Por Hernán Andrés Kruse.-

Cada vez peor. La política económica del gobierno está causando estragos sobre la inmensa mayoría de la población. Hay un indicador, que suele pasar inadvertido para la opinión pública, que demuestra el descalabro económico reinante. Entre diciembre de 2015 y febrero de 2017 el país se endeudó en 77 mil millones de dólares, el 15 por ciento del Producto Bruto Interno. En este sentido, 2017 no arrancó de la mejor manera. En efecto, durante enero y febrero fueron colocados cerca de 25 mil millones de dólares, un 50 por ciento de toda la deuda acumulada durante 2016. Es cierto que ingresaron al país miles de millones de dólares obtenidos en los mercados internacionales, pero esa marea de dinero no fue empleada para financiar proyectos de infraestructura ni para potenciar la capacidad exportadora de las economías regionales y de empresas industriales. Ese dinero fue utilizado exclusivamente para sostener la fuga constante de dólares del mercado interno, fuga que fue provocada por la desregulación de los controles cambiarios y la apertura a los movimientos de capitales. Según el informe presentado por el Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, estos niveles de sobreendeudamiento no se sustentan en el largo plazo lo que obligará a Cambiemos a retornar a las políticas productivas, salariales y laborales.

Los números son elocuentes. En enero y febrero de 2017 se produjo un importante aumento de la emisión de bonos. El Tesoro sumó préstamos por 13 mil millones de dólares en los mercados externos, Letes por 4886 millones de dólares en el mercado interno y títulos en moneda doméstica por 2268 millones de dólares. Por su parte, las provincias efectuaron colocaciones del orden de los 2050 millones de dólares y las empresas 1937 millones de dólares. Durante el primer bimestre de este año la deuda ascendió a los 24.141 millones de dólares. No se necesita ser un economista para percatarse que un endeudamiento de esta envergadura conduce a la larga a la bancarrota. Nicolás Trotta, rector de la UMET, afirmó que “luego del vertiginoso proceso de apertura de la economía y del fracaso de las políticas pro mercado del macrismo-que no han hecho más que acelerar el proceso de fuga de capitales-, el endeudamiento se ha convertido en el respirador artificial que mantiene con vida al actual modelo económico”. Agregó que “la creación del Observatorio de la Deuda Externa a fines del 2016 responde a la necesidad de involucrar a nuestra Universidad, sus investigadores y las organizaciones sindicales que la promueven, en los principales problemas que atraviesa la realidad política y social de la Argentina. No podemos ser indiferentes y guardar silencio frente al espiral de endeudamiento irresponsable del gobierno”. Arnaldo Bocco, director del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, manifestó que “la Argentina se endeudó en tan sólo 14 meses en 77.615 millones de dólares, aproximadamente un 15 por ciento del PIB”. Consideró que el incremento del endeudamiento no hizo más que potenciar el proceso de fuga de capitales. “La demanda de dólares sigue en aumento, lo cual no sólo es abastecido a través del mercado de cambios sino también a través de la emisión de Letes del Tesoro, que subsidia la compra especulativa de dólares por medio del crecimiento de la deuda. Si sumamos sólo la fuga de enero, que alcanzó 3196 millones de dólares, y las emisiones de Letes-Letras del Tesoro emitidas en dólares-de enero y febrero de 2017 por 4886 millones, la salida de dólares por atesoramiento, giro de utilidades, turismo e intereses alcanzó los 8082 millones”, sentenció.

El elevado déficit fiscal obligó al Tesoro a emitir nueva deuda a partir de diciembre de 2015. Según el Observatorio de UMET, el Gobierno colocó en los mercados internacionales y bajo legislación extranjera la friolera de 34.910 millones de dólares, de los cuales 21.919 millones fueron emitidos durante todo el año pasado y los restantes 13.000 millones en enero y febrero últimos. De acuerdo al informe presentado por el Observatorio fueron licitados dos bonos en dólares bajo legislación de Nueva York por 7000 millones de dólares con vencimiento en 2022 y 2027. A comienzos de enero el gobierno recibió un préstamo a 18 meses por 6000 millones de dólares de los siguientes bancos: Santander, BBVA, HSBC, Citi, JP Morgan y Deutsche Bank. El Tesoro buscó formas de financiarse en el ámbito interno. Desde el inicio de la gestión de Cambiemos se emitieron 9688 millones de dólares en Letes y respecto a los préstamos en moneda local, el gobierno recibió 254.425 millones de pesos (16.336 millones de dólares). También las provincias se endeudaron. En los últimos 14 meses, Buenos Aires, Entre Ríos, La Rioja, Neuquén, Mendoza, Chubut, Córdoba, Salta, Chaco, Santa Fe y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires emitieron por 9055 millones de dólares. El documento de la UMET advierte que “los gobiernos provinciales también se han sumado al festival de endeudamiento de Nación, emitiendo títulos bajo moneda extranjera y legislación extranjera”.

