Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 4 de octubre, Página/12 se refirió al pedido efectuado por la Acnudh de esclarecimiento de la responsabilidad de la Gendarmería en el caso Maldonado. Escribió el matutino: “La Oficina para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos Humanos (ACNUDH) le pidió ayer al Estado Argentino que “redoble sus esfuerzos de investigación” para esclarecer la desaparición forzada de Santiago Maldonado y consideró “prioritario” determinar las posibles responsabilidades de la Gendarmería en el hecho” (…) “A dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado en Chubut (Argentina), la Oficina para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos urge al Estado a redoblar sus esfuerzos de investigación para esclarecer lo ocurrido con el joven y dar con su paradero”, señaló la ACNUDH a través de un comunicado de prensa” (…) “En el mensaje difundido en la tarde de ayer, el titular de la oficina de la ONU dedicada a los derechos humanos de la región, Amerigo Incalcaterra, remarcó que tiene “preocupación ante la falta de avances en las investigaciones sobre la desaparición de Santiago Maldonado” y consideró “prioritario esclarecer las posibles responsabilidades de la Gendarmería Nacional Argentina en los hechos”. “Insto al Estado argentino a adoptar todas las medidas necesarias para investigar y sancionar a los responsables por la desaparición de Santiago Maldonado”, declaró Incalcaterra a través del texto en el que también insistió en que “es urgente esclarecer la participación de Gendarmería en los hechos y, en caso de demostrarse, establecer sus responsabilidades y sancionar debidamente tanto a los autores materiales como a sus superiores jerárquicos”. Además, en nombre del organismo que dirige, Incalcaterra llamó a las autoridades argentinas a “alinear en todo momento sus investigaciones y procedimientos con los estándares internacionales de derechos humanos, en particular con la convención de las Naciones Unidas para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas” (…) “Es la segunda vez que Incalcaterra y el organismo que dirige desde Santiago de Chile opina sobre la investigación que el Estado argentino está desarrollando para encontrar a Santiago Maldonado y determinar quiénes lo desaparecieron y por qué. En este nuevo comunicado, reiteró además la “disposición” de su oficina para “seguir prestando la cooperación técnica que el gobierno y la familia Maldonado puedan requerir”.

En su edición del 4 de octubre, La Nación publicó un editorial titulado “Falso garantismo y legítima defensa”. Escribió el mitrismo: “La persistente y creciente ola de violencia que se abate sobre nuestro país, no sólo en ámbitos urbanos sino también en los rurales, ha promovido algunos casos de defensa propia que llegan a nosotros por testimonios directos y a través de los medios de comunicación” (…) “Es función del Estado mantener la legalidad y preservar la seguridad de los ciudadanos. Para ello es que se reserva el monopolio de la fuerza, ejercida cuando es necesario por las fuerzas de seguridad con el fin de evitar la consumación de delitos y por la justicia en lo criminal cuando impone una determinada sanción a quienes hayan delinquido” (…) “Al mismo tiempo, nuestra ley penal establece que no son punibles quienes obren en defensa propia, siempre que se trate de una reacción inmediata ante una agresión ilegítima, que el medio empelado sea racional y que no haya existido provocación suficiente por parte del agredido” (…) “Las llamadas doctrinas garantistas y abolicionistas que se han enseñoreado en muchos sectores de la Justicia, lideradas por el ex ministro de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, tienden en general a no exculpar ningún intento de defensa, especialmente cuando se produce el fallecimiento del agresor, calificando como “exceso en la legítima defensa” diversas reacciones de ciudadanos sometidos abruptamente a la violencia delincuencial” (…) “Constituyen prácticas influenciadas por doctrinas que consideran el delito como un “conflicto” social, provocado por factores cuyo análisis arroja como responsable a la sociedad, mientras que el infractor inexorablemente resulta ser una víctima de las contradicciones y pugnas generadas en un entorno caracterizado por la desigualdad y la injusticia. Así enfocado, quien defiende su vida, la de su entorno o su propiedad está siempre reaccionando egoístamente en forma abusiva sobre alguien que tiene menos y que es por lo tanto considerado víctima” (…) “Si bien es un tema extremadamente delicado el uso de la violencia por parte de los ciudadanos, más grave y delicada resulta la desprotección a la que el Estado somete a los individuos, dejándolos a merced de contingencias tales como los robos en la vía pública o la irrupción dentro de domicilios de personas armadas, que encierran un peligro claro y actual para la vida de familias enteras” (…) “Es el Estado, principalmente mediante una tarea de prevención, el que debe preservar al ciudadano de pasar por eventualidades tan dramáticas como peligrosas” (…) “La vida, la integridad física y la propiedad de los ciudadanos y sus familias deben ser resguardadas eficazmente por la autoridad pública, y las leyes que consagran el derecho a la legítima defensa debieran ser tan amplias como las que aseguran la defensa en juicio de los criminales. Lamentablemente hoy, y desde hace décadas, esa balanza se encuentra claramente inclinada a favor de quienes delinquen”.

Todo parece indicar que Cristóbal López, mandamás del Grupo INDALO, está a punto de vender (o ya lo habría hecho) el canal de cable C5N y Radio 10 al señor Orly Terranova, de la provincia de Mendoza y cercano al presidente de la nación. Hasta ahora C5N era el único canal de cable a nivel nacional que osaba criticar al gobierno macrista. Sus periodistas estrellas -Víctor Hugo, Roberto Navarro y Gustavo Sylvestre- daban a conocer a la opinión pública temas que eran intencionalmente ignorados por el resto de los canales de cable, alineados incondicionalmente con Cambiemos. La gota que rebalsó el vaso fue la mala idea que tuvo Navarro de invitar a Horacio Verbitsky quien había publicado en Página/12 un artículo sobre los familiares y amigos de Macri beneficiados con el blanqueo de capitales. Parece ser que ese atrevimiento hizo montar en cólera al presidente. Cristóbal López aparentemente habría cedido a fuertes presiones gubernamentales y, para congraciarse con el presidente, decidió el despido de Roberto Navarro, el periodista de mayor rating de C5N. Pero ese “detalle” poco le importó a López, temeroso tal vez de terminar tras las rejas por supuestos actos de corrupción. Lo cierto es que Navarro ya no está en la pantalla provocando desazón e indignación en los miles de oyentes que aguardaban con ansiedad el comienzo de su programa para escucharlo. Por supuesto que no es la primera vez en la Argentina democrática que sucede un atropello semejante. Si hay algo que siempre caracterizó a los presidentes de turno fue su escasa tolerancia por las voces disidentes. Lo peligroso de lo que está pasando con C5N es que si finalmente se confirma el arribo de Orly Terranova a dicha señal de cable y Radio 10 todos los canales de cable de carácter nacional apoyarán a Cambiemos. Quizás Crónica TV se atreva a discrepar con el oficialismo. Sería la última luz de esperanza para mantener en vigencia uno de los principios fundamentales de la democracia liberal: la pluralidad informativa. En efecto, para que haya una genuina democracia es esencial la existencia de medios de comunicación que informen con veracidad y que también opinen de diferente manera sobre ese material. Si todos los medios de comunicación aplauden como focas cada decisión que toma Macri, aunque sea descabellada y ridícula, entonces la democracia liberal sufre severo menoscabo. Resulta por demás evidente que al presidente de la nación le molestan las críticas. No soporta que haya periodistas que se atrevan a investigarlo, a denunciarlo, a ponerlo en evidencia. No tolera que el pueblo se entere de sus “trapisondas”. Lo enloquece que haya periodistas que pongan en evidencia su verdadera personalidad, que lo presenten como lo que verdaderamente es: una persona cínica, mentirosa e inescrupulosa. Lo que pretende el presidente de la nación es obligar a la ciudadanía a acostumbrarse a escuchar una sola voz, la suya. Pretende que el pueblo sólo escuche a los Majul, los Leuco, los Lanata, los Del Moro, los Bonelli, los Castro y los Novaresio. Pretende que sólo lea a los Morales Solá, los Van der Kooy, los Blanck y los Fernández Díaz. Pretende que se olvide para siempre de los Víctor Hugo, los Navarro y los Sylvestre. Triste pero real. Hoy la libertad de expresión y de prensa está en peligro. Opinar diferente a la “opinión dominante” ha pasado a ser un riesgo. Ni qué hablar de la decisión del periodista que se atreve a dar a conocer a la opinión pública conductas poco claras del gobierno. Evidentemente el presidente de la nación es la cabeza visible de un sistema de dominación que pretende quedarse para siempre. Un sistema que, en realidad, estuvo vigente mucho tiempo, desde la federalización de Buenos Aires hasta el advenimiento del yrigoyenismo al poder. Nos estamos refiriendo al histórico régimen conservador que tuvo el país en sus manos durante aquella larga temporada. Un régimen que se basaba en una democracia restringida y un enorme poder de fuego para aplastar cualquier voz discordante o intento de rebelión. El orden conservador se vio jaqueado por el ascenso al estrellato de Yrigoyen, un dirigente radical que no era del selecto club de la oligarquía. Por eso el régimen jamás lo toleró y por eso lo derrocó en 1930. A partir de entonces y durante décadas sólo llegó al poder a través de los golpes de estado ejecutados por las fuerzas armadas. Ello se debió a su incapacidad para organizar un partido competitivo capaz de ganar limpiamente las elecciones presidenciales. La presencia primero del radicalismo y luego la del peronismo impidieron que el conservadurismo fuera capaz de competir exitosamente en democracia. En diciembre de 1983 tragó saliva y deglutió como pudo a Raúl Alfonsín. Lo consideraba una suerte de reencarnación de Yrigoyen. Pese a que Alfonsín jamás se inmiscuyó en los intereses del régimen conservador, éste siempre lo criticó con fiereza a lo largo de su traumática presidencia. Los diarios más importantes-Clarín y La Nación-estuvieron siempre en su contra. Ni qué hablar del sindicalismo peronista encabezado por Saúl Ubaldini quien golpeó la legitimidad democrática a través de 13 paros generales. Con Carlos Menem en el poder, el orden conservador se sintió más aliviado. Si bien era un peronista de La Rioja, con fama de caudillo carismático, muy pronto el riojano puso en evidencia que gobernaría en función de los intereses del sistema de dominación conservador. A pesar de ello, los grandes medios de comunicación, especialmente Clarín, fueron muy críticos de su gestión. A tal punto que justo el día de la reelección presidencial Clarín publicó en nota de tapa el número de desocupados que había en ese entonces: 2 millones de trabajadores. Luego de diez años y medio en la Rosada Carlos Menem no tuvo más remedio que retornar al llano. Su sucesor, Fernando de la Rúa, era un radical alvearista, es decir antiyrigoyenista y antialfonsinista. De todos los presidentes democráticos era el que más se adecuaba al gusto del establishment. Sin embargo, duró apenas dos años como presidente. La terrible crisis de 2001 desembocó en el advenimiento del kirchnerismo al poder. Y estalló la guerra entre la flamante fuerza política y los grandes medios de comunicación. Si bien al comienzo de la gestión de Néstor Kirchner la relación con el Grupo Clarín era fluida, con la llegada de Cristina a la Rosada esa “amistad” se desmoronó como un castillo de naipes. La resolución 125 fue el disparador de un conflicto que duró los ocho años de gobierno cristinista. Nunca un presidente elegido por el pueblo sufrió tantos y tan duros ataques de los grandes medios de comunicación. En ese sentido cabe afirmar que rigió en el país una absoluta libertad de expresión y de prensa, una absoluta libertad para insultar, difamar e injuriar desde los grandes medios a la presidente de la nación. El orden conservador jamás odió tanto a un presidente como a Cristina Kirchner. Creo que la odió más que al propio Perón. Durante ocho años Clarín, La Nación y compañía hicieron un periodismo de guerra impiadoso, inédito en nuestra historia. Obsesionados con una presidente a la que no podían controlar, se propusieron esmerilarla sin piedad. Como Cristina no se doblegó, la ira conservadora se transformó en un tsunami incontenible. Su estrategia fundamental fue convencer al pueblo de que Cristina encabezaba una asociación ilícita, que era una vulgar ladrona y, con el tiempo, también una asesina. Los grandes medios de comunicación se propusieron lograr que el pueblo odie a Cristina y a su gobierno. Y en gran medida lo consiguieron. Porque ese odio que inocularon en los argentinos hizo posible que en el balotaje de 2015 Macri le ganara a Scioli. En la noche del domingo 22 de noviembre de ese año el orden conservador sintió que por primera vez en la historia tocaba el cielo con las manos. Había logrado lo que parecía un imposible: acceder al poder por la vía democrática. Mauricio Macri, pese a no pertenecer a una familia patricia, era un dirigente del establishment, uno de los suyos, mucho más que De la Rúa. Por eso es que inmediatamente después de su asunción el 10 de diciembre los grandes medios de comunicación tomaron la decisión de blindar al presidente, de protegerlo, de ocultar sus “deficiencias”, de impedir a como de lugar que termine como De la Rúa. En estos casi dos años a cargo de la presidencia, Macri gozó de una protección mediática jamás vista en nuestra historia. Cada decisión que tomó contó con el visto bueno de Clarín, La Nación y los grandes canales de cable nacionales. Ante cada yerro, lo ignoraban o perdonaban al presidente. El caso más terrible es el de los Panamá Papers, un escándalo internacional que provocó la caída de primeros ministros. Sin embargo, los grandes medios de comunicación blindaron al presidente omitiendo cualquier mención crítica al respecto. Desde el 10 de diciembre de 2015 que la inmensa mayoría de los periodistas más conocidos del país no hacen más que mimar al presidente, rendirle pleitesía. La obsecuencia, qué duda cabe, se ha institucionalizado. Pero hay una excepción: los periodistas de C5N, es decir, Víctor Hugo, Navarro y Sylvestre (hay otros periodistas de ese canal que son obsecuentes de Macri). Esas voces críticas no pueden ni deben seguir molestando. Para que todo cierre no queda más remedio que acallarlas. Por eso el apriete sobre Cristóbal López para que venda C5N y Radio 10 a Orly Terranova. Si finalmente la venta se confirma el círculo se habrá cerrado por completo. Ya no habrá voces discordantes que molesten y ofusquen al presidente de la nación. El orden conservador habrá cantado, finalmente, la victoria que viene buscando desde hace muchísimo tiempo.

