Por Hernán Andrés Kruse.-
En los últimos días el presidente de la nación lanzó, a través de un video, una infame comparación del kirchnerismo con un virus al que titula “Ku-Ku 12”. En él se observan a figuras políticas y del ambiente artístico con la fisonomía de zombies. Las más resonantes son la ex presidenta de la nación, Cristina Kirchner, el ex presidente Alberto Fernández, el ex candidato presidencial por el Frente de Todos, Sergio Massa, Fito Páez y Florencia Peña. El mensaje es claro y contundente: el kirchnerismo es un virus que arrasó con la Argentina que edificaron los Sarmiento, Roca, etc. Es, por ende, una enfermedad letal, como el cáncer de colon. En consecuencia, no queda más remedio que exterminarlo si se pretende curar al país.
La consideración del oponente como un virus apocalíptico destruye todo atisbo de convivencia civilizada. Para Javier Milei la Argentina está gravemente enferma y esa enfermedad se llama kirchnerismo. En consecuencia, se le deben aplicar todos los remedios que sean eficaces para vencer a semejante patología. El mensaje es extremadamente peligroso porque nuestra ajetreada y dramática historia demostró que semejante concepción política y filosófica produjo un daño cuyas consecuencias aún padecemos.
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Analía Dilma Rizzi (Profesora de Historia-UBA) titulado “Enemigo al acecho. La construcción del contradestinatario en el discurso de los presidentes militares (1930-1982)”. Nos recuerda el relato del que se valieron los sucesivos presidentes militares entre 1930 y 1982 para legitimar su política de orden. Si bien el presidente Milei, a diferencia de Uriburu, Onganía y compañía, fue elegido por el pueblo, el video en cuestión hubiera sido aplaudido a rabiar por los mandatarios castrenses.
DESDE LAS SOMBRAS
“El tópico de la salvación/defensa de la nación/la patria/el país, recurrente en los discursos de los presidentes militares, construye la imagen de la Argentina amenazada, siempre en peligro de ser destruida por un enemigo que prefiere las sombras a la luz. De manera que, ante el peligro que este enemigo representa, la única opción es emprender una lucha que expresa la oposición entre el bien y el mal. Con el objeto de analizar la construcción del enemigo, realizamos el cuadro de las oposiciones a los “conceptos esencialistas” de nación, patria, país, república y pueblo. Al hacerlo, constatamos una abrumadora prevalencia de denominaciones con un alto grado de ambigüedad semántica, que producen el efecto de designar como adversarios a múltiples y variados actores sociales y de reforzar el imaginario de un enemigo capaz de escudarse en la oscuridad de sus procedimientos. Sólo en dos de los regímenes de facto encontramos alusiones directas a los gobiernos derrocados por el golpe de estado en cuestión. En cambio, en todos los casos, aunque de manera muy limitada, hallamos referencias explícitas a ideologías políticas o a partidos políticos y como tópico particular, la puesta bajo sospecha de la política y los políticos.
Si bien todos y cada uno de los gobiernos de facto se presentan ante la sociedad como la solución a los “males del pasado reciente”, sólo dos de ellos -justamente aquellos que derrocaron a los presidentes con más consenso popular- aluden directamente al gobierno depuesto. Coinciden en la caracterización centrada, por un lado, en la denominación de dictadura o tiranía y por otro, en el carácter corrupto de los gobernantes y sus partidarios, sobre los que caen epítetos como secuaces, delincuentes, explotadores, saqueadores y hasta, en el caso del peronismo, de nueva oligarquía/nuevos ricos. La diferencia que cabe notar es que -aunque no es la selección léxica más frecuente-Uriburu nombra a Yrigoyen y a Alvear, mientras que los golpistas de 1955, producen el borramiento de los nombres propios del peronismo.