El Observatorio también registró que a partir de diciembre de 2015 la fuga de capitales ascendió a 25.595 millones de dólares (5 puntos del PIB), que de haberse quedado en el país podrían haber sido destinados al consumo, la inversión y la expansión del mercado interno. Respecto al ahorro en dólares, se fugaron 13.920 millones de dólares mientras que en relación con el atesoramiento de divisas, en enero se ubicó en 1945 millones de dólares, es decir, un 23 por ciento más respecto de enero del año pasado. Según la UMET, el giro de las utilidades de las multinacionales es otro factor que ayuda a entender la fuga de capitales. En efecto, dichas utilidades ascienden a 3215 millones de dólares (3016 millones se anotaron el año pasado). Otro factor de la fuga de capitales es el pago de intereses de la deuda. En efecto, dicho pago implicó una salida de divisas de la economía local del orden de los 13.451 millones de dólares en los últimos 14 meses (el 90 por ciento fue abonado en 2016). El documento de la UMET concluye de la siguiente manera: “considerando que hubo emisiones en moneda extranjera por alrededor de 70 mil millones de dólares a partir de diciembre de 2015 y las reservas internacionales subieron en torno a 21 mil millones, resulta evidente que el crecimiento exponencial de la deuda de estos últimos meses ha seguido financiando de manera contundente una creciente fuga de capitales” (fuente: Federico Kucher, “Fiesta con timba y fuga de divisas sin control”, Página/12, 6/3/017).

En su edición del 6 de marzo, Página/12 publicó un artículo de Mempo Giardinelli titulado “Mucho ojo esta semana”, en el que efectúa un análisis de lo que sucederá, política y socialmente hablando, de aquí al viernes.

Dice el autor: “Esta es una semana de grandes movilizaciones. Marcharán trabajadores de la educación de todo el país; obreros y empleados de todas las centrales sindicales; mujeres y varones contra la violencia de género y la protección policial-judicial a violadores y abusadores. Y muchos de esos miles, decenas de miles, atentos y vigilantes por la citación a la ex presidente a los impuros estrados de Comodoro Py. Algunos se entusiasman con aparente apresuramiento y demasía, quizás pensando que estamos en instancias decisivas-acaso finales-del régimen macrista-radical. Lo que puede ser peligroso o por lo menos excesivamente voluntarista, y por eso hay que señalarlo” (…) “Es decir: ojo con esta semana en la que se jugarán tantas cosas en las calles de la república. Y ojo porque, desde luego, el pueblo movilizado siempre es grato a los ojos populares, pero ese hermoso espectáculo en nuestra historia-la reciente y la lejana-demasiadas veces terminó mal. Y no se escribe esto para meter miedo, sino todo lo contrario, para inculcar la prudencia necesaria para el éxito que busca toda movilización, que no es otro que el cambio de rumbo y de políticas. En nuestro presente, la finalización del tormento cotidiano por goteo que se le está aplicando a un pueblo manso y trabajador, pero ya demasiado sometido a abusos” (…).

“Así que ojo con las provocaciones, que estos tipos no se van a caer así nomás y encima van a acusar al pueblo de golpista o destituyente. Que nosotros no lo somos, nunca lo fuimos. Pero sí somos los que ellos matan en cada huida gubernamental; la que injustamente padeció Alfonsín, la del helicóptero de De la Rúa, la del interino Duhalde. Los muertos siempre los pone el pueblo, y es lo primero que hay que evitar ahora. Sobre todo porque los ricachones farsantes y corruptos que hoy gobiernan saben perfectamente lo que es el golpismo: lo practicaron con todos los gobiernos y en particular con Néstor y Cristina. Así que ojo. Las marchas y movilizaciones son las mejores formas pacíficas de empujar los cambios de la historia. Muy bien. Pero ojo con la violencia. Que siempre es un recurso de ellos, y perverso, porque tienen armas y tropas y carecen absolutamente de escrúpulos. Ciertamente esta semana puede ser decisiva-como piensan algunos, muchos-pero quizás no lo sea, y no importa demasiado. Mejor que lo decisivo es lo inexorable eficaz. Y todo arrima el bochín para un juicio político ya harto justificado. Las marchas por eso mismo tienen que ser multitudinarias y contundentes, pero sobre todo pacíficas” (…).

