Por Hernán Andrés Kruse.-

Un fiscal federal ordenó la apertura de una acción penal para investigar al ministro de Finanzas, Luis Caputo, por la emisión de un bono de deuda a 100 años, lo que fue considerado a nivel mundial como la operación más delirante del mundo. En su edición del 28 de junio, Página/12 expresa: “Un fiscal federal imputó al ministro de Finanzas, Luis Caputo, por el presente delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado durante la colocación del bono a 100 años. La decisión de investigar al funcionario la tomó el fiscal Juan Pedro Zoni a partir de una denuncia presentada la semana pasada por 14 diputados nacionales del FPV. El juez federal Ariel Lijo debe decidir en los próximos días si abre la investigación. La acusación de los legisladores cuestiona la combinación entre el elevado costo del endeudamiento en la operación y los plazos pactados” (…) “El título emitido bajo legislación extranjera, con la colaboración de los bancos HSBC, Citigroup, Santander y Nomura terminará de pagarse en 2117. Un elemento central para avanzar en la investigación será el prospecto de emisión del bono, el documento oficial que precisa los detalles técnicos de la operación, que no fue divulgado. “Denuncian todos los días. Ellos se dedican a embarrar la cancha, tratan de poner a todos en el mismo lugar que ellos”, consideró ayer el ministro Caputo” (…) “Una emisión de este tipo es posible gracias a que logramos recuperar la credibilidad y la confianza del mundo en la Argentina y en el futuro de nuestra economía”, celebró Caputo una semana atrás al referirse a los 2750 millones de dólares obtenidos por la operación que compromete al país a pagar una tasa de interés anual del 7,125 por ciento durante cien años. Sin embargo, ni la credibilidad ni la confianza permitieron una reducción significativa en el costo del financiamiento. Desde que asumió el nuevo gobierno, la promesa fue que el pago a los fondos buitre, la desregulación de los movimientos de capitales, la liberalización cambiaria, la normalización del vínculo con el FMI resultarían en una baja en las tasas de interés. Los resultados de la colocación centenaria no expresan un acto de fe del sistema financiero sino el inflexiblemente elevado costo de la seducción y el redituable negocio que lograron esos inversores. El delito por el que se imputa a Caputo es el mismo que fuera utilizado para impulsar la causa por las operaciones con dólar futuro realizadas por el Banco Central en 2015, que resultó en el procesamiento de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, entre otros funcionarios del gobierno anterior” (…) “Una ruinosa operación para los intereses del Estado, del Fisco y del Pueblo Argentino de hoy, y de las futuras generaciones, tomando 2750 millones de dólares de deuda a 100 años de plazo a una tasa nominal del 7,125 por ciento anual, que objetivamente costará una tasa de interés anual del 7,9 por ciento anual, al haberse colocado tales bonos bajo la par”, expresa la denuncia realizada por los legisladores el viernes pasado al referirse a los delitos que habría cometido Caputo. “Este fenomenal perjuicio descripto por el Estado, es equivalente al fabuloso beneficio que obtienen los inversores”, sostienen el grupo de diputados que impulsó la denuncia” (…) “Si bien a la fecha no se cuenta con documentos oficiales relativos a la operatoria descripta, atento al tenor de los hechos puestos en conocimiento he de impulsar la acción penal con el objeto de investigar si, en el marco de la emisión de bonos cuestionada, se han cometido conductas delictivas en perjuicio de la Administración Pública Nacional”, sostiene el fiscal en su requerimiento de instrucción” (…) En él “Zoni resalta la pregunta realizada por los legisladores en la denuncia presentada el viernes pasado: “¿Cuál es entonces el objeto de endeudarse a 100 años y pagar un 7,9 por ciento efectivo de tasa de interés? Si no hubo por parte de los funcionarios actuantes la voluntad de beneficiar a inversores con esta operación, es evidente que, al tomar esta deuda, existió una manifiesta acción de Administración contra los intereses del Estado” (…) “Un informe del Centro de Economía Política (CEPA) revisó el uso de las colocaciones de deuda desde diciembre de 2015 y concluyó que las declaraciones de Caputo no son correctas. Planteó que una gran parte de los nuevos bonos se usaron para financiar la fuga de capitales. “El ministro dijo que un 75% de la deuda emitida por Cambiemos se dirigió a cancelar compromisos previos, pero no fue preciso”, indicó el documento. Detalló que los vencimientos de deuda de 2016 sumaron unos 11.951 millones de dólares, mientras que ese año se colocaron unos 34.652 millones de dólares en nuevos títulos. Esto implica que sólo uno de cada tres dólares fueron a repago y no tres de cada cuatro como afirmó