Por José Luis Milia.-

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” Mateo 5:11

El Motu Proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco tiene un solo objetivo, derogar el Summorum Pontificum de Benedicto XVI para poder condenar a la extinciónel uso de la misa según el rito tradicional anterior a la reforma de 1970.

Las argumentaciones ofrecidas por Francisco a la hora de tomar esta decisión son puramente subjetivas- disciplinarias no dogmáticas- y carecen de una argumentación teológica rigurosa y comprensible.

Al motu proprio de Francisco se ha sumado ahora el Responsa ad Dubia de la Congregación para el Culto Divino, lo que hace que la Curia Romana tome partido en esta guerra desatada contra los fieles tradicionalistas.

La realidad es que los católicos estamos viviendo una crisis eclesiástica profunda, pero nunca, en los últimos años, las autoridades eclesiásticas se habían mostrado tan severas contra un grupo que es, por sobre todas las cosas, fiel a la iglesia. Han pecado, las autoridades eclesiásticas, de maliciosa parcialidad si comparamos el Responsa ad Dubia con la reacción que la Congregación ha tenido, por ejemplo, contra los seguidores del camino sinodal alemán, ya que solo hemos escuchado, los católicos, vagos argumentos sobre las teorías heréticas que teólogos “progresistas” han elucubrado y que son bienvenidas en seminarios y escuelas católicas; tampoco debemos olvidar que solo ha habido, por parte de la Congregación, palabras tibias sobre los hechos comprobados de clérigos y prelados fornicarios y pederastas y no sabemos de la aplicación de castigos ejemplares en los casos de escándalos provocados por obispos y cardenales. Eso sí, contra los fieles, sacerdotes y religiosos que sólo piden que se pueda celebrar la Misa Tridentina, no hay clemencia, piedad ni aceptación. ¿Fratelli tutti?, ¡ No, i tradizionalisti non sono nostri fratelli!

Hoy la realidad nos muestra que las “novedades” que introdujo el Concilio vaticano II han demostrado ser perjudiciales para la Iglesia católica; han vaciado iglesias, seminarios y conventos, han acabado con las vocaciones, han apagado todo impulso espiritual, cultural y civil en los católicos, han humillado a la Iglesia de Cristo y la han desterrado a los márgenes de la sociedad, haciendo que quede ridícula en sus torpes intentos de complacer al mundo cuando su misión es evangelizarlo.

Por el contrario, desde que Benedicto intentó sanar esa herida reconociendo plenos derechos a la liturgia tradicional, las comunidades vinculadas a la Misa Tridentina se han multiplicado, los seminarios de las comunidades Ecclesia Dei se han extendido, las vocaciones e han incrementado, así como la asistencia de los fieles, y la vida espiritual de numerosos jóvenes y familias ha cobrado un impulso inesperado. Todo eso, de seguir adelante el Papa con su idea, se va a terminar.

Parecería que hoy, en lugar de apreciar el olor de las ovejas, los pastores prefieren golpearlas con su cayado.

Pehuajó (zona rural) 31/12 2021

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