Por Paul Battistón.-

El racconto de los amontonados hechos de este corto (casi eterno) tiempo salieron de su propia boca. Un esfuerzo válido para reafirmar el camino de su incipiente doctrina. Cada tramo del trayecto fue repetido en palabras de asimétrica concordancia a modo de salmos para que no queden dudas de que su ejercicio fue a voluntad y no por ineficacia, como pretende la golpeada contraparte empecinada en descifrar este trayecto como una total destrucción. Y en cierta forma tienen razón; todo su andamiaje de supervivencia a costilla del estado está siendo destruido.

Los nombres y las denuncias salieron también de su boca para que en el futuro no queden dudas sobre ellas y sólo sean recordadas como mitos de la calle web.

Esparció los pecados conducentes a nuestro fracaso con la autorizante voz del profeta sobre cada uno de esos enemigos que, siendo indudables partícipes de nuestro derrumbe, sin embargo nuestro bizarro escenario siempre deja abierta la posibilidad para su nueva participación de resucitados capaces de llevar el título de salvadores sólo por cargar con un currículum de experiencia en parches de prolongación y profundización de desastroso resultado final (al que suelen escapar en la sombra de la inercia retardadora).

Se encargó de tipificar y propiciar el reparto de los pecados que la libertad aceita y permite como ejercicio de la voluntad y libertad de pensamiento y expresión.

Envuelto en la ausencia de fracaso (así lo mide la oposición que argumenta la destrucción) se autorizó a repartir las responsabilidades a sectores que hubieran sido intocables por su pasada capacidad de respuesta. Los pecados sectoriales justificados como luchas de supervivencia fueron arrojados como cebos sobre los nuevos doctrinarios como complicidades necesarias para nuestro arribo al fracaso más profundo.

Una buena concentración de culpas fue puesta a los pies de Sergio Massa, seguramente por su ubicación final en el derrotero de la doctrina opuesta, la del culto a los ídolos paganos. Empresarios, comunicadores, sindicalistas, economistas y mucho menos se salvaron esos especímenes volubles escondidos en el rótulo de políticos. En definitiva, no más de 5 ejercicios de profesiones que en entrelazada compulsa de repartos y beneficios forman el núcleo de la casta puesta en examen. Han sido puestos al frente de la ebullición hormonal, del sentido común ninguneado y también frente al fracaso repartido (latente en forma de resignación).

¿Quién no había apostado en el pasado su esperanza para que alguno de estos poderes fuera el desencadenante de la ruptura con la decadencia, dando posibilidades de salir a una atmósfera de cambio?

Pues ahora resulta claramente expuesto que ninguno de esos poderes podría haber sido llave de un cambio so riesgo de derrumbe de esa comodidad de sostenerse en el espacio de súper confort por encima de la masa de agraciados con el premio del constante esfuerzo, el trabajo y el tributo.

“Seremos fanáticas e implacables”, alguna vez dijo como indicativo de ausencia de la razón como motor de la “doctrina”, Doña Eva Duarte.

Milei acaba de dar una lógica de nuestra irracional decadencia en palabras muy concretas (lo viene haciendo a ritmo constante), a esta altura recitados en una colección de salmos salvadores y protectores para el combate que se desarrolla y seguirá desarrollando contra el enemigo proveedor de miseria

De la imagen de Lezama es de esperar el fanatismo implacable como escudo y como arma. Son dueños de la nueva calle (el resto no la vio y sigue sin verla) pero el profeta acaba de darles la escalera de letras “no son trolles” para el descenso de la virtualidad de la red a la realidad sólida. Esa realidad donde les fueron escamoteados el provecho y los beneficios que deberían suponer el esfuerzo y el riesgo. Todo apropiado por la complicidad amalgamada en forma de casta imponiéndose por sobre el mérito, el esfuerzo y el talento.

El fanatismo está listo y tiene su lógica. El intento de medir al presidente con bajo rating está desdibujado. El espejo de lo virtual en lo real ha sido mostrado.

Será una guerra en todo sentido y en todo frente.

Como justifica uno de los memes más usados y perversos (si no lo fuera no sería meme).

Y…está mal

…pero nooo tan mal.

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