Por Hernán Andrés Kruse.-

La timba financiera sigue vivita y coleando. Durante los meses de enero y febrero de este año la demanda de dólares para atesorarlos y para hacer turismo consumió nada y nada menos que la mitad de los fondos obtenidos por el Gobierno gracias a la colocación de títulos en moneda extranjera y la solicitud de préstamos a los bancos internacionales. Mientras el Gobierno, por intermedio del Central y el ministerio de Finanzas, tomó deuda por 18 mil millones de dólares, la dolarización de carteras y la compra de divisas para viajar alcanzó los 9 mil millones de dólares. Si se computan la deuda de las empresas y las provincias, la fuga de capitales representa 3 de cada 10 dólares que arribaron al país en lo que va del 2017. Los funcionarios del Banco Central poseen una visión diferente. Para ellos tanto el endeudamiento externo como el ingreso de capitales sirven no solo para financiar la fuga sino también para acumular reservas y calmar al dólar. De esa manera el gobierno cree que logrará disciplinar la espiral inflacionaria con apreciación del tipo de cambio. La realidad pone en evidencia otra cosa: esa estrategia no hace más que incrementar el volumen de la deuda externa, exponer la economía a las fluctuaciones del mercado financiero y agudizar los problemas comerciales.

Los datos (Balance Cambiario) que publicó el Banco Central el martes 14 demostraron que la formación bruta de activos externos (demanda de billetes para atesoramiento y demanda de divisas para hacer transferencias al exterior) llegó en febrero a los 3089 millones de dólares. En enero ese número fue 3428 (millones de dólares) mientras que en diciembre fue 4854 (millones de dólares). Mientras tanto, quienes viajaron al exterior gastaron 1049 millones de dólares (959 para gastos y 90 para pasajes). Las multinacionales giraron al exterior en febrero 125 millones de dólares, lo que implica que durante el primer bimestre las multinacionales fugaron al exterior 182 millones de dólares. La inversión apenas alcanzó los 345 millones de dólares. Mercedes Marcó del Pont, directora de la Fundación para el Desarrollo (FIDE), dice que “es preocupante que luego de más de un año desde la asunción del Gobierno y con un Banco Central que ha desregulado por completo el mercado cambiario y la cuenta de capital, los argentinos siguen apostando al dólar y la apuesta es cada vez más grande”. El último informe elaborado por la FIDE sostiene que “el abundante ingreso de dólares financieros provenientes de la colocación de deuda nacional y provincial está permitiendo compensar con creces esta demanda, acumular reservas y planchar el tipo de cambio. Con igual signo se ha sumado el blanqueo de capitales lanzado por el Gobierno durante el año pasado. Sin embargo, esta dinámica no es sostenible en el tiempo, en la medida que se acentúa el desequilibrio de la cuenta corriente y el creciente endeudamiento engruesa los compromisos por pago de intereses en moneda dura”. Por su parte, el economista Aldo Pignanelli sostiene que “la salida de capitales financiada por la deuda externa es un problema endémico de la economía argentina. La dinámica actual no es sustentable a menos que ingresen dólares genuinos, comerciales o inversiones extranjeras. En esquemas de atraso cambiario como pasó con Martínez de Hoz y al final de la convertibilidad te endeudás hasta que no te prestan más” (fuente: Tomás Lukín, “Había algo que crecía, la fuga de capitales”, Página/12, 15/3/017).

El conflicto docente amenaza con prolongarse y agravarse. Hoy (miércoles 15) comenzó un nuevo paro nacional de 48 horas en reclamo de la apertura de la paritaria nacional. Durante dos días no habrá actividades escolares pero sí varias formas de protesta para poner en evidencia la existencia de un conflicto salarial que ya lleva diez días. En dos semanas hubo dos paros de alcance nacional y en la provincia de Buenos Aires, epicentro del conflicto, los alumnos que concurren a la escuela pública hace una semana que no lo hacen. Mientras tanto el presidente de la nación está dispuesto a redoblar la apuesta, pareciéndose cada vez más a su antecesora, Cristina Kirchner. En efecto, en un encuentro que mantuvo con la gobernadora Vidal en la previa a esta nueva medida de fuerza del gremialismo docente, le ordenó no aflojar. En efecto, Macri mantuvo una reunión el lunes pasado en la Casa Rosada con Rodríguez Larreta, Vidal y gran parte de su gabinete. Según narró Ámbito Financiero el presidente les aseguró que no piensa aflojar y que el salario de los docentes se debe definir “por cada provincia, por más que anuncien más días de paro”.

