Por Hernán Andrés Kruse.-

¿Cómo fue posible que el PRO llegara a la cima del poder? Un partido porteño logró lo que siempre fue un imposible: que el conservadorismo ganara las elecciones presidenciales. Ello no fue fruto del azar. Por el contrario, Mauricio Macri se preparó durante mucho tiempo para alcanzar el máximo galardón en política: ser presidente. Macri comenzó a prepararse para semejante logro apenas logró que la hinchada número 1 lo votara para presidir uno de los clubes más importantes de Argentina: Boca. A partir de 1995 y hasta las elecciones a la jefatura de gobierno de la CABA en 2007 Macri, de la mano de Carlos Bianchi, se cansó de ganar títulos nacionales e internacionales. Fue así como durante doce años logró captar la simpatía de amplios sectores de la sociedad, desde los más pudientes hasta los más humildes. De esa forma se fue consolidando el voto policlasista que lo terminaría depositando en la Rosada años más tarde.

Macri fue jefe de gobierno porteño durante ocho años. Para subirse a ese trono bendijo el golpe institucional que terminó con la destitución de Aníbal Ibarra, jaqueado por la tragedia de Cromañón. En muy poco tiempo se granjeó la simpatía de la mayoría de los porteños, un electorado reacio a apoyar a todo lo que huela a peronismo. Intentó competir por la presidencia en 2011 pero se bajó a tiempo ya que de haberlo hecho hubiera sido barrido por el huracán Cristina. Supo esperar. En 2013 se produjo un hecho que lo favoreció: la derrota del cristinismo en las elecciones de medio término. Sin embargo, el más beneficiado por esa debacle no fue Macri sino Sergio Massa, quien a partir de entonces pasó a ser el candidato número 1 a suceder a Cristina.

Dentro del PRO comenzó una disputa por la estrategia a seguir para conquistar la presidencia en 2015. Había quienes le aconsejaban incorporar a la coalición que se estaba formando (Pro, UCR y CC) a Sergio Massa y había otros que no querían saber nada con el tigrense. Prevaleció esta opción, defendida por Peña y Durán Barba. En las PASO de 2015 Macri salió segundo detrás de Scioli, resultado que se repitió en la primera vuelta. Finalmente, el ballotage lo consagró presidente al superar a Scioli por escaso margen. La estrategia de la confrontación con CFK había dado resultado.

Para acceder a la Casa Rosada Macri contó con la inestimable ayuda de la propia Cristina. En efecto, la presidente, al verse imposibilitada de competir por la presidencia, optó por Macri y no por Scioli. Un triunfo del gobernador de Buenos Aires hubiera significado, probablemente, el fin de su carrera política. En efecto, una presidencia aceptable de Scioli hubiera encolumnado a todo el peronismo detrás suyo y la historia ha demostrado que el peronismo sólo sigue a un jefe. De haber obtenido Scioli la reelección en 2019 Cristina se hubiera visto forzada a jubilarse. Consciente de ello no dudó un segundo en dejar solo a Scioli. No obstaculizó su camino rumbo a la presidencia pero no hizo nada por ayudarlo. Es más, pareció que intentaba perjudicarlo cuando en las postrimerías de su gobierno comenzó a aparecer diariamente por cadena nacional, lo que no hacía más que exacerbar las pasiones de sus enemigos. En cierta medida la presidente alimentó la estrategia de confrontación de Peña y Durán Barba.

Es altamente probable que CFK se haya guiado por aquella famosa sentencia de Mao “cuanto peor, mejor”. Vale decir que cuanto peor le fuera a su sucesor más chances tendría de retornar en 2019. Y siempre apostó por Macri ya que estaba convencida de que le iría peor como presidente que a Scioli. Cristina creía firmemente que durante la presidencia de Macri el pueblo la compararía todo el tiempo con su presidencia, lo que terminaría por beneficiarla electoralmente. Sus planes de retorno a la presidencia quedaron truncos en 2017 cuando perdió en provincia de Buenos Aires con Esteban Bullrich. Debe haber sido el golpe político más duro de su vida.

A partir de ese momento no tuvo más remedio que esperar lo que siempre soñó: el derrumbe de Macri. A comienzos de este año el panorama comenzó a aclararse para la ex presidente. Macri no hacía pie y las encuestas comenzaban a brindar números alentadores a la oposición. Sin embargo, Cristina no lograba perforar el techo del 36/37%. Macri no sabía qué hacer para solucionar la crisis económica pero la presencia de CFK como única contendiente al trono lo envalentonaba. Hasta que se produjo lo inesperado. CFK pateó el tablero al anunciar que sería candidata a la presidencia acompañando en la boleta a Alberto Fernández. Macri reaccionó nombrando a Pichetto como su candidato a la vicepresidencia. Fue un manotazo de ahogado. A partir de ese momento se amplió la distancia a favor de la fórmula del ahora denominado Frente de Todos. De golpe Macri se encontró con un adversario impensado, muy hábil e inteligente, que se mostró como la antítesis de Cristina: amable y negociador.

Macri se quedó sin su enemiga perfecta. Ya no tenía con quién confrontar. El resultado de las PASO fue el golpe de gracia. Como expresó Jorge Asís en una entrevista con Novaresio “la doctora” se salió con la suya. Lo que parecía imposible fue posible. Luego de cuatro años de gobierno de Cambiemos Cristina Kirchner volvió. Macri lo hizo posible.

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