Por Hernán Andrés Kruse.-

Un nuevo escándalo, que incluye sociedades offshore, cuentas en paraísos fiscales y movimientos de fondos que involucran a funcionarios públicos de primer nivel, sacude a Cambiemos. El involucrado es nada más y nada menos que el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, una persona muy cercana al presidente de la nación, que vive en un departamento situado en Avenida Libertador que pertenece al propio Mauricio Macri. La diputada Elisa Carrió presentó en las últimas horas una denuncia penal contra el funcionario para que se efectúe la investigación correspondiente del pago de 600 mil dólares que Arribas habría recibido de Leonardo Meirelles, un cambista de Brasil que fue condenado por corrupción en la causa “Lava Jato”. La noticia también sacudió al principal socio del macrismo, la UCR, que advirtió, a través del diputado Mario Negri, que Arribos “debe comparecer ante la Justicia y aclarar en forma urgente la información que lo vincula a Odebrecht”, la constructora brasileña que está siendo investigada por formar parte de una compleja red de corrupción a nivel internacional. El funcionario admitió a través de un comunicado haber recibido 70 mil dólares que partieron de una cuenta del mencionado Meirelles en Hong Kong por la venta de un inmueble en San Pablo, pero niega rotundamente cualquier relación con Odebrecht o las personas que están siendo investigadas por la justicia brasileña.

La denuncia de Carrió recayó en el juzgado del doctor Canicoba Corral, interviniendo como fiscal el doctor Federico Delgado. La chaqueña basó su denuncia en la siguiente nota publicada por Hugo Alconada Mon, en colaboración con IDL Reporteros, un consorcio de periodistas peruanos, hace unas horas en La Nación.

UN OPERADOR DE ODEBRECHT LE GIURÓ 600 MIL DÓLARES AL JEFE DE INTELIGENCIA ARGENTINO

(La Nación, 11/1/017)

