Por José M. García Rozado.-

«Fue realmente un disparate», dijo el ministro sobre la estatización en 2012 del 51% de YPF, entonces en poder de la española Repsol. «Es una de las manchas de la gestión anterior que le costó muy caro a nuestro país, no sólo reputacional sino financieramente», se disculpó ante los empresarios. El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, aseguró que «Repsol puede volver» a la Argentina, luego de que le expropiaron las acciones que tenía en YPF, y reiteró su pedido de «disculpas» a los empresarios españoles por el «trato recibido» durante el kirchnerismo. Sería demasiado afirmar que la temporada de abundancia de dólares y la necesidad de ponerle límite a la presión bajista están llevando de las narices al Banco Central, aunque es evidente que algunos de sus planes se han alterado.

«Respecto a la relación con España, no tengo más que empezar por pedirles disculpas por los últimos años», dijo ayer Alfonso Prat Gay durante un encuentro con políticos y empresarios en Madrid. Durante una visita que busca recuperar la confianza de los inversores en Argentina, el ministro de Hacienda les tranquilizó diciendo que el gobierno de Mauricio Macri quiere restablecer los lazos bilaterales tras los «abusos de todo tipo» cometidos por el ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner. «Fue realmente un disparate», dijo el ministro sobre la estatización en 2012 del 51% de YPF, entonces en poder de la española Repsol. «Es una de las manchas de la gestión anterior que le costó muy caro a nuestro país, no solo reputacional sino financieramente», se disculpó ante los empresarios. Asegurando haber heredado una economía «con cepos por todos lados», Prat-Gay enumeró sus prioridades: reducir el déficit público, frenar la inflación, erradicar la pobreza y, ante todo, restablecer la seguridad jurídica. «No podemos hacerlo solos», dijo Prat-Gay ante su audiencia española. «No sólo porque en algunos capítulos no tenemos la experiencia, sino porque nos falta también el capital».

Luego de estimar que Argentina necesita una inversión del 25% del PBI (unos 125.000 millones de dólares) para «crecer fuertemente», el ministro de Hacienda propuso a los empresarios españoles a comprobar «de primera mano» la posibilidades de inversión en sectores como telecomunicaciones, energía, finanzas, turismo o infraestructuras. Con casi US$ 9.000 millones en 2013 y cerca de 300 empresas implantadas, España es el segundo inversor extranjero en Argentina detrás de Estados Unidos, recordó la número dos del gobierno conservador de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, que dio la bienvenida a la que calificó como «nueva Argentina»: «El gobierno Macri marca un antes y un después». Lo que el ministro se olvida es de la falta de inversión de la empresa española, olvida el desabastecimiento de nafta, gas oíl y fuel oíl, aunque es cierto que la forma de expropiación fue lamentable por lo onerosa para el país. Pero debemos ser memoriosos no solo cuando debemos pedir perdón sino también cuando debemos exigirlo, y es lo que Alfonso Prat Gay no hace. No reclama como debiera por la destrucción de Aerolíneas Argentinas y Austral por parte de la española Iberia y luego por la española Marsans, o los cuantiosos beneficios económicos que extrajo Telefónica del país cobrando tarifas que superan en más de un 50% lo que se cobra en España o en el resto del continente donde esta empresa de telefonía opera y que en casi la totalidad de las oportunidades no cumplieron con las exigencias de los pliegos licitatorios, que ya de por si eran leoninos a favor de los españoles, tanto de Repsol, como de Iberia o Marsans o de Telefónica y Movistar, en cuanto a inversiones de capital y tecnología totalmente incumplidas.

Y ni que hablar de los escandalosos beneficios que obtuvieron los bancos españoles -Santander, BBVA- antes, durante y después de la crisis de 2001 donde no solo no acompañaron la recuperación nacional, sino que extrajeron cuantiosos capitales durante aquellos trágicos meses de fin del año 2001 durante la gestión De la Rúa- Cavallo. Qué pena que este funcionario ex presidente del BCRA durante el gobierno de reconstrucción del Dr. Eduardo Duhalde y de Roberto Lavagna tenga tan poca memoria y solo recuerde los últimos trágicos años del cristikirchnerismo y olvide aquellos otros de los ’90 donde el país fue vaciado y vendido -mal vendido por Menem y Dromi- cuando bajo los discursos antinacionales de Álvaro Alsogaray se privatizaron empresas más que rentables -algunas en lo económico y otras en lo social- como YPF, Gas del Estado, Segba, Centrales Hidroeléctricas de la nación, así como las bancas provinciales, el sistema jubilatorio, YCF, el sistema ferroviario y el de subterráneos, el fluvial y portuario, FAPEA, Astilleros y Fábricas estatales que además de dejarle ingresos al Estado cumplían roles sociales imprescindibles de comunicación intrarregional y que todas ellas fueron “entregadas cabe bien el término” con pliegos leoninos atentatorios contra el pueblo y la nación, y dónde además se fijaban inversiones, cánones y regalías que jamás fueron cumplidas debidamente por ninguno de los concesionarios y/o adquirentes nacionales y extranjeros.

