Por Malú Kikuchi.-

La frase es de Aristóteles, la popularizó Perón; pero por ser cierta, la internalizamos. No todos. El gobierno no lo hizo y la realidad que tiene la mala costumbre de imponerse, porque es real y verdadera, se impuso. 

El golpe fue duro, el problema es que golpeó con fuerza al gobierno y de paso, a la sociedad. Argentina nunca ha sido un país para cardíacos y el martes 15 todos bordeamos el infarto. El pago de las Lebac nos maltrató. 

El gobierno salió airoso, se recompraron todas las Lebac y el ministro Caputo emitió bonos en $$$ por U$S 3.000 millones, con un nombre poco feliz, “Botes”, pero la maniobra fue más que feliz, fue brillante. 

¿Era necesario llegar al punto del infarto? ¿Preguntarnos si el país se ahogaba con nosotros dentro o si salíamos a flote? No lo era, el gobierno, no escuchó, se replegó sobre si mismo y dejó de lado hasta a sus aliados. 

El PRO es un partido pequeño y nuevo, le guste o no, la UCR le dio territorialidad y la CC patente de transparencia. Dicen que se aprende más de los errores que de los éxitos y parece, parece, que Macri aprende. 

El primer e imperdonable error  (10/12/2015) del presidente, fue no contarle a la ciudadanía el estado deplorable y terminal en que se encontraba el país. Eso le hubiera permitido tomar medidas duras de ajuste. Esperemos que no sea tarde, recién ahora habla de la realidad. 

En su charla del miércoles 16, Macri reconoció errores y empezaron a cambiar algunas cosas. La diminuta mesa de la toma de decisiones se agrandó. Se incorporó a la UCR y a la CC, volvió Ernesto Sanz, se le pidió disculpa a Emilio Monzó y se lo retuvo, también volvió Frigerio. 

Buen mensaje que le dice a la sociedad que la política forma parte de este gobierno, que no la desprecian y que la van a escuchar. A partir de este tardío pero buen punto de partida, se impone lo que hay que cambiar. 

Argentina tiene casi 44 millones de habitantes, de los cuales 20 millones reciben dinero del estado, entre empleados públicos, jubilados, pensionados, asistencia universal por hijo, planes no trabajar y  subsidios. 

Sólo 8 millones de personas tienen empleos en blanco, otros 5 millones en negro. La matriz del país es inviable. Hay que achicar el gasto público. Las pirámides invertidas no tienen sustento y no pueden sobrevivir. 

Se necesita una ley que congele por 10 años los nombramientos en los estados nacional, provinciales y municipales. El 5% de estos empleos se va todos los años, por jubilación o muerte. Se necesita negociar con los privados para que tomen empleados públicos, ofreciéndole a las empresas que el estado se hará cargo de los gastos sociales de esos empleados. 

El plazo puede ser de 5 años. El estado puede hacerse cargo del entrenamiento durante los 2 primeros meses. Las empresas tendrían más productividad = más riqueza = menos pobreza. Así se disminuiría el gasto público. Sin echar gente a la calle y es mejor que el gradualismo. 

Al estado en general, le sobran 2 millones de empleados. Suprimir a los ñoquis, incentivar a los otros dos poderes a achicar sus gastos improductivos y que los jueces paguen impuestos como todos los demás. 

Bajar los impuestos. Después de Comoras* somos el país del mundo con más impuestos. Agilizar los trámites para abrir una empresa. Incentivar las exportaciones y educar para el siglo XXI, educar, educar, educar. 

Debe haber muchas más medidas, estas son sólo las más urgentes y son  de sentido común. Si se necesita coraje para tomarlas, tienen que recordar que fueron votados para gobernar y que eso requiere coraje. 

Y si la disyuntiva está entre una posible reelección (hoy no tan segura, el PJ ya visualiza un posible balotaje), y refundar una nación refundida, apelemos al patriotismo de Macri y que elija la 2ª opción. 

* Archipiélago de las Comoras, en el Océano Índico, S.O de África, ex colonia francesa.

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