El enemigo queda, así, despojado de su identidad para ser objeto de una serie de denominaciones que sólo lo nombran desde el lugar de sus atributos negativos. Esta operación de despojamiento de la identidad que convertía al enemigo en una suerte de fantasma portador de la mayor de las amenazas sobre la sociedad, se acentuaría en los gobiernos militares posteriores hasta alcanzar su grado máximo en la discursividad del Proceso. Por otra parte, advertimos escasas ocurrencias de los nombres de ideologías o partidos políticos. Esto, indudablemente, no implica que no se los viera como enemigos, sino que se tendía a englobarlos dentro de las categorías que designan de manera indefinida a todos aquellos que alteran el orden.
Precisamente, el tema del orden se constituye en eje vertebrador de la discursividad de los regímenes de facto y, a partir de la disyunción orden-desorden, se define la enunciación de ese otro par dicotómico: el de la oposición amigo-enemigo. El enemigo se ubica, en consecuencia, en el polo del desorden, por lo tanto, se erige en la encarnación del mal absoluto. De Uriburu en adelante, el enemigo es portador de ciertas marcas distintivas que, más allá de los contextos cambiantes y de las resemantizaciones y agregados terminológicos que se producen en la “larga duración” del golpismo argentino, se mantienen como regularidades.
En primer término el enemigo, en tanto representación del mal, se define desde metáforas de la oscuridad y de la suciedad. Este enemigo, agente del mal, sólo sabe de conspiraciones, de intenciones malévolas, confunde a través de palabras engañosas y de rumores, miente y se infiltra. Esa manera de actuar dice algo más sobre el enemigo: es cobarde. Así lo podemos ver en los siguientes ejemplos:
“… hombres que se solidarizan en forma ostensible o vergonzante con el régimen depuesto, al ver fracasada toda tentativa de contrarrevolución, desatan su despecho, ya que perdieron las esperanzas de retornar al gobierno, difundiendo rumores malévolos contra el país y contra su crédito en el extranjero. Esa gente, revolcándose cobarde en la impotencia, cual si fuera aliada del anarquismo comunista, busca minar al Ejército y la solidaridad de los oficiales a base de la mentira” (Uriburu-7/7/31).
“Ciertos políticos desalojados de las posiciones públicas usan toda clase de recursos en vanos intentos de desprestigiar la obra de la revolución. El infundio, el rumor intencionado, la desconfianza suspicaz, son elementos de su diaria campaña. Con ello sólo engañan a los timoratos o sorprenden a los ingenuos. Realizan su obra perturbadora en el interior y sorprenden bajo el amparo del asilo, en países extranjeros. Juegan indecorosamente con el prestigio del país, realizando desde las naciones donde se han radicado, con abuso de la hospitalidad que se les otorga y como medio de postergar las sanciones punitivas que merecen, la mascarada de la conspiración en aras de un ilusorio retorno al poder que no supieron honrar.” (Farrell-4/6/44).
“Existen, y hay probadas constancias, enemigos emboscados en todos los sectores de la vida nacional, dedicados a crear y a apoyar conflictos cualesquiera que ellos sean. Así se pretende alterar y perturbar la línea trazada por la Revolución, en el aspecto inmediato y someter hombres y al mismo país cuando llegue la oportunidad a una ideología que nos es extraña (…) Agitando banderas de pacifismo y de beneficio social usan las trompetas del engaño y la mentira, captando hombres honestos dueños de una vida de trabajo noble y responsables de una familia constituida. ¡Abran los ojos los argentinos porque los enemigos, con su arte insuperable, se infiltran ante la primera vacilación y en cualquier actividad!” (Aramburu-8/9/56)
“Gozábamos hasta hace pocos días, de un clima de tranquilidad y trabajo, que era excepcional en un mundo desgarrado por la anarquía y la violencia. El gobierno mismo no compartía entonces el optimismo de muchos argentinos, que creían haber hallado por fin una solución ideal para progresar en paz y libertad. Conocíamos a nuestro adversario. Desde el primer día de la revolución, empezaron con su prédica disolvente. Sembraron pesimismo e incertidumbre. Criticaron siempre sin aportar nunca una solución concreta. Se escudaron en el anonimato del rumor, la versión falsa y la noticia instrumentada; en la conjetura maliciosa y en el comentario suspicaz.” (Onganía-7/7/69).