En ese sentido de amnesia ministerial, sostuvo que «España es una prioridad» para el Gobierno argentino en su búsqueda de inversiones, y afirmó que están «haciendo todo lo posible para mejorar en transparencia y seguridad para las empresas». «Repsol puede volver. Nosotros estamos abiertos a todos y solo ponemos la condición de que se cumplan las normas. España es una prioridad porque es uno de los principales inversores directos en Argentina. Yo les pido disculpas por el trato recibido, aunque la compensación a Repsol por la expropiación de YPF no fue mala», señaló durante una entrevista publicada en el diario español ABC. Además, reiteró que el objetivo es terminar el año «con una inflación del 25 por ciento (?)», pero dijo que no puede «arreglar en seis meses el descalabro de doce años». También estimó que la crisis política y económica que atraviesa Brasil le costará a la economía argentina 1,5 puntos de crecimiento este año. «Brasil podría definir si crecemos o caemos», sostuvo. Por otra parte, también en el plano internacional, afirmó que el Gobierno apuesta por un rápido acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), para crear una asociación transpacífica de libre comercio. «Fuimos el Gobierno que volvió a poner encima de la mesa este acuerdo y tenemos apuro en avanzar por la buena dirección», concluyó.

¡Triste, muy triste lo del gobierno y lo del ministro que no fue desmentido por ninguna otra autoridad argentina! Quienes nos estafaron, vaciaron empresas, desabastecieron incumpliendo -o por intereses aún más dolosos (entrega de YPF a Ezkenazi/Néstor Kirchner)- inversiones exigidas por los leoninos y antinacionales pliegos, así como quienes se llenaron literalmente los bolsillos en una “una nueva era de conquista colonizadora como la de los siglos XIV al XVIII” a esos este Ministro con el aval presidencial (de no ser así ya se le hubiere debido exigir la renuncia al cargo) les “pide perdón por los “disparates” -algo cierto pero sólo perjudicial para nuestra Patria- del gobierno cristikirchnerista”, y lo mucho más grave sin exigirles que retribuyan por todo aquello que ellos incumplieron. Aunque para reconocer la hipocresía del ministro y del Gobierno MM basta con recordar que el Gobierno anunció inversiones allá por el pasado 25/05 de dos empresas privadas en un intento de mostrar “que el país se pone en marcha” y que habrá creación de empleo, con el objetivo de recuperar la iniciativa luego del veto de Mauricio Macri a la ley para prohibir los despidos y la advertencia de la Iglesia sobre la «fragilidad laboral» y la pobreza. “Van a ser parte de este trabajo de construcción de confianza y generación de empleo que caracterizan esta nueva etapa de cambio en la Argentina”, aseguró Marcos Peña -jefe de Gabinete- en una conferencia en la Casa Rosada con el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, que dio detalles del anuncio de una inversión de Axion Energy por US$1.500 millones para ampliar la refinería de Campana, y que según el Gobierno implicará 1.600 puestos de trabajo en esta etapa y una cifra similar luego de su puesta en funcionamiento.

