Por Giuliano Iezzi.-

En estos días, en el ciberespacio, puede verse a las estatuillas bautizadas, Venus del Paleolítico, bailando en un simpático pero no inofensivo clip musical, conformando un panfleto feminista con todas las características de un marketing entrador.

La autora, Nina Paley, es una directora de cine estadounidense, creadora del filme Seder Masochism y por este camino pretende, según ella expresa, reivindicar el Matriarcado. En los videos mezcla estatuillas de diferentes épocas y en la confusión que hace de las mismas, al decir de ella misma: “Mi película trata sobre la misma historia: la colonización de las mujeres”.

Visto que la denuncia que hace, esta representante del Me Too, es muy grave, es inteligente profundizar en el tema antes de tragar sin masticar, y dar una opinión. Para curarse en salud es menester desglosar todos los conceptos intervinientes.

Sexo, placer y procreación

El cambio más importante y fundamental, hasta ahora, en la evolución de los seres vivos ha sido la reproducción sexuada. El giro determinante fue hacia la procreación de un ser que siempre es diferente a sus procreadores, aumentando así la diversidad.

En casi todos los casos la función de la hembra es mucho más compleja y pesada, y con tal motivo y para su defensa, puede ser fértil solo en determinados períodos. Por lo tanto, para evitar la dificultad de la sincronización del momento de fertilidad, el macho como contraposición complementaria debe ser fértil siempre. De esta manera solo necesita de las “informaciones y señales” que a tal efecto envía el órgano reproductor de la hembra. El mecanismo sexual del macho entonces solo se dispara frente a esas señales. Salvo en casos extremos como el del conejo, especie en la que el macho puede matar a la hembra si ella no se le somete sexualmente. Lamentablemente en algunos humanos también se da. Otro de los beneficios de esta separación es que se sincronizan las pariciones con la época del año cuando el alimento es más abundante, o sea primavera y verano aproximadamente. De lo contrario la prole se muere de inanición. Sea como sea, los intervinientes no necesitan conocer a priori la implicancia del acoplamiento, y para ello el acto está acompañado por un profundo placer. De esta manera el sistema funciona simplemente dejándose los individuos llevar por el instinto y sabiendo que la recompensa será el placer. En nada diferente como sucede en el cumplimiento de todas las necesidades que fundamentan la existencia. Por lo tanto, la pulsión reproductora sexual, nace como búsqueda de placer.

Paleolítico

El mecanismo establecido de esta simple manera no fallará nunca.

Es inmediato colegir que con este proceder la promiscuidad en la que debían vivir los humanos del paleolítico diera como resultado que se fecundara más frecuentemente en otoño e invierno al cobijo de las cuevas y al calor de las hogueras. En época de cacería es evidente que no sería tan posible. Dando como resultado, evidente, que las mujeres florecieran y dieran fruto en “primavera y verano”. Por arte de magia a la vista del desconocimiento, al igual que todo el resto de la naturaleza daba sus frutos en esa época.

La trashumancia y la promiscuidad no permitían percatarse, entonces, de cuales hembras estaban fecundadas y cuáles no, por lo tanto es claro que no conocieran la relación entre el sexo y la procreación, sobre todo considerando que el sexo producía placer y la parición dolor. Por otra parte la visibilidad del embarazo se produce a distancia del acto sexual lo cual enmascara aún más la relación. La prueba la dan los Trobriandeses, habitantes de las islas Trobriand, ubicadas cerca de Papúa Nueva Guinea, quienes aún hoy se niegan a creer la relación entre la sexualidad y el embarazo.

