Por Carlos E. Viana.-

«Cristo conoce la fragilidad humana; ha querido separar por acciones propias y de distinto carácter las funciones de los dos poderes, queriendo salvar a los suyos por una saludable humildad e impedirles caer en la humana soberbia.»   Hincmar, Obispo de Lion, S. IX.

Excomulgan a Perón (Texto oficial del Vaticano) 

«Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis Consistorialis, die 16 Iunii 1955
Fr. A. I. Card. Piazza, Ep Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto, Adsessor».

«Dado que recientemente han sido conculcados de muchas maneras en la República Argentina los derechos de la Iglesia y se ha usado violencia contra personas eclesiásticas y últimamente no solo se ha osado poner las manos violentamente en la persona del excelentísimo señor don Manuel Tato, obispo titular de Aulón, auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, sino también se le ha impedido el ejercicio de su jurisdicción y se le ha expulsado del territorio argentino, la Sagrada Congregación Consistorial declara y advierte que todos aquellos que han cometido tales delitos, o sean funcionarios de todo tipo y categoría y los cómplices necesarios que hicieron que se realizasen los mismos, y aquéllos que han inducido a su comisión, que de otro modo no hubiera sido ejecutada, han incurrido en la excomunión “latae sententiae” reservada a la Santa Sede, de conformidad con los cánones 2343, párrafo 3; 2334, Nº 2; 2209, párrafo 1, 2 y 3 del Código de Derecho Canónico, y son pasibles de las demás penas establecidas por los Sagrados Cánones.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación Consistorial, 16 de junio de 1955.
Firmado. Cardenal Piazza, secretario; José Ferreto, asesor.»

Fuente: Publicada en “Osservatore Romano”, junio 16 de 1955.

“Latae sententiae” significa La excomunión automática «de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito». Se trata de delitos sumamente graves: apostasía, herejía o cisma. (Canon 1364). Pero está no fue una sanción automática, sino decretada expresamente por la Sagrada Congregación Consistorial. .Hubo dirigentes peronistas, que afirmaron que no fue legalmente una excomunión, pero lo cierto fuera de las formas legales, fue una fuerte sanción eclesiástica por faltas graves que incluyen crímenes, considerados como pecados mortales.

Prueba de la gravedad de la sanción es la carta de arrepentimiento pidiendo perdón, que el propio General Perón, elevó a la Santa Sede, en 1.962. Actuó como mediador el Arzobispo de Madrid, Mons. Eijo y Garay, con el influjo del General Franco. El texto de la misma es el siguiente:

«Beatísimo Padre: El que suscribe, Juan Domingo Perón, domiciliado en Madrid, Ciudad Puerta de Hierro -Sector Fuentelarreina- Quinta 17 de Octubre, temiendo haber incurrido en la excomunión Speciali Modi, reservada, conforme a la declaración de la Santa Congregación del 16 de junio de 1955 (Acta Apostolicae Sedis, Vol XXII, p.412) sinceramente arrepentido, pide, por lo menos ad cautelam, la absolution»

El 13 de agosto de 1971, se dieron a conocer los textos de la carta y del acta. La Santa Sede reconoció su autenticidad con una declaración del 7/IX/71. En esa ocasión la declaración daba cuenta de que: Perón, a pedido suyo, fue absuelto de la excomunión por un rescripto (decisión papal) de la Congregación Consistorial el 18 de enero de 1963.

Esto prueba que el propio General Perón pidió disculpas por los delitos persecutorios sistemáticos cometidos contra la Iglesia Católica, mostrando su arrepentimiento, actitud que no siguieron sus seguidores

¿Cuáles fueron los motivos de la persecución?

No es que el Vaticano se sintiera molesto por el régimen autoritario. Había sabido convivir con la dictadura de Mussolini y apoyaba a la del General Franco.  La molestia de la Iglesia con Perón se debió a otros hechos.

Lo cierto es que desde 1948, el régimen comenzó a presentarse como el auténtico interprete de Cristo y avanzó hacia el establecimiento de una Iglesia Nacional con base en la Doctrina Peronista. En este sentido Perón se alejó de Mussolini y Franco que se habían cuidado de respetar esta tradición de la Iglesia y se acercó a las inclinaciones paganas de su mentor el líder del Nacional Socialismo.

Raúl Mendé; uno de los ministros más capaces de Perón y que acompaño a Eva Perón en sus últimos días; siendo Director de la Escuela Superior Peronista, escribió estas palabras en «Mundo Peronista»: «Cristo tuvo el defecto de su gran corazón. En esto corren parejo Perón y Cristo … Cristo se conformó con preparar al mundo … Perón le saco ventaja (a Cristo), Realizó el cristianismo. Nada de conformarse con sermoncitos. Cristo palabras, Perón hechos. Por eso Perón es el rostro de Dios rutilando en la obscuridad de las tinieblas de esta hora» (Sebreli p., Cichero Marta; Gambini Hugo, Historia del Peronismo 2, Planeta Editor, Buenos Aires, 2001).

Por su Parte Delia Degliumini de Parodi, a la sazón, Presidenta de la Rama Femenina del Partido Peronista, afirmó: «Nuestro Dios en la tierra es Perón, porque es el único hombre que nos ha hecho sentir su cercanía mejor que cualquier misionero, hubiera podido hacerlo» (Sebreli, Crítica de las Ideas Políticas Argentinas)

Para 1953, los libros de texto de las escuelas primarias comenzaron a tener elogios extraordinarios de carácter casi religioso sobre Eva Duarte, con menciones «hada buena», «estrella», «reina».  «Perón es bueno, Evita me ama.»