“La subversión sirve a una causa esclavista y a una concepción que aniquila los derechos humanos. Una concepción nihilista, sin Dios, sin libertad, sin dignidad humana y sin lealtad. Una concepción donde rigen los antivalores de la traición, la ruptura de los vínculos familiares, el crimen sacrílego, la crueldad y el engaño sistemático. Las fuerzas armadas ya han infligido golpes decisivos a ese enemigo solapado, demostrando su aptitud combativa, su eficacia operacional y, por sobre todo, su coraje. Pero la lucha se dará en todos los campos, además del estrictamente militar. No se permitirá la acción disolvente y antinacional en la cultura, en los medios de comunicación, en la economía, en la política o en el gremialismo. Los emboscados tendrán que salir de sus cubiles. Ningún crimen, ninguna traición, ninguna afrenta, quedarán impunes.” (Videla-7/7/76)
Tal como este último fragmento nos permite reconocerlo, se produce una deshumanización del enemigo al asimilarlo con animales que se esconden en sus cubiles/refugios. Además, desde las sombras, agazapado, solapado en sus acciones, el enemigo porta el estigma de la enfermedad, inocula sus virus al cuerpo social. El organicismo impregna el discurso. Los enemigos son gusanos de pobredumbre, elementos nocivos, fermentos despreciables y regresivos, extremismos malsanos, un cáncer que hay que extirpar, un virus totalitario, un flagelo. Y como sucede con las enfermedades, el ataque de esos enemigos deja secuelas en la sociedad.
Entre las denominaciones más frecuentes y cargada de una gran indefinición, se encuentra en todos los casos la de extremismo/extremistas para referirse al enemigo. Para Uriburu, la expresión del extremismo son el anarquismo y el comunismo pero su acción se vuelve aún más peligrosa porque forman alianza, asociándose con el radicalismo y bandoleros (sic) para conspirar contra el gobierno. De manera que podemos decir que la actitud defensiva y paranoica se manifiesta desde el primer golpe de estado. En ese mismo sentido, Farrell al referirse a las prédicas ajenas al sentimiento argentino en su discurso del 4 de junio de 1945 dice: “Todos los extremismos conducen al caos y provocan la división suicida de las sociedades”
Aquí aparece otro elemento común a todos los discursos que analizamos: atribuirle al enemigo la intención de disolver a la nación o, desde una connotación de mayor afectividad, a la patria. Es decir, que el enemigo-no importa cómo se lo describa-es siempre enemigo de la patria, por ende, de los valores esenciales de la argentinidad. Se construye, así, una idea de alteridad, según la cual el mal viene de afuera, no forma parte del modo de ser argentino. El enemigo es siempre un invasor, alguien que expresa ideas extrañas/ajenas/foráneas, aunque haya nacido en la Argentina. Por lo tanto, la dicotomía adentro-afuera atraviesa el discurso al punto de colocar el bien en relación con la argentinidad y sus valores y el mal en franco parentesco con los antivalores de lo antiargentino.
Este adversario que opera clandestinamente para llevar adelante sus propósitos criminales halla en las universidades uno de sus lugares predilectos para sembrar sus ideas y generar el conflicto. Todos los presidentes militares dedican párrafos al tema de las universidades como lugares del peligro para la patria/nación. Como consecuencia, los jóvenes estudiantes se tornan ora en enemigos, en tanto adscriben a las doctrinas extrañas a la nacionalidad, ora en víctimas inocentes de la prédica disolvente, encarnada en muchos casos por los mismos docentes, que pasan a ser sospechosos o directamente, cómplices de esas ideas:
“La enseñanza universitaria, desde algunos años atrás, ha sido profundamente perturbada por la influencia de sistemas políticos y sociales opuestos a los que informan nuestra civilización y nuestras instituciones y notoriamente contrarios a los fundamentos racionales que han determinado la creación y sostenimiento de las universidades del país” (Uriburu-6/9/31).
