Por Hernán Andrés Kruse.-

Las sucesivas marchas y contramarchas que tuvieron lugar en este último tiempo han puesto de manifiesto la profundidad de la grieta que nos aqueja. Durante marzo diversas manifestaciones fueron protagonizadas por docentes, mujeres y trabajadores que expresaron su disconformidad con las políticas que viene aplicando el Gobierno. Ver tanta gente en la calle despotricando contra el oficialismo sacó de quicio al presidente de la nación, a sus funcionarios y, fundamentalmente, a los miembros de los sectores medios altos y altos de la sociedad que no toleran semejante demostración de rebeldía de los sectores situados por debajo. Hace tiempo que no quedaba tan a la vista la honda división en clases sociales que existe en la Argentina. La marcha organizada por la CGT fue protagonizada por los sectores populares bajos de la sociedad, por la clase trabajadora, tan vapuleada por un Gobierno que no la soporta. La contramarcha del 1 de abril fue protagonizada por los sectores medios altos y altos de la CABA y Buenos Aires, que residen en Recoleta, Belgrano, Núñez, Martínez y San Isidro. Los manifestantes estaban muy bien vestidos y eran de piel blanca. Profesan un visceral anticomunismo y antiperonismo. Probablemente sean los descendientes de quienes llenaron la Plaza de Mayo cuando el general Lonardi asumió la presidencia el 23 de septiembre de 1955. Están convencidos de que actos como el de la CGT implican, lisa y llanamente, una invasión de los morochos del conurbano bonaerense. La CABA es de ellos, razonan los macristas, y nadie del mundo bárbaro tiene derecho a atormentarlos con piquetes y marchas. Las dos Argentinas antagónicas vienen peleando por el control del espacio público, pelea que se intensificará con el correr de los meses. De aquí a las cruciales elecciones de octubre habrá marchas y contramarchas a granel, configurando un escenario cargado de tensión política. Los ánimos están caldeados y nadie quiere dar el brazo a torcer.

Los caceroleros creen sinceramente que la democracia está en peligro, que, como acaba de afirmar Jorge Triaca, la ex presidente quiere derrocar a Macri. El gobierno ha decidido apostar toda su suerte electoral a la polarización, a la profundización de la grieta. En las horas posteriores al masivo acto macrista el propio presidente dijo que lo había emocionado la espontaneidad del acto, la presencia masiva de ciudadanos que no necesitaron de los colectivos y de 500 pesos para manifestarse políticamente. Lo que ha decidido el Poder Ejecutivo es hacer una tajante división de la sociedad en dos sectores antagónicos: por aquí, los ciudadanos democráticos y republicanos, finos y educados; por allá, los negros del conurbano que son arriados como ganado, incapaces de pensar por su cuenta. Esta feroz división la piensan y la sostienen todos y cada uno de los integrantes del Gobierno y, obviamente, los caceroleros. Ellos creen que son superiores a los morochos del conurbano, que merecen mandar y los morochos obedecer. Qué duda cabe que la Argentina es un país inviable.

En su edición del 2 de abril, Página/12 publicó un artículo de Horacio Verbitsky titulado “Plazas y aplazos”. Dice el autor: “El jueves culminó el mes de actividad colectiva más intensa en medio siglo, con seis movilizaciones masivas en las que se expresó un rechazo contundente a las políticas del gobierno nacional: dos de los docentes, una de las mujeres, una de la CGT, una por el Día Nacional de la Memoria y otra conjunta de ambas CTA y de un sector de trabajadores industriales de la CGT. Ayer, el gobierno impulsó una réplica vergonzante por medio de su ejército de zombies electrónicos pero sin mostrar la mano, por miedo a la comparación. Le bastó para decorar con el punto del honor un set perdido sin atenuantes, aunque marcó que sigue en la cancha y dará pelea. La mera organización de esa marcha pone en contradicción al gobierno y transparenta sus desvelos, lo mismo que la cautela con que esperó el desenlace para celebrarla. El paro de la CGT del jueves ya requerirá de un marcador futbolero, como el de Alemania contra Brasil en el Maracaná” (…).

