Por Malú Kikuchi.-

El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, ¿no sabía que Hebe y las Madres de Plaza de Mayo daban vueltas alrededor de la Pirámide de la Plaza los jueves por la tarde? Lo saben hasta los chicos de la primaria. Aparentemente, este juez, no estaba enterado. Mamá Hebe era llamada a indagatoria por 2° vez, porque no había asistido a la 1°. El juez esperó, luego mandó policía femenina y una ambulancia a buscarla a la sede de la Fundación.

¡Oh sorpresa! La puerta de la Fundación estaba bloqueada por militantes de DDHH y militantes K, advertidos por las redes sociales de la demanda del juez. Pretendía indagar a Mamá Hebe por las irregularidades en el proyecto de construcción de viviendas sociales llamado Sueños Compartidos. Del proyecto faltaron casas que no se construyeron, sueldos y aportes sociales que no se pagaron a los trabajadores y más de $ 200 millones.

El juez ordenó detenerla. Mamá Hebe no se dio por enterada. Fue a la Plaza y al día siguiente fue a Mar de Plata en camioneta, arengó a la gente, y el domingo volvió en camioneta. O sea que recorrió más de 800km en 24 hs. Habla muy bien de la salud de Mamá Hebe. El juez levantó la orden de detención. El juez, en la misma situación, ¿hubiera actuado igual con Rosa, Juan o Pedro?

Por supuesto que no. Los hubiera detenido. El juez, con una gentileza versallesca, fue a tomarle indagatoria a la sede de la Fundación de Madres, cercana al Congreso. Lo acompañaron la fiscal, dos secretarios y la fiscalía. Mamá Hebe, idéntica a sí misma, los recibió en la cocina de la Fundación. No declaró, ya lo había advertido. No importa quiénes fueran el juez, la fiscal o los secretarios, representaban al poder judicial de la Nación.

La Constitución Nacional (que Mamá Hebe quiere cambiar ya que la considera “burguesa”) dice que el estado está compuesto por 3 poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Que los 3 tienen la misma importancia y que deben controlarse entre sí. Eso hace a la república. Humillar a un juez, con una heladera de fondo, todos reunidos alrededor de una mesa de cocina, es humillar al poder judicial, una vergonzosa forma de humillar a uno de los 3 poderes de la nación.

El juez lo permitió. Gratuitamente. Mamá Hebe rebosante de salud debería haber ido a Comodoro Py. Este hecho la convenció de haber ganado una batalla, y la ganó. Y llamó a la resistencia (¿a qué?). En cuanto a la causa, el juez evaluará si se la procesa, se la juzga, se la declara con falta de mérito o inocente, el tiempo lo dirá. Y el juez habrá sido humillado en nombre de DDHH tuertos. Y Mamá Hebe insiste en que los Schoklender tienen la culpa de todo.

Pero los cheques estaban firmados por Mamá Hebe como presidente de la Fundación Madres. Puede que los haya firmado sin leerlos. Después de todo, Sergio Schoklender era prácticamente su hijo, y a un hijo se le tiene confianza. Esa relación madre hijo es para un estudio psiquiátrico y hubiera hecho las delicias de Esquilo*. Las madres moldean a sus hijos. La beligerante, combativa y comunista Mamá Hebe, educó a sus hijos a su imagen y semejanza.

Los empujó a la guerra. Una guerra demencial, perdida de antemano. Se los advirtió Perón después del atentado de Azul, diciéndoles que contra las fuerzas del Estado, no podría. En Cuba ganó Fidel porque sobre el final de la guerra, más de la mitad del ejército cubano los apoyó. Lo de Mamá Hebe con sus hijos fue un filicidio. Y ella adoptó a los parricidas. Un círculo muy imperfecto. Esa relación terminó, como terminaron los Sueños y las tragedias griegas, muy mal.

Mamá Hebe, ¿es provocadora, “revolucionaria”, resentida, desquiciada o simplemente inimputable? Es comunista, profunda y eternamente comunista. Está encerrada en su ideología, no sabe, ni quiere saber que el mundo cambió, que el comunismo perdió la partida por goleada. No le interesa, ella sigue fiel a su idea y nada, ni nadie se la va a cambiar. Dice “No nos fuimos, no perdimos”. Vive en otro país. Brindó con Cristina Kirchner “porque Macri nos tenga miedo”.

¿Habrá que tenerle miedo? Sí. Sí y sí.

* Esquilo: dramaturgo, fundador de la tragedia griega y del diálogo dramático, 525/456 (aC).

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