”?, preguntó el presidente para dar por terminada la discusión. Y agregó: “la CTA, yo diría, ellos han tenido siempre una situación muy extrema. Yo confío en el diálogo que estamos teniendo con la CGT, las distintas corrientes que, por suerte, ahora se han unificado”. Como buen empresario que es, el presidente de la nación siente aversión por los sectores del trabajo que no le rinden pleitesía, que se atreven a desafiarlo, a cuestionar sus políticas. Macri se siente mucho más cómodo con el sector sindical “dialoguista”, aunque algunos de sus miembros, como Luis Barrionuevo, sea un patotero profesional. Lo que el mandatario argentino desea es que el triunvirato cegetista logre abortar la convocatoria a un paro nacional que tienen en mente las CTA. En diálogo con Página 12, Hugo Yasky manifestó que “después de la marcha masiva del viernes y el descenso salarial por la inflación, las palabras del presidente muestra que se quiere disciplinar a los trabajadores para aceptar lisa y llanamente la caída del poder adquisitivo del salario”. “Es necesario discutir una agenda social con el gobierno para que se comprometa a firmar un acta para no continuar con los despidos de empleados públicos en el Estado, la declaración de la emergencia social, que se establezca una garantía salarial para que no sea la variable de ajuste por debajo de la inflación y una política de protección para las pymes y frenar la importación indiscriminada de productos extranjeros”, completó. Por su parte, Micheli manifestó que “en este momento que vive la Argentina, las declaraciones de Macri no ayudan en absoluto y le echan leña al fuego de una situación social y económica complicada”. Agregó que el mensaje de Macri “tiene un tono arcaico e ideas macartistas sobre dos instituciones de la democracia como son las dos CTA. Faltó que dijera ni yanquis ni marxistas en un contexto del que hablaba Perón y los sindicatos”. Algunos gremios cegetistas también sintieron disgusto por los dichos presidenciales. Facundo Moyano dijo que “el presidente es irresponsable. Primero porque debería saber que las paritarias se acuerdan entre las partes: trabajadores y empresarios. Salvo que lo diga como empresario pero él ya no representa a una parte de la discusión”. Por su parte, Juan Carlos Schmid expresó que “lo primero que hay que decir es que los elogios de afuera a veces no coinciden con las preocupaciones de adentro (en relación, obviamente, con los elogios que le brindó Obama en China)”. Acuña, otro miembro del flamante triunvirato y delfín de Barrionuevo, fue más cauto y conciliador: “hoy tenemos diálogo, entonces no podemos nosotros convocar a un paro al otro día de haber normalizado la unidad de la CGT”. Sin embargo, advirtió que “si no hay una respuesta concreta de medidas para paliar esta situación, todos los diálogos caen en saco roto”. Respecto a las paritarias, dijo que había tenido “la suerte de firmar por seis meses y ahora vamos a firmar por los otros seis meses, pero queda claro que con esos sindicatos que de buena fe firmaron por un año no tenemos porqué dividirnos y la responsabilidad es del gobierno” (fuente: Miguel Jorquera, “Más en el papel de empresario que de presidente”, Página 12, 6/9/016).

El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) acaba de emitir un documento en el que señala que este año la participación de los trabajadores en el Producto Interno Bruto (PIB) retrocederá del 51,2 por ciento al 48,5 por ciento. La caída es de tal magnitud que será similar a la que se produjo después del derrocamiento de Perón. En efecto, en 1956 el poder adquisitivo de los trabajadores se derrumbó un 6 por ciento mientras que para 2016 se espera una caída del 5,4 por ciento. Se está en presencia de una gigantesca transferencia de recursos provocada por la megadevaluación, la eliminación de las retenciones, los tarifazos, la aceleración de la inflación y la bicicleta financiera habilitada por el Central. Según el estudio del IET el impacto del alza de precios sobre los salarios arrojó en julio un incremento mensual de 1,8 por ciento y acumuló un salto interanual del 4,5 por ciento. Según el IET la capacidad de compra de los trabajadores mermó un 7,9 por ciento, una de las bajas más significativas registradas en los últimos trece años. La caída del salario real explica en buena medida el retroceso en 2016 de la participación asalariada en el PIB. Sin embargo, la variación del salario proyectada por el IET, si bien será significativa, no será tan pronunciada como las registradas en 1959, 1976, 1982, 1989 o 2002. Como siempre sucede cada vez que un gobierno ejecuta transferencias de ingresos de gran magnitud, hay ganadores y perdedores. En el caso del gobierno de Macri los perdedores fueron los trabajadores y los ganadores fueron las compañías agroexportadoras, las firmas financieras, las grandes empresas de alimentos y los grupos industriales. Víctor Santa María, secretario general del Suterh, destacó que el indicador elaborado en la Universidad Metropolitana del Trabajo (UMET) cuenta con el respaldo de unos cincuenta gremios de la CGT y CTA, ya que lo consideran “una herramienta estratégica para la defensa de los intereses del movimiento obrero”. El Citra, dirigido por la socióloga Marta Novick, y el IET, dirigido por el economista Mariano de Miguel, coinciden en señalar que hoy un asalariado registrado puede adquirir, con un salario promedio, 28,6 por ciento unidades menos de tomates y 25,6 por ciento litros menos de aceite de girasol. Con un sueldo medio un trabajador registrado hoy adquiere un 12,3 por ciento menos de papas y un 11,5 por ciento menos de nalga. Los investigadores del IET Daniel Schteingart, Sergio Woyecheszen y Demian Panigo estimaron que en julio de este año un trabajador podía comprar con un salario promedio “11,2 changuitos básicos quincenales”, cuando en julio de 2015 podía adquirir 12,1 changuitos, lo que implica una caída del 6,9 por ciento. Según Yasky, la aceleración de la inflación “es la resultante de un programa de ajuste económico que contrae el mercado interno, aumenta el desempleo y disminuye el poder adquisitivo del salario, deteriorando fuertemente el nivel de vida de la población” (fuente: “La devaluación del salario”, Página 12, 6/9/016).

