Por Hernán Andrés Kruse.-
El impiadoso e inhumano ajuste libertario está provocando consecuencias deletéreas para los argentinos. Una de ellas, como no podía ser de otra manera, es el incremento exponencial de los despidos. En los últimos días el gobierno libertario dio luz verde a una nueva ola de despidos en el ámbito estatal. Desde el 10 de diciembre hasta el presente, se calcula en unos 31000 los trabajadores del Estado despedidos (fuente: Celeste del Bianco, Página/12, 28/9/024). A su vez, en el ámbito privado se tuvo conocimiento de despidos masivos y voluntarios en el conocido canal deportivo por cable TyC Sports, golpeado por la gravísima situación económica general. Tal como aconteció en la nefasta década menemista, ahora, en la etapa mileísta, los trabajadores, al margen de su jerarquía dentro de sus lugares de trabajo, están a merced de la voluntad omnímoda de sus empleadores, quienes en cualquier momento deciden la suerte de quienes trabajan en relación de dependencia.
Los masivos despidos ponen nuevamente de manifiesto la relación de poder que implica el vínculo laboral entre el empleado y su empleador, relación que, obviamente, se inclina a favor del más fuerte, de quien tiene la sartén por el mango, es decir, del empleador. Buceando en Google me encontré con un esclarecedor ensayo de Adolfo Nicolás Balbín (Profesor en Derecho Social-Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional de La Plata) titulado “El despido injustificado como instituto de control social” (Redea-Derechos en Acción-2018). Su análisis jurídico y sociológico demuestra que el trabajador, al menos en la Argentina neoliberal, el trabajador está a merced de su empleador quien, consciente del miedo que aquél experimenta por la mera amenaza de perder el empleo, lo trata como si fuera su esclavo.
INTRODUCCIÓN
“El Derecho del Trabajo se estructura en base a una serie de principios que le sirven de fundamento y soporte; serían como el esqueleto de un edificio sin el cual la construcción completa caería por debilidad (Cornaglia). En ese entramado, y aun considerando que todos son muy importantes (pues autonomizan a la materia, pero a su vez le dan el puntapié filosófico y el basamento teórico para su continuo crecimiento), es de destacar que el principio de estabilidad es particularmente esencial a la hora de analizar la relación jurídica que une al trabajador con el empleador, los dos protagonistas básicos de la relación de trabajo. Y es que la estabilidad, con su carácter eminentemente instrumental, facilita una de las propiedades más importantes con que cuenta el trabajador, uno de sus principales capitales, traducido éste en la propiedad de su puesto de trabajo.
Ahora bien, una cosa son las enunciaciones que podemos hacer desde la teoría y otra –o conjunto de otras– son las que se observan en la realidad, pues el derecho de eso se trata, o de eso parte, de conductas humanas en relación. Es en esa realidad en donde se estudia la relación de trabajo, calificada más que como un contrato –en donde ambos interesados se conectan jurídicamente sobre bases igualitarias, luciendo a su vez poderes de similar alcance–, como una relación de poder –traducida en la concreción de un poder omnímodo en cabeza del empleador, y dirigido sobre todo al trabajador, justificado a su vez por el propio sistema–, dejando a la vista el carácter ambivalente de la disciplina.
La relación de trabaja es entonces desde nuestro punto de vista, una relación de poder que, como tal, se traduce en una vinculación de mando y obediencia, mayormente en beneficio de una de las partes contratantes. En este entramado (y en lo que interesa especialmente para este trabajo), nos topamos con el instituto del despido injustificado, que vendría a materializar una de las herramientas privilegiadas de propiedad del empleador. Si bien los apartados siguientes serán los encargados de contener específicamente el tema que ahora nos convoca, lo más interesante en el punto es que ese poder empresarial facilita el dinamismo negativo del tracto apropiativo laboral, al permitirle al empleador controlar la voluntad del trabajador dependiente, fusionando en cierta medida sus intereses con los de la empresa.
Claro que esa fusión es en verdad aparente y tiende, más que a mejorar la situación de la clase obrera, a colocar cada vez más alto el poder de quien aparece en dicha vinculación respaldado por la propiedad de los medios de producción. Sostenemos la idea de que el despido injustificado sirve para controlar al trabajador, no solo en el momento en que la relación de trabajo se extingue, sino también a lo largo de todo el contrato de trabajo. En efecto, el trabajador desde el mismo evento de la contratación conoce su precaria situación y, fruto de ello, acepta numerosas veces condiciones de trabajo que escapan a los marcos de legalidad y justicia consagrados por el ordenamiento general estructurado justamente para protegerlos. Entonces advertimos el sentido instrumental del despido sin justa causa, traducido en un mecanismo de control social en cabeza del empleador.
El trabajador la mayoría de las veces teme ser despedido, es decir, pretende conservar su puesto de trabajo la mayor cantidad de tiempo que le sea posible, y ese afán lo conduce muchas veces a aceptar leoninas condiciones en el cumplimiento de su prestación, más aún en un contexto de profundo desempleo y expansión de la pobreza, así como también de formas de trabajo no registrado, o con deficiencia de tal carácter. La presente investigación tiene por objeto pues, brindar una óptica complementaria al estudio del instituto del despido injustificado receptado en el artículo 245 de la LCT, aportando a los elementos típicamente jurídicos, importantes ideas provenientes de la sociología, además de una visión crítica adicional”.