La empresa recibió un préstamo de la Corporación Financiera Internacional por US$ 378 millones y el ministro remarcó que el Banco Mundial ya comprometió financiamiento por US$ 1.800 millones: “Comparado con los anuncios por US$580 millones del año pasado, se triplica el compromiso de este organismo internacional”. Luego añadió como dato que el resto de los organismos ya acumularon US$4.000 millones -otra vez contrastó con el kirchnerismo, US$2.000 millones de promedio por año desde 2012- y buscó trazar un escenario favorable: “Esto tiene que ver con una Argentina que se pone en marcha, que sale del default, que vuelve a tener conexiones con el mundo y condiciones financieras que le permiten al sector privado tomar deuda para invertir y generar empleos de calidad”. Un rato antes, Macri había recibido a directivos de Unilever que anunciaron inversiones por $4.820 millones hasta 2019. Será para ampliar la capacidad productiva de sus fábricas, y según estimaron generará 400 empleos. Prat Gay también expresó confianza a partir del “rebote” de las exportaciones: “Son los dos factores de la demanda que van a empujar la economía, a aumentar el nivel de empleo y eso va a arrastrar para arriba el consumo”. Luego de insistir en que la mejora en la economía se percibiría en el segundo semestre, los funcionarios del Gobierno moderaron las expectativas e incluso Macri dijo que “en un año vamos a comenzar a ver los frutos de este camino” al vetar la llamada ley antidespidos. “Recibimos una economía severamente dañada. El primer objetivo es normalizarla con el menor conflicto social posible para ir hacia un crecimiento lo más rápido posible, generar trabajo y cuidar a los débiles en esa transición”, respondió Peña a la consulta de Clarín, y agregó: “Ratificamos que en el segundo semestre se va a ver una merma significativa de la inflación y se va a ir notando una tendencia creciente en generación de empleo e inversión”.

Prat Gay en aquel entonces fue un poco más allá: “Nos vamos a sorprender de las buenas noticias en el segundo semestre, pero esperamos para que cuando se den efectivamente todos celebremos”. Cuando el Gobierno buscaba dar vuelta la página sobre el veto a la ley antidespidos, a los reclamos de gobernadores, comerciantes y usuarios por las subas de las tarifas de gas y luz se sumó el pronunciamiento crítico de la Iglesia. “Compartimos el diagnóstico, hace varios años que hay un mercado laboral frágil en la Argentina”, dijo Peña, y enumeró el Plan Belgrano, el programa de Empleo Joven, los beneficios para las PyMES y la devolución del IVA para los productos de la canasta básica entre las medidas para intentar revertir o mitigar ese escenario. En su editorial de “Odisea Argentina” Carlos Pagni habló de «los claros límites políticos que tiene la investigación de la corrupción en la Argentina», a lo que se podría agregar sin equivocarnos que si se investigan las privatizaciones de los ’90 y las renacionalizaciones de la “dekada ganada” o el gobierno de la Alianza de fines del pasado siglo XX esa frase cabe perfectamente pues “un mano pulite trucho” es lo que se vive en la Argentina de MM.

En su informe de abril, según dice Alcadio Oña, el BCRA había definido dos líneas de acción para mayo. Una fue que operaría “ocasionalmente” en el mercado cambiario: igual a imaginar que allí no existían problemas. Y la otra, que algunos movimientos puntuales de precios, como el de los combustibles, aconsejan “mantener el sesgo contractivo de la política monetaria”: nada de estimular la demanda sino seguir parecido a como marchaban las cosas. Ya con el mes a punto de concluir emerge clara la disociación entre las intenciones planteadas en el informe y los hechos concretos. El telón de fondo, presente casi todo el tiempo, han sido las dificultades de la entidad para poner en vereda un dólar que tiende a retrasarse. Para empezar, las intervenciones en el mercado cambiario fueron mucho más activas que ocasionales. Después de un arranque moderado, desde el 11 de mayo el BCRA empezó a comprar a un promedio diario de US$ 148 millones y sumará en el mes arriba de US$ 1.440 millones; más de cinco veces el monto acumulado hasta abril. Bastante obvia por cierto, la conclusión es que si el Central hubiese aplicado su propia hoja de ruta no habría emitido o habría emitido menos, pero el precio del dólar estaría ahora por debajo de los 14 pesos. Luego, el choque también visible entre los hechos y el objetivo de “mantener el sesgo contractivo de la política monetaria” explícito en el informe. Una baja del 1,5% en las tasas de interés de corto plazo de las Lebac, como la del 24 de mayo, luce más expansiva que contractiva; especialmente cuando los precedentes inmediatos fueron podas de apenas 0,50 y 0,75%. Nada da para pensar que la explicación de la movida está en la caída de los precios.

