Por Ovidio Winter.-

En todos los países donde se investigaron las coimas pagadas por Odebrecht hubo resultados judiciales y condenas a los acusados, la última la del ex Presidente del Perú, Toledo, que acaba de ser condenado a 20 años de prisión por recibir 35M de dólares en coimas de esa constructora (de las más grandes de América).

En nuestro país, no, aún. Entre cajoneos, apelaciones, pedidos de apartamiento y de nulidades, los meses y los años pasan y nada sucede. Y probablemente no suceda nunca.

El último caso, en la Ruta del dinero K, la fiscalía que investiga hizo una simulación, parecida a la que en su momento Lázaro Báez (condenado en esta causa a 10 años) realizó cuando en un mes modificó todo el subsuelo de la estancia La Julia, en Santa Cruz, desarmando cajas y estanterías blindadas donde se presume la sociedad Báez-Kirchner guardaba el dinero que le llegaba desde Buenos Aires, en bolsos (Fariña mediante) convirtiéndolo en una bodega de vinos exclusivos e invitando al periodismo a visitarlo (el olor a pintura reciente era indisimulable).

En esta causa, el Fiscal Marijuan montó un show mayúsculo cavando grandes pozos con excavadoras ante cámaras de televisión para volver con las manos vacías y cara de frustración por no haber encontrado ni un solo fajo de dólares termosellados que en Santa Cruz era voz populi habían enterrado gran parte la exitosa sociedad hoy investigada. Entonces la causa se cerró.

Adivinen qué dijo el Fiscal Marijuan ante la reapertura de la causa.

Dijo que no encontraba evidencias que cambiaran su convicción de que CFK no tenía nada que ver en este asunto, o sea, “tiene gusto a jabón pero, para mí es queso”.

En nuestro país y en todos, la justicia es una entelequia pero los tribunales de justicia deben actuar con firmeza, apartando a quienes deliberadamente brinden protección a los corruptos. Pero debe hacerlo ya, con celeridad. Teléfono para el Consejo de la Magistratura.

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