Por Hernán Andrés Kruse.-

En ciertos períodos la nación se aduerme dentro del país. El organismo vegeta; el espíritu se amodorra. Los apetitos acosan a los ideales, tornándose dominadores y agresivos (José Ingenieros)

Cuando un grupo o un pueblo cede en su afán de promover a los mejores, entra indefectiblemente en un tobogán y pasando por los mediocres termina en los peores (Jorge L. García Venturini).

Las máscaras de Alberto

La semana pasada el presidente de la nación y presidente pro tempore de la Celac, Alberto Fernández, pronunció un enérgico discurso anti norteamericano en la ciudad de Los Ángeles, sede de la Cumbre de las Américas. Escucharlo fue como ingresar al túnel del tiempo y aparecer en plenas décadas del sesenta y setenta, cuando el conflicto ideológico imponía sus códigos. Pero hay que destacar una diferencia fundamental: el ex presidente de Chile Salvador Allende, por ejemplo, pronunciaba discursos anti norteamericanos por convicción. El ex médico psiquiatra creía en lo que decía y su comportamiento consecuente terminó costándole la vida el 11 de septiembre de 1973. Por el contrario, Alberto Fernández no hizo más que utilizar la máscara “progresista”. Pronunció un discurso tercermundista por pura conveniencia política. Por un lado, para congraciarse con los países excluidos del cónclave (Cuba, Nicaragua y Venezuela) y por el otro, para tranquilizar a Cristina Kirchner. Si la situación política interna e internacional hubiera sido otra diametralmente opuesta, seguramente Alberto Fernández hubiera pronunciado otro discurso. Expresado en otros términos: no hubiera dudado un segundo en congraciarse con el gobierno de Biden si le convenía políticamente. Como expresa la canción de Chico Novarro: “el camaleón cambia de colores según la ocasión”.

Los párrafos más salientes del discurso setentista de Alberto Fernández fueron los siguientes (fuente: Página/12, 10/6/022):

1-“Definitivamente, hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga capacidad de imponer un “derecho de admisión” sobre los países miembros del continente. El diálogo en la diversidad es el mejor instrumento para promover la democracia, la modernización y la lucha contra la desigualdad. Presidente Biden: estoy seguro de que es momento de abrirse de modo fraterno en pos de favorecer intereses comunes. Los años previos a su llegada al gobierno de los Estados Unidos de América, estuvieron signados por una política intensamente dañina para nuestra región desplegada por la administración que lo precedió. Es hora de que esas políticas cambien y los daños se reparen”.

2-“Se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia. Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que históricamente estuvo en manos latinoamericanas. Fueron desbaratadas las acciones de acercamiento a Cuba, en las que el Papa Francisco medió, que habían significado avances logrados por la administración de Barack Obama, mientras usted era vicepresidente. La intervención del gobierno de Donald Trump ante el Fondo Monetario Internacional, fue decisiva para facilitar un endeudamiento insostenible a favor de un gobierno argentino en decadencia. Lo hizo con el solo propósito de impedir lo que acabó siendo el triunfo electoral de nuestra fuerza política. Por tamaña indecencia sufre hoy todo el pueblo argentino (…) La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen”.

3-“La invasión de Rusia sobre Ucrania impacta de lleno sobre nosotros. Es urgente construir escenarios de negociación que le pongan fin a la catástrofe bélica. Sin humillaciones ni deseos de dominación. Sin geopolítica deshumanizada ni privilegios de violencia (…) Vengo de un país humanista donde consagramos el valor de los derechos humanos como el corazón de nuestra identidad y siempre defenderemos su vigencia en todos los ámbitos (…) Unidos o dominados. Unidos por la causa común o dominados por la codicia económica. Unidos por el multilateralismo o dominados por la polarización. Unidos por la democracia con inclusión social o dominados por el individualismo y la miseria colectiva”.

