Por Hernán Andrés Kruse.-

El 3 de junio de 2016 el Informador Público tuvo la gentileza de publicarme este artículo sobre los primeros meses de gestión del presidente Macri que, a tenor de lo que sucede en el país tres años después, tuvo carácter premonitorio. He aquí lo que expresé en aquel entonces y que mereció una catarata de insultos y golpes bajos de parte de un buen número de lectores.

El oprobioso gobierno de Macri

“Mauricio Macri asumió el 10 de diciembre de 2015. A partir de entonces ha demostrado ser coherente con su ideología. Convencido de que los ricos deben seguir siendo ricos y los pobres seguir siendo pobres, cada decisión que viene tomando apunta a ese objetivo primordial. En este sentido, Macri es una suerte de Robin Hood a la inversa: les quita a los pobres para engrosar el bolsillo de los ricos. ¿Qué sentido tuvo, sino favorecer los intereses de las empresas exportadoras, la devaluación de la moneda en un 40%? ¿Qué sentido tuvo, sino favorecer los intereses del poder agropecuario, la eliminación de las retenciones al maíz, al trigo, etc.? ¿Qué sentido tuvo, sino favorecer los intereses de las empresas prestatarias de servicios, los feroces tarifazos de los últimos meses? ¿Qué sentido tiene, sino favorecer los intereses de los grandes empresarios, los despidos que se vienen sucediendo en la esfera privada? Estamos en presencia no de medidas aisladas e inconexas, sino de un conjunto de medidas que responden a una política perfectamente planificada que busca exclusivamente profundizar la brecha entre los incluidos y los excluidos. Porque el propósito fundamental, excluyente, en realidad, de Macri es hacer de Argentina un país para pocos, un país oligárquico, un país donde todos tengan bien en claro qué lugar ocupan en la estratificación social, un lugar del que no pueden-ni deben-abandonar. Para Macri la rigidez hace a la esencia de la estratificación social. Quien tuvo la mala suerte de nacer en una tapera debe conformarse con vivir en esa tapera el resto de su vida. Quien tuvo la dicha de nacer en un barrio pudiente no tiene de qué preocuparse: vivirá en la opulencia toda su vida. Quien nació pobre, morirá pobre. Quien nació rico, morirá rico. Así razona el presidente de la nación. Que alguien que nació en la pobreza pretenda subir en el escalafón social es un desatino. Que un pobre muera pobre es algo lógico, natural. Si nació en la pobreza es porque así lo dispuso el destino. Y contra el destino no se puede ir en contra. Así se razonaba, por ejemplo, en la época del feudalismo. En ese entonces las clases sociales estaban perfectamente diferenciadas. Los siervos de la gleba estaban condenados a morir en la pobreza mientras que los nobles estaban destinados a morir rodeados de oro. La posibilidad de ascender socialmente en base al mérito y al esfuerzo no era tenida en cuenta. Es más, nadie siquiera pensaba en ello. Todo el mundo sabía de antemano qué le tenía preparado el destino”.

“Hoy, en pleno siglo XXI, el mundo feudal nos resulta oprobioso. Porque resulta verdaderamente canallesco sentenciar que quien nació pobre no tiene más remedio que conformarse con padecer la pobreza durante toda su vida. Y lo es aún más si quien piensa de esa manera es nada más y nada menos que el presidente de la Argentina, cuya constitución de 1853-60 profesa una filosofía liberal que está en las antípodas del pensamiento feudal. En efecto, el liberalismo, considerado como filosofía de vida, parte del supuesto de que toda persona, en base a su capacidad y talento natural, tiene derecho a progresar en la vida, a abandonar su sitio en la estratificación social para ingresar, en base a su esfuerzo, en otro sitio mejor. También el liberalismo considera que nadie tiene derecho, fundamentalmente los gobernantes, a impedir el ascenso social de las personas. Quien, desde la cúspide del poder, dice a manera de sentencia definitiva que quien nació pobre, morirá pobre, atenta contra la dignidad humana y, en última instancia, contra el progreso material y espiritual de los pueblos”.