“Ojo entonces con esta semana, que tanto bien hará si de paso marchamos pensando en los viejos errores, no para flagelar sino para no repetirlos. Y para estar firmes y seguros cuando a la hora de revisar todo lo que estos tipos destruyen por decreto, sepamos restaurarlo también por decreto. O cuando nos lancemos de una vez a la profunda Reforma Constitucional que desde El Manifiesto Argentino venimos planteando” (…) “Pero que ahora, en vísperas de esta semana que pinta trascendental, recupera aquella idea de Aldous Huxley en “Un mundo feliz”, de que “una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia”, o sea una especie de “prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían la servidumbre”. Descripción anticipada y casi perfecta del modelo neoliberal que el clarín-macrismo viene instalando desde hace años y noche a noche con los señores Tinelli, Giménez, Legrand y cuantimás que están al servicio de contaminar la verdad inventando fantasías y reproduciendo mentiras con bailes y comidas irrespetuosas frente a una teleaudiencia a la que mantienen en infame cautiverio. Siete siglos atrás, Dante Alighieri enseñó que hay que caminar por las cornisas del Infierno si se quiere llegar al Paraíso. Muy bien. Pero primero hay que estar seguros de no caer. Así que mucho ojo esta semana”.

En su edición del 6 de marzo, La Nación publicó un artículo de Vargas Llosa titulado “El populismo, nuevo enemigo de la democracia”.

Dice el Nobel de Literatura: “El comunismo ya no es el enemigo principal de la democracia liberal-de la libertad, sino el populismo” (…) “Pero, a diferencia de lo que muchos creíamos, que la desaparición del comunismo reforzaría la democracia liberal y la extendería por el mundo, ha surgido la amenaza populista. No se trata de una ideología, sino de una epidemia viral-en el sentido más tóxico de la palabra-que ataca por igual a países desarrollados y atrasados, adoptando para cada caso máscaras diversas, de izquierdismo en el Tercer Mundo y de derechismo en el Primero” (…) “¿Qué es el populismo? Ante todo, la política irresponsable y demagógica de unos gobernantes que no vacilan en sacrificar el futuro de una sociedad por un presente efímero. Por ejemplo, estatizando empresas y congelando los precios y aumentando los salarios, como hizo en el Perú el presidente Alan García durante su primer gobierno, lo que produjo una bonanza momentánea que disparó su popularidad. Después, sobrevendría una hiperinflación que estuvo a punto de destruir la estructura productiva de un país al que aquellas políticas empobrecieron de manera brutal” (…) “Un ingrediente central del populismo es el nacionalismo, la fuente, después de la religión, de las guerras más mortíferas que haya padecido la humanidad. Trump promete a sus electores que “América será grande de nuevo” y que “volverá a ganar guerras”; Estados Unidos ya no se dejará explotar por China, ni por Europa, ni por los demás países del mundo, pues, ahora, sus intereses prevalecerán sobre los de todas las demás naciones” (…).

“Inseparable del nacionalismo es el racismo, y se manifiesta sobre todo buscando chivos expiatorios a los que se hace culpables de todo lo que anda mal en el país. Los inmigrantes de color y los musulmanes son por ahora las víctimas propiciatorias del populismo en Occidente. Por ejemplo, esos mexicanos a los que el presidente Trump ha acusado de ser violadores, ladrones y narcotraficantes” (…) “En América Latina, gobiernos como los de Rafael Correa en Ecuador, el comandante Daniel Ortega en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia se jactan de ser antiimperialistas y socialistas, pero, en verdad, son la encarnación misma del populismo. Los tres se cuidan mucho de aplicar las recetas comunistas de nacionalizaciones masivas, colectivismo y estatismo económico, pues, con mejor olfato que el iletrado Nicolás Maduro, saben el desastre a que conducen esas políticas” (…) “Practican, más bien, el mercantilismo de Putin (es decir, el capitalismo corrupto de los compinches), estableciendo alianzas mafiosas con empresarios serviles, a los que favorecen con privilegios y monopolios, siempre y cuando sean sumisos al poder y paguen las comisiones adecuadas”.

“Todos ellos consideran, como el ultraconservador Trump, que la prensa libre es el peor enemigo del progreso y han establecido sistemas de control, directo o indirecto, para sojuzgarla” (…) “El populismo tiene una muy antigua tradición, aunque nunca alcanzó la magnitud actual. Una de las dificultades mayores para combatirlo es que apela a los instintos más acendrados en los seres humanos, el espíritu tribal, la desconfianza y el miedo al otro, al que es de raza, lengua o religión distintas, la xenofobia, el patrioterismo, la ignorancia. Eso se advierte de manera dramática en los Estados Unidos de hoy” (…) “¿Se puede combatir el populismo? Desde luego que sí. Están dando un ejemplo de eso los brasileños, con su formidable movilización contra la corrupción, los estadounidenses que resisten las políticas demenciales de Trump, los ecuatorianos que acaban de infligir una derrota a los planes de Correa al imponer una segunda vuelta electoral” (…) “sin embargo, la derrota definitiva del populismo, como fue la del comunismo, la dará la realidad, el fracaso traumático de unas políticas irresponsables que agravarán todos los problemas sociales y económicos de los países incautos que se rindieron a su hechizo”.

