Por Elena Valero Narváez.-

El Gobierno dirige al grupo máximo, es quien debe elaborar cursos de acción opcionales y decidir qué se hará ante la grave crisis que ya se parece a un resumidero. No hay nadie que tenga el poder y la capacidad suficiente como para marcar un rumbo. Es grave también que la cultura política actual no es la adecuada para darnos demasiadas esperanzas de que podamos elegir bien de entre los liderazgos en pugna.

En la plaza “de la democracia y los derechos humanos” se echó la culpa de todos los males a una dictadura militar de hace décadas, lo que vimos y escuchamos demostró que nos gobiernan ineptos y caraduras. Como no estuvo la oposición, nadie pudo decir que este gobierno ha disminuido los derechos individuales y civiles llevado el contenido ético a niveles primitivos,. Nos quiere conducir a un deterioro institucional dramático, basta con observar las consecuencias prácticas en materia de libertad, justicia, derechos civiles, autonomía personal y posibilidades de vida.

Al son de “Bombón asesino”, vimos bailar a quien gobierna de facto, insultando a los organismos de crédito y sin ningún pudor, expresarse groseramente- con tantos hogares bajo la línea de pobreza y una inflación acumulada en 2021 del 41,8%- asegurando y haciendo prometer al Presidente que no habrá ningún ajuste. Fue un viva la Pepa! Para ambos hay que seguir con una política de autarquía, alejados del mundo, con la certeza de que si no ayuda el FMI, el pueblo es el que les dará la mano. Es cierto, lo seguirán esquilmando. El ex presidente Lula, poniendo como ejemplos de democracia a la Venezuela de Chávez y a los gobiernos kirchneristas participó del papelón, vino a devolver favores, mientras Mujica, más discreto, pidió que cuidaran la democracia y se durmió en el discurso de Alberto Fernández aunque fue dicho a los gritos. Necesitó de un codazo de la vicepresidente que festejaba, como de quince, una plaza llena de gente transportada por ómnibus que pagaron todos los argentinos, también aquellos que miraban indignados tremendo circo desde sus hogares.

Diversos sectores y traficantes de la política se han sometido al Gobierno, prefirieron de la manera más inmoral y desaprensiva pactar para obtener cargos y beneficios. Dedican desesperados esfuerzos por justificarlo con numerosos actos de obsecuencia, desde la tribuna política o desde sus funciones de gobierno, olvidando las furibundas críticas que le hicieron a Cristina Kirchner, cuando nada hacía pensar que volvería a la palestra.

Pero todo no es una fiesta, la dura realidad se le ha mostrado al Gobierno en las gestiones financieras internacionales, no puede convencer al FMI con palabras, como es lógico, se esperaban hechos. Fue por este chasco que los discursos en la plaza se centraron en criticarlo y a preparar el poncho para cubrirse de un fracaso que puede significar un riesgo para nuestras instituciones.

A esta altura ningún reemplazo de funcionarios o de equipo puede aportar soluciones. La oposición no debería aceptar ninguna salida de compromiso sino dejar que naufrague solo, sin acompañamiento, inútil a esta altura. Todos deben saber a quienes atribuirle realmente la crisis, dejar de creer a Cristina, quien volvió a recordar al “cuco” de la presión foránea mediante su siempre abusivo juego verbal. No hubo ninguna expresión de cortesía en la plaza ni para la oposición, ni para los organismos financieros, a los que tarde o temprano volverán a recurrir.

Las penosas explicaciones que se ven obligados a dar frente a los acontecimientos que los van dominando, se centran en la herencia recibida. Si ese fuera el punto, no le han encontrado la más mínima solución sino que la han agravado, aunque contaron con tranquilidad interna y tolerancia en el exterior. Pasaron los días en que prometían soluciones fáciles y felicidad para todos, ahora, como lo hace Nicolás Maduro, recurren a chivos expiatorios.

¿Cómo se saldrá de la crisis? ¿Con lo que se obtiene mediante emisión sin que haya producción correlativa de bienes? ¿Es solución lo que se expresa en el creciente costo del nivel de vida, en los nuevos aumentos de precios? Esto es lo que no han podido ocultar al Fondo, ir al exterior en busca de crédito sin el titulo que da el esfuerzo a través de los hechos, solo con actitudes indignas que se suman a planteos incongruentes con los cuales es imposible lograr apoyo.

Ya no hay expectativas favorables, seguirán castigando nuestras exportaciones, no potenciaran la capacidad productiva -más riqueza en menos tiempo y con menos trabajo- para satisfacer las necesidades de la gente. Penalizaran a quienes crean riqueza porque no buscan que haya menos pobres o que estos vivan mejor sino que los ricos se conviertan en pobres. Alaban a Néstor Kirchner sin recordar que fue parecido a Perón, solo tuvo suerte, gobernó en una época floreciente internacionalmente, sin crisis mundiales que nos afectaran, como las que sufrimos durante la presidencia de Carlos Menem. Si éste hubiera tenido una situación similar, hubiera pagado la deuda y se lo hubiera apoyado nuevamente, hoy sería otra la historia.