Caputo. Para el 2017, según el CEPA, la situación es similar. “Los vencimientos de deuda previstos para este año son de 17.520 millones de dólares, mientras que la deuda emitida sólo en el primer semestre (considerando hasta el mes de mayo y los 2.750 millones de dólares del bono a 100 años de junio) ya asciende a 35.872 millones de dólares”, apuntó. El documento registró que uno de “los principales destinos de los dólares provenientes del endeudamiento de Estado fue la fuga de capitales. Desde la asunción del gobierno de Macri, el sector privado adquirió en el mercado de cambio local más de 20 mil millones de dólares. Este esquema de deuda-fuga es muy similar al aplicado en nuestro país algunas décadas atrás”. El estudio afirma que el endeudamiento externo es un pilar clave para sostener el esquema económico de Cambiemos, el cual apuesta por la especulación en lugar de fortalecer a los sectores productivos y el consumo del mercado interno. El CEPA advirtió que “el endeudamiento externo en moneda extranjera no sólo genera problemas de sustentabilidad financiera en el futuro próximo, sino que provoca-dada su velocidad-serios problemas macroeconómicos -exceso de dólares y emisión de pesos, y por consiguiente, alta tasa- que impiden la reactivación de la economía real”.

En la misma edición, Página/12 publicó un artículo de Horacio González titulado “Los rostros revelados”. Escribió el autor: “En Arsenal hubo una suma de rostros en el campo de juego, a la expectativa. Así como en una obra célebre se habla de arsenal de mercancías, aquí los rostros eran lo contrario a una mercancía. Hay que saberlo; cantidades inabarcables de rostros, y no hay ninguno parecido a otro” (…) “Si hay muchas maneras de acercarnos a ese mundo vital que llamamos la política, no puede ser desdeñada la meditación sobre los rostros. Hay allí una ética vaporosa pero con sentido acogedor. Cara a cara, todos eran uno y todos podían dispersarse. Pero en un solo punto, reclamaban a una persona que no fuera una más mientras esa persona decía que no, que ella era solo una más. Quizás se precisó esta paradoja, nunca ausente de un liderazgo, cualquiera que fuera, para que luego hubiera candidaturas” (…) “En Arsenal la totalidad no era maciza y única, era irradiación y superposición de rostros, se agrupaban y expandían alternativamente, eran uno por uno y eran la multitud pensante. No había banderas, esas caras que se sobreponían de un óvalo a otro formando diagonales, marejadas e hileras bifurcadas una y otra vez. Surgían de muchas otras ondulaciones rostrificadas de la historia nacional” (…) “El acto de Arsenal fue juzgado de diversas maneras. Se pensó que la multitud presente era el sostén para un público mayor, ajeno al estadio, a la cual se le daría, por la vía de imágenes trasmitidas, una idea de la política despojada de simbolismos sobrantes y de argumentos abstractos. No estamos en desacuerdo con ese propósito. Pero no es posible pensar que el presencialismo en el estadio era un acontecer aleatorio. Estábamos allí como rostros en la muchedumbre. Rostros con surcos de historia, no rostros de los hombres huecos” (…) “Alguien pudo tomar tal o cual decisión escénica, pero lo cierto es que allí hubo un punto de partida. Ante tal situación, Cristina dijo que era una más, pero nadie estaba hueco en esa congregación de los unos más. No deja de ser cierto que los unos más eran convocados por una más. Pero la que dice no ser la que era, era la que se expuso a decir “no me hagan hacer lo que no quiero”, porque exploraba sabiéndolo o no, el secreto de los rostros. Su proximidad nueva y su condición de lejanos, apareciendo desde una lejanía irrepetible, la disolvía en esos rostros. Pero la hacía emerger de nuevo, en la necesaria condición de “Primus inter pares” (…) “María José Malvares… invitó a poner la idea de organización social como la búsqueda de la parte de los que buscan donde extraviaron la suya. Sin insignias específicas, los rostros encimados de Arsenal no estaban tapados por ninguna túnica pero no son los de nadie. No están disponibles para cualquier cosa. “Los votos no son de nadie”, se pierde Durán Barba, el apologista de la sociedad como tabula rasa y los símbolos como redes del colonialista, del conquistador de almas. Pero los hombres y mujeres con rostros salidos de la historia nacional, se revelaban en su desabrigo en esa cancha de Arsenal. Pero no eran rostros rasos, sino responsabilidades o memoria. Son rostros que vienen de lejos, atraviesan desiertos pero son de ellos mismos y saben a quién le deben hacer sus preguntas. Que asimismo son lejanas y no se repiten del mismo modo, pero son preguntas antiguas. Sabían lo que son las túnicas. La voz del estadio sabía en sus rostros que desde los más viejos tiempos las túnicas negras son las del juez y las blancas son las del candidato”.