Las Venus del paleolítico

La vida nómada, la recolección y la caza debían consumir gran parte de las pocas energías de que disponían los humanos de esa era. Se alimentaba de la escasa caza, la recolección de frutos y mucha carroña. Definitivamente el factor escaso era, sin lugar a dudas, el alimento. Por lo tanto una mujer obesa de las características de esas “Venus” (pido perdón a las feministas porque se enojan con este nombre) no corresponde a nadie que ande corriendo por los campos, sino a alguien muy bien alimentada con caderas que denuncian muchos partos y pechos llenos de leche. Se comprende que con ese cuerpo poco puede hacer para defenderse de un depredador, y nada podría cazar. O sea que de poco serviría fuera del asentamiento. La representación se corresponde claramente a un ser humano real, no hay exageración con las líneas. A juzgar por las pinturas rupestres halladas y datadas en tal época, no se exageraban las formas.

Con todo lo dicho hasta aquí, es simple colegir que se trata de seres de un alto estatus social, de manera de merecer ser alimentadas y cuidadas por el grupo. Inclusive una de ellas, del Neolítico, se la representa sentada en algo que parece un trono. Su importancia y jerarquía de seguro estaba cimentada y enaltecida por la muerte de aquellas que victimas de infecciones, hemorragias o estrés no lo lograban. También de aquellas que aun sobrellevando el parto no lograban alimentar a su cría. Como lo hacen los primates superiores terminaban criándolos en grupo. Naturalmente la comunidad necesitaba cuidarlas por su especial función.

Tal era su jerarquía que merecieron ser inmortalizada en estatuillas, que dicho sea de paso, no se encontraron en enterramientos si no en zona “mobiliaria”. Es a todas luces un ser indispensable. Un ser importante, un ser para venerar. Por otro lado, es sintomático que no haya estatuillas fálicas anteriores a esta época, ni tampoco reproducción de machos. La primera estatuilla fálica se remonta a los inicios de la era de asentamientos o en el borde entre ellas. Las estatuillas fálicas han sido muy comunes desde finales del Neolítico y principios de la Era del bronce. Las que evocan el poder del macho tardaron mucho tiempo en aparecer, lo cual también confirmaría la postura. Siendo en esencia el macho más fuerte físicamente que la hembra, esto puede responder a una sola cosa.

¿Por qué?

No tenían noticias que conectaran un hecho de placer con un hecho doloroso que ocurría en otro momento. Porque su entorno no le generaba información alguna que relacionara el sexo con la procreación. El perro, único animal “amigo y compañero”, recién hace unos 40.000 años forma parte de su grupo y de seguro, como no podían alimentar una gran cantidad de ellos, por lo tanto sin manada no tenían evidencias de su apareamiento, o no apareamiento, y la consecuente parición. Entonces, a todas luces esas mujeres eran unos seres superiores que mágicamente junto con la naturaleza parían y daban alimento a sus crías. Estar bien alimentada y evitar riesgos hacía que muy posiblemente fueran las más longevas del grupo. De allí a que el orden social se diese como matriarcado no hay nada que pensar. De lo planteado se desprende que hasta aquí las feministas tienen toda la razón. Y es importante aclarar que el estereotipo del cavernícola arrastrando a la mujer de los pelos difícilmente se podría dar en ese contexto.

La gran revolución, la más grande e importante de toda la historia

Si Jericó, la ciudad bíblica, la más antigua descubierta, tiene casas de más de diez mil años, es evidente que los seres humanos no aprendieron a hacer casas en poco tiempo. Ergo, se hace dudoso que el Neolítico finalizara en esos siglos. Así que el asentamiento del sapiens se produce mucho antes. No es imprudente situarlo, como opinan algunos paleontólogos, unos 20.000 años desde hoy.

Luego de lo que se llama era Neolítica o de la piedra nueva, el ser humano ya sapiens, llevado por la naturaleza de la zona fértil o por la existencia de buena caza comienza a asentarse en varios puntos del centro de Europa y Asia.

La transición de nómade a agricultor seguramente se produce durante un largo período.

En algunos centros científicos, en base a estudios genéticos, se calcula en por lo menos 3.000 años el período en el cual cazadores y agricultores interactuaron y se mezclaron.