En su edición del 3 de octubre, Página/12 publicó un artículo de Martín Granovsky (“Gobiernan en la Casa Blanca, matan en Las Vegas”) y aludió a la decisión del ministro Garavano de impulsar el punitivismo.

Escribió Granovsky: “A las 20, hora argentina, ya con 59 muertos en Las Vegas, el mensaje en el canal de la NRA seguía inalterable: “La NRA es el lugar más seguro para la libertad”. NRA es la sigla en inglés de la National Rifle Association, la Asociación Nacional del Rifle, uno de los organismos más influyentes de los Estados Unidos y el defensor férreo de la venta, la compra libre y el uso de armas. Incluso las más letales. Incluso las de guerra” (…) “En esa ensalada los vendedores de armas y los consumidores, incluso individuos nacidos en los Estados Unidos, serían parte de la misma familia. Los relaciona, por un lado, el mensaje político de la NRA. Parece buscar la instalación psicológica de que quien compra y usa armas está bañado por la santidad misma de la bandera y estrellas que, por ejemplo, Raso (ex miembro de los Navy Seals, la fuerza de élite de la Marina). Y por otro lado hay una relación aún más directa, porque las mismas empresas que lucran con la guerra fuera de los Estados Unidos ganan con el consumismo armamentista dentro de las fronteras. La bandera es, pues, una coartada” (…) “El 15 de diciembre de 1791…fue incorporada la segunda enmienda, que resguardaba “el derecho del pueblo a tener y portar armas”. La base es la necesidad de garantizar “un estado libre” (…) “Si la bandera es la coartada, la NRA exhibe la segunda enmienda como un credo. Su instrumento de lobbying sobre el Congreso, el Instituto de Acción Legislativa no tiene vergüenza alguna en mostrar su lucha contra toda restricción, por más leve que sea” (…) “El objetivo de la NRA es derrotar en cualquier terreno lo que llama “histeria anti-armas”, como si episodios al estilo Las Vegas fueran un espejismo” (…) “La meta de la NRA está en perfecta sintonía con la política de Donald Trump hacia el interior y hacia el exterior de los Estados Unidos. Trump es el presidente más cercano a la NRA desde Ronald Reagan, que gobernó entre 1981 y 1987. La NRA fue una de las fuerzas que hizo campaña por el magnate inmobiliario y le proveyó dinero. Y hacia afuera, Trump se prepara para facilitar aún más la venta de armas a otros países con el argumento de que así creará nuevos empleos” (…) “Mil personas por día en todo el mundo mueren por disparos de rifles de asalto Made in USA. Incluso fallecen norteamericanos. Los congresistas preocupados por este giro-que los hay-afirman que relajando los controles de exportación aumentará el riesgo de que una parte del armamento se desvíe al mercado negro y termine atizando el fuego de conflictos ya encendidos” (…) “Sólo en lo que va del año murieron dentro de los Estados Unidos 11 mil personas en 273 tiroteos. “La compulsión norteamericana por asociar armas con libertad y masculinidad con violencia nos está matando”, tituló el semanario progresista “The Nation” (…) “La NRA gobierna en la Casa Blanca. No solo maneja la opción militar para el Asia o Venezuela. También mata en Las Vegas”.

Escribió Página/12: “Cambiemos vuelve a la carga con la baja en la edad de imputabilidad. El ministro de Justicia, Germán Garavano, anticipó que después de las elecciones enviará al Congreso el proyecto de régimen penal juvenil. La reforma propone “para los delitos gravísimos, aquellos que tienen penas mayores de 25 años” bajar la edad de imputabilidad de los actuales 16 años a 14, y “para los delitos muy graves, como violaciones, homicidios, robos con armas consumados”, pasarla a 15 años” (…) “Presentado como un proyecto para después de las legislativas del 22 de octubre, lo cierto es que el PRO fogoneó el tema a lo largo de toda la campaña electoral. Como sucede con este tipo de propuestas punitivas que aparecen siempre en los climas fuertemente emocionales generados por hechos graves con amplia cobertura en los medios de comunicación, el disparador de este proyecto fue el asesinato de Brian, el chico de Flores baleado en un asalto en enero pasado, crimen por el que resultaron detenidos un adulto y un menor, de 15 años” (…) “Ese mismo mes, el Gobierno armó una comisión para redactar el proyecto” (…) “No se trata solamente de un tema de edad, sino de tener una ley que permita un abordaje integral de jóvenes en conflicto con la ley penal”, remarcó ayer Garavano, que hizo el anuncio luego de firmar un convenio por el que la Provincia de Buenos Aires recibirá 20 millones de pesos para realizar obras en sus institutos de menores” (…) “Los especialistas advierten que la baja en la edad de imputabilidad no soluciona en nada el problema de los menores que delinquen: por el contrario, al no dar una respuesta social, sino policial y represiva, agrava la situación. Por otra parte, las estadísticas muestran que el porcentaje de chicos de 14 a 15 años que cometen delitos graves es muy menor. En 2009, el director regional de Unicef para América Latina, Kils Kastberg, informó que en Argentina, al año, hay 2 mil homicidios dolosos. De esa cantidad, en 200 casos participaron menores de 18 años. Y de esos 200, en 15 casos los agresores fueron menores de 16. Es decir que el papel de los menores en el aumento de la inseguridad está agigantado por el prejuicio” (…) “Aunque hay una amplia coincidencia en que se debe ir hacia una nueva ley, ya que la vigente viene de la dictadura, el planteo de hacerlo bajando la edad de imputabilidad es cuestionado por su carácter inconstitucional. Durante la dictadura, el decreto ley 22.278 fijó la edad de punibilidad en 14 años. Antes de la recuperación de la democracia, esa edad se modificó a 16. Volver atrás tendría por esto un carácter regresivo” (…) “En septiembre de 2015, la agrupación Justicia Legítima constituyó una comisión de infancia que redactó “Diez puntos básicos para una futura ley penal juvenil nacional”. Allí propuso pautas que deberían cumplirse en un futuro proyecto. En su punto 4 señaló que “la ley no debería bajar la edad de punibilidad fijada en 16 años. En todo caso, quienes propician dicha baja deberían dar argumentos teóricos y empíricos para justificar la ampliación de la intervención penal, de manera de no afectar el principio constitucional de no regresividad”. La comisión remarcó que la “no criminalización por debajo de la edad de punibilidad que fije la ley” debe ser acompañada de una averiguación de la verdad que permita establecer si detrás del adolescente hubo adultos que lo utilizaron”.