“Un operador financiero y cambiario brasileño condenado por la justicia de su país por su rol en la investigación Lava Jato transfirió más de medio millón de dólares a una cuenta del actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, en cinco pagos que comenzaron un día después de que, en septiembre de 2013, se reactivara el contrato para el soterramiento del tren Sarmiento para el gigante brasileño Odebrecht. Ese operador y cambista paulista llamado Leonardo Meirelles se acogió luego al régimen de la «delación premiada», y aportó documentación sobre miles de transferencias que hizo para Odebrecht y otras empresas brasileñas, según surge de los registros de transferencias bancarias que integran la investigación sobre Lava Jato en Brasil. LA NACION obtuvo copias de esa documentación como parte de un proyecto periodístico colaborativo liderado por el equipo peruano IDL Reporteros. Meirelles transfirió un total de US$ 594.518 mediante cinco giros a una cuenta en Suiza de Arribas entre el 25 y 27 de septiembre de 2013, desde una cuenta bancaria en Hong Kong que el operador brasileño controlaba a través de la empresa RFY Import & Export Limited, que la justicia de su país ya calificó como «empresa de fachada», destinada al pago de coimas, lavado de activos y evasión. LA NACION intentó consultar a Arribas, pero se encontraba en Brasil, de vacaciones junto a su familia. Pero a través de tres colaboradores admitió que sólo recibió una transferencia, por US$ 70.495, el 26 de septiembre de 2013, que adjudicó a la venta de un inmueble en San Pablo sobre el que no aportó más datos. A través de esos mismos colaboradores -dos de ellos, abogados-, Arribas negó haber recibido las cuatro transferencias restantes, así como fue taxativo al negar cualquier vínculo con el pago y cobro de coimas que comienzan a salir a la luz a partir del Lava Jato, la gran investigación sobre el sistema de corrupción que azota el sistema político y empresarial de Brasil, con ramificaciones en otros 11 países. Entre ellos, la Argentina. Cuando Meirelles ordenó esas cinco transferencias, Arribas vivía en Brasil, donde se dedicaba a la compraventa de jugadores de fútbol. Para entonces tenía una antigua relación de amistad y confianza con el actual presidente Mauricio Macri, en ese momento jefe de Gobierno porteño. En los registros a los que accedió LA NACION, en tanto, no aparecen los motivos de esos pagos. Sólo figura que se transfirieron a la cuenta en la sucursal Zurich del Credit Suisse que el actual jefe de los espías informó en la declaración jurada que presentó ante la Oficina Anticorrupción (OA). Conocido como «doleiro» -es decir, operador en el mercado ilegal de cambios brasileño, el equivalente al «cuevero» de la city porteña-, el propio Meirelles confirmó que pagó «propinas» en la Argentina. Meirelles así lo admitió durante la entrevista que concedió a IDL Reporteros, en el aeropuerto de San Pablo, el 11 de julio de 2015. Detalló que participó en «un total de 3000 o 3500 operaciones [pagos] en cuatro años, que se hicieron entre 2009 y 2014. Estamos hablando de 240 millones de dólares, que yo pagué en mis empresas en Hong Kong, tanto depósitos como pagos, en Panamá, la Argentina y así». Desde Curitiba, en tanto, el abogado de Meirelles, Haroldo César Nater, respondió a LA NACION que su cliente «no puede proporcionar ninguna información a la prensa nacional o internacional debido al acuerdo de colaboración premiada que suscribió con el Ministerio Público Federal». Y a continuación añadió que «por desgracia, Meirelles no puede ayudarle». Desde el entorno del «doleiro», sin embargo, indicaron a LA NACION que «esas transferencias en efecto se realizaron y probablemente fueron irregulares», y deslizaron que, más que Meirelles, «el que tiene la información más precisa es Youssef», en alusión a Alberto Youssef, su socio y jefe, que también fue condenado a prisión por el juez del Lava Jato, Sergio Moro, y que también se acogió a la «delación premiada». El momento en que Meirelles concretó esas transferencias es singular. ¿Por qué? Porque en coincidencia con el depósito de los casi US$ 600.000 por parte de Meirelles a la cuenta de Arribas, cobraba un nuevo -y en apariencia- definitivo impulso el proyecto para el soterramiento del tren Sarmiento (a cargo del consorcio de empresas integrado por Odebrecht, la argentina Iecsa -de Ángelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri-, la española Comsa y la italiana Ghella). Anunciado repetidas veces, el soterramiento registró marchas y contramarchas. En enero de 2008, la entonces presidenta Cristina Kirchner había encabezado el acto de adjudicación de las obras. Pero recién en diciembre de ese año firmó el contrato de ejecución. El entonces secretario de Transporte Ricardo Jaime comenzó entonces a cobrar la coima que había acordado con Odebrecht, según consta en unos correos electrónicos que su testaferro, Manuel Vázquez, cruzó con los operadores de la constructora brasileña, y que los investigadores del Lava Jato lograron recuperar. Sin embargo, a medida que el proyecto entró otra vez en un letargo, se suspendió el flujo de dinero negro. Hasta que en febrero de 2010, Vázquez llegó a enviarle un e-mail a un representante de Odebrecht en Buenos Aires, Mauricio Couri Ribeiro, para reclamarle US$ 80.000 que le adeudaban desde hacía un año, según la documentación recabada por los investigadores del Lava Jato. Aun así, el proyecto continuó en suspenso. Hasta que el 30 de agosto de 2013, el kirchnerismo publicó el decreto 1244 con el que creó la unidad ejecutora para esa obra, financiada con $ 700 millones del Estado nacional y un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo (BNDS) brasileño por otros US$ 1500 millones. Veinticinco días después de la publicación de ese decreto, la constructora brasileña anunciaba su beneplácito en su página oficial de Internet: Odebrecht Infraestrutura conquista novo contrato na Argentina, y aportaba a continuación algunos detalles de la obra de infraestructura. Un día después, el miércoles 25 de septiembre de 2013, Meirelles dispuso la primera transferencia a la cuenta de Arribas por US$ 154.666 en su cuenta 373645-5, en la sucursal Zurich del Credit Suisse. Al día siguiente, jueves 26, otros US$ 70.500 -la que sí admitió el entorno del actual jefe de la AFI-. Y el viernes 27, tres transferencias más por 120.352, 90.000 y 159.000 dólares. Total: 594.518 dólares. Todas esas transferencias registraron el mismo origen: la cuenta bancaria 313-0-025652-9 en el Standard Chartered Bank Hong Kong de una sociedad controlada por Meirelles RFY Import & Export Limited. Tanto la firma offshore como Meirelles se encontraban bajo la mira de los policías, fiscales y el juez que impulsan el Lava Jato. Así, en una requisitoria del Ministerio Público de abril de 2014 -es decir, siete meses después de esas transferencias a Arribas-, cuatro fiscales brasileños detallaron que Meirelles y su hermano Leandro integraban una «organización criminal» que entre 2012 y marzo de 2014 realizó «operaciones ilegales en el mercado paralelo de cambio; principalmente para promover la evasión de divisas». Los fiscales detallaron que RFY Import & Export Ltd y otras compañías offshore de los Meirelles no eran más que «empresas de fachada». ¿Para qué? «Usando una apariencia de legalidad, los denunciados simularon contratos entre empresas brasileñas y extranjeras, buscando justificar, sobre todo ante instituciones financieras extranjeras, la realización de transferencias internacionales», bajo el mando de Youssef, quien actuaba bajo órdenes de Odebrecht y otras grandes empresas brasileñas. El propio Youssef reconoció ante la justicia de su país que utilizó esa cuenta de RFY Import & Export Ltd para pagar US$ 4,2 millones «que Odebrecht se comprometió a depositar en el exterior» entre septiembre de 2001 y mayo de 2012. Es decir, un año y medio antes de los giros que desde esa misma cuenta se enviaron a la cuenta en Suiza al actual jefe de la AFI. Ya en abril de 2015, en tanto, el juez Moro consideró probados los roles de Youssef y los Meirelles en la operatoria ilegal. También concluyó que usaron a RFY Import & Export y a otras compañías offshore para «transferencias internacionales mediante contratos cambiarios [basados en] importaciones ficticias». Con esas evidencias, Moro condenó a los tres. A Leonardo Meirelles, a 5 años de reclusión; a su hermano Leandro, a 4 años de reclusión, y a Youssef se lo redujo a 3 años y medio de reclusión porque, aunque su rol fue mayor, se sumó a la «delación premiada», admitió su rol en las coimas de Odebrecht y aportó evidencias, lo mismo que haría luego Leonardo Meirelles. Tras el quiebre de su ex CEO, Marcelo Odebrecht, y otros 77 ejecutivos, incluso la multinacional brasileña también comenzó a colaborar. Así selló un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos que se difundió a fines de diciembre pasado. Uno de los datos que aportó la constructora fue que en 2008 se comprometió a pagar sobornos para ganar un proyecto y que, por ese motivo, entre 2011 y 2014 pagó US$ 2,9 millones en coimas a funcionarios argentinos a través de un intermediario. ¿Podría ser Vázquez? La empresa Odebrecht también admitió que entre 2011 y 2014 pagó coimas «adicionales» por «aproximadamente» US$ 500.000 a cuentas privadas «de un intermediario bajo el entendimiento de que los pagos eran para beneficio de funcionarios públicos argentinos». Esa suma es similar a la transferida a la cuenta de Arribas, pero el Departamento de Justicia no detalló a quién le pagó Odebretch”.

