Por Hernán Andrés Kruse.-

La relación entre el cristinismo y la Corte Suprema siempre fue mala, por no decir muy mala. Al asumir como presidente de la nación Alberto Fernández prometió una renovación profunda de la Justicia. Hasta ahora, dicha reforma brilla por su ausencia. Es probable que este incumplimiento del presidente explique en buena medida su nula relación con la vicepresidenta. A su vez, la relación entre Alberto y el presidente de la Corte, Horacio Rosatti, es igual de mala. El 1 de marzo, al inaugurase un nuevo período de sesiones ordinarias, el presidente utilizó su discurso de apertura para embestir duramente contra la Corte, especialmente contra los dos miembros que se hallaban en la Cámara de Diputados, el presidente y el doctor Rosenkrantz. Durante buena parte del discurso presidencial las cámaras de televisión enfocaron los rostros adustos de los supremos, quienes no ocultaban su fastidio. Para ellos se trató de una declaración de guerra. En consecuencia, decidieron pintarse la cara de negro emulando a los militares que, al mando de Rico, se sublevaron contra el orden constitucional en la Semana Santa de 1987.

Los supremos decidieron devolver el golpe de manera sorpresiva para provocar el mayor daño posible al gobierno nacional. El pasado martes tres miembros de la Corte -los ya nombrados más el doctor Maqueda- tomaron la drástica decisión de suspender las elecciones del próximo domingo en las provincias de Tucumán y San Juan. De esa forma los supremos hicieron lugar a sendas medidas cautelares solicitadas por la oposición. El objetivo: impedir que los candidatos peronistas Manzur y Uñac compitan por la gobernación en ambas provincias. En Tucumán, Manzur aspira a ser vicegobernador luego de haber ejercido la gobernación durante dos períodos consecutivos. Mientras que su colega Uñac pretende ser gobernador de San Juan por tercer período consecutivo. El motivo de las cautelares salta a la vista: solicitar a la Corte que impida la eternización en el poder de ambos candidatos.

Germán Enrique Alfaro, consejero y presidente de la Mesa Ejecutiva del Partido por la Justicia Social fue quien promovió la acción de amparo para que se declare contraria a la Constitución Nacional la habilitación de Manzur como candidato a gobernador para el período 2023-2027. En 2007 la fórmula Alperovich-Manzur se alzó con la gobernación. Dicho binomio obtuvo la reelección en 2011. Cuatro años después Juan Manzur, en compañía de Osvaldo Jaldo, fue electo gobernador por los próximos cuatro años. En 2019 dicho binomio obtuvo la reelección. Cuatro años después, Manzur intenta ser elegido gobernador por tercera vez consecutiva. Como la justicia tucumana hizo caso omiso a los reclamos de la oposición el caso llegó a la Corte Suprema.

En San Juan el escenario es idéntico. La alianza Unidos por San Juan (Pro + UCR) presentó un amparo impugnando la candidatura de Uñac. Para la oposición su nueva postulación es violatoria no sólo de la constitución sanjuanina cuyo artículo 175 impone un límite a la reelección, sino también del principio republicano de gobierno garantizado por la constitución nacional que exige la periodicidad en el ejercicio de los cargos públicos. Cabe recordar que Uñac fue vicegobernador entre 2011 y 2015 y gobernador, con reelección incluida, entre 2015 y 2023.

¿Qué dijeron los supremos? En relación con la provincia de San Juan manifestaron lo siguiente: “Al encontrarse en curso un cronograma electoral estructurado en diversas etapas que se integran con plazos breves y perentorios explícitamente contemplados, sólo la decisión final de este Tribunal sobre las cuestiones constitucionales planteadas permitirá evitar situaciones frustratorias de los diversos derechos en juego. En tales condiciones, la inminencia de las elecciones previstas para el próximo 14 de mayo y la trascendencia institucional que reviste el planteo efectuado, exigen a este Tribunal adecuar el procedimiento a la vía prevista en la Ley 16.986 y, en ejercicio de las facultades conferidas por su artículo 8, abreviar los plazos para integrar el contradictorio”. Según los supremos “se encuentra acreditado el peligro que causaría la demora en dictar la medida solicitada” porque “el Tribunal Electoral Provincial oficializó la candidatura del gobernador, lo habilitó para competir en las elecciones que tendrán lugar el 14 de mayo próximo en búsqueda de un cuarto mandato”. “Es evidente entonces que ese acto electoral podría producir en breve un trastorno institucional de difícil reparación. Ante ello, esta Corte debe asegurar preventivamente que cualquiera sea la sentencia definitiva que recaiga en la causa, su cumplimiento sea aún posible dentro del sistema representativo republicano que las provincias se comprometieron a garantizar”. “La historia política de la Argentina es trágicamente pródiga en experimentos institucionales que con menor o mayor envergadura y éxito intentaron forzar-en algunos casos hasta hacerlos desaparecer-los principios republicanos que establece nuestra constitución”. En relación con Tucumán la Corte expuso las mismas razones para aceptar la cautelar (fuente: Patricia Blanco: “A solo cinco días de su realización, la Corte Suprema suspendió las elecciones en San Juan y en Tucumán, Infobae, 9/5/023).