En su edición del 3 de octubre, La Nación publicó un artículo de Loris Zanatta titulado “Curas K, otra vez el mito de la nación católica”. Escribió el autor: “La carta de un grupo de sacerdotes kirchneristas “ante las próximas elecciones legislativas” dio mucho de qué hablar” (…) “La Argentina que describen es un país dominado por un gobierno opresor, explotador, vendepatria. Como si el tiempo se hubiera detenido, el texto recuerda los mediocres panfletos que se distribuían en los años 70. Tiene, sin embargo, algo inquietante: revive miasmas que se creían borrados, pero que aparentemente se siguen incubando en algunos ambientes; los miasmas del mito de la nación católica” (…) “Un cristiano, dicen, “no puede darle el voto a un gobierno como éste”. Qué raro: hace décadas que ningún episcopado pretende imponer a los fieles un específico comportamiento electoral” (…) “Los curas k pretenden decirles a los cristianos a quién no votar para ser cristianos. Como si les tocara a ellos establecerlo. Torquemada instruía al menos un proceso. Ellos ni siquiera eso” (…) “¿Cómo es posible que unos sacerdotes humildes y pacíficos, dedicados a obras meritorias, exhiban tanta arrogancia y violencia? Arrogancia en nombre de la humildad, violencia en nombre del amor. ¿Qué demonio ideológico los posee? ¿Qué convierte a un buen católico-como a un piadoso islámico-en una máquina de odio, en una incubadora de fanatismo? ¿No es arrogante la pretensión de poseer el monopolio del bien, de distribuir credenciales de pureza cristiana?” (…) “¿No es violento acusar al gobierno de “matar de hambre, desamparo o indiferencia al pobre?” Si fuera así, el gobierno argentino sería criminal e ilegítimo. Y la consecuencia debería ser obvia: la guerra (¿santa?) para derrocarlo. Me niego a creer que crean eso” (…) “Hay dos Argentinas opuestas entre sí, escriben los curas k, dignos herederos del viejo nacionalismo católico: la primera quiere un país “injusto y dependiente”; la segunda, un país “distributivo, soberano e inclusivo”. ¿No será simplista? ¿Algo maniqueo? En fin: de un lado el mal, del otro, el bien. He ahí la famosa grieta, sin ambages. Y he ahí también el mito de la nación católica: la primera es la Argentina liberal, ahora llamada neoliberal, sin matices; es enemiga de la nación y del pueblo, por lo tanto no es cristiana. La segunda es la Argentina nacional y popular, por lo tanto cristiana” (…) “La Argentina, al igual que los otros países, es un lugar plural donde coexisten, en armonía o en tensión, diferentes intereses, gustos, culturas, religiones, ideologías” (…) “Pero las instituciones se basan en una premisa clave: nadie puede elevarse por encima de los demás blandiendo una verdad absoluta. Si así fuera, adiós a la democracia y a la paz social” (…) “Sin embargo, esa es precisamente la premisa de los curas k: existe la Argentina católica, la del pueblo de Dios, y es la única Argentina. Y hay otra Argentina, que es ilegítima, y su gobierno, que es pecador. ¿Por qué?” (…) “Porque no es cristiano” (…) “Intentan hacer pesar un veto religioso sobre la política y anteponer el pueblo de Dios, del que se arrogan la representación, al pueblo de la constitución que elige los gobiernos” (…) “Hasta que un día los argentinos eligieron a un gobierno no cristiano, según los curas k. ¿Y ahora? ¿La Argentina ha dejado de ser una nación católica? ¿O la mayoría de los argentinos no ve contraste entre su fe y su opción política? A los curas k no les importa que su pueblo sea minoría: es el favorito de Dios, dicen, por lo tanto es moralmente superior al pueblo de la constitución. No son ellos quienes deben someterse al resultado electoral, sino los argentinos quienes deben redimirse de su ofensa a la nación católica. Hay, en esto, un impresionante déficit de cultura democrática. Y su origen está en la obsesión de proyectar la lógica religiosa sobre la esfera política”.

En su edición del 2 de octubre, Página/12 publicó artículos de Eduardo Aliverti (“Un gobierno envalentonado”) y Mempo Giardinelli (“Los miedos”), y una entrevista al ex juez de la Corte Eugenio Raúl Zaffaroni.

Escribió Aliverti: “Mauricio Macri declaró a la agencia Bloomberg que está abierto a la posibilidad de un segundo mandato, cuando todavía no llegó ni a la mitad del actual” (…) “Lo central es que Macri dispuesto a mencionar su reelección en afirmaciones públicas simboliza el enorme optimismo del gobierno frente al 22 de octubre, avalado, incluso, por las encuestas de consultoras que no pertenecen al riñón de Cambiemos. La última de Ricardo Rouvier da adelante a Esteban Bullrich por alrededor de 6 puntos. Hay también cierto “realismo” generalizado en la fuerza que representa la única oposición real. Nada que no pudiera preverse al cabo de las PASO, cuando se estimaba un resultado bastante más cómodo a favor de Cristina en la decisiva geografía bonaerense. El escrutinio final, admitido por el total de los intervinientes, ratificó que el fraude del Gobierno fue de marketing informativo en la noche de las primarias. Nada menos y nada más. Corroborado eso, no hacía falta craneoteca alguna para deducir que una porción electoralmente fundamental de los votos a Massa/Stolbizer irán al candidato macrista, quien sigue en estado de invisibilidad del mismo modo en que la doctora Carrió ni se gasta en hacer campaña porteña” (…) “Pero vaticinar con toda seguridad el triunfo es tan imprudente como no prestar atención a que los signos de envalentonamiento oficialista tienen su razón de ser, y no sólo por la cantidad y calidad de datos en construcción y percepción de la realidad sino, y sobre todo, por una arquitectura distrital que en verdad ya regía antes de las PASO. La oposición a Cambiemos tenía el único anclaje de un reforzamiento de CFK, capaz de garantizar con ella al peso del conurbano, a los intendentes sin más ideología ni compromiso que lo dictado por los vientos circunstanciales y a la necesidad de un liderazgo efectivo” (…) “Después sí, vienen los caracteres coyunturales que articulan con el optimismo oficial. A la cabeza, el ventilado de una recuperación económica imposible de compararse contra lo mejor que se estaba aun en los peores momentos del gobierno anterior; pero suficiente, parece ser, para el imaginario de que el país está mejorando. Se anuncia una baja de la pobreza gracias a números que el Indec macrista ya había manipulado tergiversando el mecanismo de medición, que nunca contempló la cifra de pobres explotada en 2001 y sustancialmente corregida para mejor desde 2003” (…) “Al igual que ése, cualquier dato de alivio que se tome-crecimiento de la industria, de la construcción, del consumo, del empleo, de la ocupación, todo aquello con que la prensa gubernamental se regodea en estos días-lo es contra el desastre que en 2016 produjeron las políticas del modelo avalado en las elecciones de 2015 y por avalar dentro de tres semanas” (…) “El apriete contra el mundo sindical es por la lucha de Heidi contra las mafias ancestrales del peronismo y no para disciplinar a la cierta resistencia que quede allí, ni para ahorcar a las pocas voces opositoras que quedan en los poquísimos medios adversos al oficialismo. La toma de los secundarios porteños contra la reforma educativa es obra de unos salvajes, y el nodo político de la cuestión pasa a ser exclusivamente el horrible episodio sufrido por una piba del Nacional Buenos Aires” (…) “La bomba del endeudamiento externo será para ver más adelante, cuando no importe que vaya a ser tarde para haber chocado por enésima oportunidad contra la misma piedra” (…) “Tan cebado es el optimismo macrista para después de estas elecciones que el gobierno deja correr lo que ya tiene previsto pero situándose a su “izquierda”, advirtiendo que la conducción política es suya porque, contrariamente a lo que se suponía, sabría manejar los tempos populares” (…) “La campaña de Cambiemos consiste en una no-campaña, si es por lo presencial de sus candidatos, salvo lo “obligatorio” de los spots y de esos armados increíbles de timbreos espontáneos, subidas de Macri a ómnibus en el mismo lugar y con los mismos pasajeros del año pasado y demás recursos, que confirman cómo el absurdo puede aceptarse así como así mientras al clima predominante no le interese justamente eso: el ridículo objetivo. Formalmente, el gobierno descansa en el usufructo de la imagen negativa de Cristina y casi nada más. Del resto se encargan sus medios. Por caso, lograron instalar a Medina en lugar de Maldonado aprovechando un ánimo colectivo en el que, ya se sabe, opera más mirar que ver. Ese aspecto es transcendental porque una cosa es la hegemonía y otra la omnipotencia. Ningún medio puede colocar certezas o sensaciones si no es sobre la base de un público receptivo. Enojarse solamente con las corporaciones mediáticas es esquivar raigambres más profundas de las inclinaciones populares. Las entrevistas que ahora concede Cristina, por ejemplo, son objeto de una cirugía despiadada. Absolutamente todo lo que diga será usado para destruirla, aunque se trate de que le gusta el puré de calabaza. Pero ni de cerca esa perversión es solamente obra de la prensa tradicional, trolls o enfermos mentales que activan en las redes. Requiere de un humor propicio, amplio, determinante, que en su momento no se supo desactivar y al que contribuyeron errores propios requirentes de análisis, de repaso; de una autocrítica que, es cierto, no debe hacerse tal como ansían las fauces de la derecha. Esa gente, ya se dijo, quiere sangre de destrucción, de autoaniquilamiento de los otros; no entrevistas ni conceptos de fondo. Y ese paisaje tiene, también se reitera, estímulo o aceptación socialmente gruesos. En síntesis, una etapa que es o parece de retroceso, qué duda cabe. Semeja que aguarda un largo desierto” (…) “Con Menem parecía lo mismo”.

Escribió Giardinelli: “El contexto preelectoral en todo el país es preocupante, porque aparte del fraude que se trama en las sombras y el carnaval que van a montar tras el supuesto “triunfo”, el gobierno está decidido a desmoralizar a la sociedad, a meter miedo y a desmovilizar todas las formas de resistencia pacífica, que es la única que por fortuna y sensatez popular existe en la Argentina” (…) “Metiendo miedo a quienes protestan, esa estrategia-desmoralizar, atemorizar; desmovilizar-es una bajeza en el juego político, y es prueba no sólo de la calaña de estos tipos sino también de su soberbia y su propio miedo” (…) “Hoy en la Argentina las muestras del accionar grotesco y violento del gobierno nacional son casi infinitas. Santiago Maldonado, Milagro Sala, la destrucción del empleo, la locura importadora, el desatado acaparamiento de tierras en manos de extranjeros, el sistemático afán destructivo de la educación pública, y el desempleo y la pobreza crecientes más allá de que el INDEC y el observatorio de la UCA son funcionales al engaño colectivo, muestran, entre otras cosas, la degradación moral y la ceguera política de estos tipos” (…) “Sobrados de avaricia, su ocupación principal es fugar divisas. No sólo están vaciando el Banco Central (de donde se han llevado el oro que era la reserva más genuina, a Inglaterra) sino que las fortunas fugadas por nacidos aquí (cuesta llamarlos argentinos) superan ya los 300.000 millones de dólares y es posible que la cifra sea mayor” (…) “Y como todo sucede a la vez (la velocidad es estratégica en estos tipos) Macri ahora es “liberado” judicialmente en el caso de los Panamá Papers, la Gendarmería “establece” que “a Nisman lo mataron” a despecho de fiscales y decenas de peritos que dijeron lo contrario, y en la vorágine privatizan la Salud Pública y nos endeudan hasta el siglo que viene” (…) “Pero lo más grave no es tanta basura de traje y corbata, sino el cambio de actitud de gran parte del pueblo argentino, que, más allá de ser víctima del sistema (in)comunicacional de mentiras y vaciamiento mental, sigue aborregado en la contemplación silenciosa y la tolerancia pasiva de la violación de que está siendo víctima. Es duro decirlo, pero hay otra tercera parte de la ciudadanía que sigue entregada al engaño mientras desde el campo nacional y popular nadie sabe cómo despertarlos, cómo sacudirlos de su necio suicidio a cuentagotas” (…) “Y para colmo estos tipos están agrandados. Sus columnistas a sueldo los exacerban convenciéndolos de un triunfo electoral en octubre” (…) “El estado de la república es muy grave. Buena parte de la ciudadanía siente miedo, que en algunas circunstancias puede ser sano. Pero no es sano el pesimismo, y menos cuando es provocado desde el autoritarismo y el miedo que también sienten ellos. Porque la oligarquía que hoy gobierna también siente miedo. Excitados por lo que viven como revancha, están saturados también de su eterno temor de clase” (…) “Por eso, inseguros y peligrosos, apuestan una vez más a la desperonización del peronismo, ese clásico inútil de las últimas seis décadas. Se juegan todo a liquidar al peronismo, que hoy se llama kirchnerismo. Se juegan todo a esa carta sin reconocer que justo en ésa, seguro, van a perder. Porque se llame como se llame sólo va a desaparecer el día que el pueblo argentino desaparezca, o sea el día que no haya más laburantes jodidos, campesinos expulsados, pueblos originarios abusados y docentes, intelectuales, científicos y pequeños empresarios sin asunto ni fe” (…) “En materia política, en el mundo y en la historia, no hay nada más repudiable que el fraude electoral, que pervierte todo, no deja regla en pie y genera violencia cívica. Que es lo que estos tipos quieren y para la que se están preparando” (…) “Por eso hay que estar atentos y cuidar la paz frente a las provocaciones. Sin miedo nosotros, y bien alertas. Es un imperativo de esta hora”.