LA FAZ SOCIOLÓGICA. SISTEMAS DE CONTROL SOCIAL
“Fuente reiterada de citas resulta ser el diccionario on line de la Real Academia Española que, en materia de control –simplemente–, lo define de la siguiente manera: Del fr. Contróle. 1. Comprobación, inspección, fiscalización, intervención. 2. Dominio, mando, preponderancia. 3. Oficina, despacho, dependencia, etc, donde se controla. 4. Puesto de control. 5. Regulación manual o automática, sobre un sistema. 6. testigo (muestra). 7. Mando o dispositivo de regulación. 8. Tablero o panel donde se encuentran los mandos. 9. Examen parcial para comprobar la marcha de los alumnos.
De los anteriores conceptos, podemos resaltar elementos comunes. Así, se advierte repetidas veces la palabra mando, y también se mencionan las palabras regulación, preponderancia, inspección, fiscalización, comprobación (aunque todas estas últimas solamente están referenciadas una sola vez, sin que eso nos haga perder el curso de la idea que se intenta seguir en el presente apartado). A partir de allí, podemos adelantar una teoría: que el control es poder y dominación, a la vez que regulación. Como surge de líneas supra, ya contamos con una somera idea del control simple y lato, a partir de la cual nos arriesgamos a decir que el concepto de mando y regulación son elementos necesarios (o derivados), de dicha palabra.
Mas aquí en rigor de verdad nos proponemos analizar una noción más compleja, la del control social, adelantándose al respecto que sobre ello nos topamos básicamente con dos vertientes interpretativas, una que lo aproxima a la idea de la regulación, y otra que lo vincula más bien con las nociones de coacción y dominación. A continuación haremos una apretada síntesis de ambas posturas.
En la primera escuela, podemos advertir que desde los orígenes de la sociología como disciplina científica, el término del control social constituía un aspecto importante de lo colectivo, funcional para el entendimiento del orden social. En los marcos más básicos, el control social estaba referido a la capacidad de la sociedad de regularse a sí misma, acorde con los principios y valores deseados. Así, el análisis sociológico tiene la tarea de explorar las condiciones y variables que hacen a esta meta susceptible de ser alcanzada. La noción de control social con el sentido que estamos ahora analizando nos viene sobre todo de la sociología norteamericana, asociándosela en la casi generalidad de los casos a la idea de dominación como instrumento positivo. En este sentido, Talcott Parsons traduce la noción de “herrschaft” (dominación) construida inicialmente por Marx Weber, en “imperative” control, es decir, transforma el concepto de control en un elemento utilitario y positivo.
Según algunos autores, el interés por el control social hace su aparición en la sociología norteamericana durante la década de 1920, principalmente en dos ámbitos: por un lado, se lo menciona en estudios concernientes a la desviación y a la criminalidad; y por el otro, también surge el mentado concepto a propósito de la asimilación, por los inmigrantes y los miembros de las minorías étnicas, de los modelos norteamericanos impuestos desde la clase media (Boudon y Bourricaud). Para esta orientación entonces, el control social no se lleva a cabo a través de una serie de instituciones cerradas (que dio lugar a la exposición de la teoría del panóptico de Michel Foucault –con su base indispensable en J. Bentham–), sino mediante una red de instituciones sociales y políticas descentralizadas y propias del sistema democrático.
Por su parte, en la vereda opuesta (tal como lo adelantamos en el párrafo que antecede), nos encontramos con las visiones que estudian al control social como instrumento de coacción. En verdad esta es la tesis que nos interesa en este trabajo de investigación, tendiente justamente a analizar el despido como herramienta de control social (y a explicar los motivos del por qué de esa derivación, según entendemos), y como medio de coacción del empleador frente al trabajador, desposeído de similares atributos. Como quedó delineado antes, la perspectiva del control social está asentada en la suposición acerca de las interacciones y las influencias mutuas. Por lo tanto, plantea la cuestión relacionada a las consecuencias del ejercicio de la fuerza y la coerción en beneficio de aquellos que la aplican, ya sea que el objetivo tienda al mantenimiento de una estructura social, o bien a su cambio. En esto, se entiende que la desintegración social implica una reducción en la capacidad de un grupo para controlar el comportamiento de sus miembros y una declinación de la interacción e influencia; más lo cierto es que los conflictos sociales implican, por contrapartida, un crecimiento de la interacción entre los grupos sociales sobre la base del antagonismo en los significados y en las metas de cada uno.
Para algunos, la existencia de elementos coercitivos en el seno de una sociedad implica la presencia de instrumentos de persuasión de la sociedad industrial, “encontrar los medios para guiar la conciencia individual y el deseo de los miembros de una sociedad” (Ross). Para nosotros, el conflicto parte sobretodo de la idea de desigualdad, jurídica y económica, entre los integrantes de una sociedad y, específicamente en lo que aquí investigamos, de la sociedad laboral, traduciéndose ello en el reconocimiento del poder del empleador para violentar al trabajador, y la casi ausencia de mecanismos de defensa para el sujeto débil de tal relación. Un control social micro (aunque puede tener proyecciones macro, como a continuación veremos), pero no por ello menos lesivo a los intereses de la sociedad.
Esa vertiente se ha desenvuelto sobretodo (al menos en cuanto a las incidencias dentro del Derecho del Trabajo) en el sistema económico capitalista, modelo económico criticable pero exitoso en cierto sentido. Este persiste aproximadamente desde finales del siglo XVII, momento de la historia en que la producción pasó a proyectarse no ya como medio de sustento, sino de intercambio sobre todo a gran escala, definiendo de la misma manera los efectos de dicho proceso. Ya no se trataba de una economía de sustentación, sino de un proyecto que tendió al incremento de la movilidad de personas, cosas y divisas. Para ello se trató de mecanizar el sistema productivo, lográndose esto con la incorporación al sistema de nuevas y novedosas –para entonces–, maquinarias y técnicas, como lo fueron el telar mecánico o la progresión de los medios de transporte (sobre todo el ferrocarril), aunque desde el discurso oficial se omitió difundir que la mentada mecanización lo sería también en parte, de las personas involucradas en el proceso productivo, de los y las trabajadoras, verdaderos protagonistas de esa triste historia.
