Por Eduardo Difonso.-

Especialistas analizan el primer presupuesto propuesto por el gobierno de Cambiemos para el año 2017 y afirman que el déficit seguirá en niveles peligrosamente altos. Sin considerar transferencias del BCRA y el resultado del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, el déficit llegará a casi 7% del PBI. La diferencia respecto al gobierno kirchnerista anterior es que ahora el déficit se financia mayoritariamente con endeudamiento público, cuando antes se financiaba con emisión monetaria sin respaldo del Banco Central.

En una rápida mirada retrospectiva de la historia de los déficit presupuestarios vividos, si se me permite la expresión, cada vez que Argentina tuvo altos niveles de déficit fiscal sin mostrar señales de poder bajarlo, algo muy grave pasó en el país desde el punto de vista institucional.

Empezando por revisar las consecuencias del déficit financiero del Estado Nacional medido en % del PBI vemos que en 1975 fue de 13,80% y en 1976 del 10,25%, entonces fue cuando se produjo el último golpe militar (marzo de 1976). En 1982 el déficit financiero fue del 11,30% del PBI; e implosionó la última dictadura militar que termino con la salida a elecciones y vuelta de la democracia en 1983, con el triunfo electoral del Dr. Raúl Alfonsín (UCR).

En 1987 el déficit llegó al 7,04% del PBI; en 1988 al 7,90%; hasta que en 1989 y con un déficit del 7,87% el entonces presidente Alfonsín tuvo que entregar el poder antes de tiempo en medio de una hiperinflación al Dr. Carlos Menem, que ya había sido electo y esperaba que se cumpliera el mandato del Dr. Alfonsín seis meses después. No obstante el adelanto en la transferencia del mando el Dr. Menem tuvo que afrontar la segunda hiperinflación que lo llevo a adoptar el modelo de convertibilidad tendiente a solucionar el problema y a achicar el deficit fiscal recibido.

Luego en el año 2001 el déficit fiscal fue del 7,05% con lo que cumplió su vida útil de excepción la convertibilidad. En ese momento se produjo tal confusión en la dirigencia política que se genero un problema institucional único en la historia de un país, llegando a ocupar la máxima magistratura cinco dirigentes políticos en una semana de tiempo y uno de ellos, el Dr. Adolfo Rodríguez Saá, declaró la cesación de pagos de la deuda externa argentina. Situación que la Asamblea Legislativa Nacional, esto es el Congreso en pleno, apoyo y aprobó de pie y por aclamación con aplausos.

Entonces, resumiendo, Golpe militar en 1976, implosión de la dictadura militar y salida electoral en 1983, adelanto del traspaso del mando con acortamiento del mandato presidencial e implementación de la Convertibilidad obligatoria en 1889, al no encontrar una salida transisional a la Convertibilidad esta hizo saltar nuevamente el déficit fiscal que produjo el increíble resultado institucional de tener cinco presidentes en un lapso que duro una semana y el Congreso Nacional aplaudió de pie la declaración de un presidente que declaro a la Argentina en cesación de pago de la deuda publica nacional.

Debemos hacer notar que los valores porcentuales del déficit fiscal fueron disminuyendo en el tiempo desde el 13,80% y 10,25% del PBI (1975-76) al 7,05% en el 2001 pero siempre generando hechos de gravedad institucional para el país.

Esto nos permite concluir que la economía de la argentina fue decreciendo en el tiempo de tal manera que en 1975-76 soportaba un déficit más alto que en el 2001 y eso otorgaba mas confianza en extender plazos por parte de los acreedores de nuestra deuda soberana.

Luego la economía y PBI se fue achicando y por eso los problemas institucionales se presentaban frente a un déficit fiscal inferior que llego a ser del 7,05% en 2001.

Es importante destacar que en ese entonces nuestros principales acreedores eran organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Club de París, entre otros. Es decir toda deuda externa emitida en dólares y a tasas cada vez mas elevadas por falta de confiabilidad en el cobro.

