Por José M. García Rozado.-

Desde hace muchos años, y oportunamente en comunión con la inicial COMISION NACIONAL DE FAMILIARES de Héroes de Malvinas, sostuvimos que la REAL «intención», motorizada por el CECIM y que hizo suya la Presidente CFK de buscar la «repatriación» para su identificación, de los restos de los Héroes del Cementerio de Darwin, era una acción de diplomacia inglesa deliberada. Pues bien, desde el primer día, la actual «Cancillería» argentina tomó esa acción y la completo, resguardando las tontas objeciones y avanzando en la misma a fin de que sirviera de cortina de humo y justificación para reuniones secretas donde lo que se discutía, mintiendo sobre la autorización de las familias para ello: http://www.elmalvinense.com/malvinas/2016/2580.htm y lo que acordaba en realidad, eran otras cosas, tal y como se hizo en Madrid en 1990 y que termino con la firma de Tratados Secretos recién conocidos en forma completa muchos años atrás, y que “El Congreso de la Nación aprobara a espaldas del pueblo en “sesiones secretas””.

Una vez finalizada la guerra de Malvinas, las tropas de ocupación británicas, supervisadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja, decidieron trasladar los cuerpos de los compatriotas caídos en defensa de nuestro suelo hasta la localidad malvinense de Darwin. Allí se constituyó el primario Cementerio; espacio elaborado por los británicos y con su información sobre los restos de los caídos lo que provocó; sumado a las condiciones de combate en que perdieron la vida y los malos procedimientos, que muchas tumbas allí erguidas quedaran sin identificación. Desde un primer momento; Inglaterra concibió esto como algo transitorio ya que su objetivo era la “repatriación” de los allí enterrados al continente. Lo aquí señalado no es caprichoso, ni constituye una suposición de quien escribe estas líneas. El documento que pasamos a transcribir, prueba nuestra aseveración. Se trata de una carta que el Secretario del Foreing Office (Cancillería británica) Cranley Onslow le dirigiera al Sr. Isaías Lenín Giménez, padre del Héroe Nacional Miguel Ángel Giménez, piloto caído el 28 de Mayo de 1982 a bordo de su Pucará, luego de atacar a las fuerzas enemigas en Darwin y Pradera del Ganso. La carta data del 15 de abril de 1983. Transcribimos el texto al castellano y acompañamos las copias del mismo en su idioma inglés, original:

“Estimado Señor Giménez: Cuando usted y sus colegas estuvieron en el Ministerio de Relaciones Exteriores el 7 de abril, usted me dejo una carta con cinco preguntas. Gran parte de la información más importante se encontraba en el material que yo Ie entregué a Usted durante nuestro encuentro. Considerando que podría serle útil tener mi respuesta por escrito y en forma ordenada, le respondo: (a) Lamento decirle que no hay evidencia alguna que hiciera suponer que hubiesen quedado soldados argentinos con vida en las Islas. Asimismo, debo afirmarle una vez más que no hay en nuestras manos ningún prisionero. (b) Cuando nos encontramos, le expliqué que todos los cuerpos encontrados habían sido enterrados nuevamente en un cementerio en Darwin. Le he dado a usted la lista completa de los 221 soldados argentinos enterrados allí. Dicha lista ya ha sido entregada a la Cruz Roja Internacional el 10 de marzo de este año, para ser presentada ante el gobierno argentino. Desconocemos si hay otros enterrados en algún otro lugar, pero seguimos buscando y cualquier información nueva será transmitida inmediatamente a la Cruz Roja Internacional. c) Como usted sabe, 115 de los cuerpos están identificados y sólo 29 están identificados solamente con un número. Deseo que con la ayuda de las autoridades militares argentinas puedan ustedes hacer más identificaciones basadas en los números militares. d) Le he entregado a usted el 7 de abril la lista de 11.000 prisioneros que regresaron a la Argentina. Los últimos regresaron el 14 de Julio de 1982. Gran Bretaña nunca ha hecho ninguna declaración acerca del contacto de los ex-prisioneros con sus familiares. Esta lista ya ha sido entregada a la Cruz Roja Internacional para ser entregada al Gobierno argentino y esperamos que las autoridades argentinas den a conocer su contenido a todos los familiares que corresponda. (e) Como les explicamos de Ustedes, nosotros compartimos su deseo y el de las familias de “repatriar (llevar a casa) los cuerpos de los seres queridos que han perdido. Los cuerpos han sido enterrados de manera que sea posible exhumarlos y transportarlos. En repetidas ocasiones hemos hecho saber al Gobierno argentino nuestro deseo de facilitar el retorno de los cuerpos, pero nuestro ofrecimiento no ha sido aceptado. Pensamos que este tema será mejor tratarlo en un gobierno con bases legales (democrático). En particular creemos que es preferible si todos los cuerpos pueden ser retirados al mismo tiempo. Lo saluda atte.-Cranley Onslow. ”