Parece, más bien, que el recorte de las tasas no apuntó a la expansión sino ponerle alguna traba a la bicicleta que va del dólar a las Lebac: nuevamente, venta de divisas y riesgo de depreciación del tipo de cambio. Puestas en una misma balanza esta razón habría pesado más que un intento de estimular la actividad económica. Federico Sturzenegger, el presidente del BCRA, ha sostenido y reafirmado que la misión de la entidad es mantener a raya los precios y no meterse con los deslizamientos del dólar. A veces pontificar en exceso puede convertirse en un bumerán. Sería en todo caso un principio válido para economías consolidadas, que han alcanzado un buen grado de previsibilidad. Difícilmente lo sea en otras cuyas variables aún lucen desordenadas, como todavía es posible comprobar aquí. Entre los que entran por las exportaciones de soja y los capitales golondrina que vienen en busca ganancia rápida, la paradoja es que hoy sobran dólares y que la opción de no intervenir puede derivar en retraso cambiario. O sea, comerse ventajas ya conseguidas, más la posibilidad de que en algún momento reaparezcan presiones devaluacionistas. Es de este mundo dado vuelta que el Central haya resuelto abrir la canilla a la transferencia al exterior de más de US$ 10.000 millones correspondientes a utilidades retenidas por el cepo kirchnerista, igual que movilizar importaciones largamente frenadas. O que el blanqueo no privilegie el ingreso de capitales al país pensando en dólares que pueden ser un estorbo en vez de dólares inyectados al circuito productivo.

Aun así, sigue explicando Oña, hay un lugar donde no sobran divisas y está nada menos que en el BCRA. Si se restan los yuanes de China, un crédito de corto plazo acordado por bancos internacionales, los encajes por los depósitos en moneda extranjera y otros fondos que son de prestado, las reservas netas de esos infladores no llegarían a US$ 2.000 millones. Justamente por eso a algunos economistas les llama la atención que el Central desaproveche la oportunidad de aumentar su stock, lo cual sería semejante a armarse frente a la eventualidad de una corrida cambiaria. No es el plan de Sturzenegger emitir para comprar dólares y si por alguna razón debe hacerlo, como durante mayo, aplicará otros métodos de modo de esterilizar los pesos: la consigna de oro es contener la inflación. Al parecer, su límite inferior se llama 14 pesos: actuará cuando el precio del dólar se encuentre a punto de perforarlo, aunque preferiría que las intervenciones fuesen sólo “ocasionales”. El problema es que abajo de 14 empiece a ser interpretado como cierta complacencia con el retraso cambiario y que eso despierte expectativas incómodas. Mientras no se atrase, el tipo de cambio mejora la competitividad global de la economía y la de las producciones nacionales con las importaciones. Claro que es apenas un factor. Tanto o más pesan otros, como las distorsiones impositivas, el costo del transporte y de los combustibles y, finalmente, el estado general de la infraestructura. El Gobierno dice tener en cartera un poderoso programa de inversiones públicas y privadas asociadas, capaz de despejar los grandes cuellos de botella. Pero será necesario seguir empujando para salir con chances a un mundo impiadosamente competitivo.

Según las primeras proyecciones privadas, en mayo la inflación habría rondado el 3,5%. Representa en los hechos un costo y un alivio sólo si la compara con el histórico registro de abril. ¿Qué dirá el Banco Central en los próximos días, cuando difunda sus proyecciones monetarias para de junio? Quizás haya una explicación sobre los deslizamientos no previstos en mayo: sería interesante conocer cómo los ha interpretado y, sobre todo, porque se mantiene firme la presión del dólar a la baja. Dentro de las pautas básicas de la entidad figura sostener las tasas de interés en terreno positivo, o sea, por arriba de la inflación. Es un punto en el que vuelven a cruzarse las Lebac y el dólar y también las posiciones de Sturzenegger y de funcionarios que reclaman aflojar con las tasas. Todo muy coherente con un desgobierno que pide “perdón a los que nos esquilmaron y nos siguen esquilmando”, y propone un nuevo blanqueo sumamente cuestionable -hasta por los propios (UCR-CC/ARI)- que pareciera que busca blanquear los dineros de los propios funcionarios nacionales y provinciales del PRO. Como bien dice Pagni “un mani pulite trucho” a lo que podemos agregar “un verdadero lava jato nacional”, donde todos están hasta el cuello: menemistas, radicales, aliancistas, kirchneristas y también el PRO… ¡Que mal te veo Argentina con estos vendepatrias!

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