“Emerge, pues, en toda su magnitud el antiliberalismo de Mauricio Macri. Estamos en presencia, qué duda cabe, de uno de los presidentes más siniestros y cínicos de la historia argentina contemporánea. Su gobierno es lisa y llanamente oprobioso, al igual que varios de sus funcionarios más destacados y de algunos economistas que suelen defenderlo públicamente. En su edición del viernes 27 de mayo Infobae reprodujo unas declaraciones de Javier González Fraga, cuyo eje central fue la crítica a la política económica del kirchnerismo. El ex funcionario tildó al gobierno anterior de “populista” y empleó una serie de conceptos por demás polémicos para explicar lo que acontecía hasta antes de la asunción de Macri con el ingreso de los trabajadores medios. “Las cosas no se pueden hacer como uno querría, y menos después de 12 años donde se ha invertido mal, se alentó el sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y se atrasó el tipo de cambio”, expresó. En relación con la reactivación, consideró que recién se producirá en 2017. Luego agudizó sus críticas al kirchnerismo: “Le hiciste creer (por Cristina Kirchner) a un empleado que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso era una ilusión. Eso no era normal” (…) “No digo que si era bueno o malo. Por supuesto que era bueno, pero no era normal. No era sostenible” (…) “Estamos sincerando la economía para que en lugar de tener una burbuja de crecimiento que alimente proyectos populistas tengamos décadas de crecimiento. Para que la Argentina vuelva a los niveles que nunca debería haber abandonado en el ránking internacional”. Para el ex titular del Banco Central que un trabajador de clase media tenga aspiraciones de progreso y que dentro de esas aspiraciones esté el deseo de viajar por el mundo, no es más que una ilusión que debe ser evaporada cuanto antes. Ese empleado debe ser consciente de que nació para no tener ilusiones de progreso, para no viajar, para no pretender escalar en la estratificación social. He aquí el mensaje de González Fraga, que hábilmente lo encubre con sus críticas al populismo y su encendida defensa del “sinceramiento” de la economía. Porque ¿qué entiende González Fraga por sincerar la economía? Entiende, no lo que dice públicamente, sino el retorno a la normalidad, es decir, al conformismo social de los más débiles. “Si naciste en la villa, morirás en la villa”: he aquí el “sinceramiento” de la economía según el economista radical. Quien rápidamente salió en defensa de González Fraga fue la vicepresidente de la nación, Gabriela Michetti, quien sostuvo el lunes 30 de mayo que lo más complicado del primer semestre de gestión de Cambiemos fue “salir del populismo y de la fantasía del kirchnerismo” y celebró la política económica puesta en ejecución por Macri”.