Quien ha trabajado profundamente, desde lo clásico, dentro de esta vertiente fue Michel Foucault. El mismo, en obras memorables6, ha estudiado el control sobre el cuerpo de las personas (que involucraba al derecho penal, pero por derivación también a los sistemas de control utilizados dentro del modelo laboral capitalista), nutriendo la vertiente que comprende al control, más que como regulación o instrumento de equilibrio social, como mecanismo de sometimiento, adaptando su análisis al entorno evolutivo que conllevó el cambio de una sociedad de castigo, a una sociedad de vigilancia. En el último punto es que tuvo mayor relevancia el estudio de la fábrica como institución de control y, con ella, el derivado panoptismo que dinamizó el éxito del poder disciplinario a través de lo que se conoció como proceso de moralización de los cuerpos”.
02/10/2024 a las 10:58 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Universidad pública y Boleta Única de Papel: la política se fragmenta y hasta mezcla los polos de la grieta
Eduardo Aulicino
Infobae
02 de Octubre, 2024
Dos hechos de fuerte impacto que se suceden en pocas horas exponen la confusión que provoca en la superficie el juego político o, peor, el predominio del cálculo según la coyuntura. El Congreso acaba de dar un paso realmente de fondo al sancionar la ley de Boleta Única de Papel. Y este miércoles, se producirá la segunda marcha en defensa de la Universidad pública, una señal fuerte hacia el Gobierno que trasciende incluso a sus convocantes. Los cruces exhiben a los dos actores que apuestan a la versión actual de la grieta: el oficialismo, que busca capitalizar el cambio en el sistema electoral y alimenta el conflicto con las universidades, y el kirchnerismo, que rechaza la mejora electoral y quiere explotar la defensa de la enseñanza pública.
La implementación de la Boleta Única de Papel a nivel nacional -que se estrenaría el año que viene- no representa una respuesta excluyente a los problemas del sistema electoral y muchos menos a los déficits del funcionamiento democrático. Pero es sin duda un avance, un dato oxigenante. Difícil de rechazar desde el progresismo, que es el cartel que se adjudica el kirchnerismo. Pero así fue con el freno y las trabas de antes -cuando CFK comandaba el Senado- y lo es con la votación de ahora, primero en la Cámara alta y este martes, otra vez en Diputados.
El oficialismo celebra la sanción de la ley. Queda abierta la inquietud sobre el modo y prolijidad en su reglamentación. El Gobierno lo difunde como una victoria legislativa, que lo tiene como protagonista aún con dos salvedades: el proyecto inicio su recorrido con impulso de otros espacios políticos y esos espacios, a la vez, son determinantes para la suerte de cualquier movida oficialista en el Congreso. No es un mecanismo que cuide Olivos: lo va a exponer la tensión que se avecina frente al anunciado -y aún no concretado- veto presidencial a la ley de financiamiento universitario.
Ese rechazo presidencial y el conflicto presupuestario de arrastre con las universidades públicas motorizan la nueva marcha universitaria. La primera, multitudinaria, fue en abril, expresión de que se trata de un tema sensible para buena parte de la sociedad. En este caso, el oficialismo carga contra espacios que fueron clave para la sanción de la BUP y, en cambio, el peronismo/kirchnerismo pasa de su posición conservadora en materia electoral al discurso progresista en la protesta universitaria.
En una posición incómoda quedan espacios que alternativamente deben lidiar con el juego del oficialismo o las movidas con marca de CFK. El proceso de fragmentación política produce combinaciones de todo tipo, que exponen además oportunismo y añaden fisuras internas. Ocurrió con la aprobación de la movilidad jubilatoria. O con el rechazo al DNU de los fondos para la SIDE. También, en sentido inverso, con la defensa del veto a ley de jubilaciones.
A veces con crujidos domésticos y de diferente modo, los más afectados son el PRO -socio del oficialismo, pero con tensiones por el tipo de perfil propio- y la UCR, que arrastra además una crisis de conducción más allá de cualquier formalidad. No quedan afuera otros espacios, como la CC, Encuentro Federal y bloques provinciales. El caso del proyecto de nueva ley sindical, que no logra avanzar en comisión de Diputados, es expresivo: buena parte de ese conglomerado, con algunos desajustes propios en este rubro, quedó desacomodado por el acuerdo “táctico” para frenar la iniciativa entre el oficialismo y los jefes de la CGT, acompañado en la práctica por el kirchnerismo.
La sanción de la BUP expuso otra convergencia, de hecho, también significativa. El tablero de Diputados anotó 143 votos a favor (LLA, PRO, UCR, CC, provinciales, entre otros), 87 en contra (básicamente, UxP) y 5 abstenciones (la izquierda). La ley pone fin a la tonelada de boletas en el cuarto oscuro, a maniobras fraudulentas y hasta a negocios con la impresión de millones de papeletas. Es posible que mejore la fiscalización. No es la solución a todos los problemas, pero resulta un avance, aún con el desafío de que representa convivir con el sistema anterior en el caso de la disputa por cargos provinciales.
Al revés, asoma poco serio el cuestionamiento a la boleta única como causante de fragmentación política, ya existente. En todo caso, y más allá de otras consideraciones, ese estado de cosas de la política es el que permitió el ascenso de Milei y el juego cambiante de acuerdos, por encima o a contramano del discurso K o la narrativa oficialista.