Alberto Fernández le pidió a Biden algo que es imposible. Y el presidente argentino lo sabe muy bien. Para la república imperial es una política de estado tratar a Cuba, Nicaragua y Venezuela como enemigos. Esté en el gobierno un demócrata “moderado” como Biden o un halcón republicano como Trump, para Estados Unidos el castrismo cubano, el chavismo venezolano y el régimen autocrático que hoy impera en Nicaragua, siempre formarán parte del imperio del mal. El pedido de Alberto a Biden fue, como se dice coloquialmente, pura “sarasa”, pura demagogia para endulzar los oídos del presidente cubano, de Maduro y de Ortega. Como presidente pro tempore de la Celac Alberto debía sí o sí pronunciar ese discurso.

Además, hay que destacar algo que es ignorado por los medios argentinos. Para el gobierno de Biden, Alberto Fernández es un presidente irrelevante. Seguramente resulta injuriosa esta afirmación, pero es la cruda realidad. ¿Alguien puede creer que Biden le dio importancia al discurso de Alberto? ¿Alguien puede creer que el discurso de Alberto pueda llegar a significar un punto de inflexión histórica en las relaciones entre Estados Unidos y su “patio trasero”? El discurso de Alberto en Los Ángeles me hizo acordar al discurso de Alfonsín en los jardines de la Casa Blanca junto a Ronald Reagan. En su momento causó un gran revuelo en la Argentina. En el plano internacional, pasó totalmente inadvertido. A Reagan no se le movió un pelo mientras escuchaba a don Raúl. Ahora pasó exactamente lo mismo.

La retractación de Matías Kulfas

La “renuncia” de Matías Kulfas levantó bastante polvareda. Es que no se trató de un funcionario cualquiera sino de un economista muy ligado al presidente de la nación. Luego de que se conocieran las declaraciones de Kulfas cuestionando la licitación de la construcción del gasoducto de Vaca Muerta, el ahora ex ministro se desdijo, en calidad de testigo, ante el juez federal Daniel Rafecas, quien lo había citado para que declarara por este tema tan delicado. Delante del magistrado y el polémico fiscal Carlos Stornelli, el economista afirmó que desconocía la existencia de posibles hechos de corrupción en torno a las licitaciones vinculadas al mencionado gasoducto. En relación con sus expresiones públicas como el off que circuló y que provocó su despido del gobierno, Kulfas afirmó que “no fueron más que discrepancias y discusiones políticas y de políticas públicas, ante lo que consideró un ataque injustificado hacia su Ministerio de parte de la vicepresidenta” (fuente: Clarín, Lucía Salinas, 10/6/022).

En cuestión de horas Matías Kulfas negó lo que había dado a entender al “renunciar” a su cargo en el gobierno. Realmente es altamente sospechosa la actitud de Kulfas. ¿Por qué al “renunciar” dio a entender que hubo una empresa-Techint-que había sido beneficiada en la licitación del gasoducto Néstor Kirchner y luego, al presentarse ante el juez Rafecas, se retractó? ¿Mintió cuando le entregó al presidente su carta de renuncia o cuando se sentó delante del juez Rafecas y el fiscal Stornelli? Si dijo la verdad en Comodoro Py el ex funcionario demostró ser un irresponsable. Pero si dijo la verdad al declarar en off estamos ante un problema muy serio porque en este supuesto caben todo tipo de especulaciones. ¿Por qué se desdijo Kulfas ante Rafecas y Stornelli? ¿Fue amenazado? ¿Amenazaron a su familia? ¿Por qué Alberto Fernández no defendió a Kulfas? ¿Le tuvo, una vez más, miedo a la vicepresidente? ¿No fue consciente el presidente que al dejar caer a Kulfas no hizo más que confirmar que es un títere de Cristina?

