Por Mario Cadenas Madariaga.-

En vísperas de una elección presidencial trascendental es oportuno que revisemos las causas de la desorientación nacional frente al futuro argentino.

I- La falsa asociación entre los intereses de las grandes potencias con los grupos internos predominantes.

La interpretación más difundida en la opinión pública, y por lo tanto inspiradora de las políticas aplicadas, dice que la Argentina de principios del siglo XX estaba subordinada en el exterior a los intereses predominantes del Reino Unido y los EEUU, y en el orden interno a una oligarquía que gobernaba gracias al fraude electoral, y que combinados ambos intereses absorbían en su favor la mayor parte de la renta de la nación.

Esta concepción que predomina hasta la actualidad es de una grosera falta de objetividad, porque durante el gobierno de la Organización Nacional la Argentina creció a las tasas más altas de su historia, alcanzó un elevado nivel de PBI por habitante, por lo que fue receptora de una importante inmigración europea, y gozó de una sustancial inversión extranjera. Todos estos factores fueron resultados de una deliberada política económica concebida por Alberdi.

La inversión extranjera en general significa el aporte de capitales que la Argentina no tiene y necesita, más el aporte de tecnología de la que se carece. En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX se localizó en la construcción de ferrocarriles, puertos, bancos, comercio e industrias modernas. En todos los países se considera que es en principio y en general muy positiva, v.g. para el desarrollo de la China actual. El secreto del beneficio esta en que del total de la inversión retira una pequeña parte, alrededor del 10% de la inversión, aunque esto es muy variable y a riesgo del inversor.

Por el contrario, en los últimos setenta años, al variar la política económica argentina, su PBI por habitante ha bajado hasta ocupar el lugar 55 en el concierto mundial, tuvo bajas inversiones extranjeras, y no atrajo inmigración europea, la más culta entre las diferentes corrientes, y solo contó con la de los países vecinos o asiáticos, estos últimos para desempeñarse en actividades comerciales. Consecuentemente perdió la oportunidad de transformarse en un país desarrollado, como era previsible que lo alcanzara al finalizar la Segunda Guerra Mundial

En el período de la Organización Nacional, el proceso del crecimiento no fue parejo para todos los grupos sociales, lo que sucede en todos los procesos de crecimiento. La ocupación de los mejores oficios o actividades fueron naturalmente para los mejor preparados, con lo cual la población de origen autóctono, no tuvo fácil acceso a ellos, por su menor nivel cultural, pero siempre hubo empleo para todos en general. La cobertura de estas diferencias fue el objetivo a cubrir por la educación

II- La causa de la parálisis del crecimiento argentino fue la ley del voto universal y obligatorio

Los años de la década de 1880 fueron de gran prosperidad pero desembocaron en la crisis de 1890 por el exceso de emisión monetaria por parte de los bancos, y las dificultades económicas dieron lugar a grandes protestas populares.

A fin de canalizar esa resistencia popular se fundó la Unión Cívica Radical, por Alem e Irigoyen que tuvo una amplia expansión en todo el país. Pero en el régimen electoral había un acceso limitado al voto, porque en la política de la época se consideraba que el votante debía reunir ciertas condiciones de capacitación y nivel económico, en la mayor parte de las democracias. Por lo tanto la UCR como partido nuevo, tenía su electorado formado en gran parte por los grupos excluidos del voto y por eso un gran objetivo de su campaña era reabrir los registros electorales.

La crisis de 1890 y 1893 pasaron y la economía se repuso, pero los registros electorales no se abrieron. El partido radical aumentó su presión hasta llegar a provocar el levantamiento militar de 1905, que aunque fue reprimido contó con un gran apoyo.

El problema era que en efecto se debía ampliar la base electoral, porque el país había aumentado su población y mejorado sus niveles culturales, habiendo descendido el analfabetismo del 80% al 40% según los censos de1869 y 1914. Pero esto de ninguna manera justificaba que se convirtiera en universal y obligatorio. Hubiera sido razonable que si la participación electoral que se hallaba en el 30% se hubiera extendido al 60% de la población.

El principio del siglo XX sorprendió con la muerte de los tres dirigentes políticos de mayor experiencia Roca, Pellegrini y Mitre. Por eso dentro del partido Autonomista la figura de Roque Sáenz Peña fue el presidenciable indiscutido en el año 1910. Era un romántico de la política, y por lo tanto se propuso corregir de cuajo la exclusión del padrón de cualquier ciudadano que tuviera la edad y la salud necesaria para votar, yendo mucho más lejos que las aspiraciones radicales. Aún así creía que el Partido Autonomista ganaría las elecciones.

Sáenz Peña de esta forma puso fin al periodo de la Organización Nacional con su famosa ley, porque desplazó a la clase más culta de la sociedad argentina, por la menos ilustrada, como el árbitro del poder soberano. Puso de manifiesto que no conocía la realidad argentina, ni la experiencia de los países más avanzados -v.g. EEUU, Inglaterra y los demás de Europa. La idea del voto universal estaba en la literatura europea, pero no en la práctica de los países, y Sáenz Peña la conoce en su desempeño como embajador argentino ante el gobierno de Italia.