Las pinceladas oportunistas también son notables en la tela que expone el conflicto con las universidades públicas. Está claro, para cualquiera que haya pasado por esas aulas, que el deterioro -no sólo presupuestario- es un proceso de arrastre, con responsabilidades que no excluyen a algunos promotores de la protesta. Del mismo modo, está a la vista la legitimidad de la demanda y la actitud entre provocadora e irresponsable del Gobierno, alimentada por prejuicios básicos.
No se trata sólo de cuestiones personales. Pasaron más de cinco meses desde la primera marcha. Fracasaron las tratativas, que del lado oficial siguen llevado adelante Carlos Torrendell y Alejandro Alvarez, este último el más apuntado por los momentos de mayor tensión. Es llamativo, pero no está claro hasta qué punto jugaron otros canales, menos formales, pero frecuentados desde las cercanías de Olivos.
El Gobierno, esta vez, salió a dar una batalla pública más fuerte, que al mismo tiempo expone mayor preocupación que en abril o mejor lectura de la realidad frente a una cuestión que, se ha dicho, toca una cuerda sensible para franjas importantes de la sociedad. Y eso mismo se vincula con un desafío práctico en cuanto al posible veto a la ley de financiamiento universitario.
El oficialismo planteó, de hecho, como blindaje mínimo, un armado que en Diputados le permita sostener ese tipo de decisión presidencial, como ocurrió con la movilidad jubilatoria. No resultó fácil entonces para el Gobierno. Y asoma complejo ahora para el cálculo oficialista. La fragmentación y la fluidez políticas impactan de lleno en el tablero legislativo, no siempre en el mismo sentido.
02/10/2024 a las 11:07 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Se viene una nueva marcha masiva en defensa de las universidades
Celeste del Bianco
Página/12
2 de octubre de 2024
“Toda la vida soñé con ser veterinaria de la UBA y hoy tengo la sensación de que me pueden arrebatar ese sueño”, dice Camila Silveira, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Hoy estará en la Segunda Marcha Federal Universitaria en contra del anunciado veto del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento, que declara la emergencia presupuestaria. Al igual que Camila, miles de estudiantes llegarán al Congreso Nacional a las 17 horas junto a rectorados, gremios universitarios, sindicatos, movimientos sociales y organismos de derechos humanos. Se espera una movilización masiva que replique lo que sucedió en abril. A pesar de que el Gobierno ratificó que vetará la ley, la concentración apuesta a que diputados y senadores rechacen el veto.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, reiteró la decisión del Gobierno y en conferencia de prensa dijo que “el veto sigue firme” y que seguramente se publique este miércoles en el Boletín Oficial. En ese marco, la concentración también es un mensaje para los legisladores y legisladoras que deberán confirmar la decisión del Ejecutivo. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, el impacto fiscal de la ley es del 0,14 por ciento del PBI, un número ínfimo para las cuentas nacionales.
“Luchar es ahora, que no nos veten el futuro. La que habla es Pilar López Barcala, presidenta electa del Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), que con su triunfo logró que el peronismo retome el control de ese espacio después de cincuenta años. “La situación de los docentes y no docentes es desastrosa y ellos son pilares para que la universidad pública siga funcionando. Es algo único que tenemos”, describe.
“Nos parece una atrocidad el recorte, nunca se vio algo de estas magnitudes. Hablamos con docentes que estaban en 2001 y en la década del 90 y nunca sucedió algo así. Me genera preocupación, pero también ganas de organizarse y empezar a sumar a más pibas al reclamo estudiantil.”, agrega López Barcala.
Además del Frente Sindical (que agrupa a gremios docentes y no docentes), la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que organizan la marcha, se suman la CGT, las dos CTA, la UTEP y diversas organizaciones sociales. “La defensa de la universidad no es un reclamo salarial. Es la educación de los hijos de los trabajadores”, afirmó ayer Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT. Según declaró, la crisis universitaria fue uno de los temas de la reunión del lunes con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Además, la central obrera confirmó que se suman las 72 regionales que hay en el país.
MOVILIZACIONES EN TODO EL PAÍS
Todos, por segunda vez a la calle en defensa de la educación pública como fue el 23 de abril. Si bien la movilización multitudinaria será en la Ciudad de Buenos Aires, también habrá concentraciones en todas las provincias. “El Gobierno muestra una falta de visión estratégica que la formación de los jóvenes es el futuro de la Argentina”, dice Constance Keegan, titular del Centro de Estudiantes de la facultad de Derecho Universidad Nacional de Córdoba.
Además, subraya el impacto que el ajuste tiene en la vida de los estudiantes: “Exigimos que se puedan actualizar los montos de las becas nacionales y los gastos de funcionamiento ya que cada institución puede generar sus propias becas a través de los fondos que dispone”.
Ayer, el Presidente usó las redes sociales para deslegitimar la movilización. Entre varios retuits en la red social X, se destaca uno en el que cita al diputado libertario José Luis Espert. «DESENMASCARANDO MENTIROSOS», escribió Milei sobre los sueldos docentes y compartió el mensaje que sostiene que «los docentes tiempo completo cobran cerca de $2M (mes). Los no docentes con antigüedad andan cerca de $1M. Todos muy arriba de una CBT de $300.000 (adulto equivalente) (…) Muestren los datos». Hace meses que los gremios muestran los datos: los salarios tuvieron una pérdida del 50% del poder adquisitivo y más de la mitad está por debajo de la línea de pobreza. Así lo confirmó el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, que dijo que “más del 60% de los trabajadores universitarios son pobres”.