En su edición del 9/6 Clarín publicó un artículo de Marcelo Bonelli titulado “Los diálogos secretos que precipitaron la salida de Matías Kulfas”. Ilustra claramente la inseguridad y debilidad de Alberto Fernández, su incapacidad para ejercer el mando, atributo fundamental de quien ejercer el Poder Ejecutivo en un sistema híper presidencialista como el argentino. Sus párrafos más destacados son los siguientes:

1-“Kulfas acusa a Cristina de tener una peligrosa obsesión contra él y perseguirlo dos años seguidos con continuas operaciones e invenciones. El sábado lo repitió frente a Alberto. Ambos hablaron apenas se conoció el twitter de la vice maltratando a Kulfas. El ahora ex ministro le dijo al Presidente: “Alberto, tenés a tu disposición mi renuncia”. Desde Olivos, el Presidente le dijo que no se precipitara. Una hora después le envió un chat aceptando la dimisión. Alberto atinó -primero- a dar un consejo de cómo convivir con Cristina: dejarla pedaleando en el aire, con sus diatribas y relatos. Así le dijo: “Matías, no tendrías que haber reaccionado. Ya sabés cómo es Cristina. Dejala que hable y hacé lo que te parezca”. Kulfas estaba desatado: “No puedo dejar pasar las pelotudeces que dice Cristina”. Y graficó: “Ella piensa que hacer un gasoducto es lo mismo que fabricar una sartén”.

2-“La vice transformó el acto en YPF en su show político. Desacreditó a Kulfas y utilizó la situación para ningunear a Alberto y marcarle la cancha a Martín Guzmán. Se lució con el dedito acusador. La Doctora estaba irritada por los informes que le transmitió Axel Kicillof: fue el gobernador quien le llenó la cabeza contra Techint. Kicillof buscó hacer carambola: pegarle a Paolo Rocca, Kulfas y, de paso, embarrar a los funcionarios de La Cámpora. Cristina, además, no soporta la buena relación que se tejió entre Alberto y Paolo Rocca. Esa alianza permitió acelerar al máximo la obra del gasoducto. Cristina elucubró perimidas historias y en su relato aparecen demonios que atentan contra su “proyecto político”. Pero al arremeter contra la relación Alberto-Rocca cometió severos errores técnicos. En la Casa Rosada dicen que repitió las groseras fallas de información que le transmitió Kicillof”.

3-“La pelea de poder provoca una fuerte incertidumbre y esta semana hubo un aluvión de ventas de bonos. La corrida tiene que ver con un gobierno que no hace pie y también con un sinfín de versiones. Este jueves se insistía en que Máximo ordenó a Fernanda Raverta salir a vender bonos para desestabilizar a Guzmán. También, que YPF no entrega gasoil para socavar a Alberto. Son delirantes versiones que los propios protagonistas -por su patética actitud- hacen creíbles entre incautos. Al contrario, este jueves la ANSeS salió al final a sostener los precios. La corrida contra los bonos tiene que ver con la endeblez económica del país. En las nubes sigue el riesgo país: más de 2.000 puntos. En Wall Street, hace tiempo, dejaron de comprar activos argentinos. Entre los inversores locales transmiten esta información: que Juntos proyecta una reprogramación de vencimientos en su eventual próximo gobierno. Esa hipótesis la habría contado un referente económico de JxC en una reunión privada con banqueros. Pero es obvio que es todo especulativo. Miguel Pesce acusa a Mauricio Macri de darle bomba a esa versión. Pesce dice que Macri lo hace porque la única chance electoral del ex presidente es que se vaya todo y rápido al demonio para justificar su malísima gestión”.

El escándalo protagonizado por el ex ministro Kulfas no duró mucho tiempo. A horas de su partida del gobierno fue reemplazado por el todoterreno Daniel Scioli, cuya obsesión es ser presidente en 2023. Quien le dio, el golpe de gracia fue el juez Daniel Rafecas, quien acaba de archivar la causa que investiga posibles hechos de corrupción en la obra del gasoducto Néstor Kirchner. En su resolución de 222 páginas el magistrado señaló que las denuncias que aterrizaron en Comodoro Py a raíz del texto off the record de Kulfas “pedían básicamente lo mismo; que la justicia, fundadamente, confirmara o descartara las fuertes aseveraciones que el nombrado había ventilado en ese texto”. Luego destaca que “tras un exhaustivo análisis de los expedientes licitatorios, la documentación anexa, los testimonios recogidos, y la palabra de los idóneos y expertos en materia gasífera, las hipótesis han quedado descartadas”, lo que amerita el inmediato archivo de la causa (fuente: Lucía Salinas, “El juez Rafecas cerró la causa sobre el gasoducto Néstor Kirchner, Clarín, 16/6/022).