¿Qué le falta a la Argentina para levantar cabeza? Aquí, el peronismo, un partido poco serio, intentó el cambio en los 90, en España lo hizo José Maria Aznar, con un partido sensato, es lo que necesitamos, mientras no exista hay que votar lo posible, al “menos malo” y con mejores ideas. Tabaré Vázquez, en Uruguay, se inclinó por el Capitalismo, así fue como avanzaron.

El cambio profundo debe empezar por fortalecer la República, de la mano del próximo gobierno, si los dioses nos ayudan, no será peronista; la gente debe darse cuenta que la pobreza se debe al control de la economía, al dirigismo del Gobierno, no a la libertad. La oposición tiene que prepararse para gobernar en el futuro, crear un gabinete en las sombras, que esté capacitado para mostrar lo que necesita el país y saber cómo crear las condiciones para una rápida salida. La idea central debe consistir en dejar de quitarle, directa, o indirectamente, a quienes han sabido ganar dinero y ahorrar, no volver a transferir esos ahorros a funcionarios que se creen expertos para que decidan donde se debe producir. Abandonar la promoción de ciertas industrias desde el gobierno otorgándole ventajas para que hagan fáciles negocios a expensas de la sociedad, terminar con las medidas que promueven industriales que corrompen a los funcionarios para evitar la competencia.

Nuestro futuro, en gran medida, va a depender de la actitud que se tenga frente al fenómeno inflacionario, no es la falta de desarrollo a lo que hay que echarle el ojo, sino a cómo bajar la inflación que lo impide.. No es solución seguir emitiendo con la excusa de promocionar el progreso: si se aumenta la creación de medios de pago en condiciones inflacionarias, nos esperan convulsiones político-sociales.

Ya no puede quedar duda de que el alza de precios y salarios eleva los costos de producción internos, lo que afecta, a su vez, nuestra capacidad exportadora; sin embargo, a la situación existente en nuestro mercado de productos exportables, el Ministerio de Economía continúa imponiendo un remedio transitorio para esconder el problema: controles y mecanismos de cierre de la economía.

Los sectores estatales que han crecido durante este gobierno presionarán por conseguir una fracción más grande del presupuesto: docentes, universidades, grupos de la administración pública, jubilados, empresas subsidiadas, fuerzas armadas, provincias negadas al necesario federalismo, verán crecer sus necesidades como consecuencia del alza de los costos internos y aumentaran sus reclamos ante un gobierno fundido, que solo podrá darles billetes cada vez mas devaluados, los efectos de la inflación se van a ir acelerando.

La gestión actual aumentó la pobreza y, paradójicamente, reitera sus críticas a la expansión del sistema capitalista gracias al que existe la libertad de trabajo, los derechos laborales, la participación sindical y política para los trabajadores, como también, el aumento de la filantropía. Se hizo mayor el sentimiento de ayuda y comprensión hacia familias de pocos recursos, enfermos, presos, personas carenciadas, lo vemos en los países desarrollados. . Pretende que se siga creyendo en el mito de que los países pobres lo son por culpa de la explotación de los países capitalistas, cuando la realidad nos dice, en voz alta, que serian más atrasados y pobres si no recibieran el impacto directo o indirecto del avance de la ciencia, el arte, la tecnología y la economía occidentales.

Reiteradamente los Fernández ofenden, con sus actos y actitudes, los valores de la libertad, son parricidas de su herencia cultural. No se cansan de saltar por encima de las normas, la Vicepresidente es el mejor ejemplo, paso por encima de ellas a pesar de las innumerables causas y pruebas en su contra. Rechazan la pluralidad de ideas y situaciones, las discusiones y transacciones que impone la vida política pacífica. Difunden ilegitimidad e ilegalidad, no sostienen el marco normativo de la Constitución ni su contenido valorativo.

Quienes deseen curar al país necesitarán, en primer término, tener un sostén político que les permita realizar la transformación que hace falta. La sociedad se molesta con las peleas internas, no es la hora, la oposición debe unirse para derrotar al Gobierno en las urnas e ir convenciendo a los indecisos para que se prendan a un cambio de rumbo.

Es preciso fortalecer a un partido liberal para que dure y propague sus ideas y proyectos, que exponga a la sociedad lo que muchos políticos no pueden o no quieren ver; que enseñe a no temerle a la libertad, para que se acepte como horizonte de posibilidades, también al disenso, al pluralismo de ideas. Debe alertar sobre el peligro que entraña votar a quienes quieren imponer la unanimidad.

Los argentinos deben aprender a consentir solo al poder limitado como garantía de los derechos individuales y a reconocer la autonomía del individuo como inviolable. Tienen que lograr participar de un destino común, sin grietas, con metas generales que unan en las ideas de la libertad, que perfeccionen la democracia. A la par, vendrá el aumento de la riqueza, que si bien puede inicialmente concentrarse en algunos sectores, el resto, aunque perciba una porción menor, será globalmente significativa como para que se eleve el nivel de vida de toda la población. Solo teniendo como estrella fija a la libertad no permitiremos que nos sigan gobernando -ya sea con buenas o malas intenciones- quienes nos llevan a igualarnos en la miseria.

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