Por Guillermo Cherashny.-

Luego de la derrota en la aprobación del presupuesto, la oposición se preparaba para infringir una nueva derrota al gobierno y la oportunidad era una propuesta de la diputada Silvia Lospennato, que logró que se citara a comisión y sesión para aprobar la suba del mínimo no imponible a los bienes personales que fuera aprobada por unanimidad en el senado a propuesta del cordobés Caserio y que el bloque del Frente de Todos quería que durmiera en los cajones y pasara el año y se quedara sin aprobación y, por tanto, los propietarios pagaran más.

El día que se rechazó el presupuesto, la diputada Lospennato y los líderes de la bancada de Juntos no midieron bien los números y no contaron que los del FIT, es decir los trotskistas, votarían con el gobierno y no sería fácil aprobar la media sanción que venia del senado. Finalmente, una diputada del PRO tuvo coronavirus y otra de Evolución viajó al exterior y Álvaro González, un dirigente del PRO, visitaba a su hija en Alemania y cuando pidió licencia la diputada Lospennato no había presentado su moción. O sea, se produjeron imponderables que no se pueden atribuir ni a Negri, Ritondo u otros jefes de bloque; pero ante la victoria del gobierno 122 a 121, explotó la interna de Juntos, que pasó desapercibida con el rechazo del presupuesto. En realidad, más que la interna del bloque, el odio contra juntos saltó en Twitter, donde la comunidad de rabiosos escracharon a los tres legisladores que faltaron. Fue un gran mérito de Sergio Massa cuando la oposición no tenía quórum y tenían 125 diputados en el recinto y el presidente de la cámara se dio cuanta y llamó a los integrantes del FdT y de ese modo, sacando bien los números, le ganaron la votación a la oposición.

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