Por Hernán Andrés Kruse.-

Mauricio Macri, qué duda cabe, está destruyendo a la Argentina. Lo está haciendo metódicamente, sin prisa pero sin pausa. Todas las medidas que tomó en el terreno económico apuntan a partir al país en dos sectores irreconciliables: una minoría beneficiada por el gobierno y una amplia mayoría excluida del sistema. Si este proceso se profundiza la Argentina se tornará inviable.

En las últimas horas el gobierno nacional reconoció que habrá faltante de manteca. Son decisiones de los empresarios del sector lácteo, aseveró Ricardo Buryaile, ministro de Agroindustria, sobre las que el Estado debe cruzarse de brazos. Sin quererlo, o no tanto, el funcionario expuso el ultraliberalismo que defiende Cambiemos: la ausencia total del Estado en materia económica, un Estrado que no debe meterse en los asuntos que no le competen, en los asuntos que son propios de los grandes empresarios. “Hay una decisión empresarial de hacer más queso porque les permite un mayor margen de rentabilidad”, aseveró el ministro sin poco sustento técnico ya que lo que se utiliza para elaborar la manteca proviene de la grasa que se retira cuando se procesa la leche descremada en polvo que se emplea para la industria y en mucha menor medida de lo que se quita a los quesos magros. La concepción de que la economía debe estar al margen del gobierno de turno, que los grandes empresarios están en una suerte de Olimpo inalcanzable e intocable, es defendida con uñas y dientes por varios funcionarios del gobierno nacional. Para ellos la economía se desarrollará en la medida en que se liberen las potencialidades del sector productivo y para que ello quede garantizado el Estado debe abstenerse de intervenir. Sin embargo, desde que Macri asumió el 10 de diciembre pasado el oficialismo decidió intervenir fuertemente para favorecer los intereses de los sectores concentrados de la economía. La eliminación de las retenciones y los tarifazos no fueron hechos por la mano invisible del mercado sino por una decisión de política económica tomada por el presidente de la nación. El resultado no podía ser otro que la escasez de productos en el mercado interno provocada por la tentación de exportar.

La crisis en el sector lácteo derivó en un faltante de manteca para la venta al público, situación que podría prolongarse hasta la próxima primavera. Según el ministro de Agroindustria “es una cuestión de decisión de qué se produce. Se produce menos leche y más queso, y la manteca es un subproducto de la leche fluida”. Consideró que los tamberos tomaron esta decisión a raíz de la escasez de leche fluida provocada por problemas climáticos y la caída de precios internacionales. Luciano Di Tella, ex titular de la Dirección Nacional de Lechería y actual directivo de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (Apymel), expresó: “Es medio una barbaridad decir que como se hace más queso no se hace manteca”. El experto señaló que la grasa de la leche es la progenitora de la manteca. La grasa de la leche se retira cuando se está en presencia de quesos magros y se lo hace en bajas proporciones porque si se efectuara una quita total atentaría contra el gusto del consumidor. La mayor cantidad de grasa se obtiene cuando se procesa la leche descremada (que se retira en su totalidad). Su destino es la industria alimenticia (chocolates, helados (no artesanales), galletitas).Sólo las grandes empresas elaboran manteca porque se requiere de mucha escala para producir leche descremada. Di Tella explicó que este faltante se podría haber evitado “si el Estado hubiese como mínimo controlado el stock básico u obligando a que la industria hubiera avisado que se estaba quedando sin materia prima”. Quien salió con los tapones de punta fue el ex viceministro de Economía, Roberto Feletti: “Lo que es evidente de estas declaraciones (las pronunciadas por el ministro) es la concepción ideológica del gabinete macrista respecto a que los recursos los asigna el mercado conforme a criterios de rentabilidad”. “Hay una clara concepción de este gobierno de que el Estado sólo se tiene que limitar a asegurar prestaciones asistenciales para que no se perturbe el interés empresario”. “Lo que hay que hacer es orientar la asignación de recursos para que haya equidad”. Considera que lo que está pasando con la manteca es fruto de la desregulación y mayor apertura comercial: “La discusión no se puede centrar en si se gana más produciendo queso o manteca. Lo que el Estado debe asegurar son los 13,7 millones de litros de leche por año que se requieren para garantizar el mercado interno. Eso no se puede dejar librado a la libre voluntad de los empresarios”. “Si liberás todo al mercado, y es más conveniente exportar que vender en el país, se van a pagar las galletitas a precio internacional”, sentenció (fuente: Cristian Carrillo: “En la manteca está la mano invisible del Estado”, Página 12, 2/8/016).