“La perturbación, el descreimiento público y una suerte de irresponsabilidad colectiva, prolongaban tal estado de cosas en los claustros universitarios, ambientándolos de inquietudes disolventes e inorgánicas. El laboratorio y el aula habían perdido su digna jerarquía y su prestancia tradicional. Al estudio reposado e investigador sucedía la exposición verbalista y doctrinaria, sin contenido científico, destinada más a perturbar anarquizando que a cultivar enseñando. (…) La política activa no debe penetrar más allá de las puertas de la Universidad. Nada debe interrumpir el sereno ambiente en que se plasma el futuro de la Nación…” (Farrell-4/6/44).
“La educación es uno de los problemas esenciales porque en ella está involucrada la formación de nuestra juventud y el futuro de la patria; en el texto de las leyes buscaré la solución en el jerárquico llamado a los hombres de elevada cultura, con la experiencia y la reciedumbre espiritual indispensable para darnos la solución de un problema que a todos preocupó siempre y que ha sido bastardeado por el gobierno depuesto en el intento de convertir escuelas y universidades en instrumentos de su propaganda política, de su demagogia y de su afán de corromper conciencias para disponer de instrumentos dóciles” (Lonardi-23/9/55).
“El país requiere de la comunidad universitaria que extirpe definitivamente de su seno a quienes utilizan el derecho de estudiar, privilegio del que no gozan otros, para crear condiciones de desorden y de destrucción” (Onganía-7/7/69).
“En lo que hace a la educación, el gobierno de las fuerzas armadas debió, ante todo, pacificar y reorganizar las universidades, penosamente afectadas por el accionar ideológico de la subversión y hacer frente, al mismo tiempo, al estado de desatención en que se encontraban la enseñanza primaria y secundaria y el personal docente que la imparte” (Videla-26/3/81).
Más allá de estas constantes que señalamos para todos los discursos de los presidentes militares, importa encontrar las rupturas y las nuevas emergencias de acuerdo con el contexto en que se sitúa cada uno de los procesos de facto. En primer lugar debemos subrayar, que si bien están ya presentes en la construcción de la figura del enemigo las ideas de disolución de la patria y el organicismo, en el discurso de Uriburu no se halla el término subversión, de larga historia en los regímenes militares posteriores. En su discursividad predomina la enunciación de un contradestinatario sedicioso, es decir, capaz de levantarse contra el orden establecido, en este caso, el del gobierno militar. Por eso el enemigo es, además, un perturbador, en tanto pone en peligro los logros de una “Revolución” que se impuso en su intención de salvar a la república. En tanto Uriburu define a su gobierno como poseedor de consenso popular, los enemigos son sectarios, selección léxica que implica colocarlos en el lugar de una minoría que persigue fines propios, en contra del bien general.
La definición del enemigo como perturbador y sectario se repite en el golpe del 43, pero, además, los presidentes del período introducen un término de fuerte connotación negativa, destinado a perdurar en el lenguaje de los regímenes de facto posteriores: el de subversión. Así como este término comparte con sedición el sentido de la alteración de un orden, su sentido se extiende más allá, hacia una dimensión que supera lo político para colocarse en el campo de lo moral. Subvertir no es solamente alterar el orden político establecido, sino, y ante todo, perturbar, trastornar, negar, y aún más, emprender acciones contra los valores morales de la sociedad. Si para Uriburu la cuestión del enemigo se centraba en una disputa por el orden político que se consideraba válido para el pueblo argentino, los golpes de estado posteriores agregan y, a la vez, instalan en lugar principal una lucha por la salvación de los valores trascendentes del pueblo argentino o los de un orden más amplio aún, el de la civilización occidental y cristiana”.