“El discurso oficial alardea que la Alianza Cambiemos renovó las costumbres políticas y mantiene una comunicación personalizada con cada ciudadano, que luego se refleja en las urnas, mientras los actos y marchas serían como las hojas secas de un otoño político y parte de un pasado irreversible” (…) “Pero lejos de los micrófonos nadie del gobierno oculta la preocupación por el clima social, como testimonia una foto extraordinaria que escapó del control de la oficina de propaganda, en la que el presidente y varios de sus colaboradores miran con aprensión en una pantalla gigante una de las plazas colmadas hasta reventar. El guión oficial consiste en asignar a esas movilizaciones una intención destituyente, con el propósito de forzar una crisis que acorte el mandato presidencial” (…) “Una duda que sólo el tiempo podrá zanjar es si el gobierno cree de verdad que las reacciones a la crisis social desatada por su política en realidad obedecen al propósito de abortar el mandato para el que fue electo y del que ya ha consumido un tercio, con más pena que gloria. Otra hipótesis es que trate de extraer de ese relato un rédito similar al que obtuvo CFK luego del alzamiento de la Sociedad Rural y de las cámaras patronales agropecuarias en 2008. Este paralelo tiene varios inconvenientes. El primero, que el gobierno fue derrotado en las elecciones legislativas bonaerenses del año siguiente, con una lista que encabezaban Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa, y que recién después repuntó, con la ley audiovisual y las nacionalizaciones. Además, no es lo mismo un plan para sitiar por hambre durante semanas a las grandes ciudades que actos pacíficos en el corazón de ellas para ejercer el derecho constitucional de protestar y peticionar” (…) “Tampoco puede compararse el diálogo insidioso entre Mariano Grondona y Hugo Biolcati anticipando la asunción presidencial del vice Julio Cobos con la humorada del helicóptero de cartón exhibido en la Plaza de Mayo. En un caso se trataba de un plan concreto de sectores sociales poderosos que veían afectados sus intereses. En el otro, a lo sumo, la expresión de deseos de los manifestantes más lineales, no convalidada por los dirigentes” (…).

“En paralelo se debate el efecto del conflicto docente, que el gobierno habría podido eludir si no hubiera decidido profundizarlo con una finalidad ejemplificadora. Por un lado intenta transmitir a todo el universo sindical que posee la capacidad y la decisión para quebrar a quien se le cruce en el camino con tal de reducir el costo salarial por segundo año consecutivo. La clase que lo sostiene ha demostrado a lo largo de la historia que no le importa matar para conseguir esos fines. Por otro, propone un antagonismo de Superhéroes de Marvel, entre el Ogro Malo y el Hada Buena, en el que cifra sus expectativas electorales. Suponen que en ese contraste de imágenes la mayoría acudirá en auxilio de quien aparece como más débil, aunque en voz baja se congratulan por el carácter de acero que atribuyen a la gobernadora bonaerense” (…) “Al mismo tiempo, la intensidad del conflicto social le permite descargar su responsabilidad por el mediocre resultado macroeconómico, invertir la cadena causal y achacar la sequía inversora a la protesta, cuando es uno de sus efectos. Vidal es la carta fuerte del gobierno, cuando faltan menos de tres meses para el cierre de las candidaturas” (…) “Que Macri apareciera junto a ella estaba previsto desde que el diferencial de opiniones positivas dejó muy atrás al presidente. La novedad de la semana fueron los actos conjuntos de los que también participó el intendente porteño, Horacio Rodríguez Larreta. El mensaje es que la homogeneidad política entre el Poder Ejecutivo de las tres jurisdicciones permite aplicar soluciones conjuntas para los problemas del área metropolitana. Esto no borra los matices entre ellos. Mientras Macri no consigue pronunciar la expresión terrorismo de Estado y cree que lo que sucedió en la Argentina fue el choque entre la violencia política y la violencia institucional, el gobierno bonaerense conmemoró el 24 de marzo con un spot con imágenes de la dictadura militar y las protestas de los organismos defensores de los Derechos Humanos, recortes de diarios sobre la anulación de las leyes de impunidad y la afirmación de que el estado de derecho se construye con memoria”.

En su edición del 3 de abril, Página/12 publicó un artículo de Mempo Giardinelli titulado “Las marchas y la grieta”. Dice el autor: “Muchísima gente en la marcha macrista de este sábado. Guste o no, deprima o no, fue el hecho nacional de esta semana” (…) “Fue una gran manifestación antiperonista, realizada en día feriado para subrayar que los marchantes eran “gente de trabajo” y no vagos acarreados en micros a cambio de choripanes y 500 pesos, según la delirante suposición del Sr. González Fraga. Convocados y alentados disimuladamente por el Gobierno e incentivados por la telebasura que durante horas no se ocupó de otra cosa, la insistencia en que el Gobierno no tenía nada que ver fue la prueba perfecta de lo contrario. El macrismo se maneja con astucia en las redes sociales, que domina, pero en cuestiones territoriales se les ve siempre la costura, como cuando llevan a Macri a barrios, bondis o centros de jubilados previamente montados para parecer “naturales”.