Ahora,   el juez Canicoba Corral como el fiscal Delgado tendrán la ardua tarea de determinar si Arribas recibió coimas de parte de Meirelles, quien, como señala Alconada Mon, fue condenado a prisión en Brasil por ser operador de la empresa Odebrecht. En la mega causa “Lava Jato” Meirelles se acogió al régimen de “delación premiada” (se lo premió por ser un buchón) y aportó valiosa documentación acerca de las operaciones ilegales (implicaban pagos millonarios por intermedio de contratos cambiarios basados en importaciones ficticias) realizadas para Odebrecht. En su descargo, Arribas reconoció el cobro de 70.450 dólares correspondientes “a parte del pago del precio por la compraventa de un inmueble de la Ciudad de San Pablo”. Rechazó tajantemente cualquier vínculo con Odebrecht, con Meirelles, con Youssef y con cualquier persona que supuestamente esté vinculada al escándalo de “Lava Jato”. No se privó de denunciar a La Nación por pretender vincularlo “de manera antojadiza y temeraria” con el escándalo. Por último, negó haber recibido las cuatro transferencias restantes, que en total suman la nada despreciable cifra de 524.068 dólares. “Finalmente me pongo a entera disposición de la Justicia para efectuar los aportes que pudieran ser necesarios”, concluyó Arribas. Lo cierto es que el artículo de Alconada Mon sacudió a Cambiemos. Carrió reaccionó como se esperaba, acudiendo a la Justicia. Por su parte, el radicalismo salió públicamente a exigir explicaciones. Hace un tiempo “Lilita” se había opuesto a las designaciones de Arribas y de su número dos, Silvia Majdalani. Jorge D´Agostino (diputado radical) consideró que Arribas “debe separarse de sus funciones hasta aclarar en la Justicia la denuncia por supuesta coima en Odebrecht. El presidente dijo que la duda obliga a los funcionarios a ir a la Justicia y probar su inocencia. Gustavo Arribas con Odebrecht no debe demorar” (fuente: Sebastián Abrevaya, “Con un problema que viene de Arribas”, Página/12, 12/1/017).