Entrevistado por Radio 10, el ex miembro del máximo tribunal de Justicia, Raúl Zaffaroni, expresó: “Creo que el gobierno comete un gravísimo error al tratar de ocultar una desaparición forzada, con una metodología que es tradicional y conocida, ya que es la táctica que se usa para ocultar cualquier desaparición forzada. En lo político, me parece que eso es un absurdo por parte del Gobierno” (…). Sostuvo que “a cualquier gobierno le puede pasar un accidente de esta naturaleza porque se le descontrola una persona, un grupo, alguien de una fuerza de seguridad…pero si sucede, lo primero es poner las cartas arriba de la mesa y aclarar lo que pasó. Por el contrario, acá lo que se hizo fue todo un operativo de encubrimiento que cada vez se va complicando más, naturalmente. Es como si del desván, del altillo, hubieran bajado la metodología que todos conocemos para encubrir las desapariciones forzadas: se lo ve en cualquier lado, aparece en otro lado, se demoniza al grupo mapuche. Es lo mismo que se usó en otras épocas en Argentina” (…) El ex miembro de la Corte criticó al juez Otranto por su decisión de no apartar a la Gendarmería inmediatamente de la desaparición de Maldonado. “Eso es el abc, no es ninguna novedad ni una exigencia insólita”, remarcó, tras considerar “penosa” la actuación del magistrado” (…) Respecto a la decisión de la Cámara de Apelaciones de revocar la prisión domiciliaria a Milagro Sala, dijo que se trataba de “otro signo más del deterioro del estado de derecho que estamos sufriendo, ya que hay una regresión a un estado de policía” (…) Zaffaroni relacionó el caso de Sala con el de Maldonado: “Si entendemos por estado de derecho un estado en el que todos nos sometemos por igual ante la ley, y por estado de policía a uno en que todos nos sometemos a la arbitrariedad del que manda…bueno, nos vamos alejando cada vez más del estado de derecho. Lo de Maldonado es un signo, pero esto es otro signo, y si se quiere, más evidente. Porque (en el caso de Milagro Sala) se pretende racionalizar y se dan fundamentos que son totalmente absurdos. Se hizo una prisión domiciliaria que no fue una prisión domiciliaria, sino solamente una prisión, y ahora se la revoca con argumentos que, por lo que ha trascendido, son un guiso de razones insólitas donde se confunde todo”. Opinó que en Argentina no se está “viviendo una democracia”, sino que hay “un engaño a la opinión pública” (…) “Tenemos un monopolio al que estamos sometidos, hay un oligopolio que hace un bombardeo cotidiano, con descréditos…vamos a ver ahora todo el show que van a hacer en Comodoro Py” con los juicios a ex funcionarios kirchneristas” (…) Mientras tanto, “el desastre económico que está haciendo el Gobierno, con la reiteración del programa de Martínez de Hoz y de Cavallo todavía no tocó a la clase media. El día que la toque esto se derrumba. Momentáneamente, hay una distorsión. No estamos viviendo una democracia, porque realmente una democracia con monopolio de medios de comunicación, con discurso único, con creación de realidad única, no existe. Esos son elementos de autoritarismo, si no de totalitarismo”.

En su edición del 2 de octubre, La Nación publicó artículos de Germán Garavano (“La reforma de la Justicia empieza con el conocimiento”) y Alberto Benegas Lynch (h) (“Despuntes del nacionalismo que amenazan al mundo”).

Escribió el Ministro de Justicia y Derechos Humanos: “(…) Para generar políticas públicas, debemos saber qué país tenemos. Pero en la justicia argentina contar con información confiable y sistemática es algo inédito. Hoy estamos empezando a ver los primeros resultados de este cambio de paradigma” (…) “¿Cuál es la situación que tenemos? ¿Cuántas causas entran y cuántas se resuelven en una provincia determinada? ¿En qué provincia se concentra la mayor cantidad de robos? ¿Dónde deberíamos destinar más esfuerzos para combatir el narcotráfico o la violencia de género? Pero sobre todo, ¿cómo podemos ayudar a la Justicia a mejorar?” (…) “La información del sistema de justicia es fundamental para poder diseñar las reformas que necesitamos y para destinar los recursos donde más se los necesita. Los datos son un pilar de la reforma” (…) “Desde el primer momento hicimos pública en el portal (Portal de Datos de la Justicia Argentina, datos.jus.gov.ar) la información que tiene el ministerio, desde las consultas de los Centros de Acceso a Justicia hasta la cantidad de patentamientos de vehículos del Registro Automotor” (…) “Hoy hemos recibido datos de 17 organismos, y estamos trabajando para publicar los primeros resultados de este trabajo. Éste es un importante cambio de paradigma. Empezar a movernos de una justicia que funciona con una lógica de hace 200 años, con expedientes en papel, a un sistema moderno, en el que se recolecta de manera sistematizada y se hace pública la información de las instituciones en formatos abiertos para que estén al alcance de cualquier persona u organismo, es revolucionario” (…) “Y para transformar la Justicia es primordial contar con un sistema de estadísticas que nos permita identificar mejor tanto sus avances como sus necesidades y construir las mejores políticas públicas para apoyarla”.

Escribió Benegas Lynch (h): “Acaba de ganar escaños en el Parlamento alemán un partido de ribetes nazis” (…) “Seguramente no hay mayor afrenta a la cultura que los postulados que provienen de aquella corriente de pensamiento que se conoce con el nombre de “nacionalismo”. La fertilidad de los esfuerzos del ser humano por cultivarse, es decir, por reducir su ignorancia, está en proporción directa a la posibilidad de contrastar sus conocimientos con otros” (…) “Sólo es posible la incorporación de fragmentos de tierra fértil, en el mar de ignorancia en el que nos debatimos, en la medida en que tenga lugar una discusión abierta” (…) “Aludir a la “cultura nacional” es tan desatinado como referirse a la matemática asiática o a la física holandesa. La cultura no es de un lugar y mucho menos se puede atribuir a un ente colectivo” (…) “La nación no piensa, no crea, no razona ni produce nada” (…) “Son específicos individuos los que contribuyen a agregar partículas de conocimiento en un arduo camino sembrado de refutaciones y correcciones que enriquecen los aportes originales” (…) “El nacionalismo pretende establecer una cultura alambrada, una cultura cercada que hay que preservar de la contaminación que provocarían aquellos aportes generados fuera de las fronteras de la nación” (…) “Quienes necesitan de “la identidad nacional” ocultan su vacío interior y son presa de una despersonalización que pretenden disfrazar con la lealtad a una ficción” (…) “Al fin y al cabo, en esta etapa del proceso de evolución cultural-en la que se deposita en el monopolio de la fuerza la función de proteger y garantizar los derechos de las personas-, las divisiones territoriales en diversas jurisdicciones existen solamente para evitar los riesgos de un gobierno universal. Hannah Arendt dice que “la misma noción de una fuerza soberana sobre toda la tierra que detente el monopolio de los medios de violencia sin control ni limitación por parte de otros poderes, no sólo constituye una pesadilla de tiranía, sino que significa el fin de la vida política tal como la conocemos” (…) “El nacionalismo está imbuido de relativismo ético, relativismo jurídico y, en última instancia, de relativismo epistemológico. “La verdad alemana”, “la conciencia africana”, “la justicia dinamarquesa” y demás dislates presentan una situación como si la verdad sobre nexos causales que la ciencia se esmera en descubrir fuera distinta según la geografía, con lo cual sería también relativa la relatividad del nacionalismo, además de la contradicción de sostener simultáneamente que un juicio se corresponde y no se corresponde con el objeto juzgado” (…) “Julien Benda pone de manifiesto el relativismo inherente en la postura del nacionalismo. Dice Benda que “desde el momento que aceptan la verdad están condenados a tomar conciencia de lo universal”. Alain Finkielkraut ilustra el espíritu nacionalista al afirmar que “replican a Descartes: yo pienso, luego soy de algún lugar”. Juan José Sebreli muestra cómo incluso el folklore proviene de una intrincada mezcla de infinidad de contribuciones de personas provenientes de lugares remotos y distantes entre sí” (…) “Es pertinente recordar a figuras como Sophie Scholl (se batió en soledad contra los secuaces y sicarios del sistema nacionalsocialista de Hitler) en estos momentos en que surgen signos de un nacionalsocialismo contemporáneo que invade hoy no pocos espíritus en Europa, y cuando en Estados Unidos irrumpen demostraciones nazis en el reciente y resonante caso de Charlotesville. Para no decir nada de algunos regímenes latinoamericanos donde el alarido nacionalista encaja a las mil maravillas en el populismo vernáculo”.