La eliminación de la paritaria nacional no es más que una parte de un vasto plan de ajuste de los sueldos del estado que tiene en mente el presidente de la nación. En efecto, forman parte de este plan el techo fijado a las paritarias docentes provinciales (del 18 al 20 por ciento), el recorte de los recursos destinados a las provincias y las sanciones dispuestas a aquellos que adhieran a las medidas gremiales (dictado de conciliaciones obligatorias y el inicio de sumarios a los maestros). Por si ello no resultara suficiente, el Gobierno ha decidido negar literalmente el conflicto docente. En las últimas horas el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, afirmó que en por lo menos doce provincias se llegó a un acuerdo. Esta afirmación fue inmediatamente desmentida por la dirigencia gremial. Sólo en cuatro provincias no hay conflicto: San Luis, Mendoza, Santiago del Estero y Misiones. En las dos primeras provincias las paritarias fueron cerradas a decretazo limpio. Rodríguez Saá otorgó un aumento del 38 por ciento mientras que en

Mendoza la paritaria cerró al 17 por ciento. En Santiago del Estero la propuesta oficial del 20 por ciento está cerca de ser aceptada por los docentes y en la provincia norteña las partes acordaron un aumento del 13 por ciento que en principio sería semanal.

El paro nacional de esta semana fue convocado por Ctera, UDA, AMET y CEA. Al no existir una paritaria nacional las provincias se encuentran en serias dificultades para negociar con los gremios docentes. El sindicato más poderoso, Ctera, llamó a un paro y una jornada de protesta que abarque a todo el país, lo que significa que la huelga se extenderá por casi todas las provincias. Por su parte, el gremio que nuclea a los docentes privados, Sadop, decidió no convocar al paro nacional pero dio el visto bueno a que los gremios de base paren en sus distritos. Se está en presencia de un conflicto de largo alcance. La semana próxima continuarán las medidas de fuerza. Habrá un paro nacional de 48 horas y una marcha federal que culminará en la Plaza de Mayo. Sonia Alesso, titular de Ctera, manifestó a Página/12 que “el Gobierno tomó una decisión política. Quiere usar al conflicto con los maestros como disciplinador del movimiento obrero”. “Para Cambiemos, el sindicalismo docente es un enemigo a eliminar”. “Un documento del Banco Mundial de 2015 advierte que las reformas educativas neoliberales no funcionaron en América Latina por la resistencia de los sindicatos docentes. Entonces, se pregunta el documento, ¿qué hay que hacer?”. La conclusión de Alesso es elocuente: Macri quiere “destruir el sindicalismo docente” (fuente: “Laura Vales, “Paro nacional de los docentes (episodio dos)”, Página/12, 15/3/017).

En su edición del 15 de marzo, La Nación publicó un polémico editorial titulado “Hechos, no palabras” en el que alude una vez más a los trágicos años de la década del setenta. Dice el mitrismo: “Cuando todavía era candidato a la presidencia de la Nación, Mauricio Macri aseguró que, de acceder al gobierno, con él se acabaría “el curro de los derechos humanos” (…) “Sin embargo, transcurridos 15 meses de gobierno, aquella promesa sigue incumplida. Como resultado de la mal llamada “década ganada”, el Poder Judicial se vio jaqueado por el ideologizado abrazo de conceptos como “Justicia y militancia”, una yunta tan antagónica como peligrosa que derivó en que ex miembros de la guerrilla revolucionaria integraran tribunales que debían juzgar a militares” (…).

“El bienvenido debate abierto recientemente sobre aquella sangrienta década trae nuevamente a la luz la guerra revolucionaria iniciada por organizaciones armadas subversivas que pugnaban por instalar un régimen marxista capaz de convertirnos en algo parecido a la Venezuela actual, con una infiltración de militares cubanos en sus fuerzas armadas, en gran medida responsables de sostener el corrupto régimen de Maduro. La brutal represión con que los gobiernos militares repelieron localmente el terrorismo merece asimismo una mirada ecuánime y sin amputaciones ni ánimo vengativo, dirigida a encontrar la verdad y a castigar por igual a unos y otros por todo aquello que se hizo al margen de la ley desde ambos bandos. Esta nueva instancia clarificadora constituye toda una oportunidad para que el presidente Macri cumpla su promesa y asuma protagonismo en la búsqueda de la verdad y la pacificación, dando vuelta otra página crucial del mendaz relato construido por el anterior régimen, habitado sólo por sangrientos militares e inocentes guerrilleros, una dicotomía que propuso justicia para unos e impunidad y beneficios para otros”.

“Bajo el falaz manto protector de la defensa de los derechos humanos, se cometieron millonarias estafas contra el Estado nacional. Inmersos en el barro de la corrupción y lejos del juvenil idealismo combativo, la malversación de fondos públicos fue el escandaloso camino elegido por muchos; entre ellos, la Fundación Madres de Plaza de Mayo, con Sueños Compartidos, y la Organización Tupac Amaru, liderada por Milagro Sala, investigadas por millonarias defraudaciones ligadas a la construcción de viviendas sociales” (…) “A partir de la semana próxima, respetando el principio constitucional que obliga a publicitar los actos de gobierno y a transparentar la utilización de los fondos públicos, se podrá acceder a información sobre indemnizaciones a ex presos políticos, ex exiliados y familiares de desaparecidos. Cabe recordar que el grueso de las indemnizaciones se asignó con anterioridad a 2004, por lo que no se revelarán los nombres de muchos de los que cobraron abultadas sumas” (…) “El desafío es retomar las promesas de campaña para que en la Argentina no haya más víctimas sin reconocimiento ni consuelo y victimarios sin castigo, como resultado de una ley que lejos está de ser pareja para todos, de la reiterada violación de los principios republicanos que nos rigen y de una dialéctica pseudoprogresista que ha venido alimentando el odio, los enfrentamientos y el afán de venganza anclándonos al pasado en lugar de apostar a la pacificación”.