En su edición del 28 de junio, Clarín publicó un artículo de Eduardo van der Kooy titulado “La mira de Cristina apunta hacia Vidal”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Nada de lo que sucede resulta ya imposible observarlo soslayando el cristal de la campaña electoral. El cierre de las listas, el sábado pasado, constituyó la última formalidad de la política. Un montón de organizaciones sociales y de izquierda…volvieron a convertir ayer el centro de la Ciudad en un pandemonio” (…) “Las movilizaciones coincidieron con la negociación del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil” (…) “Aquel espectáculo callejero promete repetirse con la asiduidad que no se vio en los últimos meses. Por lo menos hasta octubre. Por tres motivos: las organizaciones y la izquierda suelen dar mayor visibilidad a su existencia en la calle que en las urnas; hay una situación social objetiva grave expresada en los índices de pobreza (32,9%) y desempleo (9,2% en el primer trimestre del 2017); se advierte también una pérdida de densidad política dentro del sindicalismo tradicional. Esa debilidad contó con un alerta. Pablo Moyano, cegetista crítico, hijo del líder camionero, anticipó una jornada de protesta contra el gobierno de Mauricio Macri para julio. Se desconoce el formato. Se desconoce incluso si, en efecto, llegará a concretarse. Pero los sectores duros del gremialismo sienten la amenaza de que aquellas organizaciones sociales terminen ocupando lugares públicos que les corresponderían por historia. El otro síntoma de la debilidad sindical emanó del cierre de las listas. La representación general del sector puede estimarse pobre” (…) “La contracara aconteció en el campamento de Cristina Kirchner. Allí la víctima restellante fue Omar Plaini, del sindicato de canillitas, pese a su ostensible identidad kirchnerista. El dirigente fue alguna vez mano derecha de Hugo Moyano. Quizás un antecedente suficiente para que la ex presidenta le bajara el pulgar. En cambio habilitó pista electoral a Hugo Yasky, de la CTA, a Vanesa Siley (Sindicato de Trabajadores Judiciales) y Walter Correa (Curtidores). Ambos integran la corriente Federal de Trabajadores que conduce el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo. Esa línea sindical del kirchnerismo podría transformarse en un incordio potencial para el gobierno. Aquellas dos agrupaciones de trabajadores (CTA y CFT) tienen puentes tendidos con varias de las organizaciones sociales que activan la calle” (…) “El problema no sería exclusivo de Macri. Abarcaría también, y sobre todo, a María Eugenia Vidal. Roberto Baradel, de SUTEBA, el poderoso gremio docente bonaerense, también adscribe a la CTA. El conflicto de los maestros continúa sin solución definitiva-la gobernadora otorga aumentos a cuenta del cierre de la paritaria-y Baradel advirtió sobre nuevas medidas de fuerza. Sería un verdadero contratiempo para Vidal que cargará en el principal distrito electoral con el peso de la campaña” (…) “La gobernadora tiene por delante otro par de problemas. O de desafíos. Cristina integró las listas provinciales con halcones kirchneristas. Para trabarle, según sean los resultados de octubre, aspectos clave de su gestión. La ex presidenta sabe bien que zamarreando a la Provincia también sufrirá la administración de Macri. La otra cuestión que debe atender Vidal será la suerte del Frente Renovador. ¿Por qué motivo? La organización de Massa, ahora devenida con el nombre de 1País, fue determinante en estos 17 meses para la gobernabilidad de Buenos Aires. Colaboró con la aprobación del Presupuesto y también con la toma de deuda para atenuar el elevado déficit dejado por Daniel Scioli” (…) “La gobernadora está obligada a resguardar a su gobierno y al de Macri. Una derrota abriría incertidumbres por la composición de la Legislatura y por la inevitable onda expansiva política. Nada indica, menos el armado de sus listas, que Cristina esté dispuesta a conceder alguna tregua. Las dos mujeres se enfrentan a revalidaciones imprescindibles. Vidal debe demostrar que el batacazo del 2015 se legitimó durante este año y medio. Y que no respondió sólo al espanto que causó su contrincante, Aníbal Fernández, en aquella oportunidad. La gobernadora podría, además, consumar una marca histórica: propinarle al peronismo su cuarta derrota consecutiva en el bastión inexpugnable