Carlos Menem estuvo en el poder diez años y medio. Asumió en julio de 1989 y le entregó la banda presidencial a Fernando de la Rúa el 10 de diciembre de 1999. En ese período el riojano impuso sin anestesia su “economía popular de mercado”. En la práctica significó un saqueo inédito del Estado cuyas consecuencias aún las padecemos. Durante su primera presidencia todas las empresas del Estado fueron vendidas a empresarios cercanos al presidente de la nación. Nunca como hasta entonces había funcionado de manera tan aceitada el capitalismo de amigos. Se suponía que al caer en manos privadas los principales servicios (agua, luz, transporte, telefonía) brindarían un servicio de más alta calidad a los usuarios. Las empresas del Estado eran consideradas el emblema de la ineficiencia y la corrupción, lo que tornaba indispensable privatizarlas. Bernardo Neustadt, el periodista más poderoso e influyente, fue el abanderado de la ola privatizadora. La otra columna de la economía popular de mercado fue la lucha a muerte contra la inflación. Cuando Menem asumió la inflación era del 200 por ciento mensual. Un porcentaje que aterra y que resulta inconcebible. El peso se licuaba diariamente y cundía, a raíz de ello, la desesperación colectiva. Los precios de la canasta básica se incrementaban con el correr de las horas, poniendo dramáticamente en evidencia la devaluación de la moneda nacional. Menem decidió, al comienzo de su gestión, entregarle el manejo de la economía a la empresa transnacional Bunge y Born. Los dos ejecutivos que ocuparon la cartera económica, Miguel Roig y Néstor Rapanelli, fracasaron con sus planes de ajuste. A comienzos de 1990 el presidente designó en el ministerio de Economía a su amigo Antonio Erman González. Duró en el cargo un año y también fracasó. Acosado por un nuevo brote inflacionario (en marzo de 1991 la inflación rozó el 100%), Menem designó como ministro de Economía a su canciller, Domingo Felipe Cavallo, un economista con sólidos vínculos con el establishment norteamericano y europeo. Cavallo fue el autor intelectual de la convertibilidad, lo que en la práctica implicó la implantación de la paridad un peso-un dólar. Además, se prohibió la emisión monetaria y se prometió una drástica reducción del gasto público. Pese a tratarse de una ilusión, el pueblo se convenció de que el peso valía exactamente un dólar. Lo cierto fue que durante varios años la convertibilidad pareció ser exitosa ya que la inflación fue controlada, a tal punto que le permitió a Menem ganar las elecciones de 1991, 1993, 1995 (reelección presidencial) y 1997. En 2003 compitió nuevamente por la presidencia de la nación, logrando triunfar en la primera vuelta (obtuvo el 24% de los sufragios). Mientras el pueblo saboreaba las mieles de la convertibilidad, dos hechos hacían presagiar el desastre que provocó en 2001. Por un lado, el tendal de desocupados que provocó el “achicamiento del Estado” y, por el otro, el endeudamiento externo. Durante toda la década Carlos Menem vivió de prestado, dependió de los fondos que le prestaban (a altísimas tasas, por supuesto) el FMI, el BM y lo mercados internacionales de crédito. De esa forma, la deuda externa creció durante el menemismo geométricamente, comprometiendo el futuro de las nuevas generaciones. Para no caerse del mundo, es decir para congraciarse con el nuevo orden mundial surgido tras el derrumbe del Muro de Berlín, Menem impuso sin anestesia los dogmas fundamentales del capitalismo salvaje. Esa decisión fue no sólo económica sino también geoestratégica. Menem quería no sólo congraciarse con las entidades financieras internacionales sino con los líderes más relevantes de Occidente, fundamentalmente con George Bush y luego con Bill Clinton. Lamentablemente, la convertibilidad demostró ser insostenible con el paso del tiempo. Era imposible que el país soportara tamaño endeudamiento mientras el déficit fiscal se tornaba ingobernable. Menem tuvo mucha suerte porque la bomba no le estalló en las manos sino en las de su sucesor, Fernando de la Rúa. El colapso de 2001 fue el resultado final de un proceso económico y social que comenzó a incubarse durante el menemismo. Diciembre de 2001 caló hondo en el espíritu colectivo. Lo que se vivió durante aquellas aciagas jornadas fue demasiado grave como para que se olvide con facilidad. Hubo confiscación de ahorros, hubo saqueos y, lo peor de todo, hubo muertos o, mejor dicho, asesinatos a sangre fría. Fernando de la Rúa deberá cargar sobre su conciencia con esas muertes hasta el fin de sus días. Muchos le achacaron a Eduardo Duhalde el haber incrementado exponencialmente la pobreza al pesificar la economía de la mano de su ministro Remes Lenicov. En realidad, lo que hizo Duhalde fue blanquear el fin de la convertibilidad. No hizo más que extenderle el certificado de defunción. El 55% de pobreza fue la consecuencia de la convertibilidad menemista. La violencia que se vivió en aquel caótico 2002, la desintegración social y la exclusión de millones de argentinos fueron provocadas por “la economía popular de mercado” de Carlos Menem. Cuando Néstor Kirchner asumió el 25 de mayo de 2005 se suponía que el pueblo argentino había aprendido la lección, había aprendido que el neoliberalismo sólo conduce al caos y la desolación. En su histórico discurso del 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner invitó al pueblo a dejar atrás el pasado y mirar hacia delante. Prometió un cambio en todo sentido, pero fundamentalmente prometió reemplazar el paradigma neoliberal por el paradigma progresista. Prometió un cambio audaz que puso en guardia al establishment, que siempre lo miró con desconfianza al patagónico. En ese discurso Kirchner dijo que no pensaba traicionar sus principios cuando se sentara en el sillón de Rivadavia. Le dijo al pueblo, pero fundamentalmente al establishment, que él no sería Menem, es decir, que no sería un empleado del “círculo rojo”. Lo que hizo Kirchner durante su presidencia fue “desmenemizar” al país. Y lo hizo sin miramientos. Traicionó a quien lo había puesto en la Rosada (Duhalde), se enfrentó con el establishment, con el FMI y el BM, y con George W. Bush. Puso en práctica un histórico quite de deuda soberana y se alió con la Venezuela de Hugo Chávez. Desarticuló la mayoría automática de la Corte Suprema y aceleró los juicios por la verdad histórica. Su presidencia fue bastante exitosa si se tiene en cuenta el contexto en el que había asumido. Néstor Kirchner arribó a la Rosada empujado por la crisis de diciembre de 2001. Así nació el kirchnerismo, una fuerza política que fue amada y odiada con la misma intensidad. A comienzos de 2007 Kirchner tomó una de las decisiones más audaces: designó a su esposa, Cristina Fernández, como sucesora presidencial. El patagónico llevaba a la práctica una suerte de concepción matrimonial de la política, bastante alejada por cierto de lo consagrado por la constitución de 1853. El establishment jamás le perdonó a Kirchner dicha decisión. Antes de que asumiera Cristina estaba condenada a ser una víctima de ataques furibundos por parte del círculo rojo. Prueba de ello lo constituye el hecho de que no habían transcurrido 72 horas desde que había sumido como presidente, que Cristina fue sacudida por el escándalo de Antonini Wilson y la famosa valija con los 800 mil dólares. Pero la “fiesta” comenzó en marzo de 2008 cuando su ministro de Economía, Martín Lousteau, firmó la resolución 125 aumentando las retenciones al girasol y al maíz, lo que provocó la ira del poder agropecuario que puso en vilo al país hasta que en la madrugada del 17 de Julio Cobos emitió su voto no positivo que permitió al “campo” ganar la batalla. A partir de entonces Cristina no tuvo un solo día de paz hasta el 10 de diciembre de 2015. Fueron ocho años sumamente complejos, muy tensos y conflictivos. La intolerancia del círculo rojo y la oposición política, mediática y corporativa fue respondida por Cristina con una táctica que enloqueció a sus enemigos: el redoble de la apuesta. Los ocho años de Cristina pueden considerarse como una constante pulseada con el antikirchnerismo. Cristina tuvo su momento de gloria en octubre de 2011 cuando fue reelecta con el 54 por ciento de los votos. Una mayoría absoluta había decidido premiarla y, fundamentalmente, apoyarla en un momento delicado ya que un año antes había fallecido Néstor Kirchner. En ese momento pareció que el paradigma neoliberal había pasado a la historia. Lo cierto es que cuatro años después su sucesor fue Mauricio Macri, un emblema del orden conservador. Su victoria en el ballottage de 2015 significó un duro golpe para el kirchnerismo. Contra todos los pronósticos la sociedad había decidido abandonar el paradigma progresista y abrazar nuevamente el paradigma neoliberal, el mismo paradigma que había enarbolado Carlos Menem. El neoliberalismo había resurgido de entre las cenizas. Evidentemente el pueblo-o un importante sector del mismo-se había cansado de Cristina-fuertemente influenciado por un poder mediático que constantemente machacó sobre la corrupción de los gobiernos de Cristina. Finalmente la embestida mediática dio sus frutos: millones de argentinos se convencieron de que “Cristina y sus secuaces” se robaron todo. Había, por ende, que hacerla escarmentar. Y lo hicieron eligiendo a Mauricio Macri, quien asumió el 10 de diciembre de 2015 con una altísima imagen positiva y apoyado por el 51.40% del electorado y por el establishment en su conjunto. Imitando a Kirchner en 2003, Macri asumió en 2015 prometiendo el cambio. Pero en esta oportunidad se trató de una involución, de una vuelta al pasado menemista. Lo increíble es que muchos argentinos están convencidos de que con Macri las cosas mejorarán y que si ahora hay problemas la culpa la tiene Cristina. Un sector importante del pueblo, que votará a Macri el 22 de octubre, cree sinceramente que el modelo económico de Macri, que es muy similar al de Menem, tendrá éxito. Si antes fracasó ¿por qué ahora tendría éxito? Lamentablemente, el odio que le tiene a Cristina ese sector le impide formula esa pregunta elemental. Si el resultado electoral del 22 de octubre confirma lo que vaticinan las encuestas quedará confirmado que el pueblo argentino no aprendió nada de la tragedia que significó la década menemista y su trágico desenlace durante la presidencia de De la Rúa. Evidentemente el hombre es capaz de tropezar no dos veces, sino varias veces, con la misma piedra.

En su edición del 1 de octubre, Página/12 publicó artículos de Adriana Meyer (“Las mentiras el gobierno ante la CIDH”), Alfredo Zaiat (“La inflación no está bajando”) y Eduardo Febbro (“La ultraderecha gana espacio en Europa”).