“Para esta marcha…se apropiaron inteligentemente de un sentimiento caro y fuerte: “Por la democracia”. Y aunque no fue tan masiva como las cinco manifestaciones populares de marzo, corresponde reconocerla aunque lo multitudinario se redujo a la otrora llamada Capital Federal, donde la Policía de la ciudad calculó que llegaron unas 25 mil personas para hacer, por fin, una Plaza de Mayo incontaminada de peronistas, gronchos e inmigrantes, libre de Kas, Abuelas, Madres y populistas, exenta de zurdos y villeros” (…) “Pero, como fuere, el impacto fue grande y superó lo que muchos esperaban. Pocos jóvenes y mayoritariamente up 50-60, es cierto, y el grueso de ellos de clase media y media alta. Pero muchos. Y fue por eso, por número y composición, una manifestación importante que merece atención y análisis. Necio es negarlo. Y sobre todo porque fue el perfecto indicador del estado de la grieta que enferma a nuestra sociedad. Y éste es el punto. Porque es verdad que lo que se entiende por grieta-como quiebre o abismo que separa clases sociales-siempre hubo y va a haber, en la Argentina y en todo el mundo. Pero lo que aquí y ahora se propagandiza como “la” grieta es el producto de la fenomenal canallada que inventaron, impusieron y fomentan con ferocidad los medios dominantes. A eso aludía esta columna la semana pasada: al invento perverso que instalaron para dividir y polarizar a la sociedad, utilizándola para su propaganda electoral, y que siguen usando para dibujar una realidad que no existe mientras niegan y deforman la realidad evidente. Y para incendiar ánimos, cultivar incautos, engordar resentimientos y joder la pobre inocencia de la gente”.

“Es curioso, además, que odien tanto a Venezuela aunque hacen todo lo posible para igualarse en la actual desdicha de ese país hermano. Responden a marchas populares con marchas burguesas y un obsesivo odio de clases; al resentimiento social con el resentimiento de ricos, que es peor” (…) “Todos perdemos con la grieta. No elecciones solamente; también afectos, amistades, confianzas históricas con quienes simplemente piensan distinto. A muchos nos dolió y nos duele que en estos años parientes, amigos, colegas, compañeros de trabajo o de la vida, estén tan inflamados de odio, ese sentimiento despreciable e indignificante, y enojados sin saber por qué ni quién ni cómo los indujo a odiar. La grieta no fue, no es y nunca será más que una tramoya, un engaño. Ni siquiera un espejismo, que, como las ilusiones, al menos sirven para imaginar nobles fantasías. La grieta mediática que inventaron algunos periodistas y fogonean redacciones y canales muestra la peor cara de la democracia degradada que hoy rige este país atormentado. La siguen fomentando, ahora con el negacionismo, y siempre con frivolidades como bailes machistas y viejas señoras que comen banquetes a la vista de un país con 14 millones de pobres e indigentes” (…) “Y todo con la insólita, vergonzosa complicidad de un partido centenario que supo ser intérprete de sentimientos nacionales y populares. Hoy degradado hasta lo inconcebible, el radicalismo en licuación macrista no interpreta el sentimiento de miles de radicales” (…) “Intoxicados de un revanchismo antiperonista que no se veía desde los fusilamientos y los bombardeos aéreos a Plaza de Mayo hace 60 años, polarizan y agrandan la grieta al ritmo que les marca Durán Barba y que repiten los mentimedios. “O amigo o enemigo” es la consigna. Y enemigo declaran a todo aquel que, aunque decente, consideran corrupto porque apoya a los “que se robaron todo”. Estupidez vacía con la que exculpan el robo sistemático que practican familiares, amigos y parientes de este Gobierno protegido por un hato de jueces y fiscales y los grandes mentimedios”.

“Las lindas piernas y la sonrisa angelical de la gobernadora María Eugenia Vidal frente al porte panzón y barbudo del morochazo Roberto Baradel simbolizan, hoy, las dos fracciones en que desdichadamente han logrado partir a este país que durante 200 años luchó por ser una nación integrada e integradora gracias a más de 10 millones de inmigrantes llegados de todo el mundo, y en las últimas décadas mayoritariamente de Nuestra América. Romper sistemáticamente esa tradición y ese logro es, por lo menos, miserable”.

