Por Luis Américo Illuminati.-

El aforismo de Cicerón que reza: «No para nosotros sino para todos», distingue entre los que crean y producen desprendida y desinteresadamente cosas para felicidad de todos los miembros de una comunidad y los que procuran ventajas, privilegios y prebendas para un pequeño grupo o sector, con olvido del bien general. Unos son hacedores, los otros son vividores.

Concretamente en la Argentina dicho aforismo se encarna y cobra vida en dos hombres que tienen igual apellido, pero con personalidades completamente opuestas y nacidos en distintas épocas, sin ningún parentesco, ellos son Ladislao Biró y Pablo Biró, benefactor el primero, destructor y golpista K el segundo. De Ladislao se podría decir que nació para hacerle más llevadera y saludable la vida a los argentinos, del piloto golpista K en cambio, forzoso es decir que nació para complicarle y amargarle la vida a los argentinos que vuelan en aviones. Tal como justamente lo calificó Alfredo Leuco: «Biró el golpista y piloto del club del helicóptero».

El invento de Ladislao Biró (nacido en Hungría el 29 de setiembre de 1899 y posteriormente nacionalizado argentino), el revolucionario bolígrafo conocido en Argentina como la «birome» fue inventado en la década de 1940 para que los «zurdos» dejaran de emborronar los cuadernos gracias a una bola que esparcía el color según se iba necesitando. Quien hubiera imaginado que aquella idea de Ladislao -que era periodista- pensada para que los «zurdos» no hicieran desprolijidades, los zurdos de hoy, la fauna kirchnerista, todos millonarios, con una goma de borrar gigante, descomunal, obscena, siguen borroneando la realidad con el fin de desfigurar la verdad, como hicieron en la escandalosa causa de los cuadernos, cuyas hojas hablan de un inconcuso y ominoso desfalco del Estado.

El salvaje paro de los pilotos que afectó a 185 vuelos y dejó varados a unos 16 mil pasajeros tiene como principal responsable a Pablo Biró, titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), un fanático dirigente alineado con el kirchnerismo, de neto perfil «destituyente» y «golpista» caracteres que demostró cuando a pocos días de la asunción de Javier Milei como presidente de los argentinos, dijo la siguiente salvajada: “Si se quiere cargar a Aerolíneas, nos van a tener que matar a todos y yo me apunto como el primero”. Luego -probablemente por amonestación de su jefa (Cristina) a la que obedece ciegamente como un corderillo se rectificó, diciendo: “Tuve una frase muy poco feliz que sacada de contexto caería muy mal, hasta a mí me cae mal. Tengo que empezar aclarando que Javier Milei ganó con el 55% de los votos en elecciones limpias, sin fraude”. ¡Ay cachafaz aeronáutico, golpista del Aire, por tipos como vos el país no levanta vuelo! Las mismas expresiones sediciosas lanzó en julio de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando circuló en las redes un video en el que el golpista Biró planteó en un plenario de trabajadores una consigna de cuño golpista: “Enfrentemos a este Gobierno y volteémoslo”.

Cabe destacar que el piloto Biró lidera un gremio de pocos afiliados (unos 1.800) desde 2012 desde que ganó en las elecciones frente a Jorge Pérez Tamayo (hombre de Moyano), a quien había secundado como secretario adjunto hasta que decidió disputarle el puesto. En 2015, ya embanderado en el kirchnerismo, fue reelegido al ganarle por 33 votos los comicios del sindicato a su propio hermano Daniel Biró. En 2022, luego de la fusión de APLA con UALA (que agrupaba a los pilotos de Austral). Cabe señalar que el triunfo de Macri le arruinó sus planes y fue un implacable opositor -acérrimo enemigo- del gobierno de Mauricio Macri. Luego durante cuatro años apoyó al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, totalmente adherido a la causa K que usaba los aviones de Aerolíneas Argentinas para traer vacunas contra el Covid19 desde Rusia. El señor Biró fue el piloto de los primeros vuelos que viajaron a Moscú en busca de las dosis de la vacuna Sputnik. Y pregonaba a los cuatro vientos: “A Aerolíneas la creó Juan Domingo Perón, la recuperó Cristina Fernández y la está usando Alberto Fernández para traer salud. Para eso fue creada, para ponerse al servicio de los argentinos”. Durante la larga y penosa cuarentena. El señor Biró llegó a sostener: “Si dejamos de buscar la unidad para la Nación perdemos de vista el objetivo. Hoy, bancarlo a Alberto es una obligación moral”.

En enero del presente año, «el piloto de calefón» Pablo Biró, dijo: “Si el gobierno de Alberto hubiera sido bueno no estaríamos donde estamos”. ¿Se puede confiar en un tipo así? Primero apoyó al pésimo gobierno de Alberto y después como ganó Milei, cambió de opinión y le arrojó al ex presidente un tarro de estiércol de vaca.