Escribió Meyer: “Pasaron dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado y el gobierno sigue repitiendo el mismo libreto negacionista, incluso ante organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, que podría resumirse así: no hay ninguna evidencia de que al joven se lo haya llevado la Gendarmería, ni siquiera de que haya estado en el lugar de los hechos, y la comunidad mapuche de Cushamen-cuyo reclamo por tierras y por la liberación de su lonko Facundo Jones Huala él estaba apoyando-obstaculizó medidas de prueba. Página/12 accedió en exclusiva al informe del Estado argentino que responde a las medidas cautelares que la CIDH había ordenado para dar con Maldonado e investigar lo sucedido. El gobierno elevó los documentos emitidos por el juez federal Guido Otranto y la fiscal Silvina Ávila, quienes no dan crédito a los testimonios de los hombres y mujeres mapuches, pero sí informan en detalle sobre todas las personas que dijeron ver al desaparecido en diferentes puntos del país. “A diferencia del gobierno, que sigue sin dar crédito a los mapuches, la CIDH ya ponderó esas pruebas y por eso emitió las medidas cautelares. Ahora vamos a demostrar el encubrimiento del Estado, que consiste en haber enviado a (el funcionario del Ministerio de Seguridad, Daniel) Barberis para cerrar filas y no saber realmente qué pasó. En el cuerpo del expediente están los formularios que ellos arman, no interrogan a todos los gendarmes sino sólo a once, y donde aparecían incoherencias, unificaron los criterios”, dijo a este diario Fernando Cabaleiro, de Naturaleza de Derechos, que junto con Carlos González Quintana iniciaron la denuncia ante la CIDH por la represión que ya sufrió la Lof de Cushamen en enero, y presentaron una ampliación cuando desapareció Maldonado” (…) “Es vital entender que Barberis dice que están todos en el mismo barco el día 9 de agosto, y la mayoría de los informes posteriores son del 10 en adelante: No es cierto lo que dijo Bullrich de que los entrevistaron uno por uno. El gendarme Gómez reconoce que ayudó a redactar todos los formularios, como surge de los audios, está clarísimo”, agregó el letrado. Por eso ahora están elevando esa parte de la causa judicial, el famoso informe de Gendarmería elaborado para exculpar a la fuerza, en lugar de investigarla. “Le llevaron al juez eso para decirle que los gendarmes no tuvieron nada que ver, en lugar de obligarlos a presentarse a dar su testimonio libremente ante la justicia”, describió” (…) “La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich rompió el silencio al que la habían conminado e hizo una declaración para estar en sintonía con los dos meses de la desaparición del joven artista” (…) “Que se sepa qué pasó, lo estamos buscando”, dijo la funcionaria” (…) “Vamos a insistir en que debe ser desarticulado el sistema de recompensas porque, tal como quedó demostrado en la respuesta del Estado a la CIDH, es lo que les permite sembrar la investigación con pistas falsas”, expresó el letrado” (…) “Es menester insistir en que no existe por el momento ninguna constancia que corrobore el extremo relativo a que Santiago Maldonado hubiese sido privado de su libertad por agentes del Estado o grupos que actúen con su autorización, como requisito de la normativa internacional para declarar la existencia de una desaparición forzada”, rezan las conclusiones enviadas a Washington por la administración de Mauricio Macri, que dan cuenta palmaria ya no de la falta de pruebas para inculpar a los gendarmes y sus superiores sino de la trama posterior de encubrimiento estatal. “Asimismo, nuevamente se pone en vuestro conocimiento que la Gendarmería Nacional Argentina actuó en cumplimiento de una orden judicial liberando la ruta nacional 40 ante la comisión del delito previsto en el artículo 194 del Código Penal”, previsto para la interrupción del tránsito, “que se encontraba interrumpido mediante la quema de cubiertas de automóvil, colocación de ramas de árbol y personas encapuchadas” (…) “A fojas 106 a 116 se desprende que durante la sustentación de la manda judicial (de despejar la ruta) se produjeron graves actos de violencia contra los funcionarios de Gendarmería, no surgiendo de dicha acta que se hubiere detenido a persona alguna”, respondió el Gobierno que enumeró que tal acta fue validada con la firma de ocho funcionarios públicos. “Por otro lado, del expediente no surge ninguna declaración testimonial que acredite la versión de los peticionantes relativa a que un “peñi” de la comunidad escondido entre los arbustos al otro lado del río pudo escuchar y observar que un funcionario de gendarmería habría localizado a Maldonado y que luego éste, en conjunto con otros, habrían agredido y retirado al nombrado de ese lugar en una camioneta o en un Unimog”, menciona el informe firmado por Damián Arabia, jefe de la Dirección de Ejecución de Pruebas de Integridad del Ministerio de Seguridad” (…) “En su síntesis, el gobierno insistió en que durante el procedimiento judicial de búsqueda de rastros realizado el 5 de agosto, en el cual los canes llegaron hasta el río luego de haber olisqueado la gorra blanca de Santiago, la comunidad se opuso a que la medida se siguiera realizando en la otra margen” (…) “El Estado Nacional y en especial el Ministerio de Seguridad, bajo las órdenes del juez de la causa, han agotado hasta el momento todas las medidas posibles en el interés de corroborar la veracidad de esta versión provista por los peticionantes sin que hasta el momento se encuentre ninguna prueba que confluya en esa vía”, continúa la respuesta del Gobierno. Como si los testimonios presentados por lo mapuches ante la Procuración de violencia institucional no tuvieran valor alguno, repitió que “ninguna persona afirmó que Santiago Andrés Maldonado se encontraba en el predio en cuestión el día del procedimiento” del 1 de agosto, “como así tampoco que la Gendarmería hubiese procedido a la detención del persona alguna”, en el marco de tal operativo” (…) “Naturaleza de Derechos ya pidió a la CIDH que tome medidas contra el Estado por el incumplimiento de las medias cautelares, y requirió protección para los testigos, los abogados y todas las comunidades mapuches que siguen siendo objeto de graves violaciones a los derechos humanos, como quedó en evidencia en el operativo del lunes 18, cuando dos testigos del caso estuvieron en el piso con las manos precintadas durante doce horas, por orden del juez Otranto. “Estamos insistiendo para que la CIDH le diga al Estado argentino que el sistema de recompensas debe quedar sin efecto, porque fue lo que permitió instalar todas las pistas falsas, colocando a Santiago en diferentes puntos del país cuando la sospecha más clara es que desapareció en el marco de la intervención de una fuerza del Estado, y de hecho en su respuesta al organismo termina diciendo que Maldonado no estuvo allí el 1 de agosto”, destacó el letrado”.

Escribió Zaiat: “Está bajando la inflación dicen a coro funcionarios del gobierno y su red de propaganda oficial. Incluso coinciden tapas de diarios atribuyendo a la caída de la inflación la oportuna leve baja de la pobreza marcada por el Indec a menos de un mes de las elecciones de medio término” (…) “La idea de que los precios están bajando forma parte de la permanente estrategia de marketing electoral de la Segunda Alianza, que otros asimilan a una persistente campaña de confusión. La inflación no está bajando, sino que luego del salto registrado por la devaluación de diciembre de 2015 que la llevó al 41% el año pasado, se ubica ahora en el mismo nivel anterior. No ha sido exitosa ni efectiva la política monetaria de tasas elevadas y endeudamiento con Lebac para bajar la inflación. Sólo castigó a la actividad productiva y significó un costo inmenso para el patrimonio del Banco Central por la extraordinaria y rentable bicicleta especulativa entregada al mundo de las finanzas. La gestión de Sturzenegger en el manejo de la inflación, que tanto entusiasma al presidente Mauricio Macri porque piensa que la política monetaria puede aportar a esa causa, no está dando ningún resultado favorable y es muy onerosa en casi dos años de endeudamiento descomunal” (…) “Las fuertes devaluaciones producen ajustes intensos del nivel de precios. La inflación medida estadísticamente sube transitoriamente por unos meses y luego vuelve naturalmente a su anterior tendencia si no se alteran otras condiciones y variables fundamentales de la economía. La caída posterior en la inflación no es un éxito de la política de desinflación sino la contracara de la suba inicial en la inflación medida luego del ajuste cambiario” (…) “Los argumentos de voceros oficiosos para explicar la resistencia de los precios a bajar van variando cada mes y siempre señalan que se trata de alguna circunstancia inesperada. Entre otros, el alza de los alimentos no prevista; el aumento de la carne por cuestiones climáticas que no pueden preverse; el impacto del ajuste en las tarifas, el efecto de las mejoras de salarios por paritarias; los incrementos de diversos servicios” (…) “Fijan (los funcionarios) pautas anuales de variación de la inflación incumplibles” (…) “Pero presentar esas metas les permite mostrarse preocupados en el tema, puesta en escena que colisiona con los datos duros de la realidad. El presidente Macri con el traje de candidato había dicho que bajar la inflación era lo más fácil de hacer y ahora promete que estará en un dígito en 2019” (…) “El libreto oficial con la inflación es el siguiente: mientras fracasan en bajarla, decir que está bajando y que están poniendo todo el esfuerzo en bajarla aún más” (…) “En forma disciplinada, el presidente y el resto de los funcionarios, cumplen así con la estrategia de alimentar expectativas de que la economía en el futuro mostrará índices de precios más bajos y que están comprometidos en alcanzar ese objetivo. Para algunos manifestar voluntad de conseguir una meta, en este caso la reducción de la inflación, es suficiente muestra de seriedad en la gestión. Para otros es simplemente desplegar una política de engaño colectivo para, mientras adormecen a las mayorías con promesas de mejoras, seguir avanzando en una distribución de ingresos regresiva” (…) “En los dos últimos meses del año habrá una batería de aumentos que, si no aparece la mano milagrosa del Indec, deberían impactar en alza del IPC por encima de la meta oficial. Se liberó el precio de los combustibles con un acuerdo con las petroleras para postergar el ajuste del 6 al 10% para noviembre. Habrá otra ronda del tarifazo en la electricidad y el gas. Las boletas de ésta última fueron divididas en cuatro cuotas para eludir la factura abultada por el consumo de invierno en semanas previas a las elecciones. En gas el alza será de por lo menos de 30 a 40%, sobre una base que acumula más del 400%, por la actualización que se hará en función del valor del fluido en boca de pozo y de lo que percibirán las distribuidoras. Ese no será el último aumento. En abril del año próximo habrá otro ajuste mínimo del 30%. El tarifazo en el transporte también fue postergado. Se aplicará después de las elecciones, en los meses inmediatos de este año o en el primer trimestre de 2018” (…) “Mientras el presidente Macri y el titular del Central, Federico Sturzenegger, afirman sin pudor que la inflación está bajando, esos y otros ajustes en precios-si son computados por el Indec-deberán impactar en un alza mayor del IPC. Este escenario general de precios, que está en los mismos niveles de 2015, no incluye la probable suba del tipo de cambio que en estos meses ha actuado como ancla de la inflación”.

Escribió Febbro: “Las luces se empañan en Europa bajo las sombras de una enredadera que trepa por la columna vertebral de la democracia. Las extremas derechas del Viejo Continente no cesan de florecer en casi todos los países de la Unión Europea. Hace tiempo que dejaron atrás una vida política congestionada en cenáculos tan nostálgicos para irrumpir ahora en el centro del poder” (…) “Identidad y nacionalismo han forjado la fuerza electoral de las extremas derechas europeas. Jean-Yves Camus, el especialista de esta corriente política y autor del libro “Extremas derechas en Europa” junto a Nicolas Lebourg, cuenta que “hasta hace unos 30 o 40 años la ultraderecha era bastante marginal, pero ahora está en condiciones de disputarle el liderazgo a la derecha tradicional. En la mayoría de los casos, los ultras desempeñan un papel de lobby mediante el cual ejercen una gran presión sobre la agenda política y logran imponer sus temas típicos como la inmigración y la identidad”. Jean Faniel, en Bélgica, del Centro de investigaciones e Información Socio-políticas (CRISP), agrega: “Hoy, la extrema derecha adoptó nuevas formas y discursos: lo que más anhela es volverse frecuentable”. De Finlandia (PVF) a Francia (FN), pasando por Bulgaria (Ataka), Hungría (Jobbik), Dinamarca (DF), Grecia (Alba Dorada), Bélgica (Vlaams Belang), Gran Bretaña (UKIP), Italia (Liga del Norte, Forza Nuova), Alemania (AfD), Holanda (PVV) o Austria (FPÖ), casi ninguna sociedad europea está salvo del nacionalismo, o lo que se dado en llamar “el identitatrismo”, dos postulados que, según el presidente francés Emmanuel Macron, “encendieron las brazas donde Europa estuvo a punto de morir” y que “ahora regresan con nuevas vestimentas”. ¿Cómo explicar este auge continental? Jean-Yves Camus observa que, “globalmente, la ultraderecha prospera cuando hay tres crisis que se despliegan simultáneamente: una crisis de representatividad, es decir del funcionamiento de las instituciones; una crisis de la redistribución, o sea, un cuestionamiento del carácter equitable de los impuestos; y una crisis de la identidad”. Estos tres detonantes, en mayor o menor medida, se han plasmado en Europa. Si estos tres ejes han sido el combustible del volcán junto a la exaltación común de la comunidad nacional (“los franceses primero”), el desprecio a los extranjeros, el ataque contra las élites o la globalización, no todas las ultraderechas son un bloque. Como se ha visto en Francia y Alemania con la ruptura entre “nacionalistas” y fanáticos de la identidad, esta propuesta política está constituida por dos raíces antagónicas: una tradicionalista, con rasgos antisemitas y descendiente del más típico fascismo (Alba Dorada en Grecia, por ejemplo), y otra que reformuló su narrativa a partir del año 2000 (Frente Nacional en Francia) con la meta de sacarse la etiqueta de “diablo de la democracia”. Esa transformación condujo a la emergencia del llamado “neopopulismo” que, en la interna, derrotó a los ultras tradicionalistas” (…) “Ese neopopulismo tapó los rasgos históricos de la extrema derecha, diluyó el antisemitismo en la fobia del Islam, se presentó como el defensor del pueblo contra las élites globalizadas, como el abanderado de la soberanía y un vigoroso espadín opuesto a las sociedades multiculturales, partidario de la defensa de las fronteras y contra “el totalitarismo islámico” (Marine Le Pen)” (…) “Los analistas europeos sitúan muy precisamente en el tiempo el empuje de la extrema derecha en el Viejo Continente: 2001. El atentado contra las torres gemelas, la designación de un “eje del mal” (Georges Bush) y la cruzada contra el islamismo radical le dieron a los ultras la oportunidad de reciclar sus retóricas. El modelo es siempre el Frente Nacional francés. Si se toma su evolución a partir del 2001, su ascenso ha sido imparable: pasó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en 2002 (Jacques Chirac contra Jean-Marie Le Pen), se convirtió en 2014 en el “primer partido de Francia” y en 2017 la hija de Le Pen disputó nuevamente la segunda vuelta de una elección presidencial, esta vez ante el actual jefe del Estado, Emmanuel Macron, y en las legislativas de julio aumentó de 2 a 8 el número de diputados” (…) “El expansionismo de la extrema derecha y sus narrativas variadas (xenófoba, soberanista, nacionalista, defensora de los derechos sociales, abanderada del pueblo, adversaria de la globalización o de la idea multicultural) llegó ahora a la hermética Alemania. El ascenso fue paulatino. En las elecciones europeas de 2014, con el 1% de los sufragios, los extremistas del Partido Nacional Demócrata (NPD) ingresaron al Parlamento Europeo. Los ricos al Oeste, los pobres al Este; con esa configuración socioeconómica que dividió a las dos Alemanias unificadas luego de la caída del muro de Berlín (1989) la extrema derecha tejió sus arraigos a la par de los movimientos anti Islam como el Pegida (Patriotas europeos contra la islamización de Occidente, 2014, 2015). El neonazismo del NPD y el anti islamismo de Pegida se diluyeron en 2013 en el ahora victorioso AFD (13% y 90 diputados en las últimas elecciones de 2017)” (…) “El mapa de la extrema derecha europea es complejo, pero cada vez más extenso y marrón, tanto en el centro histórico, Francia, Italia, Alemania, como en las repúblicas del Este de Europa que antes pertenecían al cinturón de seguridad de Moscú. Todas han prosperado bajo los mismos cantos anestesiantes: la inmigración contaminante, el Islam, las elites que abusan del pueblo y la globalización, que sólo beneficia a un puñado de privilegiados”.

