Por Hernán Andrés Kruse.-

“En ciertos períodos la nación se aduerme dentro del país. El organismo vegeta; el espíritu se amodorra. Los apetitos acosan a los ideales, tornándose dominadores y agresivos.” (José Ingenieros)

“Cuando un grupo o un pueblo cede en su afán de promover a los mejores, entra indefectiblemente en un tobogán y pasando por los mediocres termina en los peores.” (Jorge L. García Venturini)

El gobierno no tiene paz. El fantasma de la híperinflación

Todo parecía indicar que luego de la eyección de Matías Kulfas, el presidente lograría calmar a la fiera. Pero la fiera es insaciable. Cristina Kirchner envió un nuevo y duro mensaje a Alberto: “Gobernar, de eso se trata”. Vale decir que para la vicepresidenta el titular del Poder Ejecutivo no se ha dedicado a hacer aquello para lo que fue elegido: gobernar, tomar decisiones que repercutan positivamente sobre la vida de los argentinos. La acusación es sumamente grave porque lo que está en juego es, nada más y nada menos, que el futuro inmediato y mediato del país. Este viernes el dólar cerró a 226$, lo que marca un nuevo récord, mientras que el Banco Central no se cansa de perder divisas. Semejante debacle en materia económica lejos está de ser inocua. La historia económica de nuestro ha demostrado hasta el cansancio que cada vez que el dólar se mueve hacia arriba y el Central se desangra, comienza a sobrevolar de manera peligrosa el fantasma de la hiperinflación.

Este temor lejos está de ser infundado. El Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) acaba de afirmar que “La dinámica económica experimentada en los últimos tiempos, encuentra algunas preocupantes semejanzas a los períodos previos de los tres episodios hiperinflacionarios registrados en la historia de Argentina”. “La inflación promedio de los últimos tres meses es similar a las que se produjo en octubre y noviembre de 1988” (es decir, 8 meses antes de que estallara la hiperinflación que devoró al gobierno de Alfonsín). “Si el gobierno cumpliera con las metas fiscales comprometidas y los desembolsos del FMI se ejecutaran de acuerdo a lo previsto, éstos serían factores compensadores, de la mano del extraordinario nivel de los precios internacionales de los principales productos de exportación de nuestro país”. Sin embargo, “el contraste con los datos de 2021 es muy significativo. A esta altura del año pasado, el Banco Central había podido concretar compras netas de divisas en el mercado oficial de cambios por 6 mil millones de dólares mientras que en igual período de este año el saldo es de sólo 932 millones de dólares”. Para el IERAL “el exceso de gasto complica el objetivo de acumular reservas” y enfatizó que la “dinámica económica se ha potenciado por la crisis registrada en el mercado doméstico de deuda pública”. “La economía se encuentra prácticamente estancada, el Banco Central cuenta con muy pocas reservas propias, el índice de Confianza en el Gobierno (ICG-UTDT) continúa cayendo”. “La semana pasada se registraron fuertes caídas en los precios de los bonos ajustados por CER anticipando posibles problemas de financiamiento, el proceso de huida del dinero doméstico (pesos) continúa acelerándose, al tiempo que crece considerablemente el grado de indexación en la economía (ajuste del 60% en paritarias del sector bancario)”. “Gran parte de esta dinámica fue experimentada por nuestra economía en los períodos previos a las hiperinflaciones de 1975, 1985 y 1989 tal como los definen Kehoe y Nicolini en un recomendable libro que analiza la dinámica de las principales economías de América Latina en los últimos 60 años” (fuente: Perfil, 17/6/022).

La economía marcha mal, muy mal. Nos hemos quedado, una vez más, sin moneda. La inflación devora nuestros alicaídos bolsillos mientras el ministro de Economía se muestra impotente para intentar enderezar el buque. Cristina Kirchner es consciente del tétrico panorama y de la carencia absoluta de idoneidad del equipo económico encabezado por Guzmán. En las últimas horas mantuvo una extensa reunión con el ex director del Banco Nación durante la gestión de Mauricio Macri, Carlos Melconián, quien le entregó un plan económico integral para el país, “apartidario y desideologizado”. Una vez más, se burlan de nosotros.

¿Alguien puede creer que un economista del establishment, ferviente defensor de la ortodoxia económica, le ofrezca a Cristina un plan económico carente de ideología? Melconian preside el ya mencionado Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, el “Think Tank” que catapultó al estrellato político a Domingo Felipe Cavallo, el economista que estatizó la deuda privada en 1982, lanzó el plan austral en 1991 y aplicó el corralito en 2001. Sin embargo, desde espacio aseguraron que “todas esas reuniones giran en torno a trasmitir nuestras ideas, y el convencimiento que la Argentina necesita un verdadero cambio de régimen, e insertarse en el mundo desde una visión occidental, capitalista y progresista, y que la política tendrá que buscar los acuerdos para respaldar el rumbo, el programa y la gestión” (fuente: Perfil, 24/6/022). Más claro, imposible. Para Melconian, el país tiene que retomar el camino comenzado en los noventa, cuando Menem y Cavallo aplicaron sin anestesia la ortodoxia económica.