Las consecuencias de los salarios desactualizados se empiezan a notar en las aulas. “En Veterinaria ya renunciaron 48 docentes en lo que va del año, que es un 10% del plantel de docentes. Quizás hoy no lo vemos reflejado pero se va a ir viendo cuando falten docentes en las cursadas.”, sostiene Camila Silveira. “Me genera bronca, quisiera darle una definición más elegante, con marco teórico, pero no lo hay. Es un ataque, una declaración de guerra a algo que es un orgullo de nuestro país”, agrega la joven de 29 años que cursa quinto año.
LOS ARGUMENTOS DEL GOBIERNO
En los últimos días, funcionarios del Gobierno buscaron debilitar la convocatoria. Uno de ellos fue el secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, que acusó a las universidades de “inventar alumnos” para cobrar fondos. Ayer, el ministerio de Capital Humano emitió un comunicado en el que sostiene que “la marcha es política”. Además, desde la cartera dirigida por Sandra Pettovello indicaron que se ha transferido todo en tiempo récord, priorizando siempre la mejora del sistema educativo. Es fundamental que la ciudadanía entienda que los paros responden a decisiones políticas y no a un genuino déficit de recursos”.
En contraposición con la versión gubernamental, Priscila Vitale, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Psicología de la UBA explica los motivos: “Vamos a marchar para dar el mensaje a los diputados del Congreso, para mostrarle que tienen el deber de frenar el veto, para que le pongan fin al mensaje de desprecio a la universidad pública que el gobierno viene dando”. Y además agrega: “Yo no caí en la universidad pública, yo la elegí. Vengo de padres trabajadores y siempre soñé con la UBA. Creía que iba poder progresar en mi vida. Mis viejos siempre me dijeron que tenía que estudiar para salir adelante”
Mientras tanto, rectores de todo el país mantienen conversaciones con los diputados de sus provincias para evitar que el Congreso ratifique el futuro veto. Ayer, representantes de treinta centros de estudiantes se reunieron con senadores y senadoras del interbloque de Unión por la Patria. Estuvieron el presidente de la Comisión de Educación y Cultura, Eduardo “Wado” de Pedro, y la presidenta del bloque Unidad Ciudadana, Juliana di Tullio, entre otros. “Es fundamental que el Congreso pueda sostener esta ley, por eso salimos a la calle”, afirma Gustavo Leyes, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan. “Nuestras familias también va a estar en las calles, muchos somos primera generación universitaria. Es la familia que sueña con un futuro mejor, con la posibilidad de ascender socialmente. Marchamos con los abuelos y los padres que sueñan con ver a sus hijos en la universidad pública”, agrega el estudiante de Sociología.
Una de las actividades complementarias será el “Trenazo”, una convocatoria de los gremios para llegar a la marcha en tren desde distintos puntos: el Ferrocarril Roca, que sale desde Cañuelas, el San Martín, que inicia en Pilar y el Sarmiento desde Moreno. Las universidades del conurbano bonaerense también estarán en la marcha. Desde Los Polvorines, saldrán estudiantes y docentes de la Universidad de General Sarmiento. Ahí estará Franco Herrera, presidente del Centro de Estudiantes de esa casa de estudios. “No es solo un conflicto salarial, va en contra de los estudiantes que tienen becas y herramientas que están atadas a las paritarias docentes. La universidad es el futuro y la posibilidad del ascenso social”, afirma.
02/10/2024 a las 11:18 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El caramelo de la pobreza
Sebastián Fernández
El Cohete a la Luna
30/9/024
Hacia 1977, el secretario de Comercio, Alejandro Estrada –funcionario del todopoderoso ministro de Economía de la dictadura cívico-militar, José Alfredo Martínez de Hoz– tuvo sus quince minutos de fama al sostener que “da lo mismo producir acero que caramelos”.
Es una afirmación insólita que contradice cualquiera de los modelos de desarrollo de los países que nuestra derecha, hoy extrema derecha, considera serios: desde Francia y Alemania, hasta Corea del Sur, Noruega, Japón o incluso los Estados Unidos. Son modelos que, por supuesto, difieren mucho entre sí pero tienen algunos puntos en común: un impulso estatal muy importante, la protección de la industria local y la búsqueda de valor agregado en dicha industria. Sin ir más lejos, la Unión Europea nació de un acuerdo comercial entre Francia y Alemania, posterior a la Segunda Guerra Mundial, que estableció un mercado común del carbón y el acero. Concretado en 1951 en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), dicho acuerdo pretendía expandir la economía, aumentar el empleo, elevar el nivel de vida de la comunidad y, accesoriamente, impedir que sus Estados miembros intentaran otra vez exterminarse mutuamente en un nuevo conflicto mundial.
Inesperadamente, los líderes europeos de aquel momento, como el francés Charles de Gaulle o el canciller alemán Konrad Adenauer, se interesaron mucho menos en los caramelos que en el acero. Al no tener la suerte de contar con eminencias como el secretario de Comercio de la dictadura Alejandro Estrada, apostaron por la industrialización de sus países y el bienestar de sus representados.
El modelo de desarrollo de Corea del Sur, otro ejemplo que nuestros liberales imaginarios enarbolan como bandera, no sólo prescindió del mercado sino también de la democracia, al menos hasta fines de los ‘80. El general Park Chung Hee, dictador que gobernó desde 1961 hasta 1979, tampoco creyó en el aforismo de Estrada y apostó por la industria siderúrgica antes que por los caramelos. En apenas treinta años, Corea del Sur pasó de ser un país agrario a ser una potencia industrial. Hoy es la segunda constructora naval del mundo, la tercera en electrónica, la quinta en automóviles y la sexta en siderurgia. Es bueno recordar que cuando Corea del Sur era uno de los países más pobres del mundo, con una economía agraria de subsistencia, la Argentina ya fabricaba automóviles, contaba con un sólido polo siderúrgico e incluso había iniciado la investigación y desarrollo en el área de la energía nuclear.