En su edición del jueves 12 de enero, Página/12 publicó un artículo de Gustavo Veiga titulado “Un experto en lo turbio”, en el que expone el “curriculum vitae” de Gustavo Arribas.

“La discreción con que se movía Gustavo Arribas en el mundo del fútbol para mantener operaciones dudosas en el anonimato, comenzó a tener fisuras cuando asumió en la AFI” (…) “Pero el caso del Lava Jato terminó de correrle el velo a su secretismo y pone en jaque a su reputación” (…) “La historia de Arribas tiene una matriz parecida a la de varios funcionarios del gobierno nacional o de aquellos que habían pasado por la función pública mientras Mauricio Macri administraba la ciudad de Buenos Aires. Compartió con el presidente negocios en Boca o en el mundo del fútbol en general. Se conocían desde los años 90. Pero en 2007 ya le había ido tan bien colocando futbolistas que dejó su actividad de notario para dedicarse a tiempo completo a esa industria sin chimeneas donde multiplicó su fortuna” (…) “Lo curioso es que la mayor parte de esa trayectoria como intermediario o agente de jugadores se forjó en Brasil, donde vivía hasta que fue convocado por Macri para convertirse en el señor 5. Ahora, la confesión de Meirelles lo vuelve a colocar en una situación incómoda en aquel país y también en la Argentina” (…) “Arribas niega ser parte del Lava Jato pero su prolongada radicación en Brasil lo expone a más cruzamientos de informaciones, pistas que no se investigan todavía y señalizaciones de operar en ese país donde se multiplican las detenciones y penas de cárcel para funcionarios y empleados. Desde San Pablo, donde vivía antes de retornar a Buenos Aires para transformarse en el jefe de los espías, controlaba G.H.A., especializada en la administración de bienes inmobiliarios; HAZ Brasil, la más conocida y mediante la cual negociaba pases o la representación de futbolistas; y Storm Producciones, dedicada a la fotografía publicitaria” (…) “Varias de las operaciones que concretó Arribas con jugadores tuvieron como pantalla al Locarno suizo o el Deportivo Maldonado uruguayo, dos clubes utilizados a menudo para evadir al fisco en otros países. Los comienzos del actual funcionario en el mercado futbolístico habían sido promisorios pero también estuvieron salpicados por hechos turbios. En junio de 1999 se asoció al Club Talleres de Córdoba para cederle el pase del jugador Diego Garay al Racing de Estrasburgo francés. El futbolista tenía un pasaporte falso, la FIFA multó con una suma millonaria a Talleres y también castigó al escribano por no poseer licencia de agente autorizado. Pasaron dieciocho años de aquel hecho y el notario al que Boca Juniors empezaba a encargarle operaciones, se convirtió en el albacea más confiable del actual presidente de la Nación. Su nombramiento en la AFI lo corrobora”.

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