de otros tiempos. Cristina estaría forzada a detener esa tendencia si pretende conservar un liderazgo y una autoridad que están bajo la lupa. Aquel ciclo de tres derrotas seguidas ocurrió durante el kirchnerismo. La primera en manos de Francisco de Narváez, un empresario hoy desaparecido de la política. Que pudo incluso contra las candidaturas testimoniales de Néstor Kirchner, Scioli y Massa. La segunda corrió por cuenta del diputado tigrense. La última fue obra de Vidal. Una más no sólo menguará la figura de Cristina. Abrirá también el interrogante sobre si algún cambio cultural, político y social, que en superficie aún no se avisora, no estaría disparando silenciosamente en Buenos Aires una metamorfosis peronista”.

En la edición del 28 de junio, La Nación publicó los artículos de Loris Zanatta (“La crisis venezolana causó otro muerto: la integración latinoamericana”) y de Orlando J. Ferreres (“Las cifras extraordinariamente altas de pobreza y desempleo en la Argentina”).

Escribió Zanatta: “Nunca había gozado de buena salud, para decir la verdad, pero la incapacidad de los gobiernos regionales para enfrentar esa crisis de forma eficaz dice mucho sobre el abismo que separa las palabras y los hechos. Las palabras son conocidas y enfáticas: hermandad, bolivarianismo, unidad, identidad” (…) “Mucha retórica, en fin, y buena voluntad, sin duda, pero los hechos son prosaicos: frente al drama de un país cuyo régimen viola toda elemental norma democrática y además sufre una grave crisis humanitaria, todos esos acrónimos (UNASUR, CELAC, etc.) están demostrando ser cajas vacías, círculos buenos para charlar y tomar fotos de grupo, pero inútiles para expresar una posición común y ofrecer una salida. ¿Por qué? Para responder esta pregunta más vale ponerse otra: ¿en qué se basa la comunidad de países latinoamericanos? En teoría, más allá del comercio y de los intereses, de la historia y de la geografía, una comunidad comparte algunos valores, y a su vez esos valores se traducen en instituciones comunes” (…) “Si es así, cabría esperar un masivo levantar de escudos, una indignada protesta contra el gobierno venezolano, responsable de aplastar la democracia y mofarse del estado de derecho” (…) “Pero no: los estériles debates de América Latina sobre Venezuela fotografían una región lacerada, atravesada por una cortina de hierro ideológica, dividida entre dos concepciones de la palabra “democracia” incompatibles entre sí: la liberal, típica de los sistemas democráticos occidentales, que con el tiempo se ha extendido a muchos países que la habían rechazado, y la populista, basada en la creencia de un pueblo mítico investido de un derecho histórico a la hegemonía y al monopolio del poder. Frente a esta división que tiene raíces antiguas y sobre la cual la retórica panlatina de la hermandad creó un espeso velo de hipocresía se impone sacar algunas conclusiones: la integración de América Latina es una quimera; lo es por muchas razones, pero una destaca sobre las demás, carece todavía de los valores compartidos sobre los que injertar un edificio institucional estable, resistente a los golpes de los cambios de gobierno en los distintos países y capaz de hacer valer su autoridad sobre los que lo violan” (…) “Cada experiencia de integración regional construye su camino, pero la europea, hasta la fecha más exitosa, enseña un par de cosas. La primera es que para integrarse hay que aflojar el dogma de la soberanía, reconocer el derecho de los otros a plantar la suya sobre lo que sucede en nuestra casa” (…) “La segunda es que la integración basada en las instituciones democráticas liberales asume al pluralismo como un valor y permite la convivencia entre gobiernos conservadores y liberales, socialistas, moderados y nacionalistas. La integración nacional popular, en cambio, aquella que Perón quiso por un tiempo extendiendo la hegemonía argentina sobre la región, que luego intentó Castro promoviendo la revolución socialista hemisférica y hoy es defendida por los gobiernos del ALBA, supone la unanimidad política e ideológica de América Latina” (…) “Mientras tanto, el tren de la integración regional se escapa dejando tras de sí una estela de palabras vacías y un continente fragmentado. No es de extrañar: no es cierto que la historia sea magistra vitae; a lo sumo, nos dice cuales son los errores que repetiremos”.