“Desde que asumió el presidente ha sido impiadoso con los sectores más vulnerables. “Después de tantos años de populismo ha llegado el momento de sincerar la economía, lo que implica necesariamente sangre, sudor y lágrimas”: he aquí el credo macrista. Y el gobierno lo aplica a rajatabla. Pero con una salvedad: el sacrificio exigido para sincerar la economía no es parejo, no es democrático. En efecto, el costo del sinceramiento no es pagado por todos los sectores de la sociedad de manera proporcional a su nivel de recursos, sino que recae exclusivamente sobre la espalda de la clase trabajadora. Macri exige sacrificios pero él no hace ninguno. ¿Dónde está, entonces, la ejemplaridad? Porque es muy fácil exigir sacrificios a los demás mientras se goza de las mieles del poder. Mientras tanto, con los poderosos del exterior el gobierno de Cambiemos no ha hecho más que dar manifestaciones de una genuflexión asquerosa. Se vio en la “negociación” con Paul Singer. En pocas semanas el gobierno macrista le pagó al buitre sumas siderales que podrían haber sido destinadas, por ejemplo, a mejorar la salud pública del país, bastante maltrecha desde hace un largo tiempo. Porque no hubo tal cosa como “negociación” sino una capitulación. Macri se arrodilló ante Singer en aras de la “inserción de la Argentina en el mundo desarrollado”. La genuflexión fue evidente durante la visita del presidente Barack Obama, uno de los más “célebres” criminales de guerra de la humanidad. Más que actuar como un verdadero anfitrión, Mauricio Macri hizo las veces de “perrito faldero” del mandatario norteamericano. Realmente, pareció, más que el presidente de la argentina, una mascota más del mandatario norteamericano. Pero el acto de genuflexión más escandaloso, más repulsivo, tuvo lugar hace pocas horas en España y lo tuvo como protagonista central al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay. Durante un desayuno organizado en Madrid con funcionarios y empresarios de “la Madre Patria”, el funcionario macrista les pidió disculpas “por los abusos de todo tipo que han sufrido los capitales españoles en Argentina”. Por si ello no hubiera resultado suficiente, el ministro consideró que la expropiación del 51% de las acciones de YPF en manos de Repsol por la cual el gobierno de Cristina pagó 4670 millones de dólares fue sencillamente un “disparate”. La genuflexión de Prat Gay no tuvo límites: “Argentina está de vuelta. Empecemos por un aplauso porque estamos de vuelta” (…) “Los últimos años fueron un escándalo donde nos alejamos de todos. Reestablecer los lazos con el mundo y la nación española es una prioridad de nuestro gobierno” (…) “Estamos volviendo a poner a la Argentina en la senda del crecimiento tomando algunas medidas difíciles. No nos guiamos por la instantaneidad de la opinión pública. Con el desastre que nos dejaron era imposible crecer. Si no tomábamos las medidas nos transformábamos en Venezuela” (…) “La ley antidespidos era un cepo laboral a las empresas, era una garantía para no contratar. Nuestro gobierno no tiene miedo de que en el propio proceso de creación económica se pierdan algunos puestos de trabajo, lo importante es que después se creen muchos más puestos”.

“En 2007, durante la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, el por entonces presidente venezolano Hubo Chávez mantuvo un serio altercado con el por entonces presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, a quien comenzó a interrumpir durante su alocución hasta que el rey Juan Carlos I estalló de furia y dirigiéndose a Chávez le espetó: “¡por qué no te callas!”. El motivo de la discusión había sido una dura crítica que Chávez le había propinado hacía unos días al antecesor de Zapatero, José María Aznar, a quien el bolivariano había tildado de “fascista”. En ese momento Rodríguez Zapatero puso sus diferencias ideológicas con Aznar a un lado e hizo causa común con el rey, quien había apoyado a Aznar. Primó en Zapatero la defensa del español Aznar, quien en ese momento era criticado por un presidente foráneo. Zapatero fue leal a España, en suma. Prat Gay actuó en España de manera harto diferente. Si en el desayuno con empresarios españoles hubiera estado presente, por ejemplo, Axel Kicillof, y en un momento dado los empresarios dueños de casa lo hubieran comenzado a criticar con dureza, Prat Gay hubiera hecho causa común con los anfitriones. Hubiera sido desleal con Kicillof y, fundamentalmente, con la Argentina. En Prat Gay la nacionalidad argentina poco cuenta. Para él, evidentemente, sólo vale la lealtad a los capitales transnacionales. En consecuencia, si para granjearse la confianza del capital foráneo hay que traicionar a la Argentina, se la traiciona nomás, sin pudor alguno. Porque lo que Prat Gay les dijo a los contertulios españoles fue que con Macri en el poder podían hacer nuevamente en el país todo tipo de negociados, sin “interferencias molestas”.

“Así son Macri y Prat Gay: valientes con los débiles y cobardes con los poderosos. Así es de oprobioso el gobierno elegido por un poco más de la mitad del electorado el pasado 22 de noviembre”.

