Por Hernán Andrés Kruse.-

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires finalmente se mostró tal como lo que es: una mujer inflexible. Acosada por el paro docente consideró que había llegado el momento de jugar duro. Mientras amenazaba a los sindicatos con multas multimillonarias dio una conferencia de prensa en la que anunció su intención de pagarles a los docentes que no se plieguen a la huelga un plus que oscilará entre los 1500 y 3750 pesos. En un hecho sin precedentes la gobernadora Vidal decidió premiar a los docentes rompehuelgas, a los carneros. Tampoco se privó de cuestionar a los dirigentes sindicales, a quienes les exigió que reconozcan públicamente su fue kirchnerista. Con el fastidio a flor de piel, Vidal le pidió a los docentes que terminen con las medidas de fuerza y retornen a las aulas. “No hay vocación de diálogo en algunos dirigentes gremiales, sino que hay vocación de conflicto. Hace semanas que dejaron de dialogar y de hablar de salario docente”, afirmó. “No soy candidata ni trabajo por futuras candidaturas. No me importa si pierdo una elección por esta discusión. No me importa mi futuro cargo público”, aseguró. Visiblemente molesta con los dirigentes sindicales les exigió que “digan de qué partido son, a qué elección gremial o política quieren presentarse y cuáles son sus intereses y demos un debate abierto”. “Sean sinceros y digan si son kirchneristas”, sentenció, justo cuando policías bonaerenses se presentaban en varias escuelas exigiendo ver la lista de los presentes. Respecto a la decisión de Vidal de premiar a los carneros, Roberto Baradel (el “malo” de la película) consideró que “no tenía necesidad la gobernadora de humillar tanto a los docentes que fueron a trabajar”. “Nos están llamando al sindicato docentes que fueron a trabajar por necesidad: nos preguntan cómo hacen para devolver esa plata cuando les llegue”. Mientras tanto, la jueza María Ventura le ordenó a la gobernadora que “se abstenga de llevar adelante todo acto que altere, restrinja, limite o afecte la libertad de los trabajadores y de sus entidades gremiales en las negociaciones colectivas”. Además, le indicó al ministerio de Trabajo bonaerense que “tome todas las medidas necesarias para garantizar que las negociaciones colectivas sean llevadas adelante en un marco de buena fe, igualdad y libertad entre las partes” (fuente: Werner Pertot, “Plata para los rompehuelgsas, pero no para los salarios”, Página/12, 16/3/017).

Mientras tanto, el nuevo paro nacional de 48 horas convocado por federaciones y uniones de gremios docentes comenzó ayer (miércoles 16) con un alto acatamiento (90 por ciento). La protesta incluyó clases públicas, actos y movilizaciones que tuvieron un gran apoyo social. Marcos Peña, el hierático Jefe de Gabinete, consideró que “no hay razón para nacionalizar un conflicto docente” que se debe exclusivamente a razones “políticas, gremiales o electorales”. Sonia Alesso, secretaria de Ctera, advirtió que el Gobierno “va camino a eliminar la paritaria nacional docente” que permite que “los fondos se distribuyan de forma federal a todas las provincias sin importar el partido político” que esté en la Rosada, y lamentó que Macri haya generalizado “el conflicto en todo el país”. Gracias a la huelga nacional se unifica la lucha de los maestros de cada provincia para lograr que mejoren sus salarios. En la CABA los maestros exigen un 35 por ciento de incremento, mientras que el lord mayor porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ofrece un aumento del18 por ciento en dos cuotas. Eduardo López, secretario de UTE-Ctera, dijo a modo de anticipo: “vamos a defender la educación, la ciencia y la tecnología, por eso vamos a estar el 21, el 24 y el 30 en Plaza de Mayo”. Y agregó: “vamos a reclamar por una sociedad igualitaria donde la educación sea el motor del desarrollo y de la igualdad de oportunidades”. Mientras tanto, el jefe de Gabinete aseguró que existe “un nivel de entendimiento y coordinación entre los gobernadores respecto a garantizar que el aumento va a ser igual a la inflación”. Alesso retrucó afirmando que “el que hace política con el conflicto docente es el gobierno y de una manera grosera”. Atribuir semejantes fines a los gremios “es faltarle el respeto a la inteligencia de los maestros”, exclamó. El Ejecutivo, evaluó, “ha tomado una decisión de confrontar con los docentes porque cree que va a ganar”. “La solución del conflicto es fácil, lo que no veo es voluntad de diálogo por parte del Gobierno”, acusó. “Hay plata para pagarle a los grandes inversores, a los grandes sectores del agro, hay plata para pagar a los bonos, hay plata para distintos sectores que son de poder concentrado en la Argentina, pero no se cumple con una ley del Congreso (la paritaria nacional)”, exclamó (fuente: “De paro en todo el país”, Página/12, 16/3/017).