Luego vino el proceso del Kirchnerismo con intentos de desendeudamiento externo con importantes quitas y descuentos que en muchos casos fueron aceptados por los tenedores de deuda publica argentina y en otros casos no, que fueron los conocidos holds outs o llamados «fondos buitres» por el gobierno de Cristina Fernández, que iniciaron juicios y que termino pagando el gobierno del Ing. Macri por orden de la justicia Estadounidense.

Hoy la ley de presupuesto para 2017 prevé un déficit del 7% del PBI, además el INDEC informa las cifras oficiales de la caída en los índices sectoriales que muestran un retroceso mes a mes en la industria, manufacturas, construcción, ventas , economía en recesión, la desocupación creciente, reclamos sociales solicitando soluciones, partidos de la oposición solicitando declarar la emergencia ocupacional, incrementos tarifarios de los servicios públicos, índice inflacionario que no se reduce según lo esperado, el gobierno tomando mas de 52.000 millones de dólares de deuda en un año de gestión y un ex ministro de economía, Roberto Lavagna, que afirma «el modelo Macrista es un modelo de ajuste con tasas altas con dólar fijo y endeudamiento, indefectiblemente, termina en colapso».

Además el año que viene la Administración Nacional tendrá recursos por 1,88 billones de pesos y erogaciones por 2,36 billones de pesos o sea que deberá cubrir un déficit de casi medio billón de pesos. Para lograr un equilibrio el Estado Nacional tendría que aumentar sus ingresos en un 25% o bajar sus erogaciones en un 20%. Todo ello suponiendo un año en el cual se cumpla la proyección gubernamental de crecer al 3,5% anual.

Hoy el problema fiscal es «financiable» a corto plazo pero no es sustentable a mediano plazo. Si todo el déficit previsto para el año que viene se cubre con endeudamiento, considerando un tipo de cambio de $18 por dólar implica aumentar el endeudamiento neto en 26.000 millones de dólares. El 2017 sería financiable. Y después? La única manera viable de recuperar «sustentabilidad» fiscal es con crecimiento.

La apuesta del gobierno a que la economía empiece rápido a atraer inversiones privadas es la única opción viable. El Estado, en la actualidad, por sí mismo no tiene capacidad para lograr las tasas de crecimiento necesarias para cerrar la brecha fiscal. Todo el esfuerzo en materia de inversión pública es necesario y saludable, pero no alcanza.

No hay antecedentes históricos que muestren que Argentina supo atraer una fuerte corriente de inversión privada con semejante desajuste fiscal. Pero a la vez necesitamos esas inversiones para mejorar el desempeño de la economía y con ello los recursos del Estado.

Este incremento del endeudamiento externo achicará, cada vez más, la capacidad para conseguir quienes adquieran papeles de la deuda por falta de confianza en su recupero y si no se toman medidas para que despegue el crecimiento económico que garantice afrontar los vencimientos de los empréstitos se terminara esa fuente que cubre déficit presupuestario.

Estos datos de la realidad histórica mas los de la realidad económica y social que esta viviendo el país, obligan al gobierno de Cambiemos a tomar los recaudos necesarios para que despegue el crecimiento y que no vuelvan a suceder los problemas institucionales que tuvimos que superar ante escenarios con muchas similitudes como el que se presenta hoy.

El Ing. Macri, su gabinete y los gobernadores que acompañan este modelo, así como la UCR y sus legisladores tienen la responsabilidad de evitar que suceda lo que la historia nos enseño. Los partidos de la oposición también tienen la responsabilidad de hacer los aportes necesarios para que la historia no se repita. Los dirigentes gremiales de todos los sindicatos deben mantener una actitud pasiva y reflexiva de contención para encontrar soluciones sin que ocurran situaciones de las que tengamos que arrepentirnos.

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