EN EL MEDIO PASARON COSAS
Según Bernardo Kosacoff, ex titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “con Martínez de Hoz la industria dejó de ser el motor del crecimiento”. En efecto, las políticas de apertura indiscriminada y de altas tasas que impulsaron el modelo de valorización financiera de la dictadura cívico-militar no sólo destruyeron las pequeñas y medianas empresas, sino que –a contramano del camino elegido por los países desarrollados– consiguieron que la industria deje de ser el motor del crecimiento de la economía.
Pero esa no fue la única consecuencia catastrófica y de largo plazo de la última dictadura, prolífica en desgracias persistentes. Según el Centro de Estudios sobre la Población, Empleo y Desarrollo (CEPED), que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la pobreza pasó de afectar al 4,6% de los hogares en 1974 al 21,5% en 1982. La pobreza estructural que hoy padecemos nace del modelo impuesto a sangre y fuego en aquellos años.
El jueves pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer las cifras de pobreza e indigencia. El Índice de Pobreza alcanzó al término del primer semestre al 52,9% de la población, por encima del 41,7% de fines del 2023. Es la medición más alta desde 2003. En el mismo período, la indigencia pasó del 12% al 18,1%. En otras palabras: sobre una población de 46 millones de personas, 24,3 millones son pobres y dentro de ese grupo, 8,3 millones no disponen de los recursos para comprar la comida que les garantice la subsistencia.
En marzo de este año, a la par que aplaudía con frenesí las políticas del Presidente de los Pies de Ninfa, Alejandro Bulgheroni, presidente de la petrolera Pan American Energy (PAE) y uno de los diez argentinos más ricos, afirmó: “No hay otra forma de salir de esta situación que no sea con dolor”. Por supuesto, como lo demuestra la medición del INDEC, el dolor nunca es una prerrogativa del 0,1% más rico sino de las mayorías empobrecidas. Por alguna extraña razón, para nuestra derecha –hoy extrema derecha– salir de la pobreza requiere antes aumentarla y enriquecer a los más ricos.
Como es de esperar en estos casos, el oficialismo nacional (colectivo que incluye tanto a los funcionarios como a los opositores amigables y los satélites mediáticos) buscó despegarse de las terribles cifras del INDEC. Según los argumentos esgrimidos, así como la baja de la inflación se debería a las políticas desplegadas por el gobierno, el aumento de la pobreza se explicaría por las políticas del gobierno anterior. Al parecer, el incremento de las tarifas o la abrupta caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones no tendrían incidencia en el empobrecimiento de una parte de la clase media. Como la curación por las gemas, es solo cuestión de fe.
Por su lado, María Eugenia Vidal –la ex Gobernadora Coraje, orgullosa bonaerense devenida velozmente porteña– difundió un estudio de la Fundación Pensar, el think tank del PRO que preside. El documento, presentado unos días antes de la publicación de las cifras de pobreza del INDEC, considera que: “no hay un gobierno que pueda decir que se hicieron las cosas bien. Todos incrementaron la pobreza (…) La pobreza es el gran fracaso de la política argentina. Por eso el informe es general, para dar un debate en serio y no revolearnos las estadísticas”.
Considerar que puede analizarse la pobreza sin “revolear estadísticas” es una afirmación asombrosa, aún para el generoso estándar del macrismo, pero el asombro es aún mayor al leer que “todos los gobiernos incrementaron la pobreza”, una declaración absolutamente falsa. Según un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de noviembre del 2015, la pobreza durante los gobiernos de Néstor Kirchner y CFK, es decir, entre el 2003 y el 2015, pasó del 49,7% al 19,7%. Vaya casualidad, la baja de la pobreza se dio en paralelo al crecimiento de la participación del salario en el ingreso.
En realidad, como lo demuestran más allá de sus diferencias las experiencias de la última dictadura cívico-militar, los gobiernos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Mauricio Macri y Javier Milei, la pobreza no es un efecto colateral indeseado sino un componente esencial del modelo neoliberal. La destrucción de la industria, el endeudamiento serial, el aumento del desempleo, la desfinanciación de la ciencia y la tecnología y la pobreza estructural son los instrumentos necesarios para lograr una distribución tribal de la riqueza (para retomar una gran expresión del escritor chileno Rafael Gumucio) a favor de los más ricos.
Es por eso que el dolor de las mayorías no se corregirá en un futuro tan lejano como venturoso sino que forma parte de la realidad permanente e inevitable del modelo. O, para utilizar la terminología de nuestros economistas serios: el dolor de las mayorías es la consecuencia ineludible de la macroeconomía sana que esos economistas y sus mandantes buscan imponer con una crueldad cada vez más explícita.
02/10/2024 a las 11:23 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Hacia la marcha educativa del 2 de octubre
Gabriel Solano
Prensa Obrera
1/10/024
Sin lugar a dudas el dato de la semana pasada fue el salto de la pobreza. Si bien era esperable porque había otro tipo de estadísticas que ya avizoraban estos números, como la que elabora sistemáticamente la UCA, faltaban los números del Indec, del órgano estadístico del propio Estado argentino. La pobreza que mide el Indec dio un salto enorme: llegó al 52,9% de la población.