En su edición del 16 de marzo, La Nación publicó una entrevista a María Eugenia Vidal. Frente a la periodista María José Lucesole expresó lo siguiente: “Los que marchan son parte de un frente gremial. No son todos… Me parece que en esta discusión honesta que nos tenemos que dar está también la representatividad real. Sin duda creo que hay un sector minoritario de la política que cree que tomar calles es una manera de desestabilizar al Gobierno. Yo creo que la inmensa mayoría de los argentinos son democráticos. Creen en este gobierno, creen que debe terminar su mandato y no creen que esta sea la manera de afectar o dañar a un gobierno. De la misma manera que con un paro salvaje los afectados son los chicos. Tenemos que vincularnos de otra forma. Como sociedad, si no cambiamos como pensamos y seguimos pensando que la prepotencia e imponer nuestro derecho sobre los demás es el camino y no el diálogo” (…) “Me parece que en un conflicto que ya lleva siete días de paro y tiene tres días más anunciados, en sucesivas reuniones donde además el primer paro se declaró diez días antes de que empezaran las clases, es evidente que hay en algunos intencionalidad política. No sigo en todos, pero me parece que hay que poner las cartas sobre la mesa, como lo hice yo. Le dije a toda la sociedad de la provincia que no me importa perder esta elección por una discusión. No voy a especular. No estoy pensando en mi futuro cargo. Para dar esta pelea, como la de la policía o la del Servicio Penitenciario, es para lo que la gente me votó” (…) “La educación pública en la provincia se privatizó de hecho. Cada vez más familias de las que menos tienen hacen un enorme esfuerzo por llevar a sus hijos a una escuela vecinal, parroquial, para evitar que pierdan días de clases. Lo peor no es eso, lo peor es que no damos una discusión más profunda, que no es sólo que los chicos no estén en el aula o cuánto van a ganar los docentes, sino que cuando estén en el aula aprendan lo que tienen que aprender. Los resultados de las evaluaciones que ha hecho el gobierno nacional son malos. No estamos preparando a los chicos para la vida” (…) “Yo soy la gobernadora que lo dice públicamente, pero hubo casi 20 gobernadores que estaban en desacuerdo con la paritaria nacional. Sería bueno que lo digan públicamente. Hay muchos gobernadores que no están de acuerdo con que la Nación fije los sueldos que ellos tienen que pagar, no solo la provincia o la ciudad de Buenos Aires” (…) “Yo no especulo. No especulé cuando pedí las declaraciones juradas de los policías, cuando me peleé con el juego, cuando hice la primera reforma del Servicio Penitenciario” (…) “Creo que la educación pública no da para más” (…) “Me siento absolutamente apoyada por el Presidente y por el jefe de Gobierno. No me siento sola en esta pelea por la gente: cada vez que estoy en contacto con la gente recibo su sostén” (…) “No me gustan las decisiones unilaterales. Voy a seguir apostando al diálogo” (…) “Yo creo que hay mucha gente en la Argentina que cree que cuanto peor, mejor” (…) “Esa es la Argentina que queremos dejar atrás. Independientemente de si votaron o no a Cambiemos, la mayoría quiere vivir en una provincia democrática, sin prepotencia. Ese debate se va a dar este año: cuál es la provincia que queremos, si queremos ir para adelante o para atrás. Hay una parte de la provincia representada por el kirchnerismo que quiere volver atrás. Que va a hacer lo imposible por instalar que estamos peor. El kirchnerismo tiene mucho que perder en términos judiciales y eso no es consecuencia de este gobierno. Eso es consecuencia de su propio gobierno y tienen que rendir cuentas por eso. Buscan en tomar la calle, en la desestabilización, en la generación del conflicto que es una manera de eludir la Justicia. Y creo que eso se está viendo cada vez más claro. No vamos a responder de la misma manera. No vamos a especular”.