El documento citado es contundente y no deja ningún lugar a dudas de cuáles eran las intenciones británicas respecto de los restos de nuestros héroes. Intenciones que en la actualidad no han variado un ápice, y esto no es desconocido por las autoridades argentinas. Volviendo atrás en el tiempo, con la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Argentina e Inglaterra, en marzo de 1991 la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas logró la autorización para realizar el primer viaje al Cementerio de Darwin, y visitar a sus seres queridos. En este primer viaje participaron 381 familiares con el apoyo de la Cruz Roja, la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas y diversas organizaciones de combatientes.

Este viaje ofició de disparador entre los familiares en cuanto se presentaron nuevas necesidades y proyectos. La cantidad de tumbas sin identificación impulsó la reparación de esta cuestión. Entre los años 1991 y 2000 la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur propuso y co-organizó 16 viajes a las Islas para visitar el Cementerio de Darwin, para que los deudos pudieran rendir homenaje a sus muertos y de esta forma construir el duelo por sus pérdidas. Ya desde el primer viaje realizado en 1991 surgió entre los familiares la voluntad de luchar por la identidad individual y colectiva. La cantidad de cruces no identificadas llevaron a los familiares a adoptar una Cruz al azar en la seguridad de que homenajear a uno era homenajear a todos. Existía un consenso general al respecto aunque surgió la necesidad de realizar un Monumento que sirva de homenaje para todos los Caídos en Malvinas con nombre y apellido, sin exclusión. Se propuso crear un espacio protegido, que abrace a nuestros Héroes. La imagen de Nuestra Señora de Luján fue la elegida por los familiares para acompañar a nuestros Caídos, explica con claridad Federico Gastón Adissi.

La concreción de este proyecto requería de la autorización de los gobiernos de Argentina y Gran Bretaña, y tras varios meses de negociaciones, el mismo fue aprobado (año 2001); concretando su emplazamiento en nuestra tierra irredenta el 8 de abril del 2004, y lográndose su inauguración los días 3 y 10 de octubre del 2009, con sendos viajes de los familiares para asistir al mismo. En tanto, el Congreso de la Nación declaraba al lugar como histórico y cementerio de guerra y facultaba a la Comisión de Familiares para “las medidas pertinentes a efectos de asegurar la custodia, conservación, refacción y restauración del lugar histórico nacional que se declara por esta ley”; (Ley 26.498 de junio del 2009). Mucho se había avanzado en la construcción del duelo y en el reconocimiento hacia nuestros héroes. Sin embargo, la desmalvinización seguía latente y preparaba uno de los golpes más bajos de todo lo visto hasta entonces. El historiador Federico Lorenz, impulsó en 2007, junto a los ideologizados ex combatientes del CECIM La Plata; el reclamó por el “derecho a la identidad” de los soldados argentinos cuyas tumbas no habían sido identificadas, comparándolos con los desaparecidos por el Terrorismo de Estado. Aparecía en escena; por primera vez, la realización de pericias genéticas a través del Equipo Argentina de Antropología Forense. Frente a la falta de apoyo de los familiares, todo parecía que quedaría como una maniobra más de aquellos que pretenden distorsionar nuestra historia y mancillar la memoria de nuestros caídos. Sin embargo, el gobierno de la ex presidente Cristina Kirchner avaló la teoría de los “desaparecidos y su derecho a la identidad” y puso en marcha las conversaciones con Inglaterra (2011) para “profanar las tumbas de nuestros combatientes”, alegando un derecho humanitario, y justificando este sacrilegio en la supuesta necesidad de “los familiares” (una minoría muy notoria) en conocer dónde están enterrados sus seres queridos.