En un diálogo por Radio Mitre Melconian hizo alusión a su encuentro con la vicepresidente: “Yo estoy trabajando por Argentina, arriba de la grieta” (…) “Hace doce años la Argentina está en el mismo lugar”. “Nosotros pensamos en un capitalismo moderno, occidental, progresivo, disruptivo, pero con un banco central y por encima de la grieta” (…) “Los políticos no se pueden cagar a trompadas entre ellos, porque eso da como resultado posiciones extremas”. “Tengo la sensación de que ella habló mucho y la escuché y supongo que también escucha mucho”. “Me gusta este quilombo porque para poner en marcha a la Argentina va a implicar meter adentro a todo lo que se pueda”. “Hay que darle la chance a que la gente cambie” (…) “De algunas modificaciones clásicas no se van a salvar, y esto no lo digo con alegría ni tristeza, como tuvo que hacer Fábregas durante el gobierno de Mauricio Macri”. “La gente está mal, paliativos hay que dar, que no es la solución, la solución es que haya empleo formal, pero el paliativo tiene que ser una transición a la búsqueda de un empleo y te dicen en la cara que se quedan con una comisión de los planes y eso no puede ser” (fuente: Perfil, 25/6/022).

Melconian dejó mucha tela para cortar. Está convencido-o aparenta estarlo-de que trabaja por encima de la grieta. Ello es absolutamente imposible. La grieta que hoy nos agobia viene de muy lejos, de la época en que, tal como sostenía José Luis Romero, se disputaban el poder la democracia liberal u orgánica y la democracia caudillista o inorgánica. Se trataba de un duelo entre dos Argentinas antagónicas. Ese duelo, lamentablemente, continúa plenamente vigente. En consecuencia, nadie puede situarse por encima de ella.

“Hay que darle la chance a que la gente cambie”, sentenció. Melconian parece ignorar que en nuestro país los cambios siempre se produjeron desde arriba, desde el vértice del poder. Son los gobernantes los que deciden el cambio. A comienzos de 1991 el país estaba siendo devorado por la hiperinflación. Menem tomó el toro por las astas y, con Cavallo en Economía, impuso la convertibilidad que cambió la vida de los argentinos durante una década. En 2018 un agobiado Mauricio Macri también tomó el toro por las astas al recurrir al FMI para que lo rescate de la ciénaga. Se trata de una ley de la ciencia política: el gobernante manda y el pueblo obedece. Si el gobernante ordena un cambio el pueblo acepta el cambio. En definitiva, los cambios surgen del poder y no del pueblo.

“De algunas modificaciones clásicas no se van a salvar, y esto no lo digo con alegría ni con tristeza, como tuvo que hacer Fábregas durante el gobierno de Mauricio Macri”, manifestó. El gobierno se salvará de imponer el ajuste que le ordena el FMI, reconoció el economista. Este fin de semana, en un diálogo con Página/12, el gobernador Kicillof dijo que el FMI tenía que entender de una vez por todas que el pueblo no tolera más un ajuste. Pura demagogia. El FMI, más tarde o más temprano, le ordenará al gobierno ajustar al pueblo. Y el gobierno obedecerá, como lo hicieron todos los gobiernos que “negociaron con el FMI.

El gobierno no tiene paz. Las organizaciones sociales en la mira de Cristina

En el acto en Avellaneda la vicepresidenta apuntó contra el Movimiento Evita, una poderosa organización social y política que, comandada por Emilio Pérsico y Fernando Navarro, respalda al presidente de la nación. “¡Si Evita los viera, mamita!”, bramó. “El Estado Nacional debe recuperar el control, la auditoría y la aplicación de las políticas sociales. No pueden seguir tercerizadas. El Estado debe tener el monopolio de las políticas sociales así como el Estado tiene el monopolio de la fuerza. ¿Se le ocurre a alguien que podemos tercerizar la Policía? No”.