En la misma edición, La Nación publicó un polémico editorial titulado “Seguridad interior y Fuerzas Armadas”, en el que se muestra partidaria del retorno de las Fuerzas Armadas a tareas que garanticen la seguridad interior del país.

Dice el mitrismo: “Muchas cosas se han perdido en nuestra Argentina. Una de ellas, ciertamente preocupante, es el control de sus extensos espacios territoriales frente a diversas amenazas. Se han debilitado al extremo los instrumentos normalmente usados por un gobierno para controlar el orden público: disuadir, evitar el delito y garantizar la seguridad de sus ciudadanos en el marco de la ley y el Estado de Derecho” (…) “La situación económica que atravesamos torna muy compleja la asignación de mayores recursos para solucionar estas carencias con la urgencia requerida. Mientras tanto, la línea divisoria entre las amenazas a la defensa y a la seguridad interior se ha ido diluyendo para concebir cada vez más a ambas como un continuo. Hoy vemos en París a hombres de las fuerzas armadas que custodian iglesias y sinagogas, mientras en Roma se ocupan de la seguridad ciudadana” (…) “Nuestra ley de defensa, dictada en tiempos de fuerte sensibilidad por los excesos en la represión del terrorismo subversivo y pensada de cara a la Guerra Fría, está cerca de cumplir 30 años, mientras que las condiciones internas y externas han cambiado”.

“En 2008, se dictó el decreto reglamentario de la ley, que en realidad sólo se ocupó de tres artículos. Uno de ellos, más que reglamentado fue afectado por una verdadera reforma legislativa anómala, de dudosa constitucionalidad, que culminó restringiendo el empleo de las Fuerzas Armadas únicamente en caso de ataques de fuerzas foráneas perpetrados por fuerzas armadas pertenecientes a otro/s Estado/s. Se cercenó por decreto la fórmula más amplia de la ley votada por amplia mayoría en 1988, que calificaba la agresión que debía enfrentar la defensa por su “origen externo” y no por su naturaleza ni por el lugar de su impacto” (…) “Cuando una ley, que como toda construcción humana es fatalmente histórica y temporal, se torna tan obsoleta como esta que nos ocupa, existen dos caminos posibles. O se fuerza su interpretación avanzando sobre hipótesis que ella no contempla, con la consiguiente inseguridad paras quienes ejecutan las operaciones acerca de la valoración que hará la Justicia de sus conductas, o se la actualiza de manera que permita prever el empleo del poder del estado en beneficio de la libertad y la seguridad ciudadanas”.

“Es necesario en lo inmediato actualizar la reglamentación de la ley de defensa de manera de proveer la mínima y necesaria cobertura legal a quienes actúan. Al mismo tiempo, una nueva ley ha de fijar la necesidad de que se dote a las fuerzas armadas de la instrucción, equipamiento y reglas adecuadas a las nuevas misiones que se les encomienden. Constituye un error determinar la posibilidad o no de una respuesta a una agresión sólo a partir de su origen externo o interno, sin considerar las características del agresor, los medios que usa y la potencialidad del daño que ocasiona” (…) “En cuanto a la ley de seguridad interior, de 1991, incluye una muestra de total imprudencia, que impide a las Fuerzas Armadas equiparse y capacitarse para desarrollar tareas de seguridad que la propia ley les demanda en dos expresas circunstancias: Estado de Sitio y solicitud de comité de crisis” (…) “Es evidente que no todos los temas vinculados con la seguridad interior tienen la misma relevancia. Sería demencial, por ejemplo, el empleo de las Fuerzas Armadas en la represión de quienes hoy cortan a su antojo calles, avenidas y rutas. Otra cosa muy distinta es que colaboren en mejorar el control de las fronteras o en la custodia de determinados objetivos estratégicos o que coordinen eficientemente sus acciones con las fuerzas de seguridad para realizar un patrullaje más adecuado en la custodia de nuestra riqueza ictícola” (…) “Deben dar soporte a la capacidad de decisión soberana y al ejercicio eficaz y equilibrado de la diplomacia, para lo cual habrá que abocarse a su reconstrucción para superar la extrema debilidad que hoy sufren respecto de sus similares de la región” (…) “Deben actualizarse las normas y optimizarse la estructura operativa y el despliegue estratégico de las Fuerzas Armadas para potenciar su capacidad disuasiva mediante equipamiento moderno y organización para respuestas inmediatas y eficaces ante situaciones de amenazas internas y externas. La adquisición de armamento moderno y ayuda técnica militar debe lograrse optimizando el uso de los limitados recursos financieros exponiendo ante el mundo el pleno respeto por los acuerdos internacionales, por el Estado de Derecho y una clara vocación por la paz”.

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