Para que se tenga en cuenta que en los años de gobiernos precedentes también hubo un crecimiento de pobreza, en el gobierno de Alberto Fernández creció aproximadamente unos cinco o seis puntos, bajo gobierno de Macri tambiénunos cinco o seis puntos, y en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner también había habido un crecimiento de la pobreza. Así que todos los gobiernos, de una manera bastante acentuada, vienen agravando la cuestión de la pobreza en Argentina.
El dato llamativo de este gobierno de Javier Milei es que esos números que un gobierno de Macri, de Alberto o de Cristina tardaban cuatro o cinco años en consolidar, Milei lo hizo solamente en seis siete meses. Pero todavía con un número estadístico más alto, porque creció la pobreza en seis meses 11 puntos. Una cosa realmente alarmante que no registra antecedentes en el país, salvo el momento de la pandemia -un momento muy peculiar porque estaba la economía cerrada, no se podía trabajar, se habían caído completamente las changas.
Pero si uno deja por fuera la pandemia nunca tuvimos en tan poco tiempo un salto de la pobreza de esta magnitud. Si uno lo lleva a números absolutos aproximadamente Argentina tiene 25 millones de pobres. Los números que hace el Indec es sobre estadísticas de las grandes ciudades y no toma en cuenta las zonas rurales, pero no tenemos ningún motivo para pensar que en ellas los porcentajes sean distintos a estos grandes conglomerados que el Indec sigue.
Así que podemos decir que más de la mitad de la población argentina es pobre y esto hace que 52,9% más o menos equivalen a unos 25 millones de personas. También creció la indigencia, y muchísimo. Pasó de un 12,3% a 18,1%. Es un crecimiento aproximado del 50%.
¿Qué es ser indigente? Es no tener lo mínimo y elemental para poder comer. En Argentina casi uno de cinco personas es indigente. El crecimiento que hizo Javier Milei durante este tiempo ha sido enorme. Una velocidad inusitada. Ahora, ¿esto por qué era esperable? Bueno, porque el propio gobierno se venía jactando de ser el ejecutor del ajuste más importante que haya conocido la humanidad.
Ese ajuste tuvo como punto de partida la devaluación que hizo en diciembre cuando asumió, de aproximadamente el 60%, que impulsó los precios de una manera muy fuerte hacia una inflación de 25% en diciembre de 20% en enero.
Y eso, por otro lado, con salarios prácticamente congelados, con jubilaciones congeladas, con planes sociales que se recortaban. Por lo tanto el crecimiento de la pobreza fue buscado concientemente por el gobierno de Javier Milei. ¿Cuál es el contraste de esto? Que mientras crece la pobreza y abarca a 25 millones de personas, mientras la indigencia abarca al 18% del país, crecen los negocios y las ganancias capitalistas.
Si uno va a ver cuál fue el rendimiento de los bonos durante todo este tiempo ve que tuvieron rendimientos espectaculares. Si uno mira el rendimiento que tuvieron las acciones de las empresas argentinas fueron no menos espectaculares. Quiere decir que este ajuste no ha sido para el conjunto de la población. Ha sido para la mayoría, justamente la mayoría que trabaja. Pero la minoría capitalista, explotadora, esa minoría que nosotros combatimos que es la del capital, se benefició con el gobierno de Javier Milei.
Por lo tanto detrás de la pobreza lo que hay es una confiscación de los trabajadores por parte del capital. Esto es la pobreza en la Argentina. ¿No es un problema de que todos estamos un poco peor? No, es que ha sido confiscada clase obrera. Han sido confiscados sectores populares en beneficio del capital.
Esto también explica por qué la oposición patronal, la oposición capitalista, ha sido cómplice de Javier Milei. No es un tema de cobardía, aunque puede ser que sean cobardes, sino que de fondo comparten los intereses capitalistas y también son partidarios de la confiscación del capital al pueblo argentino.
Entonces uno entiende por qué se votan las leyes del Congreso, por qué no quieren enterrar al DNU 70 para anularlo definitivamente, por qué también aparece Máximo Kirchner diciendo que hay que avalar los vetos porque es un derecho constitucional que tiene el presidente. Explica también por qué la CGT está siendo cómplice de gobierno a nivel. Está tan claro que después de ese número de pobreza la CGT va a reunirse con el gobierno, a seguir negociando cómo se implementa la reforma laboral. Entonces las fuerzas capitalistas terminan haciendo acuerdos con el gobierno porque finalmente Milei, el peronismo, el PRO e incluso la burocracia sindical, son todos tributarios del capital.
Entonces a partir de este dato uno también puede entender por qué en la consideración popular el gobierno de Javier Miret viene cayendo. Ya hemos hecho notar cómo eso se registraba en las encuestas de opinión, la caída de rating televisivo cuando fue su cadena nacional. Ayer estuvo en Susana Giménez y el rating bajó cuando vino Milei después de Cristian Castro, un cantante. Es decir, que se manifiesta de diferentes maneras.
Y el acto que hizo el sábado en Parque Lezama fue un acto menor; la mayoría de los diarios coinciden que la presencia oscilaba entre las 3.000 y las 5.000 personas. Y eso ni siquiera de manera genuina, porque también está registrado por los medios de comunicación la cantidad de micros que se utilizaron, es decir que se utilizaron fondos públicos para financiar un acto partidario. A pesar de eso la cantidad de de concurrentes no superó los 5.000. Fue un acto más chico que el que hizo Milei en Parque Lezama cuando era candidato.
La pérdida de popularidad es el resultado directo de que el pueblo está viendo en el gobierno de Javier Milei un gobierno reaccionario que defiende la confiscación de capital sobre sus propios intereses, los salarios, las jubilaciones, el derecho a la educación y derecho a salud, el derecho a la vivienda. Eso es lo que representa el gobierno de Javier Milei.