El sapiens descubre y aprende lo que es una semilla, que se entierra en un suelo fértil y produce una planta que le evita caminar largos trechos para conseguir alimentos. Para evitar salir corriendo tras la presa todos los días, comienza a encerrar en corrales a algunos animales que se lo permiten.

Y aquí entonces la separación de animales en categorías es necesaria. Más grandes, más chicos, distinta especie, etc. Lo cual tiene implícito separar el macho de la hembra. Allí teniendo a la vista los mismos animales todos los días, allí se produce la luz. Descubre que hembra que no tuvo sexo no pare.

Queda claro por primera vez que la procreación es una cuestión de a dos. La primera estatuilla fálica es de unos 20.000 años atrás, lo que apuntalaría la idea.

Entonces contrariamente a lo que vocifera al señora Paley, el matriarcado no fue colonizado, sino que se desmoronó ante el peso de la vedad. Así como la tierra necesita de la semilla, la mujer también.

Nace “el hijo”, nace “el Padre” y con el nace la familia y esta es la gran revolución.

Tan grande es la revolución que si en dos millones y medio de años de matriarcado los lleva al nivel de pulir piedras, la familia en solo veinte mil años, nos lleva a la luna.

Camille Paglia lo expresa, como es ella, sin vueltas. (…) Si la civilización hubiera quedado en manos de las mujeres, seguiríamos viviendo en chozas».

No cabe lugar a dudas que no es buen negocio volver al matriarcado.

Esto es lo que omiten contar las feministas de las Venus bailarinas, respecto de la verdad del paleolítico.

Es necesario aclarar que este fracaso entre comillas, no se debe a las mujeres, inclusive hay que recordar que para que el matriarcado se diera el hombre debía rendir su mayor fuerza y poder al embrujo de la “madre mágica”. Las mujeres y los hombres han hecho lo que han podido hasta llegar aquí, tomaron sus decisiones como siempre sucede, en base a lo que sabían.

La razón es que el sistema matriarcal era muy inferior al de la familia. Ha habido, por supuesto, familias de porquería, pero es evidente que el resultado que producen las buenas familias es generador de progreso.

No importa lo bella que sea una pieza de un mecanismo, pero si su conjunto no conforma un reloj, jamás dará la hora.

A partir de esa época y seguramente porque todo lo que le sucede sexualmente al hombre es externo y se ve, entonces la mujer pasa a ser como una incubadora, como el suelo que necesita semilla. Es el origen del patriarcado.

Dramático cambio de rol

Ahora el hombre, al parecer, hace todo y de allí el nuevo trato hacia la mujer…

Aún en nuestros tiempos algunas religiones de la India consideran a las mujeres como el campo fértil de la semilla del hombre.

Para comprender mejor la evolución de la sociedad a partir de ese momento, debemos pensar que el hombre al parecer lo hace todo, alimenta, defiende y procrea, quedando como contraparte una mujer que es como un campo fértil, cuando lo es, y nada más, los campos fértiles no son tan escasos. A partir de allí, y por mucho tiempo, es dable comprender que la mujer pase a un rol secundario.

Baste recordar que recién en 1827 Von Baer da a conocer la existencia del ovulo en los animales, y luego en la mujer, demostrando así su real participación en la gestación. Pero, para el hombre de ley, la mujer siempre fue la madre de sus hijos y con ello alcanzaba. Por lo tanto la realidad final no fue de simple dominación como nos quieren vender.

El mismísimo Aristóteles, hace más de dos mil trescientos años en su libro la Política, expresa claramente que los pueblos más viriles, aquellos más belicosos, irremediablemente mientras los hombres machos iban a la guerra eran administrados por mujeres. La prueba sin lugar a dudas es que en la historia, las mujeres de valor han logrado siempre lo que se han propuesto. Si el poder ha continuado en manos de los hombres (cuestión a discutir), han sido ellos lo que de alguna u otra manera se lo han permitido. Esto es una perogrullada pero necesaria en este contexto. A partir de entonces el “hombre macho” aprovecha la coyuntura y “relega” a la mujer a la casa y él se dedica a defender a la familia, a proveer lo necesario, y a lo largo de dos millones de años a morir por centenares de millones en él intento.