Emerge en toda su magnitud el carácter político de la cuestión. El fin de semana pasado el oficialismo obtuvo resonantes victorias, fundamentalmente en la provincia de La Rioja que, evidentemente, no estaban en los cálculos de la oposición. Ello explica el enojo del ex presidente Macri quien intentó minimizar los resultados electorales. Todo hacía presagiar que la contundente victoria del oficialismo en La Rioja se trasladaría el otro fin de semana a las provincias de Tucumán y San Juan. A la oposición le hubiera resultado difícil de digerir ver al presidente Alberto Fernández celebrando junto a Juan Manzur su reelección. Los carapintadas de la Corte decidieron, entonces, entrar en acción. Y lo hicieron con los tapones de punta cinco días antes de la celebración de las elecciones tucumanas y sanjuaninas. Cabe ahora formularnos este interrogante: ¿si en La Rioja hubiera triunfado JxC la Corte hubiera ordenado la suspensión de las elecciones en Tucumán y San Juan?

El feroz mandoble de los supremos sacudió al mundo de la política. Para el oficialismo se trató, lisa y llanamente, de una declaración de guerra de los supremos. Para la oposición, en cambio, la Corte no hizo más que salvaguardar los principios republicanos consagrados por la constitución nacional.

El primer dirigente opositor en reaccionar fue Mario Negri: “Una vez más la Corte frena los intentos re-reeleccionistas de gobernadores del PJ que fuerzan las constituciones provinciales para perpetuarse. Pasó con Santiago y Río Negro antes y hoy con San Juan y Tucumán. El PJ debe probar con respetar las leyes y el juego democrático”. Por su parte Horacio Rodríguez Larreta afirmó: “Nadie está por encima de la Constitución, esa es la regla fundamental de nuestra república. La decisión de la Corte es la que corresponde a un país que respeta la legalidad. Hay que abandonar para siempre los intentos de violentar las reglas electorales provinciales para perpetuarse en el poder”. Mientras que Patricia Bullrich exclamó: “Les frenamos las re-reelecciones a Manzur y Uñac. Se creen señores feudales y dueños de sus provincias. Quisieron violar sus propias constituciones y la Corte Suprema los puso en caja. Con nosotros, esto no pasará” (fuente: Infobae, 9/5/023).

Cuando se esperaba una respuesta del presidente de la nación ese mismo día, quien lo hizo fue el ministro del Interior, el cristinista Wado de Pedro. “Una Corte compuesta por dos jueces que aceptaron ser designados por decreto del ex presidente Macri, violando nuestras leyes. Una Corte que avaló la persecución contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. No hay democracia posible con una Corte deslegitimada. Argentina necesita una Corte independiente, transparente y al servicio de la sociedad, no de los poderes concentrados”. “Esta decisión irresponsable de la Corte se arroga una competencia que no tiene: se trata de partidos provinciales cuestionando normativas provinciales que deben resolver las cortes provinciales. Estamos frente a una virtual intervención federal de dos provincias”. “Venimos advirtiendo desde distintas fuerzas políticas, organizaciones sociales y de trabajadores sobre el peligro de usar el Poder Judicial como un instrumento para dirimir cuestiones políticas”. “Ya proscribieron a Cristina y esto es un intento de proscribir el voto de los tucumanos, tucumanas, los sanjuaninos y sanjuaninas” (fuete: Infobae, 10/5/023).

Realmente asombra el desparpajo con que Wado de Pedro afirma que el país necesita una Corte independiente. Porque si hay algo que siempre caracterizó al peronismo fue, precisamente, impedir todo atisbo de independencia del poder judicial. Basta con recordar el juicio político a la Corte Suprema ordenado por Perón en su primera presidencia y la decisión de Menem de ampliar la Corte Suprema a 9 miembros para tener garantizada la mayoría automática.

La decisión de los carapintadas de la Corte repercutió, como no podía ser de otro modo, en el mundo académico, más específicamente en el mundo de los constitucionalistas.

Dijo Eduardo Barcesat: “Creo que no es constitucional, te diría categóricamente que no lo es. Evidentemente, se ha hecho una presión directa por parte de los reclamantes para que salga este fallo sin que se hayan impugnado antes las resoluciones debidas de los tribunales electorales de cada provincia, es decir, ya con eso la Corte está invalidando el sistema federal”. “Estas cautelares debieron haber sido rechazadas in limine. Además al hacerlo y prejuzgar sobre el fondo de la cuestión, está invalidando el posible futuro pronunciamiento. Yo creo que adelantaron todo, es decir, más de lo que dijeron, no podían decir”.