En su edición del 2 de abril, Página/12 publicó un artículo de Alfredo Zaiat titulado “De rodillas”. Dice el autor: “Hace un año el gobierno de Mauricio Macri firmó la capitulación en el juzgado de Thomas Griesa y semanas después empezó a pagar la cuenta reclamada por Paul Singer y otros fondos buitre. Cuatro fueron las promesas oficiales para terminar muy rápido con ese litigio judicial, mal denominado default: 1. Regresar al mundo. 2. Acceder con fluidez al financiamiento externo. 3. Recibir una lluvia de inversiones por la recuperación de la confianza internacional en el país. 4. Bajar el riesgo país, lo que implicaría reducir el costo del endeudamiento a niveles similares al de otros países latinoamericanos” (…).

“La primera definición era un concepto ligero que encubría la pretensión conservadora de subordinar al país a las potencias occidentales, disponer la apertura de la economía nacional, debilitar el Mercosur para alinearse con bloques de libre comercio como la Alianza del Pacífico y congelar las alianzas estratégicas con China y Rusia” (…) “La afirmación de que Argentina estaba fuera del “mundo” formaba parte de la subestimación de analistas conservadores a su audiencia, cuyos miembros en general lo aceptaban con entusiasmo. En relación al endeudamiento externo, las puertas fueron abiertas de par en par por el sistema financiero internacional” (…) “El negocio de la deuda regresó con mucho ímpetu luego de varios años de sequía porque el anterior gobierno tenía una estrategia de desendeudamiento y no quería convalidar tasas de interés elevadas” (…) “La lluvia de inversiones no llegó a convertirse ni en garúa. La inversión extranjera directa sumó 4780 millones de dólares al tercer trimestre de 2016, según los últimos datos informados por el Indec” (…) “El monto de los primeros nueve meses del año pasado fue la mitad del registrado en el mismo período de 2015, con administración del mercado de cambio y restricciones a la remisión de utilidades. Con libertad absoluta para el movimiento de capitales las inversiones extranjeras disminuyeron, y con una política de control, aumentaron” (…).

“El riesgo país (el diferencial de tasa de interés con la de un bono del Tesoro de Estados Unidos) no bajó luego de que el gobierno entregara todo lo que le demandaron los fondos buitre” (…) “Uno de los argumentos preferidos de la legión de economistas del establishment para denostar la política económica del “populismo” era que otras economías latinoamericanas conseguían tasas mucho más bajas en la emisión de deuda. La política económica amigable con las finanzas no está logrando el resultado esperado” (…) “Aceptar todas las condiciones de los buitres y volver a entregar en bandeja el negocio de la deuda a los grandes bancos internacionales (JP Morgan, Deutsche Bank, HSBC, Santander, Citi y Credit Suisse) no depositó a la economía argentina en el mismo lugar financiero que otras latinoamericanas. La banca elogia el rumbo de la política económica del gobierno de Macri pero no lo traduce en un menor costo de financiamiento. Mientras tanto ha emprendido con entusiasmo el negocio fabuloso de comisiones ante la desesperación de emisión de deuda del gobierno para cubrir su cada vez mayor brecha externa” (…).

“Los datos de la subsecretaría de Programación Macroeconómica del Ministerio de Hacienda, utilizando como fuente la agencia Bloomberg, muestran que el riesgo país de Argentina sigue por encima del promedio de los denominados emergentes” (…) “Pese a que Argentina tiene mejores indicadores de solvencia financiera (deuda/PIB) y del sector externo y fiscal, aunque en acelerado deterioro, que los de Brasil, la diferencia en el riesgo país sigue siendo desfavorable. En abril de 2015 la distancia era de 230 puntos menos para Brasil, se redujo a 47 un año después para saltar ahora a 122 puntos” (…) “El riesgo país de Macri navegando entre los 450 y 480 puntos se ubica por encima de los dos mejores años del ciclo kirchnerista en relación con ese indicador financiero, en 2006 y 2007, cuando fue de 342 y 318 puntos, respectivamente” (…) “La apertura total al movimiento de capitales especulativos, la eliminación de cualquier tipo de control a la compraventa de dólares y la implementación de la política económica preferida de las finanzas globales no se ha reflejado en una caída sustancial del riesgo país. Esto significa que el gobierno de Macri está pagando tasas elevadas en comparación a otros países para el endeudamiento vertiginoso que comenzó con el pago a los buitres” (…) “¿Cuál fue el saldo entonces de la capitulación a los pies de los fondos buitre? No se regresó al mundo porque el país nunca se había ido; no hubo lluvia de inversiones sino un menor ingreso de inversiones extranjeras directas y una mayor fuga de capitales; se precipitó un endeudamiento externo e interno desenfrenado; y, fundamentalmente, se está pagando una tasa alta en comparación internacional por la emisión de deuda. No es un resultado para presumir de haberse arrodillado ante los buitres”.

Share