Lo cierto es que el faltante de manteca pasó a ser una cuestión de Estado a raíz de las polémicas declaraciones del ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. A raíz de la situación creada el gobierno nacional salió públicamente a asegurar la provisión normal de la manteca para la próxima semana. El faltante de este producto en las góndolas dejó al descubierto los graves problemas por los que está atravesando el sector lácteo, producidos por una serie de factores: a) la reducción de la producción a raíz de las inundaciones; b) el desmoronamiento del precio internacional de la leche en polvo. Escasa producción y la baja del precio internacional de la leche en polvo conforman un cóctel explosivo para el tambero. La consecuencia lógica fue la caída de la rentabilidad. Ahora bien, semejante crisis no hubiera tenido lugar de no existir una estructura de mercado del sector tan desequilibrada. Como siempre sucede cada vez que hay un monopolio, miles de productores se ven obligados a canalizar sus ventas hacia una élite empresarial: La Serenísima, Sancor, Danone e IIolay. Por delante de estas mega- empresas están los supermercados, que gravitan fuertemente en la formación de los precios al consumidor. Fernando Córdoba, secretario de la mesa provincial de productores lecheros de Santa Fe, manifestó: “el consumidor paga precio europeo y nosotros estamos quebrados. Alguien se está quedando con la crema del negocio”. “Hace falta una decisión política para solucionar la crisis de la lechería. Ni el gobierno anterior, ni este gobierno quieren poner en caja esta situación. Nosotros cobramos 4,20 por litro y el costo de producción es de 5,30 pesos. Esto es inviable; no lo vamos a poder sostener mucho tiempo. En los últimos meses cerraron 120 tambos en Santa Fe, mientras que muchos productores mandaron una gran cantidad de vacas al frigorífico para cubrir deudas”. Alejandro Sanmartino, subsecretario de Lechería, expresó: “a partir de marzo, la producción está subiendo estacionalmente entre 5 y 7 por ciento mensual, y entendemos que la próxima semana se va a retornar a un abastecimiento normal de manteca. Respecto a si el estado finalmente va a intervenir, consideró que “se trabaja con todos los mecanismos legales, lo cierto es que no existe una intervención directa en términos de obligar a una industria a cambiar el destino de su producción, lo que sí existe es un monitoreo de stocks y destinos y estamos trabajando en una mesa técnica para que no se produzcan este tipo de cosas”. Agregó que “hubo menor abastecimiento por la caída dramática de la producción en las provincias de Santa Fe y Córdoba consecuencia de las inundaciones, además estacionalmente la producción de leche baja en abril y mayo y subió el consumo”. Por su parte, Héctor Polino, titular de la entidad Consumidores Libres, consideró que “el gobierno tendría que actuar, no puede dejar funcionar libremente al mercado cuando hay una concentración en tan pocas empresas” (fuente: Página 12, 3/8/016). Lo único que nos faltaba era que nos quedáramos sin manteca. Menos mal que no está entre nosotros Marlon Brando…

El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente del Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA) y la Universidad Metropolitana del Trabajo (UMET), estimó en un 9,9% la contracción del poder adquisitivo de los trabajadores desde que Mauricio Macri asumió como presidente de la nación. Esa merma en la capacidad de compra es el resultado de la devaluación, la quita de retenciones, el incremento del desempleo, el aumento de tarifas y la contracción del gasto público. El IET elabora el llamado “índice de inflación del movimiento obrero” para calcular el impacto del incremento de los precios sobre los sueldos. Según sus cálculos, en junio hubo un aumento mensual del 2,7%, registrándose una variación interanual del 46%. En los hogares más pobres esa variación interanual fue del 52,6%. Se trata de una de las caídas más pronunciadas sufridas por los sectores asalariados en los últimos trece años. Al proyectar el impacto de la política económica oficial sobre los ingresos reales de quienes trabajan en relación de dependencia hasta diciembre, el IET prevé una contracción del 8,4%. Si bien la implementación de los aumentos salariales acordados en las paritarias podrá amortiguar levemente el impacto en lo que resta del año, la amputación salarial y la ausencia de una reactivación del gasto público garantizarán la continuidad de la recesión hasta fin de año.

Según el IET la inflación promedio que afectó el bolsillo de los trabajadores fue del 46% interanual durante el mes de mayo. Este duro incremento de los precios que se dio entre mayo de 2015 y mayo de 2016 se debe básicamente a los aumentos en los alimentos y las bebidas, y las subas en las tarifas de luz, gas, agua y transporte. Esos ajustes pesan más sobre el presupuesto de los trabajadores registrados que menos ganan que sobre el presupuesto de los trabajadores registrados que más gana. De ahí que el 10% de los trabajadores de menores ingresos haya sufrido una inflación del 52,6%, mientras que el 10% de los trabajadores de mayores recursos haya sufrido una inflación del 42,0% (fuente: Página 12, 2/8/016).

Ya estamos en el segundo semestre y la reactivación sigue haciéndose desear. En julio la recaudación fiscal apenas se incrementó el 23,4% en relación con el mismo período del año anterior. Durante los últimos seis meses los ingresos tributarios se situaron por debajo de los niveles interanuales de inflación del orden del 45%, tal como habían sido estimados por consultoras privadas, institutos estadísticos provinciales y sindicatos. En las últimas horas la AFIP publicó una serie de datos que confirman los efectos recesivos del ajuste dispuesto por el gobierno macrista. Al contraerse el mercado se empobrece el desempeño de aquellos impuestos que, como el IVA, están vinculados al consumo (en un escenario de incremento de los precios en las góndolas, el IVA aumentó sólo el 31,9%). El escenario recesivo para la recaudación vinculada con la demanda se complementa con el aumento del 48,6% en los recursos provenientes de los derechos de importación y la sostenida disminución del 29,0% en los ingresos por retenciones a las ventas al exterior. El incremento del 48,6% refleja la invasión de bienes de consumo (electrodomésticos, alimentos, indumentaria y calzados) promovida por la apertura indiscriminada del comercio internacional, mientras que la disminución del 29,0% pone en evidencia los serios efectos que sobre las arcas públicas causó la transferencia de ingresos para el sector agroexportador. Alberto Abad, titular de la AFIP, acaba de reconocer que el Estado dejará de percibir durante 2016 cerca de 50 mil millones de pesos al eliminar y rebajar las retenciones a los productos agropecuarios, y otros 50 mil millones de pesos por el incremento de las alícuotas del Impuesto a las ganancias. Lo que ha hecho Macri es, lisa y llanamente, desfinanciar al Estado, dejarlo exhausto. El funcionario reconoció que hay una menor actividad económica y respecto al pobre desempeño de la recaudación fiscal consideró que era “consistente con la baja de la presión tributaria”.

La pregunta que cabe formular es la siguiente: ¿estamos a merced de unos improvisados o, por el contrario, de unos cínicos y perversos que lo único que tienen en mente es saquear las arcas del Estado?

Share