Se dio intervención a la Cruz Roja Internacional, al Cuerpo Argentino de Antropología Forense; se ignoró a la Comisión de Familiares de Caídos -que como hemos visto, por ley son los encargados naturales de velar por el Cementerio de Darwin- y se le otorgó “luz verde” al CECIM La Plata. Una vergonzosa y fuerte campaña de propaganda arreció, dando a entender a la opinión pública, que la mayoría de los familiares habían prestado consentimiento para la realización de las pericias. De igual forma el actual gobierno, se retomó la muy recordada «iniciativa» de CFK de autorizar más vuelos desde el continente, desde territorio argentino, a las Islas Malvinas, a requerimiento de los Kelpers, que en su momento fue obstruida, y hoy se ha puesto en marcha, para poder facilitar la explotación de los recursos y el desarrollo de la economía isleña, en momentos en que controlan absolutamente al Poder Político Argentino en sus 3 poderes del Estado, en medio de un proceso británico llamado BREXIT. Con el cambio de gobierno; la actual administración Macri, siguió adelante con lo encarado por Cristina Fernández pero la Comisión de Familiares de Caídos pudo acceder, después de años de hermetismo sobre las entrevistas realizadas por los equipos gubernamentales que visitaron a los familiares de los Héroes Nacionales caídos en Malvinas cuyos restos yacen bajo una lápida que reza “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”, a los verdaderos resultados de las mismas. Sólo el 40 % de los familiares de los caídos no identificados dieron su consentimiento para la realización de las pericias.

El informe exclusivo y que por primera vez, -aquí se reproduce por gentileza de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas (explica Federico G. Adissi**)-, dio cuenta de los siguientes resultados: a.- Familias que brindaron su consentimiento: cincuenta (50). b.- Familias que no fueron entrevistados o rechazaron brindar su consentimiento: cincuenta (50). c.- Familias cuyo consentimiento es incompleto y no puede considerarse válido: veintitrés (23). d.- Familias que fueron incluidas como válidas, pero cuyos seres queridos no se encuentran sepultados en el Cementerio de Darwin: tres (3). e.- Familia cuyo consentimiento fue dado como válido, pero que en realidad rechazó el mismo: uno (1). En estas condiciones, las conversaciones que viene desarrollando la Cancillería argentina con su contraparte británica y la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), resultan improcedentes e irrelevantes, toda vez que la cuestión básica para continuar con las gestiones para realizar pericias forenses sobre los restos de los soldados argentinos en el Cementerio de Darwin, no se ha cumplido. Esto es, obtener el consentimiento informado del conjunto de las familias involucradas. Ni siquiera se ha obtenido una simple mayoría, como se ha venido mintiendo desde hace un par de años. Uno de los aspectos más preocupantes del análisis del Informe, es la comprobación que las familias no han recibido la información necesaria para la obtención del consentimiento informado; que se les ha omitido información; que no se les ha brindado el tiempo de reflexión; que se ha buscado la obtención de firmas a como dé lugar, sin reparar en la consulta hacia dentro de cada familia.

Ejemplos extremos de esta actitud, son las familias de padres fallecidos que cuentan con numerosos hermanos (entre 6 y 16 hermanos), haciendo firmar a uno o dos de ellos, y excluyendo al resto. A todas luces resultan falsos los argumentos “humanitarios”, que sólo ponen el derecho a decidir a aquellos que estén de acuerdo con la iniciativa, desatendiendo los derechos de aquellos que han cerrado su duelo y las heridas por la pérdida de sus seres queridos, y que no quieran re-abrir innecesariamente esas heridas. Por todo lo expuesto, entendemos que no es un argumento menor el que viene sustentando la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, cuando solicita quede explícito el compromiso de los dos Estados Nacionales de no permitir el traslado de los restos desde las Islas hacia el continente. Sabemos que el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tiene la intención de insistir con el objetivo de “repatriar” los restos de los soldados argentinos, desde el mismo final de la guerra hasta el presente. Una vez más, insistimos que no se puede “repatriar” lo que está en su Patria. Finalmente resaltamos: “En el cementerio de Darwin no hay “NN”. Hay héroes reconocidos por el estado Nacional y por todo el pueblo Argentino. Descansan en la tierra por la que dieron sus vidas.” Terminan de explicar quienes como Adissi y el que esto escribe ven la indefensión de nuestros héroes caídos en la Gesta del Atlántico Sur.

