Por Carlos Andrés Ortiz.-

De las distintas tecnologías de generación eléctrica, la más limpia, de menor costo real por kWh, y de más extensas vidas útiles de las centrales, es la hidroeléctrica.

Brasil basó su muy acelerado desarrollo, aumentando en forma exponencial su muy amplio parque de generación hidroeléctrica, llegando incluso a construir la mayor usina hidroeléctrica del mundo, Itaipú, en sociedad con Paraguay. Con todo eso, Brasil evitó cuantiosas importaciones de petróleo, apuntalando su economía y evitando la contaminación de usinas termoeléctricas.

Paraguay logró mejorar sensiblemente su economía y el nivel de vida de su población, a partir de contar con económica hidroelectricidad, primeramente con la Hidroeléctrica Acaray, y después potenciado ello con las dos grandes hidroeléctricas de la cual el hermano país es copropietario y socio: Itaipú y Yacyretá.

EEUU al comienzo de la extensa presidencia de Franklin D. Roosevelt, emprendió un extenso plan de obras públicas para impulsar la economía, crear trabajo y salir de la profunda crisis económica que estalló en 1929/30. Dentro de ese vasto plan, en el por entonces empobrecido sur, impulsó un fuerte desarrollo hidroeléctrico, con el cual también contó con energía eléctrica suficiente para sostener el crecimiento industrial y después tecnológico del sur, incluyendo el Silicon Valley.

Antes de ese desarrollo hidroeléctrico de EEUU, que hoy prácticamente no tiene curso de agua en el cual no se haya aprovechado su potencial generador de electricidad, la vieja Europa ya se había dedicado a construir presas hidroeléctricas, y desde hace décadas ya agotó su capacidad de expansión, o sea que literalmente construyó todas las centrales hidroeléctricas posibles.

Los falseadores de datos, del ecologismo cavernario, afirmaron con ignorancia y/o malicia, que “los países desarrollados ya no construyen hidroeléctricas, por ser tecnología obsoleta”, lo cual es falso. ¡Ya no las construyen, pues hace años tienen en operación todas las posibles de construir en sus sistemas hídricos!

China, volcada con decisión a su desarrollo social, económico y tecnológico, para abastecer su fuertemente creciente demanda de energía eléctrica, recurre a todas las fuentes, pero claramente pone fuerte énfasis en las energías hidroeléctrica y nuclear, siendo el país que más usinas de esas tecnologías construye, enfocándose principalmente en las de muy grandes potencias.

No es casual ni caprichoso que China priorice construir usinas hidros, nucleares, y también termoeléctricas (consumiendo gas, petróleo y carbón), pues son Usinas de Base, o sea generadoras estables (libres de intermitencias), previsibles y programables. China también invierte en eólicas y solares, pero como energía complementaria; no cometiendo el grueso error en el que incurrió Europa, donde se invirtió mucho en las capciosamente llamadas “renovables”, bajo el supuesto que suplirían las cancelaciones de los planes nucleares, todo eso con las fuertes presiones del ecologismo cavernario, que allá también influye negativamente. Sin mayor despliegue informativo,

Europa reemplazó las canceladas usinas nucleares, aumentando sus consumos de combustibles fósiles, en particular gas, que en gran proporción se importaba de Rusia. Pero la severa crisis geopolítica que es la guerra de la OTAN contra Rusia, provocó una acentuada crisis energética, la cual está en curso.

¡Y en ese aquelarre semi imprevisto, quedó muy en evidencia la total inutilidad de eólicas y solares para reemplazar a Usinas de Base, pues aquellas padecen de insanables intermitencias, o eventualmente tienen la costosa y compleja alternativa de almacenar electricidad “renovable”, lo que parece inviable para los enormes volúmenes de consumo del mercado de la Unión Europea!

También apelan a ampliar sus parques de usinas hidroeléctricas, diversos países del amplio espectro del mundo subdesarrollado, para apuntalar sus crecimientos y disminuir sus consumos de hidrocarburos. En esos países, también los militantes del ultra ecologismo, hacen de hecho causa común con las petroleras y gasíferas transnacionales, presionando para impedir las construcciones de nuevas hidroeléctricas.

En artículo separado, se analizará el desarrollo y las potencialidades aun inexplotadas, de la hidroelectricidad en Argentina, y su importante rol para el desarrollo socio económico nacional y el ejercicio de la soberanía.

Share