El primer dirigente social en responder el ataque de la vicepresidente fue Emilio Pérsico. En diálogo con la periodista María Laura Santillán, descerrajó munición gruesa contra Cristina. “Ella quiere un país y nosotros queremos otro”, sentenció. “Los compañeros pueden elegir todos los días en qué unidad ejecutora estar, y la mayoría elije estar en las organizaciones porque los intendentes los hacen trabajar 8 horas por 20 mil pesos y eso es indigno”. Contó que el Movimiento Evita permite que los compañeros que trabajan en los talleres administrados por la organización social “se lleven, además de los 20 mil pesos que es el salario social complementario, entre 80 mil y 100 mil pesos con lo que produce y trabajando 6 horas”. “En la época de Cristina el compañero que vendía cartón solamente cobraba el plan social, tenía prohibido vender lo que producía, por eso ahora eligen venir a las organizaciones porque lo producido por su trabajo es ganancia para el compañero”. “Es mentira que un compañero no trabaja”. “Cristina quiere un país y nosotros queremos otro, y quiero aclarar que este gobierno pegó un avance enorme en el caso de la economía popular”. “Cristina no es la jefa de nosotros, hace años que nosotros nos independizamos”. “El presidente y Cristina no se ponen de acuerdo con el país que queremos construir, en esa discusión nosotros estamos más de acuerdo con el gobierno porque permitió que se desarrollara la economía popular y Cristina cree que eso no existe”. “El capitalismo que genera pleno empleo no existe, entonces hay que desarrollar otra economía”. “El único planteo que nos plantean los reformistas son los subsidios y ese no es el objetivo, el objetivo es que puedan estar en blanco y mayor productividad”. “Le agradezco a Alberto que nos está ayudando, este gobierno está dando un paso más en reconocer a la economía popular” (fuente: Perfil, 22/6/022).

Lo más relevante de las expresiones de Pérsico es el haber reconocido que Cristina no era su jefa política. Semejante afirmación atenta contra la esencia del justicialismo. En efecto, el principio vertebrador del movimiento creado por Perón es el verticalismo, la obediencia incondicional al líder, al jefe. Si el verticalismo se quiebra, el justicialismo tambalea. Consciente de ello, Cristina embistió contra el Movimiento Evita. Si la vicepresidente pretende, como algunos sostienen, competir en las presidenciales del año que viene no puede permitir que su autoridad sea cuestionada.

En este contexto deben encuadrarse las fuertes declaraciones de Sergio Berni contra Emilio Pérsico (fuente: Perfil, 24/6/022). El ministro de Seguridad bonaerense acusó al líder del Movimiento Evita de ser un mercenario. En efecto, sostuvo que Pérsico fue soldado de Cristina, luego de Macri y ahora lo es de Alberto. “Pérsico no tiene gobierno”, sentenció. También acuso al macrismo de haber tercerizado la paz social con las organizaciones sociales. Tampoco se privó de acusar a Pérsico de extorsionador: “El presidente está del lado de los movimientos sociales porque si no, como le dice Pérsico, en cinco minutos vuela todo por el aire”. Si Berni está en lo cierto emerge en toda su magnitud la falta de autoridad del presidente. ¿Pérsico se hubiera atrevido, por ejemplo, a presionar a Néstor Kirchner? La respuesta se cae de madura.

El presidente en los BRICS

Alberto Fernández participó el viernes 24 de forma virtual de la cumbre ampliada de los BRICS, el poderoso grupo integrado por los presidentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

El presidente reconoció su deseo de que la Argentina sea finalmente aceptada como miembro pleno de los BRICS, ya que “representa el 42% de la población mundial y el 24% del producto bruto global”. Destacó que la Argentina es un proveedor seguro y responsable de alimentos “reconocidos en el ámbito de la biotecnología y en tecnología logística aplicada”. “No solo somos capaces de producir y exportar alimentos. También sabemos suministrar servicios y formar especialistas para que otros países hagan crecer su eficiencia productiva y mejoren así la calidad de vida de sus habitantes”.

La guerra entre Rusia y Ucrania no podía estar ausente en su discurso. Afirmó que “es imperioso que cesen las hostilidades en Ucrania. “Queremos ser parte en la búsqueda de una solución que acerque a todos los involucrados, para lograr una paz duradera que deje definitivamente atrás la dinámica desatada por la escalada bélica”. “La paz no solo es necesaria. La paz es urgente porque es urgente hacer un mundo más igualitario”.

Alberto también se refirió al aspecto económico. Destacó la importancia de que los países se pongan de acuerdo en la elaboración de “una nueva arquitectura financiera mundial”. El nuevo sistema debería tener en cuenta “las necesidades del crecimiento, del comercio, de la inversión y fundamentalmente, del bienestar que la humanidad reclama”. “Sin diseñar un modelo económico que acabe con la exclusión financiera, la posibilidad de construir un mundo más justo y equitativo acabará siendo tan solo una quimera” (fuente: Perfil, 24/6/022).

Alberto vive en un mundo de ensueño. Cree realmente que sus discursos son relevantes para los gobernantes de los países más poderosos del mundo. Cree que Putin se conmovió al escucharlo. Cree que el sistema financiero planetario puede modificarse luego de sus palabras. Alberto pareciera no ser consciente del lugar que Argentina ocupa en el mundo. Pareciera no ser consciente de que sus palabras en los foros internacionales caen en saco roto.