En su edición del 1 de octubre, La Nación publicó artículos de Morales Solá (“La Justicia acorrala al kirchnerismo”) y Jorge Fernández Díaz (“La batalla que no somos capaces de dar”).

Escribió Morales Solá: “Los tramos más cautivantes de la historia son los que cuentan la caída de las personas que alguna vez tuvieron todo el poder en sus manos” (…) “Los dramas de De Vido y Boudou son símbolos de lo que está sucediendo en la Justicia. Los tribunales orales no le permitieron a ninguno de los dos las habituales tretas para dilatar los juicios públicos. Los empujaron al temido banquillo de los acusados, de donde se levantarán probablemente condenados. La propia Corte Suprema les está cerrando a los ex funcionarios las habituales rendijas para huir de los juicios. La Cámara Federal (ya sin Eduardo Freiler) ha fijado un nuevo principio para juzgar a los que fueron poderosos: deben ir presos si todavía tienen algún poder y pueden influir en las investigaciones abiertas. Es predecible que en algún momento la Justicia pida el desafuero y la prisión de Máximo Kirchner por la manifiesta inconsistencia de sus declaraciones juradas y porque, al fin y al cabo, fue él quien firmó gran parte de los zafarranchos de Hotesur y Los Sauces, las dos empresas que la familia Kirchner utilizó para lavar dinero. Dentro de pocos meses, la propia Cristina Kirchner deberá enfrentar un juicio público por el despilfarro de la obra pública en manos de Lázaro Báez. También por Hotesur y Los Sauces, porque en estas empresas lavaban el dinero que Báez le sacaba al Estado. Será, seguramente, un megajuicio por la corrupción que ocurrió cuando esa estirpe política controló el Estado. No falta mucho, además, para que sea procesada por presuntos hechos de corrupción Alejandra Gils Carbó, la jefa de los fiscales y militante kirchnerista” (…) “Son los nombres del primer nivel de la nomenklatura del poder kirchnerista. De todos modos, nunca hubo tantos ex funcionarios, asesores e influyentes del poder presos como hay ahora. La cárcel de Ezeiza se parece, a la hora de la comida, a una reunión de gabinete kirchnerista de segunda línea” (…) “¿Hay una justicia nueva? No. Son los mismos jueces. ¿Hay un Código Procesal Penal nuevo? Tampoco. Podrían cambiarlo el próximo año, pero sigue vigente el mismo que rige hace más de 25 años. No hay un solo elemento que haya provocado una modificación tan sustancial en la Justicia, pero existen varios. El primero de ellos pasó casi inadvertido y fue la presión del Consejo de la Magistratura, que estimuló la caída de seis jueces federales en los casi dos años de gobierno macrista” (…) “La mirada atónita de De Vido frente a los magistrados se debe, quizás, a que nunca se imaginó en ese lugar. Durante años, colmó de regalos y atenciones (también es una manera de decir) a los jueces federales” (…) “Carrió no es un elemento menor en la nueva deriva de la Justicia. La enorme cantidad de votos que sacó en las primarias en la Capital, y que el 22 podrían ascender hasta el 55%, fue un mensaje definitivo a los jueces” (…) “Muchos jueces federales han perdido lo más preciso que tenían: el olfato político. Frecuentaron a Sergio Massa después de 2013 porque creyeron que sería el próximo presidente. En 2015, confiaron ciegamente en el triunfo de Daniel Scioli. Ahora, creían que Cristina llegaría para moderar al macrismo. Nada fue como previeron” (…) “No es la política la que cambió a la sociedad, sino la sociedad la que cambió a la política. Ése es el dato nuevo que Cristina rechaza, incrustada en conceptos políticos pasados de moda, para exhibirse sólo como la eterna víctima de inverosímiles conspiraciones”.

Escribió Fernández Díaz: “(…) “Para los viejos inmigrantes algunas renuencias, pasividades, facilismos y holgazanerías del argentino moderno eran inconcebibles. Las naciones se levantaban con “sangre, sudor y lágrimas” y el insulto más grave que te podían endilgar era ser “vago” (…) “Fruto de las distintas guerras europeas y otros desastres, aquellos inmigrantes no concebían el crecimiento de una república más que como el resultado del afán y el sacrificio, y solían olvidar que millones de argentinos tomaban hasta tres colectivos para llegar a sus trabajos” (…) Ese último olvido no borra, sin embargo, que décadas de populismo fueron carcomiendo la cultura del trabajo, que el clientelismo estatal prohijó una cierta inacción con coartada porrista en algunos sectores bajos, que el esfuerzo tiene hoy mala prensa en determinados segmentos medios y que, como sostiene el sociólogo italiano Loris Zanatta, a muchos progres de la pequeña burguesía la innovación les parece enemiga del empleo y la prosperidad, directamente un pecado” (…) “¿Qué hubieran dicho mi padre y sus camaradas al ver en televisión a un grupo de jovencitos sobrealimentados y cebados por sus progenitores poniendo el grito en el cielo ante la necesidad de hacer pasantías? La puesta en escena de esos muchachos era tan dramática que parecían estar aludiendo al trabajo esclavo en las mazmorras del colonialismo” (…) “En mis cuarenta años de vida laboral, no he conocido a ninguna persona verdaderamente destacada que se haya limitado a trabajar a reglamento, o que no haya incluso “pagado” por aprender, es decir: quedarse después de hora, robarle tiempo al ocio para conocer los secretos del oficio, meterle pasión “ad honorem” a la tarea y considerar esa oportunidad como un enorme privilegio” (…) “Según Miguel Esteche, el nuevo discurso adolescente es resultado de una educación familiar y escolar donde se les enseña muchísimo sobre sus derechos y muy poco sobre sus obligaciones; donde se les inculca que todo poder resulta necesariamente perverso, toda ley o regla se vuelve injusta, y todo ejercicio de la autoridad implica autoritarismo” (…) “El populismo alentó, en paralelo, la mediocre idea según la cual solo valía el mero presente. La inflación no asumida calcinaba el valor de los billetes y había que sacárselos de encima: consumo rápido y coyuntural, sin ahorro, expectativas responsables ni futuro” (…) “La transgresión impune y sistemática, la evasión consentida, la indiferencia frente a las mafias, la religión del atajo, la apología de la dejadez, la demagogia del caciquismo, los prejuicios aldeanos frente al progreso capitalista, el desprecio por los fundamentos republicanos, el chantaje de lo políticamente correcto, el repudio a la moneda, la permanente demolición institucional y una antología macroeconómica que condensó sucesivas devaluaciones a traición, hiperinflaciones, depresiones, defaults, cepos, confiscaciones, extravagancias y extravíos tuvieron el efecto de una guerra en cámara lenta: si comparamos la Argentina de los años 60 con la actual, cifra a cifra y foto a foto, veremos el nivel de devastación que hemos permitido” (…) “El Estado pone los rieles, pero la sociedad empuja el tren. Para que esto funcione, tal vez sea necesario aceptar que tocamos fondo, que nos equivocamos, que compramos buzones y que fracasamos de manera calamitosa: no somos lo que creíamos ser; alguna vez peleamos la punta, pero hoy estamos peleando el descenso. Sin esa asimilación de la derrota, es difícil conseguir el espíritu de superación de la posguerra” (…) “Aquí se necesita lo que Juan Llach llama una “productividad inclusiva”, que recomponga el tejido colectivo y nos saque del estancamiento estructural. Pero eso no se conseguirá sin aquel fuego sagrado que alguna vez heredamos, y luego tristemente perdimos”.