Elisa Carrió y su increíble capacidad de daño

Elisa Carrió es uno de los mejores cuadros políticos desde la reforma constitucional de 1994. Es dueña de una gran capacidad para la construcción política, pero también para la destrucción de quien lo considera un estorbo, un obstáculo. El último estorbo se llama Javier Milei. Incapaz de soportar un eventual acuerdo del ex presidente Macri con el emblema del libertarianismo en Argentina, no dudó en torpedear su figura exclamando que quienes lo voten en una eventual elección a presidente, no harán más que elegir a un genocida. Como tantas veces ha sucedido en la política vernácula, se banaliza un asunto de extrema gravedad, en este caso el genocidio. Porque con su sentencia, Carrió ha situado a Milei en el nivel de Adolph Hitler, el emblema del genocidio a escala planetaria. La injusticia de semejante acusación salta a la vista. Porque Milei será muchas cosas, menos un genocida. ¡Cómo puede tildarse de genocida a quien defiende la libertad! Es, lisa y llanamente, inaudito.

A continuación paso a transcribir parte de un interesante ensayo sobre “genocidio” de José Raciel Montejo Moreno. Su lectura confirma la antítesis entre el genocidio y el liberalismo de Milei.

El genocidio: un crimen inexorable que ha resistido la humanidad

Perfiles de las Ciencias Sociales, Año 3, Número 5, méxico, 2015, UJAT

ENTENDIENDO EL GENOCIDIO DESDE SU RAÍZ ETIMOLÓGICA Y ALGUNAS CONSIDERACIONES

Genocidio

Un genocidio es el exterminio sistemático de un grupo social, motivado por cuestiones de raza, religión, etnia, política o nacionalidad. Se trata de un asesinato de masas que busca la eliminación del grupo y que, incluso, puede incluir medidas para evitar los nacimientos. El genocidio suele ser llevado a cabo por un gobierno a cargo del poder del Estado. Está considerado como un delito internacional que puede ser juzgado por los organismos competentes en la materia. Estos se han presentado a través de los siglos y en diferentes épocas y momentos, registrados todos y cada uno ellos en la historia de la humanidad. Aun cuando ha existido controversia en cuanto a la definición de genocidio, sin embargo, no es exacta. La mayoría de los investigadores y juristas afirman que el genocidio se diferencia de lo vinculado a una guerra, donde el objetivo es desarmar al enemigo y no exterminarlo. Por otra parte, genocidio no es lo mismo que asesinato en serie, ya que niega el derecho de existencia de un grupo humano (el asesinato en serie, en cambio, es un asesinato periódico de personas aisladas), sin embargo esta diferencia es relativa, puesto que en el primero se habla de muchas personas en colectivo y en el segundo de muchas pero de una en una, esto es inverosímil hasta cierto punto. Los historiadores afirman que el término “genocidio” fue creada por Raphael Lemkin (judío de origen polaco), aparece en la obra de Lemkin (1944) en su obra celebre Axis Rule in Occupied Europe, fue el encargado de desarrollar el concepto de genocidio, al unir la raíz griega genos (termino griego que significa “familia”, “tribu” o raza) y el vocablo latino cidio (del latin cidere, forma combinatoria de caedere “matar”). Lemkin se encargó de proponer que las normas internacionales condenen y castiguen a los genocidas. El término «genocidio», que no existía antes de 1944, es un término muy específico que hace referencia a los crímenes masivos cometidos contra grupos. Lemkin (9) quería referirse con este término a las matanzas por motivos raciales, nacionales o religiosos. Su estudio se basó en el Genocidio perpetrado contra el pueblo armenio en 1915. Luchó para que las normas internacionales definiesen y prohibiesen el genocidio. Además mencionan con precisión en su discurso que el delito de genocidio es una «vieja práctica en su desarrollo moderno».