Falta un mes para las elecciones presidenciales. La inmensa mayoría de los argentinos sufrió en carne propia a este oprobioso gobierno encabezado por un presidente que no sería extraño que se exilie en Madrid si le toca perder por goleada. Durante cuatro años hemos padecido el accionar de un gobierno inescrupuloso, cínico y perverso, que siente desprecio por la clase trabajadora. Ese desprecio quedó en evidencia, una vez más, los otros días en el aeropuerto internacional de Ezeiza cuando se desplomó una parte de una obra en construcción que provocó la muerte de un capataz y serias heridas a varios trabajadores. Ese desastre se produjo porque el gobierno presionó para que la obra estuviera concluida cuanto antes para presentarla como un “logro” en plena campaña electoral. Todo vale si ayuda a mejorar la pálida imagen y la escasa intención de voto de Macri.

Este oprobioso gobierno terminará el 27 de octubre. Ese día la inmensa mayoría de la sociedad le dará el golpe de gracia. En consecuencia le tocará el turno para gobernar a Alberto Fernández, quien hasta hace unos meses ni se imaginaba lo que le tenía deparado el destino. Quiera Dios que el ex jefe de Gabinete del kirchnerismo sepa estar a la altura de las circunstancias. Porque en esta oportunidad sí cabe hablar de pesada herencia.

Anexo I

“PACO”: película estremecedora (27/3/010)

El “paco” es una droga de alto poder destructivo destinada, por su bajo precio y pésima calidad, a ser consumida por los pobres. El conurbano bonaerense, plagado de pobreza y marginalidad, constituye el escenario perfecto para que venenos como el “paco” se expandan como reguero de pólvora. Para que ello suceda el narcotráfico cuenta, obviamente, con complicidad policial, judicial y política. Emerge una inexpugnable red de complicidades frente a la cual el denominado “hombre de la calle” o “ciudadano raso” poco puede hacer, salvo tomar conciencia del problema, lo que no es poco.

Para que ello suceda brindan una ayuda inestimable aquellas películas que se atreven a tocar temas tan delicados como el del “paco”, películas testimoniales que prestan un servicio a la comunidad de real valía. Tal el caso de la película argentina “PACO” que narra la historia de un joven, hijo de una importante senadora-interpretada magistralmente por Ester Goris-que, por graves problemas familiares, decide hundirse en el sub-mundo del “paco” para evadirse de la realidad. Luego de cometer una cruel venganza contra un capo narco, el joven, con la ayuda de su poderosa madre, se recluye en un centro de rehabilitación conducido por una esforzada profesional (la magistral Norma Aleandro). Luego de “curarse” el joven decide confesar su crimen y recibe el castigo correspondiente.

Durante el transcurso de la película el espectador se adentra en un ambiente cruel, fantasmagórico y sombrío. Causa escalofríos los efectos que el “paco” provoca en el joven, anulándole su personalidad. Al final no es más que una masa amorfa que sufre convulsiones en la cama.

La película denuncia la ausencia del estado en esta tragedia. En un momento de angustia la directora del centro de rehabilitación se queja amargamente por la falta de ayuda oficial. Quizás para evitar ocasionar en el espectador una genuina angustia existencial, el director decidió que la película tuviera un final feliz. En una de esas escenas finales Norma Aleandro despide a sus pacientes ya que los considera muy recuperados. Sin embargo, lo más probable es que en la realidad ello no suceda.

Lo más terrible de la película es una frase (una impactante denuncia) lanzada por Goris que dice más o menos así: “el poder permite la expansión del paco para eliminar a una clase social (la pobre) con la cual no sabe realmente qué hacer”. En un momento llega a utilizar la palabra “genocidio”.

A mi entender “PACO” debería ser vista y discutida en todas las escuelas y colegios del país. El futuro de las nuevas generaciones está en juego y junto a ellas, el del país.

(*) Publicado en el portal rosarino Ser y Sociedad el 27/3/010.