Desde China el presidente de la nación se dio tiempo para emitir declaraciones económicas y políticas a través de radios oficialistas. Su frase más picante fue la siguiente: “estamos yendo en la dirección correcta, paso a paso, como dije el primer día. Hacer todo de un día para el otro sería magia y para eso vayan a buscar a David Copperfield a Las Vegas”. Dijo sentirse satisfecho con su participación en la reunión del G-20 y aseguró que varios presidentes mostraron su interés en invertir en la Argentina. Fueron solo promesas. El presidente destacó que “se acabó la época de los líderes mesiánicos que, de la mano de la mentira, niegan la realidad”. Señaló que los cambios propuestos por su gobierno implican “poner la información sobre la mesa”, plantear agendas por sector y un esfuerzo en serio de parte de la sociedad y sus líderes. Agregó que “lo que estamos viviendo en Argentina no es un cambio económico, sino de valores, cultural, que se reafirma todos los días. El cambio es mi responsabilidad idearlo, pero depende de lo que entendamos y hagamos todos”. El cambio, manifestó, no se puede dar enseguida, de un día para el otro, pero predijo que en 2017 el país retomará la senda del crecimiento. ¿Y sus promesas de crecimiento a partir del segundo semestre de este año? Bien gracias. Luego expresó que “claramente la Argentina está en recesión hace más de seis meses, y estancada hace más de cuatro años. Pensar que íbamos a sincerar la economía y a la vez crecer inmediatamente, es un imposible”. “Sin embargo”, agregó, “Argentina ha dejado de caer y comienzan a verse atisbos de recuperación en algunos sectores, como el campo y la obra pública. El año que viene volveremos a crecer, calculamos que un 3,5 por ciento. Haber pensado que se iba a lograr algo distinto, es creer en magia”. Negó que hubiera una ola de despidos, pese a reconocer que este año se perdieron entre 70 mil y 100 mil puestos de trabajo. “De a poco se irán recuperando”, esbozó como promesa. Sostuvo que al asumir como presidente se encontró con “mucha más corrupción que la que todo el mundo imaginaba”. Afirmó que “el Estado estaba loteado por mafias” y aludió específicamente a la Aduana y la Dirección Nacional de Vialidad: “Si hubo corrupción en un ámbito más técnico como es el de Vialidad, con ingenieros, qué le queda a otros sectores menos académicos”. Consideró que “las transformaciones han venido a poner un límite al accionar mafioso en la sociedad” y agregó: “tengo en claro que nosotros tenemos como prioridad resolver el trabajo de los argentinos y es una tarea en la que estamos comprometidos, y eso va a llevar trabajo en conjunto con las empresas y los gremios. Es un proceso que va a llevar algunos años, y mientras tenemos que proteger el empleo argentino” (fuente: “Vayan a buscar a Copperfield”, Página 12, 6/9/016).

El presidente de la nación se valió del tiempo que le fue concedido para exponer ante los presidentes presentes para hacer una apología de sus primeros meses de gobierno. Según Mauricio Macri, que calificó los cambios que está implementando de “revolucionarios”, “queremos generar confianza y ya hemos empezado por 30 de las 48 reformas recomendadas por el G-20. Hemos lanzado también una fuerte lucha contra la corrupción y un programa de energías renovables”. Respecto a la herencia recibida dijo que el país había dejado atrás años de populismo y aislamiento internacional. El presidente se mostró partidario de un sistema comercial “abierto, inclusivo y fuerte” para potenciar el impacto positivo de las inversiones. Insistió en que la Argentina necesita impulsar obras de infraestructura, para lo cual resulta imprescindible el financiamiento a largo plazo. Es indispensable, remarcó, “que desarrollemos marcos legales transparentes y predecibles, que le den seguridad al inversor y que, a la vez, resguarden el derecho de los países receptores de inversión extranjera directa a regular en materia de políticas públicas. Sostuvo que el país “está preocupado por el débil crecimiento mundial” y agregó: “consideramos que nuestros países deben centrar sus esfuerzos en fortalecer el sistema multilateral de comercio y contribuir a que la Organización Mundial del Comercio siga cumpliendo un rol protagónico”. “Si bien reconocemos y damos la bienvenida a los avances de la décima Conferencia Mundial de la Organización Mundial de Comercio en cuanto a la eliminación de subsidios a las exportaciones agrícolas, necesitamos continuar trabajando hacia una reforma más profunda y ambiciosa”, agregó sin ponerse colorado. Más adelante, subrayó que “en la Argentina ya dejamos atrás el aislacionismo que obstaculizaba nuestra integración con el mundo”. “El mundo enfrenta desafíos de magnitud para poder alimentar a una población de más de 9000 millones de personas en 2050. Y aquí la Argentina tiene mucho para aportar, porque producimos alimentos de calidad para más de 400 millones de personas, casi diez veces más nuestra población. Y queremos duplicar la producción en los próximos años”. Afirmó que en “en el camino hacia el desarrollo, no existen las soluciones mágicas ni los atajos, sino que cada uno tiene que aportar desde su lugar, pensando globalmente y actuando localmente”. Es por ello que la Argentina “busca integrar los objetivos globales con el plan nacional de gobierno a través de una mirada transversal” (fuente: “Con orgullo por los cambios revolucionarios”, Página 12, 6/9/016).

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