Al proponer este nuevo término, Lemkin se refería a «un plan coordinado compuesto por diferentes acciones que apuntan a la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilar dichos grupos». El año siguiente, el Tribunal Militar Internacional de Núremberg acusó a los principales nazis de «crímenes contra la humanidad». La palabra «genocidio» se incluyó en el acta, pero como un término descriptivo y no legal. A pesar de que a lo largo de la historia han tenido lugar muchos casos de violencia dirigida a grupos determinados, incluso después de que la Convención entrara en vigor, el desarrollo legal e internacional del término se concentra en dos períodos históricos diferentes: el período que abarca desde la acuñación del término hasta su aceptación por la ley internacional (1944-1948) y el período de su activación con la creación de tribunales de guerra internacionales para perseguir los crímenes de genocidio (1991-1998). Otra de las principales obligaciones que surgen de la Convención, evitar el genocidio, sigue siendo un desafío al que las naciones y los individuos todavía se enfrentan. Estos actos comprenden la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, el exterminio o la adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el grupo. Una matanza por motivos de ideologías está en debate, pero no está firmemente considerado como genocidio, aunque a veces se aplica el concepto por analogía. Esa definición es similar a la reflejada en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948 (10), y recogida en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, de 1998, pero es objeto de cierta polémica en tanto a los grupos y a las acciones infligidas como a las causas por las que se llevan a cabo.

REGULACIÓN JURÍDICA

Según lo dispuesto por la (Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio) (11), se entiende por genocidio cualquiera de los siguientes actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso: Matanza de miembros del grupo;§ Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;§ Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que§ hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;§ Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.§ Junto al genocidio se castigan otros delitos conexos, que son la asociación para cometer genocidio, la instigación directa y pública, la tentativa y la complicidad. Las personas acusadas de genocidio serán juzgadas, de acuerdo con el artículo 6 de la Convención (9), en un tribunal competencia judicial competente del territorio donde se cometió el delito. No obstante, ha surgido paralelamente un derecho internacional consuetudinario por el que los tribunales de cualquier Estado podrían juzgar casos de genocidio, aunque fueran cometidos por no nacionales y fuera de su territorio. También la Corte Penal Internacional puede conocer de este delito, siempre y cuando sea competente por haberse reconocido su jurisdicción. La Convención afirma que es irrelevante que el acusado sea gobernante, funcionario o particular y declara que, a efectos de extradición, no se considerará al genocidio como delito político. Aun cuando resulta muy difícil, hacer una clara y precisa tipología de los genocidios hay un documento que lo trata y lo amplia muy bien y que desde mi muy personal perspectiva me parece muy interesante y valioso, aun cuando mi conocimiento en esta área es por demás muy limitada, sin embargo me ha permitido ir hurgando en los diferentes campos y estudiosos del tema y me han llevado por diversos caminos y no quisiera dejar pasar la oportunidad de mencionar esta parte que es por demás interesante y valiosa para entender desde otra perspectiva el genocidio, Jorge Marco (12) nos presenta una serie de análisis muy apropiado al tema y que nos avocaremos a revisar. Aun cuando sabemos de antemano lo difícil que pueda resultar hacer una serie de apreciaciones en relación a la tipología que debe usarse o aplicarse, es una forma muy precisa, para entender este gran mal social que aqueja a la humanidad y que nos puede permitir, tener una visión más amplia y para quienes nos encontramos interesados en abordarlo desde diferentes perspectivas nos da la oportunidad de tener una mayor cobertura del genocidio y para quienes pretenden acercarse al mismo darles la ocasión de conocerla en toda su dimensión social-política-religiosa y económica. Entonces partiendo de esta propuesta, mostrare lo que encontré el documento antes mencionado y que a propósito de poder establecer una categorización o tipología definitiva, creo que es una forma de precisar algunas conceptualizaciones y enfoques en relación al genocidio

9 GIL GIL, Alicia, Derecho penal internacional, Madrid, Tecnos, 1999, p. 151; Schabas, William, op. cit., nota 36, p. 165.

10 Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, Asamblea General de Naciones Unidas, 9 de Diciembre de 1948. Resolución 260 A (III).