Anexo II

El reino de la incertidumbre (*)

“Hay dos cosas que son infinitas: el universo y la estupidez humana; de la primera no estoy muy seguro” (Einstein)

El jueves 11 de marzo la oposición dio muestras, una vez más, de su inoperancia a la hora de enfrentar al gobierno nacional al no lograr reunir la mayoría necesaria para rechazar en el recinto senatorial el pliego de la economista Marcó del Pont como presidente del Banco Central. Dos senadoras supuestamente opositoras-María José Bongiorno (Frente Grande, Río Negro) y Roxana Latorre (PJ, Santa Fe), decidieron apoyar a Marcó del Pont, provocando un terremoto en la oposición que todavía festejaba el triunfo obtenido la semana anterior, cuando logró, gracias al apoyo de Carlos Menem, el control de todas las comisiones de la Cámara Alta. Tamaño resbalón de la oposición no fue perdonado por el poder mediático, inmerso en una feroz batalla contra el gobierno nacional. En un artículo titulado “Sin liderazgo ni estrategia” Morales Solá escribió: “Mercedes Marcó del Pont ya tiene los votos senatoriales suficientes como para ser presidenta del Banco Central. La oposición debió tragar ayer (por el jueves 11 de marzo) el mismo remedio que le reprochó al oficialismo (dejar sin quórum la sesión del Senado) para no mostrar que habían perdido definitivamente esa batalla. Las dos principales figuras presidenciales de la oposición, Julio cobos y Carlos Reutemann, están pagando con su propio capital político las increíbles derrotas parlamentarias de una oposición también increíble” (La Nación, Buenos Aires, 12/3/010, p. 1).

Las senadoras “díscolas” adujeron que habían actuado en función de profundas convicciones, que coincidían ideológicamente con Marcó del Pont y que les había provocado un profundo desagrado la manera en que la economista había sido tratada en el Senado cuando fue considerado su pliego. La senadora Bongiorno dio a conocer su postura a través del siguiente comunicado: “Lamento tanto que, habiendo tenido la oportunidad de revertir situaciones que ya vivimos y condenamos como irregulares, caigamos en las mismas prácticas (…) Me niego a apoyar un dictamen que sea consecuencia de lo que tanto he criticado” (p. 6). Por su parte, Latorre echó toneladas de leña al fuego al acusar a sectores de la oposición, a los que no identificó, de estar detrás de un proceso destituyente. Desde El Calafate, en un acto político en el salón Ahoniken del hotel Posada Los Alamos, la presidente acusó de “golpista” a la oposición. En relación con el maltrato a la que fue sometida Marcó del Pont, manifestó: “Quiero hablarlo no solo como presidenta, sino como mujer de la política. Ella fue al Congreso a explicar y nadie le preguntó nada; sólo le dijeron que no iban a votarle el pliego (…) A nadie le interesaba debatir, porque lo único que les interesaba era hacer una maniobra destituyente con la licenciada Marcó del Pont, que era, en definitiva, una maniobra destituyente hacia el Gobierno (…) Podrán obstruir, poner palos en la rueda, descalificar o agraviar; pero no van a poder conmigo, porque eso es lo que me da más fuerzas y energía para salir adelante” (La Nación, Buenos Aires, 13/3/010, p. 8). Mientras tanto, la diputada Elisa Carrió embistió contra Latorre: “Tiene que explicar por qué vota en un sentido diferente del mandato que recibió de la sociedad; qué favores recibe, qué prebendas tiene” (p. 10). Por su parte, el histriónico senador Luis juez dijo: “Hay senadores que están vedetteando, que son hoy mucho más proclives a estar en la tapa de Paparazzi (la revista de Jorge Rial) (…) están viendo cómo cotizan” (p. 10).

