Por Alfredo Nobre Leite.-

Con respeto al acuerdo a suscribirse entre los Estados Unidos y nuestro país para el intercambio de información fiscal y el combate contra el lavado de dinero, en conferencia de prensa del secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, con el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, éste expresó que «en la Argentina, tristemente durante muchos años, evadir impuestos era un deporte nacional y materia de orgullo» y que por eso «les estamos avisando a los argentinos que esa época terminó»; en buena hora. Sin embargo, no puede ignorar que durante muchos años con una inédita presión fiscal, los contribuyentes no veían sus impuestos devueltos en servicios: educación, defensa, seguridad pública, sanidad, Justicia, teniendo que contratar -duplicando sus aportes a la economía de la Nación- en servicios privados de educación, seguridad, sanidad, y relativo a la defensa de los intereses nacionales, brillan por su ausencia desde tiempos inmemoriales (Alfonsín desmoralizó las Fuerzas Armadas, Menem las dejó sin presupuesto, y Kirchner completó esa tarea deletérea, destruyéndolas).

Asimismo, debería considerar que la política tributaria debe ser razonable, al alcance de la capacidad de los agentes económicos, que somos todos, teniendo en cuenta que Adam Smith, en su obra monumental «Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones», ya decía que «cuán mayor es la presión fiscal, mayor es la tentación para evadir el pago de impuestos»; más en nuestro país -repito- que no eran devueltos en servicios a la población. De modo que haya que reducir el exorbitante gasto público heredado para bajar la presión fiscal.

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