En la misma edición La Nación publicó un artículo de Juan J. Llach titulado “La globalización no tiene la culpa”, en el que hace una interesante defensa crítica del orden económico mundial surgido luego de la implosión de la Unión Soviética en 1991. Dice el autor: “Antes de que fueran saneadas algunas secuelas de la crisis de 2008 han aparecido nuevas amenazas para la economía global. Como entonces, el malestar tiene su epicentro en los Estados Unidos y en Europa, y también repercute en América Latina. Surge de la sociedad y de la política, pero expresa descontentos con las economías nacionales y con la globalización, en especial con los inmigrantes y con las importaciones que amenazan la producción local” (…).

“La globalización está en el banquillo y, con más pasiones que razones, se discuten sus resultados. Se sigue repitiendo, erróneamente, que crece la brecha entre países ricos y pobres. El nivel de vida de los países más avanzados era en 1990 casi ocho veces el de los emergentes y hoy es menos de tres veces. Los otrora países “en desarrollo” generan ya casi el 60 por ciento del producto mundial anual” (…) “Las personas disconformes con esta etapa global en Europa y en Estados Unidos ven una realidad amenazante. Asiáticos y africanos perciben, en cambio, mejoras. Pese a que en sus continentes vive el 95 por ciento de los 705 millones de personas en extrema pobreza, hace un cuarto de siglo eran 1850 millones los afectados por este flagelo” (…) “En forma paralela, ha habido allí aumentos muy significativos en la esperanza de vida o en la escolarización y fuertes caídas de la mortalidad infantil. El rápido crecimiento de muchos países pobres desde 1990, en especial China, hizo decaer la desigualdad de la distribución del ingreso mundial, y la cantidad de personas de clase media se ha duplicado de 1500 a 3000 millones en este siglo. Al mismo tiempo, la desigualdad aumentó en muchos países, y en casi todos los desarrollados, con el agravante de una enorme concentración del ingreso en el 1 por ciento más rico-que se apropia del 15 por ciento o más del ingreso nacional-y aun en el 0,1 por ciento más rico” (…).

“Extendiendo la mirada a otras cuestiones se evidencian muchas y gruesas falencias de la reciente globalización. La dramática crisis de 2008 fue impulsada por excesos financieros depredadores-aún no subsanados del todo-y por una insuficiente coordinación global-por ejemplo, de los desequilibrios en los balances de pagos-que sigue en pie. Son crecientes las evidencias del deterioro del medio ambiente, del aumento del comercio de armas y del narcotráfico. Pero no sólo es utópico pensar que las reacciones nacional-populistas de hoy corregirán estas falencias. Si ellas cumplen sus promesas, la economía y la sociedad globales, y especialmente las más pobres del mundo, estarán a la larga peor que si se mejora el camino actual”.

“América Latina es el subcontinente con menor crecimiento en el siglo XXI, con grandes diferencias entre países, algunos con logros no definitivos en reducir la pobreza y la desigualdad. Se yerra fiero al atribuir sus trayectorias al “neoliberalismo” o al “progresismo”. Porque la principal línea que divide a los de buen y mal desempeño es la que separa la racionalidad del populismo económico que rifa el futuro maximizando el consumo y castigando la inversión. Desde la crisis de 2008 el nivel de vida de Perú aumentó 40 por ciento, el de Venezuela cayó 20 por ciento y el de la Argentina aumentó apenas 2 por ciento ¡en nueve años!” (…) “Pese a tamañas verdades, los críticos de la globalización han sido muy indulgentes con los daños inferidos por el populismo en América Latina” (…) “En el trasfondo de estos nuevos malestares y de las discusiones que generan se yerguen pesados condicionantes demográficos, económicos y sociales que difícilmente puedan ser revertidos por los neonacionalismos populistas. En un trasfondo aún más profundo, hay signos de un cambio de civilizaciones. Europa, por ejemplo, persigue una trinidad imposible: muy pocos hijos, pocos inmigrantes y excelentes sistemas de seguridad social. Si Trump concreta sus amenazas, los Estados Unidos pueden acercarse a una utopía parecida” (…) “Los bienvenidos frenos institucionales y de la realidad que, previsiblemente, encuentra el presidente Trump invitan a la prudencia en los pronósticos. No es desatinado pensar en una moderación del ritmo del comercio y las inversiones internacionales, pero sin un freno de mayor envergadura. A esto apuestan hoy los mercados globales” (…) “Los riesgos graves para el devenir del mundo no parecen estar tanto en la economía o en la sociedad, sino en una mayor propensión a los conflictos armados. Mientras tanto, urge aumentar las inversiones en materia gris que ayude a encontrar caminos para lograr una globalización mucho más justa que la de hoy”.

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