Acá hay un tema que es importante para nosotros. Milei había dicho en campaña electoral que el ajuste no lo iba a pagar el pueblo, sino que iba a pagar la casta política. ¿Por qué cito esto? ¿Solamente para mostrar que un candidato capitalista mintió? No, todos los candidatos capitalistas mienten de una manera inusitada. Son conscientes de las mentiras que dicen, buscan engañar el pueblo. Pero cuando él dijo una y otra vez que el pueblo no iba a pagar el ajuste y entonces le preguntaban: “¿qué va a pasar con los subsidios?” “No los voy a tocar hasta que la economía crezca y permita que los salarios de los trabajadores puedan afrontar las tarifas de luz, de gas, de transporte público con su propio salario”. No ocurrió. Y si se rompe este contrato electoral por parte del gobierno, también se puede romper el contrato electoral del pueblo con el gobierno, porque hay un contrato supuestamente mutuo.
Ahora se demuestra que el ajuste sí lo pagan los trabajadores. Dentro de las estadísticas de pobreza un número interesantísimo es la cuestión de los jubilados. Bajo el gobierno de Javier Milei prácticamente duplicaron la cantidad de pobres dentro de esa franja etaria. ¿Por qué? Bueno, porque la jubilación está por el piso y el gobierno de Milei festeja el veto de los jubilados con un asado en la Quinta de Olivos.
Si el gobierno incumple su discurso electoral, por el cual fue votado, entonces el pueblo tiene derecho a salir a la calle para terminar con este gobierno. Si no, votar es un cheque en blanco. Es decir, un candidato puede hacer lo que quiera aunque incumpla con las promesas que hizo. Nosotros no estamos de acuerdo. Ese incumplimiento está manifiesto en su contrato electoral de dar legitimidad a la lucha del pueblo para terminar con un gobierno capitalista. El hecho de la necesidad de terminar con este gobierno capitalista está dado porque Milei dice abiertamente que cualquier reclamo popular va a ser desatendido por el gobierno.
E incluso si ese reclamo popular tiene eco en el Congreso y adquiere la forma de una ley, el la va a vetar. Eso que dijo sí lo está haciendo: vetó el aumento de los jubilados y ahora está punto de vetar el aumento para las universidades. Si no lo hizo hasta ahora seguramente es por temor a que la marcha del 2 sea muy masiva y teme que un veto previo le dé todavía más fuerza a esa movilización.
Dejando de lado esa especulación, yo quiero mostrar que el pueblo tiene derecho a salir, a luchar contra un gobierno e incluso a plantear la salida de ese gobierno, porque el gobierno ese está haciendo lo contrario de para lo que pidió el voto a la población. Es un tema que nosotros tenemos que defender porque no admitimos el voto como cheque en blanco, y no admitimos que los derechos democráticos se limiten a una votación cada dos o cada cuatro años, sino que eso debe manifestarse en la cotidianidad de la vida social política del país.
El pueblo tiene derecho a ajustar cuentas con un gobierno de este tipo sobre todo cuando le declara guerra tan abiertamente y lleva adelante una campaña de este tipo. Nosotros pensamos que hay que involucrar a franjas amplísimas de la población que quieren que este gobierno se vaya lo más rápido posible, pero que no encuentra la vía para poder expresar su bronca porque ve que la CGT es un grupo de vendidos y traidores que negocia con el gobierno a espaldas del pueblo, porque ve que el peronismo (que para muchos sigue siendo de la fuerza política en que se reflejan) o vota con el gobierno en el Congreso o dice que no va a hacer nada para derrotarlo, como dijo Máximo en su discurso que ya hemos criticado en otras oportunidades en 14 Toneladas. No encuentra la vía porque las fuerzas políticas tradicionales son un bloqueo para eso. Entonces tenemos nosotros que buscar la forma de abrir un camino para esa lucha.
Por eso es tan importante la marcha del 2. Cuando fue en abril, la movilización universitaria indudablemente concentró expectativas de lucha, de bronca, de buscar expresar esta enorme dificultad que tiene pueblo de diferentes sectores, incluso de los que no van a la universidad. Y este 2 de octubre va a pasar lo mismo.
Estaba viendo recién, por ejemplo, una resolución de una asamblea del Hospital Garrahan. No tiene que ver estrictamente con la universidad que votaron concurrir. Sé que hay una asamblea de los residentes y concurrentes de CABA y van a votar concurrir. Diferentes sindicatos de lo más diverso van a votar concurrir. ¿Por qué? Porque esta marcha universitaria seguramente va a ser masiva y va a otra vez a concentrar una bronca contra la población, por el ataque a los jubilados, por el crecimiento de la pobreza, por los tarifazos que son insoportables.
Entonces vamos a ir con todo el 2 y a poner en debate en todo el movimiento popular la necesidad de sacarnos de este gobierno encima. Desde ya que, si nos sacamos a este gobierno de encima aparece una pregunta: ¿y quién viene? Bueno, en nuestra comprensión tiene que ser un gobierno de los trabajadores. Si usted me dice: “pero los trabajadores no están preparados para eso”, es cierto, pero se van a preparar para tener su propio gobierno luchando contra Javier Milei, y de manera independiente a todos los bloques preexistentes, que son responsables de la pobreza y ahora son cómplices de Javier Milei.
02/10/2024 a las 3:31 PM
acerca el 12 de octubre y ya estoy relamiéndome en espera de las «palabras alusivas» del abogaducho cordobés ex- muerto de hambre con su lenguaje edulcorado y encomiástivo de primaria cargado de adjetivos ridículos jajajajJAJAJAAKAK
02/10/2024 a las 3:32 PM
Encomiástico