Los motivos de la molestia de la Iglesia fueron más profundos y se remontan a la historia lejana del cristianismo con respecto al estado. La Iglesia nunca aceptó que el poder político se endiosara y estableciera un culto a la divinidad de la autoridad civil. Este fue uno de los motivos centrales de las persecuciones contra el cristianismo en el Imperio Romano, cuando los cristianos se negaron a rendir culto al Emperador. Tradición que confirmó San Agustín y fue una de las causas de las rivalidades entre el Papa y los emperadores durante toda la Edad Media. Esta característica enunciada por Cristo: «Dadle a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del César», fue una de las bases espíritu-valorativas de la Cultura Occidental Cristiana. La Iglesia debía hacer algo en defensa de la Fe y comenzó a tomar distancia del dictador. En consecuencia dada la personalidad y la ideología de Perón, él no podía tolerar otro poder importante dentro de Argentina. Es difícil de comprender como un hombre inteligente, tan culto e historiador como fue Perón, haya sido superado por su ego al punto de cometer lo que Tayllerand habría calificado: «Fue  peor que un crimen fue un error.»

¿Cómo se desencadenó la persecución contra la Iglesia?

En la Iglesia se comenzó a ver con preocupación estos cultos, el avance en la educación, la creación de la UES y los juegos del dictador con las chicas de esta organización.

Para 1954 con el apoyo de sectores religiosos se comenzó a organizar,  sobre la base del nacionalismo católico, el Partido Demócrata Cristiano.

En el discurso del 17 de octubre de 1954, Perón atacó indirectamente a la Iglesia, haciendo referencia a «los enemigos emboscados»…  «Para ser dirigente peronista, hay que ser más peronista que ninguna otra cosa», quedaba así excluida la religión.

El 10 de noviembre de 1954, Perón expresó públicamente en una reunión de gobernadores, que había curas y prelados que desarrollaban actividades perturbadoras y acusó especialmente a tres diócesis, la de Córdoba, Santa Fe y La Rioja. Varios sacerdotes fueron detenidos.

Ya comenzado 1955, en la Carta Pastoral de Cuaresma los obispos hicieron leer en todas las iglesias un documento en reclamando por la prohibición de procesiones religiosas, de audiciones en los medios radiales y la remoción de funcionarios públicos por ser católicos. Los arrestos continuaron en todo el país.

El 11 de junio de 1955, se produjo para la festividad de Corpus Cristi, una manifestación de 200.000 personas, que se quejaron de la persecución del gobierno a la Iglesia. Perón hizo quemar una bandera argentina en una comisaría para acusar a los manifestantes. El gobierno dispuso múltiples de más católicos.

El 12 de junio de 1955 fue atacada la Catedral Metropolitana con pedradas lanzadas por grupos de choque del gobierno, hiriendo a muchos creyentes que habían concurrido a misa, mientras la policía montada cargaba a sablazos contra los católicos que salían de la misma y otros  detenían a fieles dentro de la Iglesia.

Se prohibió en todo el país, a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad asistir a Misa y se arrestó a los que no cumplían la orden habían.

Dos días después el 14 de junio un decreto del dictador exoneró a Monseñor Tato de sus cargos de Provisor y Vicario General, Obispo Auxiliar y Canónigo y a Monseñor Ramón Pablo Novoa, se los maltrato violentamente y el 15 se los expulsó del país, poniéndolos por la fuerza en un vuelo a Roma, a pesar que eran argentinos.

El Vaticano dispuso inmediatamente la excomunión de los responsables del hecho.

En las primeras horas del 15 fueron allanados en Buenos Aires y en el interior, parroquias, asilos, colegios, seminarios, monasterios y todos los locales en que funcionaban centros o círculos de la Acción Católica y clausuradas las sedes de la junta central, consejos femeninos y consejos de hombres.

¿Arden las Iglesias?

El 16 de junio hubo una sublevación militar y pilotos de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea, bombardearon la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, pero se produjeron numerosas bajas de civiles, en este luctuoso hecho, aunque no fueron los sacerdotes los pilotos.

Por la tarde se produjo una razia de sacerdotes y bandas gubernamentales partieron del Ministerio de Salud Pública, de la sede del Partido Peronista  y  del Servicio de Informaciones, procediendo a incendiar saquear 14 templos Católicos en el centro de Buenos Aires. Entre estos la Curia de la Catedral, los templos históricos de San Ignacio, Santo Domingo, San Francisco. Un sacerdote murió por las heridas recibidas cuando intentó detenerlos. Los bomberos no actuaron y la Policía Federal se mantuvo ausente.

Los días que siguieron se endureció la dictadura, tomando miles de presos políticos, incluyendo cientos de sacerdotes. La represión llegó al extremo cuando en su mensaje del 30 de agosto el dictador amenazo diciendo: «por cada uno de nosotros caerán cinco de ellos».

Este es un resumen muy corto de la única persecución sistemática que sufrió la Iglesia Católica en Argentina. Los peronistas de igual manera que lo hizo su jefe, deberían pedir perdón y tener en cuenta las frases del  filósofo cubano  Jorge Santayana: «los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo».

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