11 Ibid. Convención para la prevención y la sanción…

12 MARCO, Jorge. Genocidio y ꞌGenocide Studiesꞌ: Definiciones y debates (Universidad Complutense de Madrid) HISPANIA NOVA. Revista de Historia Contemporánea. Número 10 (2012) http://hispanianova.rediris.es

El misterioso Boeing 747 de Venezuela

Venezuela e Irán están vinculados íntimamente con la historia argentina contemporánea. El eje de la política exterior de Néstor Kirchner fue, luego de asumir el 25 de mayo de 2003, estrechar vínculos con el régimen de Hugo Chávez, quien era considerado en ese momento el emblema del socialismo del siglo XXI. Verborrágico y carismático, el líder bolivariano tejió una sólida relación con la Cuba de Fidel Castro y la teocracia iraní que gobierna el país persa desde 1979. Su discurso se asentaba en un rechazo visceral a la república imperial, granjeándose la admiración y simpatía del kirchnerismo. En la Cumbre de las Américas celebrada a fines de 2005 en Mar del Plata, Kirchner autorizó a Chávez organizar en el estadio mundialista de esa ciudad la histórica contra cumbre, en abierto desafío al entonces presidente George W. Bush, quien estaba presente en la ciudad balnearia. A partir d entonces y hasta el arribo al poder de Mauricio Macri, las relaciones entre la república imperial y la Argentina entraron en un cono de sombras.

El 18 de julio de 1994 el edificio de la AMIA desapareció de la faz de la tierra por la explosión de un coche bomba situado en la entrada. El trágico atentado provocó la muerte de 85 personas y centenares de heridos. En ese momento era presidente Carlos Menem, quien jamás se mostró interesado en esclarecer el hecho. Pasaron los gobiernos y la impunidad siguió imponiendo sus códigos. Néstor Kirchner intentó hacer algo nombrando a Alberto Nisman fiscal del caso AMIA. Este polémico personaje utilizó en enero de 2015 los estudios de TN para acusar al gobierno de Cristina de encubrir a los responsables iraníes del ataque a la AMIA. Horas más tarde apareció muerto en su departamento con un balazo en la cabeza. Estamos en 2022 y los iraníes “perseguidos” por INTERPOL gozan de una inmerecida e insultante libertad.

Estos dramáticos hechos nos vinieron automáticamente a la memoria apenas nos enteramos de lo acontecido con el misterioso Boeing 747 venezolano, retenido en Ezeiza con 19 personas, cinco iraníes y las restantes venezolanas, por sospechas de vínculos con la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, brazo armado de la teocracia iraní. Lo que resulta increíble han sido las explicaciones del flamante jefe del espionaje vernáculo, Agustín Rossi, quien afirmó que “el inconveniente empezó por el avión. Más que sobre el avión, sobre la empresa. La empresa en Conviasa, una empresa venezolana, que compró el avión a una compañía iraní. En Estados Unidos, esta empresa está vista como la que se dedica a transportar funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro”. “Uno no actúa con información de redes sociales y periodísticas. Debe tener certezas y en base a ellas, ir tomando decisiones. Después está todo el tema este de por qué había iraníes y venezolanos. Es una cuestión muy simple, le estaban enseñando a pilotear el avión” (fuente: perfil, 14/6/022).

De Agustín Rossi podrán decirse muchas cosas, menos que es un político inexperto. Si bien no es un experto en espionaje y relaciones internacionales, resultan increíbles sus declaraciones. ¿Alguien con un mínimo de sensatez puede creer que los venezolanos le estaban enseñando a los iraníes a pilotear un Boeing 747? ¿Por qué, entonces, Rossi afirmó semejante estupidez? La única respuesta coherente es la siguiente: porque está encubriendo a los tripulantes del avión. Llama poderosamente la atención el silencio del presidente, quien en su momento acusó a la entonces presidenta Cristina Kirchner de encubrir a los iraníes acusados de demoler el edificio de la AMIA. Si todo es tan cristalino ¿por qué los diputados oficialistas y algunos aliados bloquearon la intención de la oposición de convocar a Cafiero para que brinde en Diputados las explicaciones pertinentes? ¿Acaso el gobierno está protegiendo a cinco terroristas internacionales (los iraníes)? Que el lector saque sus propias conclusiones.

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