Por su parte, Raúl Gustavo Ferreyra resaltó que “la causa judicial, ahora en la competencia originaria de la Corte Suprema, debe ser resuelta con serenidad y rapidez, dado que se encuentra en juego una elección de autoridades de una provincia y el propio funcionamiento autorizado del régimen federal y republicano del Estado”. Para Andrés Gil Domínguez “desde el punto de vista constitucional, la Corte está habilitada para dictar estas medidas cautelares, aunque tengan una argumentación escuálida en relación con lo que resuelven”. “El problema es el manejo político que hace el tribunal de un instrumento jurídico válido. Suspender preventivamente una elección de autoridades provinciales a 5 días de su realización, cuando sobró tiempo para resolver el fondo de la cuestión, genera un daño gravísimo al sistema democrático argentino y pone en crisis la argumentación jurídica utilizada” (fuente: Federico Galligani: “Constitucionalistas cuestionaron el fallo de la Corte por las elecciones en San Juan y Tucumán”, Infobae, 10/5/023).

El miércoles 10 el presidente habló por cadena nacional. “En el día de ayer, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dispuso a través de una medida cautelar suspender las elecciones provinciales que el próximo domingo debían desarrollarse en Tucumán y en San Juan. Esa decisión fue tomada después de tener durante largo tiempo la cuestión en estudio, arrogándose una competencia de dudosa legitimidad y cuando los órganos judiciales pertinentes de cada una de esas provincias ya habían avalado la legitimidad de los comicios (…) La Corte Suprema ha demostrado una vez más que es capaz de adecuar sus decisiones a las necesidades políticas de la oposición y así, otra vez, ha dejado en evidencia su carácter antidemocrático y su profunda desatención al régimen federal que nos gobierna. En síntesis, la suspensión de las elecciones en las provincias de San Juan y Tucumán deja a la democracia como rehén de un grupo de jueces que no observan criterios de justicia y que cada día, a la luz de lo que se ve en la investigación que lleva adelante la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados de la Nación, están más implicados en severas irregularidades administrativas y en maniobras que sirven a la actual oposición.

Si el máximo tribunal del país no respeta la libertad de poderes, avasalla impunemente al federalismo y la autonomía de las provincias y va contra uno de los derechos supremos del ciudadano en democracia que es el voto popular, entonces la justicia de esta república se ha degradado. El Poder Judicial tiene que entender que no puede manipular los tiempos electorales bajo el pretexto de preservar principios republicanos. No puede ser que sigan avasallando a los pueblos del interior de la Patria preservando los intereses de sus amigos políticos o empresarios (…) Evidentemente, los jueces que aceptaron ser designados por decreto por Mauricio Macri siguen respondiendo a sus órdenes. Tampoco es casual que hayan dictado la suspensión de los comicios en el mismo momento en el que se desarrollaba una sesión del juicio político en el Congreso de la Nación, donde se estaban denunciando a miembros de la Corte por supuesta corrupción en el manejo de fondos públicos. La degradación judicial debe concluir.

La democracia cruje cuando no hay justicia. La reforma del poder judicial es hoy una de las grandes deudas de nuestra democracia. Estamos convencidos de que necesitamos una reforma profunda e integral de la justicia y por eso enviamos al Congreso de la Nación las leyes para mejorar el funcionamiento de la Justicia Federal, la reforma del Consejo de la Magistratura, la designación del Procurador General y la ampliación de la Corte Suprema. Es imperioso que el Congreso apruebe esas leyes porque es el único camino que tenemos para poner fin a este sistema donde un puñado de jueces se erige en seres todopoderosos (…). Quiero ser muy claro. Para nosotros y para todo el pueblo argentino la justicia es un valor fundamental, es un pilar de la sociedad libre e igualitaria que deseamos, la justicia es un acto reparador. Creemos en la justicia (…) La democracia llegó a la argentina hace 40 años de una vez y para siempre (…)” (fuente: Página/12, 10/5/023).

En su discurso, el presidente reconoce su fracaso en su intención de llevar a cabo una profunda reforma de la justicia. ¿Por qué fracasó? ¿Por impericia? ¿Por cobardía? ¿Porque nunca estuvo convencido de apretar el pie del acelerador a fondo? Su confesión delante de las cámaras de televisión no hace más que confirmar que siempre fue un presidente tibio. Creo que es un buen momento para recordar la siguiente cita del Apocalipsis 3: 15-16: “Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi Boca”.

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