Por Guillermo Cherashny.-

Mucho enojo produjo en el Gobierno por el enorme costo político que pagó para sancionar un recorte a los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH, no sólo porque el 60% de los jubilados que votaron a Cambiemos están enojados con ese recorte, sino también porque, lejos de aislar al cristinismo, que tiene 63 diputados, hizo que se aliara con los renovadores, diputados que responden a gobernadores e inclusive a Lousteau y su bloque de 3 diputados para sumar 117 diputados nacionales que pudieron ser 118 si una jujeña no se equivocaba al votar apretando otro botón.

En nuestra joven democracia no hay un conocimiento de la mecánica parlamentaria por parte del periodismo y de la opinión pública, pero especialmente el periodismo político, que debe practicar una actitud docente en la política. En efecto, las decenas de pedidos de privilegio de los diputados de Unión Ciudadana y otros sectores es muy natural en los países sajones como Inglaterra, pero especialmente en los Estados Unidos, donde la legítima obstrucción parlamentaria se denomina “filibusterismo político”, lo que significa que un senador o diputado toma la palabra y no para de hablar hasta que se sienta o se dirige al baño.

Hace poco, los senadores republicanos Ted Cruz y Rand Paul estuvieron hablando 18 horas para evitar la sanción de una ley que promovía Barack Obama y, para retrasar la elección de un director de la CIA.

Los bloques massistas y de Unión Ciudadana sabían que los 35 diputados que responden a los gobernadores eran contrarios a la ley previsional o más bien de recorte a los jubilados, por lo cual, cuanto más alargaban las sesiones, más dudas les entraban a esos legisladores, a tal punto que sólo 19 de los 35 de ellos votaron la reforma, mientras que el resto votó en contra. Es más, si la jujeña hubiera votado bien, el oficialismo con 126 votos y 2 abstenciones y la oposición se hubiese retirado, no hubiera estado el quórum de 130 diputados y se hubiera caído la sesión. Pero la oposición no quiso propinarle ese golpe al Gobierno. Sin embargo, Lilita Carrió y Fernando Iglesias, junto a un grupo de periodistas cercanos al gobierno compararon la situación de ayer con el 2001 y hablaron de un intento de golpe. Nada más alejado de la realidad, porque, en primer lugar, la situación actual no es comparable con el 2001 y finalmente la oposición, como explicamos, usó la obstrucción parlamentaria, que es tan legítima como no dar quórum. De ahí que los que hablaron de golpe tienen una mala intención muy deleznable por cierto.

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