El presidente en el G7

Alberto Fernández acaba de participar como invitado en la reunión del G7 celebrada en Alemania. En la primera reunión plenaria, sentado al lado del primer ministro Boris Johnson, el presidente comenzó su discurso condenando la invasión a Ucrania ordenada por Vladimir Putin el pasado 24 de febrero. Una vez más Alberto demostró su enorme plasticidad, su capacidad para adecuarse a la situación imperante en cada momento. Unas horas antes, en la reunión de los BRICS, el mismo Alberto evitó pronunciar condena alguna al mandamás ruso. ¡Cómo iba a hacerlo si Rusia es uno de sus países miembros! Ahora, rodeado por los presidentes más poderosos del mundo occidental, expresó: “Soy consciente de que sólo 1800 kilómetros separan este recinto de donde se está librando una guerra”. “La Argentina condenó la invasión a Ucrania por parte de la Federación Rusa. Una vez más reclamamos el pleno apego a todos los principios del multilateralismo. Creemos en la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos”.

Luego agregó: “Soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido”. “Para poder hacer frente a semejantes desafíos, quiero alzar mi voz en esta cumbre para abogar por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”. “El dolor que la pandemia nos ha causado es enorme. Se llevó consigo millones de vidas. Ahora que esa pandemia comienza a ser controlada, una guerra nos somete a un tiempo de zozobra que la humanidad no merece ni resiste. Es hora de cambiar este presente y empezar a construir en paz una humanidad más justa”. “Es hora de entender, de una vez por todas y para siempre, que el problema no es la pobreza. El problema a resolver es el sistema económico que la genera y permite que la riqueza se acumule en unos pocos” (fuente: Perfil, 27/6/022).

Entrevistado a posteriori por la enviada de Perfil, Rosario Ayerdi, Alberto manifestó que “La Cumbre tuvo algunas cosas auspiciosas. Nos escuchamos y debatimos, con lo cual hay intercambio de posiciones y yo diría que todos estamos conscientes de la necesidad de acelerar el proceso para que la paz se recupere cuanto antes y de la gravedad económica que provoca la guerra. Las relaciones bilaterales son distintas de acuerdo a cada país. Con Charles Michel, que es parte de la Unión Europea, hablamos de la posibilidad de que el año que viene hagamos una reunión entre la Celac y la Unión Europea, aprovechando que la va a presidir España. Tuve una extraordinaria reunión con Narendra Modi, el Primer Ministro de la India. Quedamos en trabajar juntos. India es una economía de 1400 millones de personas. La reunión con Mario Draghi fue muy buena, siempre expresa su apoyo a la Argentina en las cuestiones que siguen pendientes en el Fondo monetario Internacional. Fundamentalmente hablamos de los sobrecargos. Como dije en el discurso de hoy, ese es un tema que el FMI debe tratar y resolver y que el G20 que se realizó en Roma ya le había recomendado que resolviera. Hablamos también de la posibilidad de que Italia invierta en los proyectos que existen para instalar plantas de licuación de gas, que es un proyecto que tenemos que acelerar para que podamos sacar el gas excedente de Vaca Muerta y exportarlo. Se mostró muy predispuesto. En el mismo sentido fue la reunión con Olaf Scholz, que ya lo había planteado la vez pasada. Me dijo que pongamos los equipos técnicos a trabajar. Y después tuve una reunión con Boris Johnson, que él había pedido. Agradeció la presencia de Argentina. Valoró la posición de Argentina frente al conflicto de Ucrania y Rusia, hablamos sobre las particularidades de la posición argentina. Y yo le planteé francamente, le dije que es muy difícil que nosotros podamos hablar de algo si antes no nos sentamos a hablar de la soberanía de las Malvinas. Sólo le pido que cumplan con la resolución de Naciones Unidas que año tras año se repite y no logramos sentarnos a hablar del tema. Me dio su posición, que es la histórica del Reino Unido. Le dije que esperaba que pronto reflexionen y cambien y nos sentemos a dialogar a ver de qué modo se reconoce la soberanía de la Argentina sobre Malvinas” (fuente: Perfil, 27/6/022).

Su encuentro con el premier británico fue lo único concreto de su participación en el G7. Boris Johnson fue contundente: la cuestión Malvinas, sentenció, quedó zanjada hace 40 años, en alusión al desenlace de la guerra en el Atlántico Sur. Las Malvinas continuarán en poder británico por tiempo indefinido o, para ser más preciso, mientras el imperio anglo-norteamericano las considera redituables desde el punto de vista económico y estratégico. Para los ingleses, en definitiva, la cuestión Malvinas es cosa juzgada.

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