25/09/2024 a las 10:56 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENCUESTAS
La recesión llegó a las encuestas
Carlos Pagni
LA NACION
24 de septiembre de 2024
La expectativa respecto de los movimientos del Presidente está enfocada en Nueva York, a donde él viajó para asistir sobre todo a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ahí pronunciará un discurso donde se va a lucir más el Milei “profeta”, aquel que se siente llamado a dar un mensaje universal, enunciar situaciones internacionales desfiguradas y a decir hacia dónde debería ir el mundo en un retórica muy parecida a la de su paso por Davos en enero. Llega a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un momento inquietante del escenario internacional, siendo un jefe de Estado que sostiene que una alianza principal de la Argentina es con Israel. Y en un ambiente adverso para el tipo de liderazgo que ejerce Milei, como puede ser también el caso de Donald Trump o en su momento Jair Bolsonaro. Es decir, presidentes que están enemistados con el multilateralismo.
El desembarco de Milei en Naciones Unidas se produce además después de recibir la diatriba de una figura universal que decidió convertirse por unas horas en un personaje local. El papa Francisco resolvió aproximarse demasiado a las polémicas argentinas y pronunciarse acerca de la forma en que reprime el Gobierno en las manifestaciones sociales, con uso de gas pimienta. Habló también sobre el tipo de manejo de la tierra y las intrusiones a la propiedad privada, como las que lleva adelante su amigo y funcionario en el Vaticano, Juan Grabois. Francisco mencionó al pasar sobornos que se enteró que percibió algún gobierno, sin aclarar si se trata del actual o del anterior. Las palabras del Sumo Pontífice derivaron en una gran polémica sobre el grado de distancia y/o universalidad que debe tener la voz de un Papa. Muchos suponen que Bergoglio es peronista. Podría recordarse, por lo tanto, aquello que decía el general Perón: “Si Dios decidiera bajar todos las semanas a la tierra, en poco tiempo le perderíamos el respeto. Y no faltaría algún tonto que comenzara a pensar en remplazarlo”.
Es evidente que él está preocupado por tres problemas que aparecen, de acuerdo a la plataforma política desde la cual mira el país, en la Argentina. Una de ellas es el deterioro de las condiciones sociolaborales, por lo cual no es responsable este nuevo oficialismo sino que vienen produciéndose desde hace décadas, específicamente en los últimos años, después de la pandemia. La otra, el crecimiento de la pobreza, que a nivel de ingresos se posiciona en un 55% y en el conurbano llega al 70% si nos concentramos en la población menor a los 17 años. Es un drama al que Bergoglio le presta atención desde que era cura y después arzobispo de Buenos Aires. Hay un Gobierno que al Papa le debe resultar incomprensible por confiar demasiado en la eficacia del mercado para resolver dichos conflictos. El último problema, algo a lo que el Sumo Pontífice presta especial atención, es una crisis en el peronismo, que deslegitima el discurso alrededor de valores como la justicia social o la solidaridad, mancillados por prácticas poco defendibles como el clientelismo y la intermediación en el manejo de los recursos destinados a los pobres.
La pregunta es: este mensaje del Papa, ¿fue un mensaje estratégico o estuvo muy condicionado por la presencia de Grabois? ¿Se entusiasmó de escucharlo y se fue de boca? Difícil saberlo, pero importante. Hay una versión muy insistente que emana de la Santa Sede que sostiene que si el Papa volvía en condiciones físicas aceptables de la gran gira que realizó por Asia, realizaría un viaje a la Argentina en marzo. Hace aproximadamente diez días, se reunió con el corazón de la CGT y algo de ello les insinuó. ¿Son estas declaraciones la preparación de ese viaje para empezar una negociación retórica con Milei? ¿O son el anuncio cifrado de que el viaje no tendrá lugar y habrá que seguir esperando? Dicen que si viene, estará poco en Buenos Aires. Irá a Luján, a Santiago del Estero, que convirtió en la diócesis primada, a Córdoba, donde pasó un exilio interior en conflicto con algunos de sus hermanos jesuitas, y a la Patagonia.
