Por Luis Alejandro Rizzi.-

El tecnócrata, salvo excepciones es inculto, son los nuevos bárbaros de los que hablaba Ortega y Gasset, son los que creen en los resultados y si bien pueden lograr maravillas por su saber técnico también los desastres que causan pueden dejar recuerdos imborrables.-

Las dos bombas atómicas que impactaron en Japón causando cientos de muertes, puede que el tiempo haya cicatrizado las heridas y el dolor de esas muertes, pero el recuerdo permanece intacto en nuestra memoria. Pasa que las experiencias ajenas jamás se aprovechan en el propio beneficio.

Digo esto, porque el gobierno cree que haber arreglado con los “buitres”, haber eliminado el cepo cambiario y las leyes logradas son banderas que entusiasman a la gente.

Esos logros en verdad, no es otra cosa que hacer lo que correspondía, pagar una sentencia judicial firme de la mejor forma posible y eliminar una distorsión que benefició a pocos y perjudicó a muchos.

Estos “logros” le pueden interesar al noveno y décimo decil del sector más rico de la sociedad, deciles que apenas alcanzan a los cuatro millones de personas, solo un 10% de la población del país.

Cabe preguntarse hacer bien las cosas puede calificarse como un logro o más bien se trata de una obligación.

El gobierno en verdad está practicando una suerte de “macripardismo”, porque la verdad sea dicha, se mantuvo y aumentó el gasto, la inflación rondó el 40%, la ausencia del estado sigue intacta y la gente común lo advierte sin esfuerzo, el gobierno tolera los paros sorpresivos decretados por un simple delegado, retira la presencia policial cuando se producen piquetes o cortes, se tomó una comisaría trasmitida por TV y el ministro de seguridad de la ciudad justificó su ausencia (sic) y así podríamos continuar con los ejemplos.

Todo el capital político del gobierno depende de Kristina por el espanto que significa para una gran parte de los argentinos y ese espanto es según Jorge Giacobbe la carta de triunfo para las elecciones de medio término para que se consolide esta “macripardismo”.

¿Poco o nada? Para triunfar en política.

En transporte aéreo el Ministro Dietrich cree que “cielos abiertos” significa abrir el cabotaje, ¿nadie de sus súbditos fue capaz de ilustrarlo? EEUU es el líder de los “cielos abiertos” pero mantiene la reserva del cabotaje.

La ANAC nada hace para regularizar la situación de LATAM que opera en la Argentina violando el art. 99 del C. aeronáutico, cuya modificación es esencial; mantiene la vigencia de la ley de política aérea 19030 promulgada por un gobierno de facto y convoca a una audiencia pública para explotar indiscriminadamente rutas de cabotaje e internacionales vulnerando los artículos 15 y 32 de esa ley y para frutilla del postre el ingeniero Juan Pedro Irigoin, destacado especialista en equipos de diálisis, administrador general de la ANAC pareció ofenderse cuando personalmente le hice la observación.-Un verdadero oxímoron.

A continuación describo su idoneidad para la función que está desempeñando: EXPERIENCIA PROFESIONAL. DIAVERUM (Junio 2006 hasta Agosto 2015). Empresa global de servicios de salud. Diaverum Argentina S.A. (Julio 2014 hasta Agosto 2015) Gerente Genera. 100% responsable del P&L de un negocio de servicios de diálisis y trasplante por US$ 65 MM de ventas con un EBITDA de 16%. Dotación de 800 profesionales del área de salud. Conducción de un equipo gerencial de 5 Directores y de 26 Directores Médicos de las 34 clínicas del país. Presidente de la Cámara Renal que agrupa a empresas internacionales; relación con las principales autoridades de los Ministerios Públicos de Salud del país.

Señalo estos hechos específicos porque fui parcialmente protagonista y advertí que las cosas se estaban haciendo mal. Jamás tuve una respuesta o alguna pregunta ya que podría ser que el equivocado fuera yo.

Los servicios de buses de larga distancia operan con permisos precarios y se omite convocar a la respectiva licitación parta normalizar la cosa, vaya uno a saber porque misteriosas razones, pese a que existe una resolución del ex Ministro del área, que mantiene la precariedad hasta que se normalice el sistema.

El gobierno debe entender que es necesario promover un cambio cultural, tarea ciclópea y que deberá enfrentar numerosos conflictos. Todo cambio cultural es conflictivo y es lógico que así sea ya que lo nuevo genera incertidumbre y hasta los más revolucionarios tienen su enano conservador en su interior.

El inicio del cambio tendrá costos pero el “macripardismo” podrá ganar una o dos elecciones, pero su único logro será el regreso a un populismo que sigue diciendo presente.

Es necesario crear una nueva legislación laboral que se debe consensuar entre empresarios gremios, gobierno y el 32% de informalidad.

Esto nos lleva a proponer la necesidad de armar lo que se llama “paquetes de poder”, como los describió MOISES NAIM, que significa celebrar contratos colectivos con pautas precisas de trabajo, de asunción de obligaciones y responsabilidades, participación en las decisiones, en algunos casos con ejercicio del derecho de voz y voto y un sistema de participación en las utilidades y modos de asumir las pérdidas, contingencia natural en la vida de toda empresa.

Como se ve la reforma laboral no se trata de subir o bajar la indemnización por despido o los días de vacaciones o los aportes para el sistema previsional, se trata de afrontar la cuestión laboral desde otra visión cultural.

No se trata de bajar el déficit fiscal sino de gastar bien y mejor, no se trata de subir o bajar impuestos sino de crear un sistema impositivo en el que cada contribuyente pague según su capacidad económica y esa capacidad es la que marcará el límite del gasto y el nivel de vida real de los argentinos.

Cuanto más productiva sea la economía, mas impuestos pagarán los contribuyentes, mas servicios podría tener la sociedad y la presión fiscal pasará a ser normal.

Entre tanto el gobierno depende del espanto que genere (o no) Kristina.

En otras palabras más “macripardismo”.

Ese no es el camino.

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