Escribió Ferreres: “En este momento de 2017 tenemos una pobreza de 32% del total de la población y un nivel de desempleo de 9,2% de la población activa. Son cifras extraordinariamente altas que hemos heredado del gobierno anterior y que son difíciles de revertir. ¿Por qué estas cifras tan altas de la situación social? Como todos saben, la expropiación del ahorro en 1990 y, especialmente, en 2002 generaron una desesperada fuga del sistema económico de la Argentina, donde sólo quedó el dinero que se usaba para transacciones. Lo que excedía de ese límite se iba enviando por diferentes fuentes a cuentas fuera del país” (…) “No había financiamiento para inversiones, salvo las que teníamos en cartera o que se requerían para desarrollar algún producto relevante con buena rentabilidad. Por ese motivo no hubo inversiones clave durante muchos años. Naturalmente, con la demanda de bienes de consumo muy incentivada por el no pago a precios internacionales de los productos de empresas controladas o reguladas por el Estado, todo el dinero bancario se utilizó para consumir y no para ahorrar. Ello llevó progresivamente al desabastecimiento de productos energéticos, de transporte, de agua, y de los demás productos controlados por el Estado. Además, impusieron enormes retenciones a los productos del agro, que fueron un drama nacional, pues abarataban mucho el consumo de estos bienes y liberaban dinero para productos que la gente valuaba como de mayor interés: productos electrónicos, eléctricos y otros de este tipo” (…) “¿Qué pasó entonces? Es importante darse cuenta de que Cristina no tenía mayormente conciencia de los temas económicos y de que se enteraba de los problemas cuando ya era tarde para retroceder. Se encontró en ese período sin reservas y apeló a todo tipo de operaciones financieras para llegar al 10 de diciembre de 2015. Realmente fue un desastre de tal tamaño que, incluso, no entregó el poder a Mauricio Macri, quien era su sucesor. Tal fue la falta de confianza, que asumió a las 0 horas de aquel día, interinamente, el Presidente Provisional del Senado hasta que se pudiera establecer fehacientemente la eliminación de los poderes de Cristina. Como estas historias hay muchas más, que no se repitieron con la nueva gestión, así que el clima de confianza mejoró mucho con la nueva administración” (…) “Ahora estamos con 9,2% de desempleo y con 32% de pobreza y esos números son de características estructurales, difíciles de mover. Para hacerlo debería crecer mucho el producto, lo cual es muy difícil de lograr. Vamos a tener que concentrarnos en el mantenimiento alto de estas cifras y ver de qué manera se puede ir bajándolas de a poco en un contexto de largo plazo. Macri ha dicho que su objetivo de gobierno es bajar la pobreza hasta eliminarla completamente, o que la misma sea irrelevante. Esto va a llevar mucho tiempo. Por eso quería acelerar las inversiones externas en el país en el sector real, pero ese proceso va a requerir tiempo también: la inversión real es la cuarta fase de la inversión cuando se pone de nuevo en marcha un país. La primera es la inversión bursátil, en acciones, para lo cual el inversor no tiene que pedir permiso. La segunda es la inversión en bonos nacionales y provinciales, que está llegando a sus máximos. La tercera fase de la inversión es la de fusiones y adquisiciones de empresas en marcha, fase que se está iniciando ahora. Recién después podemos esperar la fase de inversión masiva real, la que va a tardar un tiempo más. En otras palabras, tanto el desempleo como la pobreza van a quedarse por un tiempo largo y tenemos que aprender a convivir con ellos. Cuanto menos tiempo tarden en bajar a cifras manejables esas variables, será mejor para todos los argentinos”.

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