En la misma edición, La Nación publicó un artículo de Carlos Pagni titulado “Ganadores y perdedores del nuevo sistema”. Dice el autor: “(…) Durante el asado que ofreció a sus legisladores hace dos semanas, Macri fue más explícito que de costumbre: “En la economía que viene va a haber ganadores y perdedores. Por sector y por región. Unos están arrancando ahora. Otros, más adelante. Pero algunos no van a tener continuidad en el nuevo sistema productivo”. Sería un error, en este contexto, subsumir los enfrentamientos de estos días en la confrontación con el kirchnerismo. Son más interesantes. Ya no alimentan la polémica de Macri con el pasado inmediato. Está aflorando el estrés del presente y el futuro. Intereses que se sienten hostilizados, y cuyas raíces se hunden en un tiempo muy anterior al de los Kirchner” (…) “Con independencia de este marco general, la estrategia oficialista consiste en remover con medidas concretas los factores que estimulan cada reclamo. Es lo que intentó ayer María Eugenia Vidal adelantando 1500 $, más un premio por presentismo a los que no pararon. Vidal, imitando un método de Daniel Scioli, admitió la legitimidad del reclamo. Pero se propuso diferenciar a los gremialistas de sus bases. Ella cree que, a fin de mes, cuando a los maestros se les descuenten las inasistencias, se ampliará esa grieta. Y se entusiasma con un dato: la huelga nunca superó el 70 por ciento de adhesión y hoy ronda el 50 por ciento. Son niveles más bajos que los que padecía Scioli”.

“El oficialismo tiene un límite: la opinión pública avala la demanda de los maestros. Aunque repudie las huelgas. Es un criterio clave en la discusión interna del Gobierno. Macri pretendió instalar una mesa nacional en el Ministerio de Educación para que los sindicatos debatan con el Estado todos los aspectos de su actividad, menos los salarios. Hasta imaginó televisar las deliberaciones. Algunas informaciones le darían la razón. Según un estudio del experto Alejandro Monduchowicz, la ineficiencia del sistema, que incluye el ausentismo, cuesta 50.000 $ millones por año” (…) “Macri cree que la polémica sobre estas deformaciones, en una paritaria nacional que excluyera a los salarios, permitiría un gran lanzamiento electoral. Debió resignarse cuando Vidal y Esteban Bullrich le hicieron notar que “los gremios se levantarían de la reunión gritando que lo esencial está sin resolver, y la gente les daría la razón”. Anteayer, Vidal desnudó otra fisura. Le dijo a Frigerio: “Te agradezco el apoyo. Porque Durán Barba aconsejaba retroceder y abrir la paritaria nacional”.