La extorsión ya es algo proverbial en la política gremial de «cielos argentinos» que capitanea Don Biró quien no vacila en dejar varados a los pasajeros por un conflicto, pese a que es consciente de los inmensos daños que genera. Un periodista le preguntó: “¿Los pilotos tienen en claro que ante los paros que realizan, la opinión pública los destroza?” Y el energúmeno le respondió con un cinismo inaudito. “Y tienen razón, no se equivocan. Lo que no entienden es que cuando nosotros nos equivocamos la gente muere, y si reclamamos o dejamos en tierra un vuelo es porque sabemos el peligro de la operación”. Cabe agregar que el piloto Pablo Biró comparte la responsabilidad de los paros aeronáuticos con su colega Juan Pablo Brey, secretario general de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), con 2.200 afiliados, que agrupa a azafatas y comisarios de a bordo. Es dable destacar que Brey causó indignación cuando el 12 de junio pasado se hizo fotografiar en el Vaticano con el papa Francisco: posaron con una bandera de Aerolíneas Argentinas en medio del debate sobre su posible privatización. Un papelón que lo dejó muy mal parado al Papa. El señor Brey además es secretario de Deportes de la CGT y titular de Prensa de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Como Pablo Moyano, integra el ala dura de la CGT.

Es evidente que el transporte aéreo es un servicio esencial y debería considerarse causal de despido laboral inmediato por constituir un sabotaje bloquear las salidas de los aviones, so pretexto de huelga por reivindicaciones salariales siendo que ganan sueldos siderales, tienen privilegios irritantes, como pasajes gratis para usar cuando quieran, bonificaciones y premios, el día del cumpleaños no tienen que ir a trabajar y se lo pagan, vacaciones mucho más prolongadas que el resto de los trabajadores. Un tremendo dispendio que debe solventar la sociedad empobrecida que debe mantener a este gremio de aprovechados que toman de rehenes a los pasajeros cuando se les da la gana. Tanto que los kirchneristas admiran y apoyan el régimen de Maduro, habría que ver si éste les permitiría hacer paros, huelgas y asambleas si estos cómodos señores -que se creen dueños de los cielos argentinos- fueran sus empleados.

El otro Biró, el del bolígrafo y otros inventos magníficos

Con el mismo apellido hubo en la Argentina un inventor, que, aunque nacido en Hungría en 1899, posteriormente se nacionalizó argentino. Ladislao Biró -un orgullo argentino, un benefactor -la cara opuesta de Pablo Biró- inventor del bolígrafo llamado comúnmente birome y de más de 300 inventos que registró en nuestro país, entre las cuales están el lavarropas y la caja de cambios automática, cuya patente vendió a la General Motors por la modesta suma de U$S 2.500 dólares. También creó la clásica boquilla para los fumadores, que disminuía la cantidad de nicotina que se ingería atenuándose con ello el efecto tóxico de los cigarrillos. Ladislao llegó a la Argentina en la década del 30, invitado por el presidente Agustín Justo quien visitaba Hungría y en el hotel en que se alojaba se cruzó con Biró, que era periodista y estaba en un escritorio del hotel, escribiendo una nota para el diario en el que trabajaba. Justo observó que el periodista escribía con mucha velocidad utilizando una lapicera con una pluma extraña. Se acercó a Biro, charló con él y finalmente lo invitó a visitar nuestro país para fabricar en serie ese artefacto. En Hungría, Biro había sido corredor de autos, hipnotizador, escultor, pintor, agente secreto del gobierno francés, naturalista especializado en hormigas y abejas y hasta boxeador. Dos o tres años después, perseguido por el nazismo decidió viajar a la Argentina llevando la tarjeta que el presidente Justo le había dado y en la que figuraba expresiones elogiosas del presidente. Se dirigió a la Casa Rosada y logró ser recibido por el primer mandatario. Y aquí en nuestro país, perfeccionó su lapicera que hoy es la famosa lapicera. Escribió un libro sobre el nacimiento del bolígrafo en el que expresaba: “El desarrolló del bolígrafo es el resultado de haber podido superar una larga lista de fracasos iniciales. Esos reveses nunca me desmoralizaron. Los tomé como un modo de conocer más a fondo cada problema y poder así acercarme a su solución”. Don Lazlo Biró está incorporado a nuestra cultura como un verdadero bienhechor, un modelo para la Argentina. Y tan es así que, en nuestro país, cada 29 de septiembre festejamos el Día del Inventor en homenaje al día de su nacimiento; 29 de septiembre de 1899. Ladislao Biró murió el 24 de octubre de 1985, a la edad de 86 años.

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