Pero también como ha ocurrido con varios asuntos de la defensa ligados a las relaciones internacionales de la Argentina y de la Defensa Territorial, el gobierno de Cambiemos ha optado, otra vez, por el sigilo y la opacidad, ayer lo hizo con la supuesta “identificación de los cuerpos enterrados en Darwin” y ahora lo hace con el “acuerdo” con la Guardia Nacional de Georgia EEUU. Pero a diferencia de otras cuestiones -por ejemplo el eventual envío de militares a misiones de Naciones Unidas en África- ahora hay un hecho consumado: el 13 de diciembre de 2016 se firmó un “acuerdo” (lo que implica no pasar por el Congreso Nacional), no un tratado, entre el Ministerio de Defensa argentino y la “Guardia Nacional del estado de Georgia de Estados Unidos”. El tema es delicado y merece analizarse, como mínimo sino directamente oponerse porque lesiona en forma directa la soberanía del Estado Nacional Argentino. El denominado “National Guard State Partnership Program (SPP)” se enmarca en los llamados “Security Cooperation Programs” del Departamento de Defensa estadounidense. El papel del Departamento de Estado en este programa es menor. De hecho, hay que localizar este tipo de iniciativas en el marco más amplio del debilitamiento del “tacto diplomático y el auge del músculo militar en la política exterior estadounidense” desde el fin de la Guerra Fría. El origen del SPP se remonta al comienzo de la Posguerra Fría (años ’90) y su propósito era brindar asistencia y entrenamiento, mediante convenios entre distintas guardias nacionales estaduales y las ex repúblicas que fueron parte de la Unión Soviética. Como bien señala un informe de la Oficina de Auditoria estadounidense de 2012 (“State Partnership Program: Improved Oversight, Guidance, and Training Needed for National Guard’s Efforts with Foreig Partners”), en el contexto de 1992-93 se optó por involucrar a las guardias nacionales estaduales pues ello resultaba “menos provocador” hacia Rusia que la presencia de “militares propiamente dichos” en naciones de su otrora área de influencia, explica el profesor Juan G. Tokatlian.

El SPP fue evolucionando, creciendo y diversificándose. En la actualidad hay acuerdos de distintas guardias nacionales con más de 70 países; la mayoría de ellos -23- con las naciones bajo la órbita del Comando Sur estadounidense. Como indicara en marzo de 2015 el entonces Comandante del USSOUTHCOM y hoy designado por el Presidente Donald Trump en el cargo de Secretario del Departamento de Seguridad Nacional, general John Kelly, el SPP es un programa de “gran impacto y bajo costo”. ¡Cabe aclarar que Brasil (nuestro principal socio político-económico del Mercosur) no ha firmado hasta el momento este tipo de compromiso! En su comienzo, en los noventa, la asistencia provista por las guardias nacionales se destinó a instruir a las fuerzas armadas de varios países de la antigua URSS en temas tales como las relaciones cívico-militares y el aporte para eventuales misiones de paz. De acuerdo con la información del “National Guard (http://www.nationalguard.mil/Leadership/Joint-Staff/J-5/International-Affairs-Division/State-Partnership-Program/)” entre los beneficios que brindan hoy estos acuerdos está el mejoramiento de las “capacidades militares de espectro completo” tales como la “respuesta a desastres”, la “seguridad en las fronteras, los puertos y la aviación”, y las tareas “contra el tráfico de narcóticos”.