El miércoles 17 de marzo se transformó en otro Día D para el gobierno nacional y la oposición. En efecto, tanto en Diputados como en Senadores se preveía el tratamiento de tres cuestiones “calientes”: la aprobación del pliego de Marcó del Pont (Senado), la reforma a la ley del cheque (Senado) y la derogación del ya histórico y polémico Fondo de Desendeudamiento (Fondes) (Diputados). Respecto a la reforma de la ley del cheque la presidente de la nación fue por demás precisa y contundente. Desde Ushuaia expresó: “La reforma de la ley, que por ahí está presentada como algo bueno para las provincias, significa algo así como sacarle al presupuesto nacional 10 mil millones de pesos que irían a las provincias (…) en esa detracción cae el 15% de lo que ingresa a la Anses, que paga hoy la asignación universal por casi 8 mil millones de pesos a aquellos jóvenes y niños cuyos padres carecen de trabajo (…) Todos los recursos que están en el presupuesto nacional están absolutamente destinados a las provincias” (La Nación, Buenos Aires, 16/3/010, p. 7). En relación con el DNU 298/10 emitido por la presidente el 1 de marzo en el Parlamento, el gobierno nacional consideró que el dictamen de la comisión bicameral que rechazó el DNU es nulo. Miguel Pichetto, jefe de los senadores oficialistas, manifestó: “Este dictamen es absolutamente nulo, ya que es producto de una constitución irregular de la comisión, algo sobre lo que se tiene que expedir la justicia” (p. 7), mientras lograba la recusación del juez Ernesto Marinello, cayendo la causa en manos del titular del juzgado en lo contencioso administrativo número 6, Enrique Lavié Pico.

El miércoles 17 se conmemoró el décimo octavo aniversario del trágico atentado contra la Embajada de Israel. El 17 de marzo de 1992, promediando la mañana, una feroz explosión demolió el edificio situado en Barrio Norte de Buenos Aires, provocando cerca de treinta muertos y numerosos heridos. Siempre se señaló al fundamentalismo islámico como el responsable del criminal ataque. Lo cierto es que hasta ahora reina la impunidad. Por la tarde el Parlamento fue el escenario de insólitos acontecimientos que pusieron en peligro el funcionamiento de un pilar de la democracia republicana. En el Senado sucedió lo mismo que hace tres semanas. Ante la ausencia del metafísico de Anillaco, la oposición no logró alcanzar quórum propio, lo que fue aprovechado por el kirchnerismo para no bajar al recinto y evitar el tratamiento de la reforma a la ley del cheque, en la que están en juego miles de millones de pesos. Tampoco se trató la aceptación del pliego de Marcó del Pont, sometida, una vez más, a un injusto manoseo. En Diputados la oposición logró quórum propio para embestir contra el DNU empleado para tomar reservas del Central para el pago de la deuda. Sin embargo, en plena sesión, se tuvo conocimiento de una resolución del juez Enrique Lavié Pico que hizo lugar a una presentación de senadores kirchneristas que habían cuestionado la conformación de la Comisión Bicameral que había rechazado el lunes pasado el DNU. La oposición, aturdida por la noticia, decidió continuar sesionando y propuso votar el rechazo del decreto que había creado el Fondo del Bicentenario (ya derogado). Había sufrido una nueva derrota.

Los hechos acaecidos ayer en el Parlamento ponen ene videncia que de aquí en adelante nadie saber a ciencia cierta qué sucederá en ambas cámaras, fundamentalmente en el Senado. En efecto, en los últimos 30 días la oposición no logró sentar en sus bancas a los 37 senadores que decían eran propios y que le garantizaban el quórum propio. La ausencia de Menem (en dos oportunidades) dejó a la relación de fuerzas dentro del recinto del siguiente modo: 36 senadores opositores y 35 senadores oficialistas. De esa forma la oposición se verá impedida de alcanzar quórum propio para imponer su voluntad. Mientras ello suceda el Senado no funcionará, con lo cual el Parlamento como institución quedará paralizado.

No estoy de acuerdo con quienes sostienen que al pueblo no le interesa lo que está sucediendo en el Parlamento. Pese a que hay otros problemas que lo atormentan (inflación, seguridad, salud y educación), es consciente de que la parálisis parlamentaria necesariamente repercutirá negativamente sobre su calidad de vida. La Argentina política está sometida por el imperio de la incertidumbre, que repercute negativamente sobre las variables económicas. Nadie duda que la incertidumbre política hace aumentar la incertidumbre económica, lo que configura un sombrío panorama que siempre afecta al más débil, al trabajador, al ciudadano que vive de un sueldo fijo. Pero a la clase política poco parece importarle su destino.

(*) Publicado en el portal rosarino Ser y Sociedad el 18/3/010.

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