La ley Sáenz Peña no eliminó el fraude, que se siguió practicando, e incorporó a toda la sociedad argentina al derecho a votar, a pesar de que el 40% de la misma era analfabeta. Este sector de la sociedad hizo renacer la institución del caudillo -en el orden local, provincial y nacional- porque no era capaz de elegir por si, y por eso delegaba ese derecho. Se sustituyó al tercio que votaba con anterioridad, el sector más culto de la sociedad, por la voluntad del 70% restante, con una notoria menor aptitud. De esto se derivó una caída en la calidad de la democracia republicana, acentuándose la importancia del Poder Ejecutivo, rompiendo el equilibrio de los tres poderes. Curiosamente este fenómeno aumentó la importancia de este poder pero afectó la estabilidad del sistema, porque las reformas de las grandes doctrinas, no son gratuitas.

El efecto no se percibió abrupta sino lentamente, entre otras razones porque el radicalismo no tuvo un proyecto nacional que cambiara la realidad heredada, en particular en el orden económico. Pero en el orden político esta claro que Hipólito Irigoyen no fue un demócrata republicano ni menos federal. Además inició una enconada descalificación del conservadorismo argentino, que fue va más allá de las rivalidades partidarias, excediendo la idea del adversario político para sustituirlo por el enemigo de la Nación, que más tarde retomaría el peronismo.

III- Las consecuencias de la reforma electoral y de las circunstancias de la época

El gobierno surgido del voto universal no introdujo ninguna reforma de fondo en la gestión económica, a pesar de su protesta contra la oligarquía, con lo cual siguió aplicando sus leyes y usos y costumbres, lo que revelaba la pobreza intelectual de su concepción general. La situación económica no se deterioró porque la situación internacional fue buena en general, con los inconvenientes de la guerra 1914/18 y la breve crisis de1922, de carácter mundial.

Sin embargo, en el ámbito político e institucional se percibió desde el principio una violación sistemática de las autonomías provinciales, donde gobernaba la oposición, mediante la intervención federal, sumada al fraude en la elección de las nuevas autoridades, lo que constituía una negación de la democracia que se pretendía representar. Estas cuestiones y otras dieron origen a una división en las fuerzas partidarias, y en el oficialismo durante el gobierno de Alvear, entre personalistas y anti personalistas, que evidenciaba una diferencia el sentido republicano del gobierno. Además quitó a Irigoyen toda autoridad moral como representante de la democracia.

No se puede dejar de mencionar como otro factor fuertemente critico de la conducción radical y anteriormente de la conducción conservadora, el movimiento nacionalista con figuras conspicuas como Carlos Ibarguren, Manuel Gálvez, los hermanos Irazusta y Martínez Zubiría, los que contribuyeron a la formación de un sentimiento patriótico que a partir de su despertar se vuelve renuente a todo razonamiento.

Por su parte, fue trascendente también el fenómeno de la Reforma Universitaria de 1918, con epicentro en la Universidad de Córdoba, pero que se proyectó a las otras universidades.

A estos factores se agregaron las influencias ideológicas que provenían del exterior -como la revolución rusa y mexicana, o la aparición del fascismo italiano, o el corporativismo portugués y español-, que ejercieron una fuerte incitación contra el régimen democrático y tuvieron sus adherentes en la ciudadanía argentina. Entre estos se agregó el anarquismo que originó episodios graves de alteración del orden público. E influyeron en los episodios de la Semana Trágica y en la represión de los movimientos obreros en la Patagonia.

Como hecho de la mayor trascendencia se agregó la crisis económica más grave en la historia del capitalismo que se inició con la caída de la Bolsa de Nueva York el 24 de octubre de 1929.y tuvo una incidencia notable en la Argentina por su economía abierta al comercio mundial. Nuestros dos productos más importantes de exportación, el trigo y el maíz, bajaron entre 1929 y 1939 un 40% y un 30% respectivamente y venían ya en baja desde 1927 y 1928. Esto hundió a la economía argentina en la peor crisis de su historia.

Con la presión de todos estos factores es un absurdo responsabilizar a las FFAA argentinas del golpe del 6 de septiembre de 1930, cuando solo fueron el instrumento de una situación política y económica insostenible, en la cual correspondía una gran parte de responsabilidad al radicalismo personalista. Pero hasta la fecha predomina la idea que fue un episodio militar, lo que constituye un reduccionismo irracional.

IV- El equivocado concepto sobre los gobiernos cívico- militares, a partir de 1930

En nuestro país rige el concepto impuesto en protección del sistema de los partidos políticos de que los gobiernos son solo expresiones de la voluntad popular y nacional, cuando son electos, y por tanto todos los gobiernos surgidos de un golpe cívico militar, carecen de toda legitimidad y presencia histórica.