En años recientes, efectivos de las guardias nacionales han participado en situaciones de conflicto en los Balcanes y en grandes guerras como Irak y Afganistán. En ese contexto, y ante lo que los especialistas estadounidenses identifican como el incremento de las “amenazas asimétricas” (terrorismo, criminalidad transnacional, etc.) y los “conflictos híbridos” (que involucran actores estatales y no estatales que recurren a la ciberguerra), han surgido voces que procuran “asignarle un papel más importante a las guardias nacionales en el marco del Departamento de Seguridad Nacional y en la política internacional estadounidense”. Así, en la plataforma electoral del partido Republicano en 2016 titulada “Estados Unidos Resurgente” se destaca que desde septiembre de 2001 las guardias nacionales se han transformado de “una reserva estratégica en una fuerza de combate operacional completamente integrada”. En esa dirección y según plantean los Republicanos de Trump, y para “evitar una sobre-extensión de los militares” el programa del partido triunfador en las últimas elecciones propone una “mayor fuerza activa” reforzando legislativa y presupuestariamente a las “National Guards”. En breve, todo lo anterior apunta a una nueva readecuación del rol de esas guardias en la política interna de seguridad y de defensa externa de Estados Unidos. Ahora, como lo fue en los noventas en otra coyuntura, el argumento es similar: “bajar relativamente el perfil de involucramiento de las fuerzas armadas estadounidenses en ciertas tareas militares en el exterior y elevar la participación de las guardias nacionales en cuestiones en las que se borran los linderos entre seguridad y defensa.”

El “agreement” argentino-estadounidense respecto a la National Guard de Georgia es sumamente escueto, impreciso y vago; lo que debe resultarnos absolutamente peligroso por lo que connota y significa para un Estado que no tiene FFAA con capacidad mínima de respuesta ante ningún tipo de agresión externa y/o de agresiones del narcoterrorismo o de los fundamentalismos que rodean y permean nuestra integridad territorial. ¡Es importante que el Congreso de la Nación realice audiencias para conocer en detalle a qué se compromete el país con este acuerdo! No es un tratado y no debe ser ratificado por el legislativo, pero sí es un compromiso político-militar que exige estudiarse, debatirse y aclararse, aclara Tokatlian. Y aquí debemos referirnos a un tema ya tratado en artículos anteriores respecto del desafío que enfrentamos como Nación, al encontrarnos en estado total de “indefensión militar” frente a las reales y verdaderas “hipótesis de conflicto” que nuestra clase dirigente se niega a asumir; a saber: a. Islas Malvinas y sector Antártico nacional (con una ocupación indebida de nuestro territorio por una potencia militar extranjera aliada de los EEUU e integrante de la OTAN); b. La penetración del narcoterrorismo inserto ya en casi la totalidad del territorio nacional intrusado por bandas narcos de origen peruano, boliviano y paraguayas sin dejar de contar a las bandas colombianas y mejicanas que operan descaradamente y ante la total inacción en nuestro país; y por último, pero no menos importante por el “fundamentalismo islámico” que se encuentra con absoluta claridad en “la Triple Frontera” de Argentina, Paraguay y Brasil y que nuestras autoridades parecieran desconocer.

¡Todo muy problemático y peligroso, ante un Gobierno Cambiemos que pareciera no querer enfrentar los problemas, o lo que es peor aún, lo hace sin respetar la voluntad del pueblo o a espaldas y escondidas del mismo!

** Historiador revisionista. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad del Salvador. Además es Diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y en Relaciones Internacionales (UAI). Publicó “San Martín, Rosas, Perón. Un homenaje a Fermín Chávez” (2008); “Estévez. Vida de un Cruzado” (2009); “Raúl Scalabrini Ortíz. Sus libros y sus enseñanzas” (2009); “Aportes al Bicentenario” (2011); “Historia de la Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas” (2013). Es columnista en “Noticias del Congreso Nacional”. Como historiador, pensador y periodista siempre se manifestó estrechamente vinculado al Pensamiento Nacional y a la Doctrina Nacional del Justicialismo. Actualmente es el Director de Cultura de la Fundación Rucci de la Confederación General del Trabajo.

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