En su edición del 30 de septiembre, Página/12 publicó un artículo de David Cufré titulado “Otra vez”. Escribió el autor: “El ministerio de Agroindustria registra la retención de 20 millones de toneladas de soja por parte del sector rural a la espera de la baja de los derechos de exportación desde enero del año que viene y, sobre todo, como modo de presión por un dólar más alto” (…) “El nivel de retención de la producción es semejante al que existía entonces (2015), cuando lo esperable a esta altura del año es que el stock sin vender fuera cerca de la mitad del que computan las estadísticas oficiales. El paso de los días intenta aumentar la presión en la plaza cambiaria, aunque del otro lado, quienes apuestan a la tasa de interés de las Lebac hacen su propio juego en sentido contrario y, por las dudas, se cubren con operaciones de dólar a futuro. Hasta el momento la cartera que conduce Ricardo Buryaile contabiliza la venta de unas 36 millones de toneladas de soja, de las cuales 7,6 millones no tienen precio fijado, en una operación habitual entre compradores y vendedores, pero que ha incrementado su volumen por la misma razón de que los oferentes suponen que la combinación entre el valor de la soja y el movimiento del tipo de cambio les resultará favorable más adelante” (…) “Este comportamiento especulativo del ámbito agropecuario antes de los comicios de octubre repite lo que sucedió en agosto, el mes de las PASO, cuando la cotización del billete estadounidense se recalentó hasta los 18 pesos” (…) “Es decir que los productores se guardaron la cosecha suponiendo que podrían obtener una rentabilidad extraordinaria con un peso más devaluado después de las elecciones. El Banco Central logró desactivar esa corrida con intervenciones directas en el mercado de cambios, con la ayuda de la banca pública y, especialmente, con la ratificación de que mantendrá altas las tasas de interés por tiempo indefinido para atraer capitales golondrinas a timbear con las Lebac. Pese a ello, los sojeros, claros ganadores del modelo económico de Cambiemos, presionan por una nueva devaluación” (…) “Estuve hablando con gente del mundo productivo y lo que me dicen es que el Gobierno les prometió hacer una corrección cambiaria muy fuerte porque así los números no cierran. Eso ayudaría con el déficit, con la producción interna y ayudaría a bajar los salarios. Según lo que me dicen, el gobierno está comprometido a hacerlo. Después hay diferentes versiones. Unos me dicen que el dólar irá a 22 pesos, otros a 25 pesos. Yo no lo sé y sería irresponsable arriesgar un número”, advirtió hace dos semanas el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, en declaraciones radiales” (…) “El gobierno por ahora no da señales de que vaya a convalidar una devaluación como la que piden los productores rurales y la industria exportadora. Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, sostuvo el miércoles que la autoridad monetaria intervendrá para evitar saltos abruptos con el dólar y ratificó la política de tasas de interés elevadas. Si quisiera bajarlas para lubricar el crecimiento de la economía, la respuesta seguramente sería un desplazamiento de inversiones hacia el billete verde que elevaría su precio”, sostiene Cufré (…) “El otro factor que le ayuda a fortalecer las reservas es el endeudamiento masivo del Estado en moneda dura, con la participación en el mismo proceso de provincias y empresas privadas. El gobierno heredó como uno de los mayores desafíos económicos la restricción externa, es decir, la insuficiencia de divisas frente a las múltiples demandas de la economía. Pero en lugar de trabajar sobre los factores que la generan, como la fuga de capitales, la dependencia de insumos importados para la producción nacional, la necesidad de aumentar la capacidad energética y diversificar la oferta exportadora con una plataforma de desarrollo científico y tecnológico, patea el problema para adelante con un aumento de la deuda insostenible a mediano plazo y el armado de burbujas financieras. Es un pulmotor que podrá mantener activo mientras no haya factores externos o internos que pongan en riesgo el acceso a esa deuda y a ese flujo de fondos especulativos, pero como enseña la historia nacional, tarde o temprano cuando esas fuentes se interrumpen los estallidos son inevitables y las consecuencias para la sociedad tan graves como las que se vivieron en 2001. En el camino, esos mismos financistas, con los economistas y organismos internacionales que los representan, van imponiendo una serie de condicionalidades que deterioran la calidad de vida de las mayorías, bajo la amenaza de que si no se cumplen las exigencias del capital no llegarán las inversiones”.

En la edición del 30 de septiembre, La Nación publicó artículos de Eduardo Fidanza (“Claroscuros de un cambio de poder”) y Héctor M. Guyot (“Las mafias nuestras de cada día”).

Escribió Fidanza: “No cesan las buenas noticias para el gobierno: crece la certidumbre sobre un triunfo en Buenos Aires el 22 de octubre, se elevan los índices de confianza y aprobación de la gestión, se confirman los indicadores de mejora económica, desciende la pobreza, la Justicia acelera las causas contra el gobierno anterior y sobresee las que incumben a los funcionarios actuales; el peronismo sobreviviente promete acordar la sanción de leyes, haciendo oposición constructiva; los principales medios de comunicación, con pocas excepciones, amplifican el clima favorable; muchos sindicalistas y empresarios acuden a congraciarse con una administración que les genera ambivalencia y temor; Cristina se incinera día tras día con las palabras que pronuncia y los argumentos que esgrime” (…) “La gente con el voto y los factores de poder con capacidad adaptativa no perdieron tiempo en hacer esta lectura: una magra cosecha nacional y apenas 20.000 sufragios de diferencia en Buenos Aires constituyen un golpe mortal para un peronismo dividido y con escasa capacidad de respuesta” (…) “Ese presidente, que empezó con la debilidad y la extrañeza de una rara avis de la política, está consolidando ahora su poder y echando las bases de una dominación de largo aliento” (…) “Los resultados de agosto, que se confirmarán y ampliarán en octubre, expresan la intención de buena parte del electorado: otorgarle un aval al Gobierno, “aguantarlo” hasta que se recupere la economía y confiar en que irán presos los corruptos para que no haya vuelta atrás. La ex presidenta, autodestruida por sus respuestas y apuntada por los medios y la justicia, se está convirtiendo en un objeto de burla, lo que facilita de un modo impensado los planes del oficialismo. A propósito, los arquitectos del relato gubernamental advirtieron algo que adelantó Gabriel Tarde en 1898: los públicos, impulsados por la revolución de las comunicaciones, suceden y subliman a las multitudes. Las multitudes son homogéneas y se manifiestan físicamente; los públicos están fragmentados y su cohesión es “completamente mental”, según el sociólogo francés” (…) “Cristina, desesperada y acaso sin advertirlo, se autoflagela y es destruida por los públicos, sin tener al alcance el recurso histórico del peronismo: las multitudes” (…) “Habría que agregar, usando una metáfora de Laclau: esto sucede en una época en que la representación política semeja un espejo roto. Una vez que la gente votó, regresa a su casa y sus asuntos. Delega el poder en los dirigentes y confía, con cierta distracción, en que se cumplan sus imprecisos mandatos. En el horizonte del votante medio puede haber intereses públicos, pero su inquietud está colonizada por lo privado: el bienestar material, la facilitación de la vida cotidiana y la seguridad del cuerpo. Para conseguir eso vota y delega. Éste es por ahora el éxito incipiente de Macri como lo fue, paradójicamente, el del kirchnerismo en su momento: sintonizar con las demandas privadas, no necesariamente con los bienes públicos. La consolidación de éstos depende de una operación más sofisticada, ajena al votante, que deben implementar las elites encabezadas por los gobiernos” (…) “A un partido de desempeño luminoso, que ha prometido ética además de bienes materiales, hay que advertirle el lado oscuro: parecerse subrepticiamente al grupo que desplaza, sustituir los negocios de ellos por los propios, procurarse medios de comunicación y una Justicia adictos, enamorarse de sus herramientas sin considerar alternativas…, actuar con soberbia, despreciar la sensibilidad histórica y social, inventarse un “círculo rojo” de donde provienen todas las ideas antiguas, perjudiciales e incorrectas” (…) “En fin, la tarea será ardua si la intención de transformar el país no es una consigna de marketing, sino un propósito moral de estadistas. A partir de ahora, el poder, y no la impotencia, mostrará la verdadera vocación de Cambiemos”.

Escribió Guyot: “Estaba ante nuestros ojos, a la luz del día, y la vida seguía como si nada. Él hacía lo suyo y todos callaban. Por indiferencia, por miedo, por complicidad. Las alternativas de la detención de Juan Pablo “el Pata” Medina, un “reality” que se prolongó durante todo el martes, mostró hasta qué punto el comportamiento mafioso y la impunidad se han convertido aquí en parte del paisaje, en una fatalidad con la que, con mayor o menor grado de resignación, convivimos desde hace décadas. ¿Cuántos Medina hay en el país? ¿Cuántos, como él, han usurpado cargos en forma vitalicia para enriquecerse junto a sus familias y amigos gracias al manejo oscuro de cajas pródigas y de extorsiones, coimas y delitos varios? La pregunta no es ociosa, porque la suma de todos los Medina y de todas las agachadas ha consolidado el sistema que convirtió a la Argentina en un país inviable” (…) “Fueron tantos los años de abuso e impunidad que los sindicalistas como Medina se creen intocables. Se saben parte de un sistema aceitado en el que también medran y transan funcionarios, políticos, empresarios y jueces. Son el fruto rancio de un corporativismo fraguado al calor del fascismo europeo, que contó en su momento con la bendición de una Iglesia que, preocupada por su rebaño, miró con buenos ojos los caudillismos paternalistas y la idea de una sociedad organizada. Media década más tarde queda a la vista el orden conseguido. Arriba, una casta oligárquica beneficiada por el control de un sistema corrupto. Abajo, los corderos que con su esfuerzo y sus impuestos hacen el gasto para sostener las quintas…, los viajes a Miami y las cuentas en el exterior de los privilegiados” (…) “El sistema se incubó y se consolidó sobre todo a través del peronismo, al que casi le aseguró la hegemonía del poder, pero hoy lo trasciende. En medio de la actual dispersión del PJ en el llano, su prioridad es sobrevivir” (…) “Así las cosas, no parece descabellado imaginar a un presidente que enfrenta una disyuntiva crucial: ¿avanza sobre las mafias para sanear el país o aprovecha esos entramados de poder oscuro en su propio beneficio?” (…) “El gobierno parece haber optado por la primera de las alternativas y, en la medida en que se hace más fuerte, avanza. Hace bien. Porque lo que podría beneficiarlo en el corto plazo lo llevaría a la ruina más pronto que tarde, junto con el país entero” (…) “Bienvenidas las inversiones. Pero no nos engañemos: la verdadera reactivación del país, en todos los órdenes, está en desarticular las mafias enquistadas a lo largo y ancho del territorio”.

Anexo

LAS FUERZAS MORALES de José Ingenieros

Escribió el autor: “Los jóvenes tocan a rebato en toda generación. No necesitan programas que marquen un término, sino ideales que señalen el camino. La meta importa menos que el mundo. Quien pone bien la proa no necesita saber hasta dónde va, sino hacia dónde. Los pueblos, como los hombres, navegan sin llegar nunca; cuando encierran el velamen, es la quietud, la muerte. Los senderos de perfección no tienen fin. Belleza, Verdad, Justicia, quien sienta avidez de perseguirlos no se detenga ante fórmulas reputadas intangibles. En todo arte, en toda doctrina, en todo código, existen gérmenes que son evidentes anticipaciones, posibilidades de infinitos perfeccionamientos. Frente a los viejos que recitan credos retrospectivos, entonan los jóvenes himnos constructivos. Es de pueblos exhaustos contemplar el ayer en vez de preparar el mañana. Dos grandes ritmos sobresaltan en la hora actual a los pueblos. Anhelan realizar en la sociedad la armonía justa de los que trabajan por su grandeza extendiendo a todos los hombres el calor de la solidaridad; desean que las nacionalidades venideras sean algo más que fortuitas divisiones políticas, corroídas por la voracidad de facciones enemigas. Toda la historia contemporánea converge a predecir el acrecentamiento de la justicia social y la agrupación de los débiles Estados afines en comuniones poderosas. Una ilustrada minoría de la nueva Generación cree que los pueblos de nuestra América latina están predestinados a confederarse en una misma nacionalidad continental. Lo afirma solemnemente y parece dispuesta a tentar la vía, creyendo que si no llegara a cumplirse tal destino sería inevitable su colonización por el poderoso imperialismo que desde hace cien años acecha. Los hombres envejecidos no ven la magnitud de ambos problemas. Niegan la urgencia de asentar sobre más justas bases el equilibrio social; niegan la necesidad de solidarizar nuestros pueblos, como única garantía de su independencia futura. Es misión de la juventud tomar a los ciegos de la mano y guiarlos hacia el porvenir. Arrastrarlos si dudan; abandonarlos si resisten. Todo es posible, menos convencerlos. A cierta altura de la vida la ceguera es un mal irreparable. Los jóvenes pierden su tiempo cuando esperan impulso de los viejos. Es más razonable obrar sin ellos, como hicieron otrora los próceres cuando supieron hacerse independientes y sembrar los veinte gérmenes de una gran civilización occidental”.

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