Por Jacinto Chiclana.-

Cortito, porque bastan muy pocas palabras para expresar los sentimientos que despiertan estos acontecimientos que hacen renacer la esperanza.

Esta noche se ha producido la muerte de varios paradigmas que venían estrujando nuestras almas. Hemos sentido renacer la esperanza y hemos comprendido que nunca el mal dura eternamente y que la fuerza moral de los pueblos, puede ser encorsetada y reprimida, pero no todo el tiempo.

Que la abulia tiene fecha de vencimiento y que la sociedad puede aparecer desmañada, indiferente y dividida, pero eso nunca es para siempre.

Hemos demostrado que más del 70% del país comprendió que estos doce años fuimos idiotas útiles y marionetas, manejadas por un gran maestre tenebroso que gobernaba los hilos que imponían nuestras piruetas absurdas.

Hemos vuelto a los dogmas ancestrales de la tribu y a sus valores milenarios; hemos sacudido el yugo de los advenedizos y sus corruptelas; nos hemos librado de las garrapatas que se alimentaban de nuestra sangre y, cual perro mojado, hemos expulsado los estigmas de una paciencia rayana en la tolerancia cómplice.

Hemos dado un paso adelante y gritado al mundo y a nosotros mismos que dejamos de ser corderos complacientes y prestos a ser esquilados pacíficamente; hemos gritado con la fuerza de nuestros votos que pretendemos ser protagonistas de nuestro destino, comenzando a decretar el exilio social y la descalificación moral de aquellos que nos han colmado de vergüenza y oprobio.

Le estamos diciendo al mundo entero que no masticaremos más vidrio molido, que no nos bancaremos profesionales de la política y el engaño que lleguen a dominarnos y menos los puestos a dedo para preservar prebendas principescas y facilitar impunidades inmorales.

Que estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para que volvamos a ser una Nación con ilusiones, que ya no creemos en buhoneros y mercachifles que llegan con sus baratijas y abalorios de fantasía, que ya no soportamos la mediocridad, la mentira y la manipulación de nuestras vidas, que ya no aceptaremos la tergiversación caprichosa y vil de nuestra historia y la profundización de grietas artificiales, cavadas para dividirnos y enfrentarnos entre nosotros mientras aprovechan para robarnos.

Comprendimos que nada es eterno y menos aún los privilegios monárquicos y los totalitarismos disfrazados de progresismos. Comprendimos que la ley de gravedad es para todos y que cuanto más alto se llega, más fuerte es la caída.

El silencio y ocultamiento de los sinvergüenzas desenmascarados constituye la respuesta a nuestros gritos y los estridentes sonidos de nuestras cacerolas, vilipendiadas por las voces agoreras de los cómplices interesados y los falsos profetas de la igualdad.

Este enorme consorcio se ha hartado sin remedio de los abusos de este administrador obscenamente corrupto y, habiendo sido convocado a Asamblea Extraordinaria, ha puesto las cosas en su lugar.

Hemos dicho claramente y sin tapujos ni timidez, que se vayan, que no les permitiremos hacer más daño. Que haremos lo posible para que sean juzgados y condenados.

Una madrugada para festejar.

El principio del fin de una era oprobiosa y el comienzo del principio de la epopeya de sanear este Riachuelo contaminado de inmundicias que estamos recibiendo, la era de la restauración de nuestro verdadero Ser Nacional.

Hoy el consorcio está de fiesta. El 70% de los copropietarios dijimos basta y estamos despidiendo sin honores ni aplausos a este nefasto administrador, que no sólo se adueñó de nuestro edificio sin pudor ni escrúpulos, sino además nos robaba hasta las bolsas de residuos y las lamparitas.

Afuera. Se acabó la fiesta. Ni sueñen con pretender encajarnos herederos complacientes, no lo permitiremos.

Tampoco dio resultado repartir los números resultantes de la asamblea casi de madrugada, para atenuar el impacto, la verdad siempre llega y a cada chancho también le llega su San Martín.

Festejemos, vecinos… mañana seguro sale el sol nuevamente y quizás sea difícil sanear el edificio y desprendernos de tantas inmundicias, pero unidos y con honestidad, seguramente lo lograremos.

Consolidada nuestra nueva organización, pronto llegará la empresa fumigadora, para acabar con todas las alimañas que nos infestaron.

El futuro se presenta prometedor, y eso hace renacer nuestra esperanza de que nuestro edificio vuelva a ser hermoso y en poco tiempo, el más lindo de la cuadra y sus alrededores.

Ahora sí, con fe, con esperanza, con ilusión… que duerma usted bien esta noche. Por fin lo hemos conseguido.

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