Por Luis Américo Illuminati.-

En la localidad de Los Cocos, un pueblito del interior de Córdoba, durante un voraz incendio, la Virgen quedó intacta en medio de cuatro casas quemadas. La Provincia de Córdoba atraviesa momentos críticos. Este sábado, más de 600 bomberos y brigadistas luchaban y siguen combatiendo distintos focos de incendio en varias localidades del interior. Al foco de Punilla, se le sumó uno nuevo y alarmante en Calamuchita, en la zona de Intiyaco y Villa Berna, próximo a La Cumbrecita. Y ahora le tocó el turno a Ascochinga, lugar donde niño yo he pasado maravillosas vacaciones. De esta catástrofe, pienso lo siguiente. Todos los desastres y horrores que están sucediendo en estos momentos en el mundo entero tienen una raíz teológica. Voy contracorriente, lo sé perfectamente. La humanidad unánimemente se ha apartado de Dios, no lo necesita, como sucede en la Argentina. Por ejemplo, hace casi 4 años los individuos poltrones del Congreso que supuestamente nos representan sancionaron un crimen aberrante: el aborto. El Estado argentino es un asesino. Recordemos que la Ley del Aborto entró en vigencia en nuestro país el 24 de enero de 2021, la cual fue enviada al Senado por Alberto Fernández y aprobada por mayoría. Quien contradiga esto -que determinadas causas producen determinadas consecuencias- diciendo que no hay conexión entre una cosa y la otra, respetamos su opinión si toman la ciencia como árbitro, pero le recomendamos, aunque sea por simple curiosidad, repase un poco las grandes convulsiones y acontecimientos de la Historia y los coteje con las páginas bíblicas. Y verá que Dios no castiga con látigo ni rebenque o fulmina con un rayo a quien le desobedece. El hombre se castiga solo. Pues tal como decía un filósofo ateo que después se volvió ferviente cristiano: «Si Dios tuviera que destruir el mundo cada vez que el hombre le rinde culto al becerro de oro y se vuelve un lobo del hombre (Hobbes), hace rato que el mundo habría desaparecido».

La Virgen hace milagros personales, pero nada puede hacer si los hombres se comportan como los liliputienses que querían someter al buen Gulliver como esclavo de ellos. Y en el país de los enanos (Liliput y Argentina) el gigante es como la generosa y gentil Naturaleza a la que el hombre de a poco la está matando. Por eso la Virgen llora, como lo explica León Bloy. No manden cadenas de oraciones, suelen contener algún virus. Recemos individualmente y hagamos una procesión como se hacía antiguamente. Saquemos la Virgen Madre de Dios a la calle. El milagro ocurrido en los Cocos nos recuerda otro milagro ocurrido durante la hecatombe que produjo la bomba atómica en Hiroshima. La Casa Parroquial Nuestra Señora de la Asunción quedó en pie sin ningún daño. Los cuatro sacerdotes que se hallaban en su interior salieron ilesos, uno de ellos se encontraba celebrando misa. Que un ateo o un científico me explique si esto no fue un milagro, entonces qué cosa es. Que formulen una teoría en contra. Tal vez es lo que necesita el hombre de hoy para seguir viviendo indolentemente sobre la tierra como si ésta fuera una maquinaria indestructible, en espera de la Agenda 2045 de la OEA, y confiando en la IA.

Dice un teólogo francés: «Las grandes calamidades y catástrofes que se ha atraído sobre sí la humanidad a lo largo de la historia, es el resultado o efecto de la corrupción colectiva de una sociedad envilecida y empantanada en el pecado mortal sin atisbo de arrepentimiento. El Decálogo que Dios le entregó a Moisés en el Monte Sinaí, enumera los pecados -ofensas graves a Dios- que consisten en infracciones que cada hombre comete solo. Y son pecados públicos los crímenes y atrocidades que una comunidad o una nación comete colectivamente, con escándalo, son delitos que claman un castigo del cielo. Y en el Juicio Final serán juzgadas las naciones pecadoras junto con el juicio particular a cada individuo».

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