Me remito nuevamente a Camille Paglia: “Uno de los reflejos feministas es el desdén por la ‘sociedad patriarcal’, a la que nada bueno puede atribuirse. Pero ha sido la sociedad patriarcal la que me ha liberado como mujer. Es el capitalismo el que me ha dado el tiempo para sentarme a esta mesa a escribir este libro. Dejemos de ser mezquinas con los hombres y reconozcamos abiertamente los tesoros que su tendencia obsesiva ha dado a nuestra cultura”.

Más de veinte centurias

Por más de dos millones de años las tareas inherentes a la alimentación han necesitado de la fuerza física. Situación por la cual las mujeres, esencialmente más débiles, muchas veces se han constituido en una carga. Sin ir más lejos una familia con solo hijas muy posiblemente sufriera hambre. De todos modos la imprescindible posibilidad de procrear y alimentar a las crías le ha dado su lugar siempre. Pero no todo era bueno, puesto que algunos padres al ver su dificultad abandonaron a la prole y su madre, generando esto dolor y graves problemas a la sociedad. Se instala entonces el matrimonio, como intento de reducir los daños. La institución del matrimonio, no es originario del Cristianismo, como se dice normalmente para denigrarlo a tema de dogma y por tanto tornarlo despreciable, sino miles de años anterior. Esta institución resuelve parcialmente y cómo puede el problema presentado. Esta institución, que no se inventó para sojuzgar a la mujer, como se vocifera en los panfletos, sino para defenderla. sea dicho de paso, también es un impedimento para las nuevas presiones antisociales.

¡Seis minutos!

Hoy está de moda una canción que dice “El amor no necesita papeles…” ¡Por supuesto que no, porque los papeles han sido inventados para cuando se acaba el amor, y debe mantenerse el compromiso!

¡Manga de…!

Este es simple y llanamente otro ataque a la familia. Y los jóvenes entran en la trampa de “unión sin compromiso” y los resultados están a la vista. La primera en perder, es ni más ni menos que la mujer. Solo en la provincia de Buenos Aires cada seis minutos, nace un niño sin padre, porque debido a la promiscuidad en la que son incentivados a vivir, la madre generalmente adolescente, a veces no sabe quién es el padre. Si Ud. llega a leer hasta el final este artículo, en ese lapso, habrán nacido dos niños en esas condiciones.

¡Dos niños con un futuro muy poco o nada promisorio!

¿Mujeres esclavas?

Es inmensa la lista de mujeres que a pesar de todo han llegado y llegan hoy al ápice del poder en todos los estadios sociales. Me repito: “Las mujeres y los hombres siempre han hecho lo que han podido. Hasta llegar aquí, tomaron sus decisiones como siempre sucede en base a lo que sabían”.

Suecia es uno de los países con mayor igualdad entre los sexos, siendo el resultado de tal paridad que menos mujeres cursan carreras como ingeniería y se vuelcan a las humanitarias. Resultado este idéntico a aquellos países donde son supuestamente “sojuzgadas”. Contradiciendo los hechos la teoría feminista. La cuestión cambia cuando se trata de un país con muchos desocupados donde la mujer busca lo que sea para poder trabajar. Y aclara la confusión intencional entre igualdad de oportunidades e igualdad de resultados.

La propaganda es mentirosa, y la verdad es que cada día en argentina mueren diez hombres por cada mujer asesinada, son violados de a centenas en las cárceles, tienen los trabajos peor remunerados y mueren en accidentes de trabajo. Es muy simple, si realmente por el mismo trabajo una mujer cobra menos, es realmente estúpido que las empresas empleen a hombres. De todas maneras esta patraña se desmiente con los estudios serios donde la cuestión se revierte. La realidad es que las diferencias de salarios se deben a la diferente dedicación que estas dan, las más de las veces por sus hijos y evitar esto redundará en detrimento de la sociedad toda.

