Por Carlos E. Viana.-

“El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así.” Ernesto Che Guevara (Fuente: Mensaje a la “Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América latina”, abril de 1967).

Tragicómico

¡Lucha Armada! Reivindicada por los organismos de DDHH, las Madres de la Plaza, las Abuelas de Carlotto, sonaría a cómico si no fuera por las trágicas consecuencias que tuvo como toda guerra. Porque que es la lucha armada sino una guerra y sabemos que en la guerra los límites de las normas morales se borran y que no se combate con jueces sino con soldados. Esta tragicomedia, desnuda la posición de víctimas que mantenían estos supuestos organismos de derechos humanos, porque si fue una guerra, en una guerra combaten soldados tirándole al enemigo y no jueces con órdenes de detención y leyéndoles sus derechos a los terroristas.

Hipocresía y cobardía periodística

Ahora caerán todos los periodistas que dicen barbaridades sobre el accionar de las Fuerzas Armadas, que fue una guerra y que naturaleza tenía el enemigo. Un enemigo ahora disfrazado con pañuelos blancos, pero ignorando estas madres el dolor de las madres que vieron asesinados sus hijos, porque no pensaban como estos valientes desaparecidos, que mataban niñas de tres años como María Cristina Viola y muchos otros. A estos cultores de lucha armada, que monopolizan el discurso sobre los derechos humanos, lo cual implica una hipocrcia atroz, igualmente que el culto a sacerdotes de la teología de la liberación, que hacían la apología de crímenes, olvidando el mandamiento de la Ley de Dios, No Matar y “amar a tu prójimo como a ti mismo”.

Quizá el terrible crimen de David Kreiselburd, de 9 meses de edad, secuestrado y después ahogado por estos heroicos guerrilleros, con un almohadón, sea el símbolo de aquella juventud maravillosa y “perseguida”, pero también la mentira de los jueces que sostuvieron que no fue un crimen de lesa humanidad y que mantienen 2.000 prisioneros de guerra, en causas sin pruebas y con testigos falsos o dudosos y violando la Constitución Nacional.

Esta reivindicación de la lucha armada, en medio de un gobierno democrático, que respeta los derechos de reunión, de prensa, de expresión, es la demostración de quienes tuvieron la iniciativa del ataque en los 70s, al servicio de una potencia extranjera como la Unión Soviética, porque no nos olvidemos que en aquellos años los comandantes, como Hugo Walsh, Santucho, Abal Medina, Firmenich, Capuano Martínez, Arrostito, Gorriarán Merlo, etc., etc., etc., se entrenaron para guerrear, en Cuba.

La represión de los opinadores públicos

¿Que dicen ahora aquellos periodistas y políticos que denostaron a Darío Lopérfido, Gómez Centurión y otros, porque sólo dijeron que los desaparecidos no eran 30.000, mientras hacían la apología de Hebe de Bonafini y de la Carlotto, cuyos hijos e hijas asesinaron e hicieron la apología de sus crímenes?

Se olvidaron que mientras no se use la violencia, la democracia exige que no se prohíba, ni se sancione a quien expresa su opinión pacíficamente. Ellos se constituyeron en jueces de la opinión y ahora surge que atacaron la libertad de expresión, su propia libertad.

¿Que no fue una guerra?

Más allá del reciente reconocimiento expreso de los organismos de “DDHH” que lo de los setenta fue una guerra, hagamos un resumen de los combates para ver si fue una guerra.

Ataques al RI 29 de Monte de Formosa, al regimiento de tanques en Azul, al Batallón de Arsenales 601 Domingo Viejobueno, al Batallón de Arsenales 121 de Fray Luis Beltrán, a la Fábrica Militar de Villa María, al Comando de Sanidad del Ejército, al Liceo Militar de Santa Fe, a la ESMA, a un Batallón de Comunicaciones en Córdoba, a Tiro Federal de Capital Federal, a un vivac del RI 1, al Batallón de Infantería de Marina de Ensenada, a la Dirección de Electrónica de la Armada, a la Prefectura Naval de Zarate. Buzos tácticos de Montoneros hundieron la Corbeta Santísima Trinidad y la lancha del Comisario Villar. El ERP tomo una zona de la Provincia de Tucumán, ocupando pueblos, cobrando peajes e impuestos y efectuando ejecuciones sumarias sobre civiles. Entre 1.975 y 1.976 hubo en Tucumán 61 combates con tropas del ejército, que ocupó más de 60 campamentos de la organización guerrillera. Además en todo el país, hubo cientos de enfrentamientos con la policía, con tomas de comisarías, pueblos y otras entidades, así como asesinatos de centinelas, policías y militares y civiles que transitaban por la calle.

A lo dicho se agregan miles de atentados con explosivos y ataques armados contra quienes no pensaban como los terroristas, que resultaron en el asesinato de 2.000 personas, entre ellos 29 niños, algunos de 3 años de edad, un bebe de nueve meses y otras inocentes criaturas. Comandantes entrenados en Cuba, Alemania comunista, Corea del Norte, dirigieron a miles de combatientes subversivos al servicio de una potencia extranjera.

Las bajas totales fueron unos 10.000 muertos, pero algunos dicen que no fue una guerra. Para comparar si lo fue, tengamos en que 1972 en el medio oriente, la del Yon Kippur con 14.000 muertos, la toma de Cuba por Fidel Castro donde murieron 800 personas, a la que el Departamento de Defensa de Estados Unidos lo clasificó como una guerra y la Guerra de Malvinas dejó alrededor de 1000 muertos entre ambos bandos.

¿Qué fueron entonces los enfrentamientos armados contra la subversión?

No fueron los combates de los setenta casos policiales, sino una ofensiva militar subversiva, con mandos centralizados, inteligencia, arsenales y promoción, apoyo y planeamiento desde el exterior por una potencia extranjera.

Atacar y tomar cuarteles militares, comisarías, tomar pueblos, ocupar territorio violentamente, cometer atentados terroristas, matar 2.000 personas, que fue, acaso una protesta pacífica.

Trigo por Paz

A la Guerra Fría que en Argentina fue caliente, le puso fin el General Videla, en 1977, con su acuerdo con el líder soviético Brezhnev, ahorrando muchas vidas. Debido a este acuerdo diplomático, trigo por paz, el ERP se disolvió y Montoneros expulsados de la isla, debieron entrenarse con la OLP en el Líbano y mantenerse con el narcotráfico, como consecuencia de la perdida del apoyo soviético. Tanto en aquel tiempo como ahora, mantener una lucha armada, sin el apoyo de una superpotencia llevaba al fracaso.

Cobardía politica

Gioja reivindicó aquella época, Cristina Kirchner hace sistemáticamente la reivindicación de los crímenes cometidos por sus compañeros, Margarita Stolbizer la considera como una persecución contra idealistas, el Ministro de Justicia Abruj continúa apoyando nuevos juicios sin pruebas contra militares, el secretario de derechos humanos de María Eugenia Vidal, continúa iniciando juicios contra quienes defendieron la Nación y ella le aumenta la subvención a la Carlotto.

A todos ellos les estalló en la cara su cobarde hipocresía, con la reivindicación por parte de las supuestas víctimas de la dictadura, de la Lucha Armada.

Con 2.000 prisioneros políticos inconstitucionalmente detenidos y subvenciones a Hebe, la Carlotto y Verbitsky, la triste realidad es que en Argentina, algunos tienen licencia para matar y otros no tienen derechos humanos.

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