“La inconveniencia de nacionalizar la negociación endurece la relación con Baradel. El líder del Suteba sueña con enfrentar a Macri en nombre de los empleados estatales, amenazados por la política fiscal, como jefe de una CTA unificada. Antes debería alcanzar la conducción de la Ctera. Pero este sello sólo tiene razón de ser si se convoca a una paritaria federal. Por eso se declaran huelgas nacionales para reclamar por salarios provinciales. Baradel también enfrenta inconvenientes. Los otros dos sindicatos provinciales, la FEB de Mirta Petrocini y la Udocba de Miguel Díaz, no integran la Ctera ni la CTA. Vidal pretende abrir más diferencias entre ellos. Otro problema de Baradel son las cifras. Cristina Kirchner…dejó un salario mínimo docente de 5600 $. Y un mínimo vital y móvil de 6000 $. Existía la paritaria nacional. No servía de nada. En 2016 se estableció que el mínimo docente debe superar en un 20 por ciento el mínimo vital y móvil. Éste será, con la próxima actualización, de 9430 $. Y el mínimo docente, de 11300 $. Corolario: desde que no hay paritaria nacional el piso del sueldo docente se duplicó”.

En su edición del 15 de marzo, La Nación publicó un artículo de Orlando Ferreres titulado “A cuánto va a llegar el endeudamiento argentino en relación a su PIB”. Dice el autor: “Una parte importante de la población apoya la nueva política económica argentina liderada por Mauricio Macri y su equipo, integrado por unos 25 ministros o profesionales equivalentes. Es un programa gradualista que trata de remover las trabas que tiene el país en materia económica, política y social, para reducir la pobreza a su mínima expresión, entre otros objetivos. Sin embargo, aunque hay consenso de que se ha avanzado mucho en la corrección de diferentes distorsiones, como no se han tomado mayormente medidas de restricción del gasto público ya sea a nivel nacional, provincial o municipal, el déficit consolidado es bastante grande” (…) “En total, igual que en los últimos 3 años, estamos en el 8 por ciento del PIB. El problema es que hay que sumar todo, pues si no aparecen problemas serios cuando no los esperábamos, como ya nos pasó otras veces” (…).

“Queremos mostrar ahora la evolución del porcentaje de la deuda pública en relación al PIB de los últimos 20 años. Vemos que esa deuda era baja en relación al PIB en la época de la convertibilidad, pero también hay que recordar que el tipo de cambio estaba “atrasado” en esa época” (…) “¿Ahora qué estamos haciendo? Como no pudimos ajustar mayormente los gastos públicos de las diferentes jurisdicciones, hemos emprendido el camino del endeudamiento, y esto ocurre en todos los niveles, es decir, Nación, Provincias y Municipios, aunque en esta última jurisdicción prácticamente no hay registros relevantes. Esta política ¿es sostenible? Creemos que no, pues va a crecer casi 15 puntos el coeficiente de deuda sobre el PIB en tres años, lo que ya sería peligroso. Además, hay cierto atraso cambiario, situación que va a jugar en contra cuando llegue el momento de los reajustes macroeconómicos”.

“Por otro lado, las agencias de rating de deuda, o sea las que estudian el cumplimiento argentino de nuestras obligaciones, nos ponen B-, es decir un valor muy próximo al default. Por eso es que los bonos soberanos en dólares de Argentina a 10 años pagan, en promedio, cerca del 7,5 por ciento de interés anual contra un valor de 2,5 por ciento del bono a 10 años de Estados Unidos, o sea tres veces más, lo cual es una forma elegante de decir que pagamos muy caro” (…) “como hemos dicho, puede observarse que la deuda pública en relación al PIB creció alrededor de 15 puntos sólo en tres años por lo que es notorio que será muy difícil sostener esa política” (…) ¿Qué debemos hacer? Reordenar el sector estatal, específicamente en el gasto público. La forma de ver mejor esto es consolidando dicho gasto, y podremos observar lo elevado que está. ¿Cuándo debemos ajustarlo? Este año ya están aprobados los presupuestos y es difícil cambiar esos valores. Además es un año electoral. El año que viene será el momento de hacerlo. Lo vamos a tener que hacer”. Que Dios nos ampare.

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