Las estadísticas son claras y señalan que el 95 por ciento de los hijos abusados por su padre llega a hacer una vida normal y muchos sin ayuda psicológica. Pero en cambio de los hijos abusados por su madre solo el 5 por ciento lo logra.

Esta verdad demuestra que la evolución, como se desprende de estos guarismos, no depende de los hombres ni de las mujeres, sino de las madres. Es bien conocida la influencia que tuvo la decadencia de las matronas romanas en la caída del imperio.

Las madres del paleolítico, así como las de toda la historia, criaron a los machos que las defendían y las alimentaban para que no mostraran una emoción puesto que ello significaría una debilidad frente a otros machos, deviniendo irremediablemente en peligro para su hijo y para ellas mismas. Por lo tanto el hombre es cautivo de sí mismo y de su propia biología y no se permite ser dubitativo, se siente compelido a ser siempre asertivo. Hoy con más de dos millones de años a cuestas, escritas a fuego en nuestros genes, con ese adoctrinamiento pretenden castrar al macho. Y esto produce y producirá sin lugar a dudas efectos insospechados que impulsarán al macho para volver por sus fueros. Mala fariña esto seguramente.

¿Por qué semejante pavada?

Pues porque cuanto peor mejor.

Todo lo aquí expresado, y mucho más, que sea necesario para confirmar el punto, se encuentra al alcance de todos. Por lo tanto, los planteos feministas no se tratan solo de errores, se tratan de mera intencionalidad. El monstruo a matar es ni más ni menos que la madre y la familia. Instituciones estas que han sido atacadas y resisten desde hace siglos. Ahora se ha sublimado, y el asalto es hacia adentro de ella y no solo contra ella.

Se pretende alejar a las mujeres de sus hijos. Para que el sexo desnaturalizado y puramente genital siga separando a las mujeres de su esencia de madre. Se les promete al aborto como solución, sin decirles que los fantasmas de sus hijos las acompañaran hasta su último suspiro, llenando de zozobra y culpa su vida, manchando cada momento de posible felicidad e impidiéndole ser una digna madre y esto con un único motivo, destruirla.

Porque ¡cuanto peor mejor! La apuesta ahora se incrementa porque el intento es con los niños y con las patrañas del género están buscando atacar la familia desde adentro mismo del ser humano. Visto que esas ideas se han comportado como efectivos y baratos anticonceptivos culturales. Lo que no se sabe es si el daño que están generando podrá ser revertido.

¿Pero para qué?

Seguramente no es para el beneficio de las mujeres.

Es para volver al matriarcado dicen, para volver al “hormiguero”, que era la sociedad paleolítica”. Sociedad donde unos pocos eran alimentados por unos muchos.

¿Y quiénes lo quieren?

Se dividen en dos grupos: Los imbéciles e idiotas útiles en su ignorancia, envidia, resentimiento, y sentimiento de inferioridad. Porque la ignorancia es el mejor aliado para el comunismo y socialismo. Éstos creen en el otro grupo, conformado por una sarta de mal paridos, intelectualoides algunos, malandras todos, que se aprovechan de estos para crear el Hormiguero, creyendo que estarán a su antojo cómodamente en el fondo más cálido. Y que le provean de una buena vida sin riesgos y sin envidia y lo MÁS: Sin tener que competir.

Para ellos, reitero, la familia es su peor impedimento, y nuestra mejor arma, si la utilizamos. De lo contrario estamos perdidos y no tendremos perdón.

Las mujeres y los hombres harán lo que podrán, tomando sus decisiones, como siempre sucede, en base a lo que saben.

S.N.È.V.È.B.T.

Respetuosamente,

P.S: Pido disculpas por no haber podido encontrar calificativos menos duros que “idiotas útiles” y “mal paridos”.

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