Pero en verdad como este concepto no ha sido impuesto de acuerdo con un criterio de rigurosa lógica jurídica y política, sino como un instrumento para hacer prevalecer ciertos intereses sectoriales, se discriminan entre los golpes cívico militares, para condenar en particular al de1976/83, y exceptuar al de 1943, contradicción que revela que no se está frente una doctrina sino a una discriminación persecutoria, totalmente inconstitucional.

Desde el punto de vista histórico negar la legitimidad de gobiernos militares que gobernaron 20 años de la vida argentina, en un período de 53 años -entre1930 y 1983- es un sin sentido político. Dichos gobiernos construyeron gran parte de la infraestructura del país, aportaron períodos de prosperidad como de 1966 a 1973, y una obra de legislación muy ponderable, legitimados por los pronunciamientos respectivos de la CSJN, algunas de cuyas decisiones son ejemplos de sabiduría, y trascendencia institucional, como la liberación del comercio exterior en el periodo1976/78, o la victoria sobre la guerrilla marxista y cubana en la guerra interna comenzada en agosto de1975 y finalizada en 1986 que nos salvó del imperio del marxismo castrista. Su condena es de una total contradicción con la preservación del sistema constitucional, y la persecución de las FFAA y de seguridad que la ejecutaron por órdenes de gobiernos constitucionales y de facto, mientras se liberó a los guerrilleros, es una profunda deuda que tiene toda la sociedad con los detenidos que hoy sufren cárceles.

Las pruebas que la democracia argentina careció de sustentabilidad internas, a partir de 1916 y hasta la fecha, la confirmamos después de 1983 -cuando no hay ningún golpe militar-, con las protestas callejeras por situaciones de verdadero desgobierno, que producen interrupciones constitucionales muy graves. Ellas son la renuncia de Alfonsín en 1989; la de De la Rúa en diciembre del 2001; la de Adolfo Rodríguez Saa en enero del 2002; la de Duhalde en el 2003. Las anteriores de1930, de1943, de 1955, de1966 y de1976, tuvieron causas similares, pero fueron ejecutados por movimientos cívico militares de amplia representación.

Esto no sucedió desde1862 hasta 1930, por el merito del proyecto político y económico de la Organización Nacional, que dio lugar a gobiernos de gran estabilidad. Su fuerza institucional quedo demostrada al derrotar a López Jordán en 1870 en Ñaembé; la rebelión de Mitre en 1874 derrotando sus fuerzas en La Verde y Santa Rosa; en 1880 al derrotar a los adversarios de la capitalización de Buenos Aires en duros combates; en 1890 y 1893 con motivo de las protestas por la crisis de esos años; en 1905 al vencer a la rebelión radical y militar de ese año.

Por lo tanto los golpes de 1930, 1943, 1955, 1966 y 1976, se dieron contra gobiernos en extremo grado de debilidad, de un sistema que se originó en 1916, sin un proyecto nacional que le diera consistencia. La responsabilidad de las interrupciones de la continuidad de los gobiernos electivos en esos años reside además en los errores cometidos por sus gobernantes. Como no hay reconocimiento de estas responsabilidades no hay progreso posible.

V- La falta de un proyecto nacional es la nota distintiva del período 1916/2015. Su consecuencia es la decadencia argentina

La Argentina en 1916 inicia la experiencia de una democracia de masas, o del populismo argentino que habrá de cobrar su forma definitiva después de 1945.

Esta modificación profunda de la concepción democrática y republicana de 1860, económicamente antiliberal y en el orden general contrario a la excelencia, se introdujo sin conciencia de su enorme significado negativo y fue plasmándose lentamente.

Lo que sí quedó evidente es que no habría un modelo de acuerdo con el cual se pensaría y orientaría el futuro. La política argentina fue casuística, movida por conflictos sectoriales, o el pensamiento de los gobiernos de turno y el grave resultado fue la decadencia en todos los ordenes pero más claramente en materia institucional y económica.

VI- El extremo de las parcialidades es la negación de ciertos períodos históricos

Arturo Frondizi contaba que cuando el fue Presidente de la Nación, en el Salón de la Casa Rosada, donde se hallaban los bustos de la presidentes, no se encontraba el del General Uriburu y él lo hizo colocar invitando a sus familiares. Agregaba para fundamentar su proceder que cuando visitó al Pandit Nehru en la India vio que figuraban los bustos de los virreyes ingleses y le preguntó como se debía interpretar esta demostración y el Premier indio le contesto que formaban parte de la historia de la India como los emperadores mogoles que también figuraban.

Esta doble lección de respeto por la historia se debe tener muy en cuenta en una Argentina donde a partir del 2003, se negaron las políticas consagradas por los gobiernos anteriores, desde Perón a Menem, incluido Alfonsín, respecto de la guerra interna no declarada, llevada a cabo contra la guerrilla marxista y castrista, ordenada por los gobiernos constitucionales y de facto respectivos. Pero se gozó de los beneficios de esa acción militar, sin perjuicio de enjuiciar y detener a sus autores, eximiendo a los subversivos de toda sanción.

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