Por Oscar Edgardo García.-

El Gobierno ha exteriorizado su intención de revisar todos los acuerdos que firmó Cristina Kirchner con el Gobierno de China y evalúa ponerle freno al proyecto de construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.

Más allá de las sospechas de corrupción que podamos imaginar, es imperioso contar con la mayor de las certezas sobre el impacto ambiental que estas represas podrían ocasionar al medio natural y su ecología.

Debemos enfatizar que no estamos hablando de un tema menor, sino de glaciares milenarios que, al margen de su belleza y de su condición de Patrimonio de la Humanidad, constituyen reservas insustituibles de agua natural muy importantes para nuestro país.

Entre muchas otras consideraciones, sería factible que la construcción en el río Santa Cruz de la Represa Néstor Kirchner variara el nivel del Lago Argentino y produjera una erosión en la base del frente del Glaciar Perito Moreno, lo que impediría que en el futuro el mismo no volviera a formar el puente con la zona peninsular, poniendo fin a uno de los eventos naturales más bellos del planeta: el rompimiento del puente y el encuentro de las aguas de los dos brazos del Lago Argentino.

En dicho supuesto estaríamos frente a un imperdonable e irreversible acto de salvajismo de la naturaleza.

Asimismo, no es secundario tener en cuenta que se vería afectado el cauce del río Santa Cruz hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, cuyo caudal es utilizado para irrigación y producción hidroeléctrica y su cuenca es una de las tres más importantes de la Argentina.

En consecuencia, en mi humilde opinión, es sumamente necesario contar con un Estudio de Impacto Ambiental de la represa Néstor Kirchner sobre los glaciares del Lago Argentino y el cauce del río Santa Cruz hasta su desembocadura en el Océano Atlántico antes del inicio de las obras para asegurarse que su construcción no alterará la situación actual de la naturaleza, al margen de la revisión de los procesos de licitación y adjudicación.

Atentamente.

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