Hay otra curiosidad. El enfrentamiento del Papa con Milei es la pugna entre un líder espiritual, que para los católicos fue puesto en la sede de San Pedro por el Espíritu Santo, y un presidente que dice estar impulsado por las Fuerzas del Cielo. Es una pelea compleja de entender para quienes miran la política con ojos profanos, un ajedrez que se juega en otro lado.
Bergoglio emite este mensaje muy controvertido en una instancia especial de la trayectoria política del gobierno de Javier Milei en relación con la opinión pública. Hasta ahora, se experimentaba una gran adhesión de esa opinión pública por las expectativas que generaba el Presidente y los resultados obtenidos en materia de inflación. ¿Qué ocurre en este momento de acuerdo con distintos estudios de opinión? Empezarían a impactar en las encuestas algunos datos económicos que todavía no habían sido politizados, y permanecían en el terreno de la economía sin influir en el humor de la gente. Llega entonces a las encuestas la recesión, una contracción de seis puntos del PBI en tres trimestres. Un trabajo presentado por Hugo Haime a principios del mes de agosto fue el primero en mostrar las primeras aproximaciones a este fenómeno. Como consigna ese estudio, el malestar con el Gobierno comenzó a ascender entre junio e inicios de julio.
Todo esto tiene vínculo con dos de los problemas más difíciles que tiene para resolver el equipo económico: qué hacer con el dólar, es decir, qué hacer con el cepo. En Wall Street, el Presidente dijo que el control de capitales se mantendrá hasta que la inflación llegue a cero. Lo que él verdaderamente está señalando es que cuando la inflación converja con la devaluación del 2%, estarán en condiciones de levantar el cepo. Hay un consenso cada vez más extendido entre los especialistas de que el cepo ahoga la economía. Es dudoso que haya inversiones y dinamismo en una economía donde no se sabe cuál es el valor del dinero. Las restricciones cambiarias establecen distorsiones muy importantes. Producen una suerte de subsidio a las importaciones, que lleva a los empresarios y consumidores a querer ingresar productos con voracidad. Y son un impuesto sobre los exportadores, que tienden a exportar menos. Este ruido paraliza a la economía y, salvo en sectores muy determinados, posterga la reanimación o mantiene la inercia recesiva.
El Gobierno explica que si levanta el cepo, vuelve la inflación, un riesgo importante para el oficialismo. Pero la tendencia que plantea esta política económica es inquietante ya que, de acuerdo a un estudio de la consultora 1816, si la inflación del último promedio es 3,5%, se mantiene el crawling peg de 2% y además se quita del Impuesto PAÍS, el dólar de importación sería el más barato de los 20 años, salvo la última parte de los gobiernos de Cristina Kirchner y Alberto Fernández, que retrasaron el tipo de cambio para abaratar los productos.
Es probable que de acá en adelante, la salida de dólares sea mayor porque el precio estará más barato y será más interesante quitarle dólares al Banco Central. Esto combina con otro problema: el ingreso de dólares va a estar resentido. Hay una caída en el precio de los productos de los que vive la Argentina, vinculados al sector agropecuario. Si observamos los precios actuales, la soja vale 22% menos de lo que valía en este mismo período el año pasado. El maíz y el trigo, 15% y 1% menos respectivamente. Profesionales que estudian el comportamiento de la economía agropecuaria dicen que hay que prever que habrá 6000 millones de dólares menos de ingresos por la caída de precios. ¿Se van a recuperar los precios? Probablemente. Si hubiera habido una suba de tasa en Estados Unidos, y no un recorte como el que hubo, el valor de las commodities hubiese descendido todavía más. Pero hoy, con los datos a la vista, la Argentina se puede encontrar con un conflicto cambiario. Expertos aconsejan al Gobierno en términos parecidos a estos: “No busques el mejor momento para levantar el cepo, porque ese momento pasó o estará más atrás todos los días. Corrés el riesgo de encontrarte con un problema de devaluación más cerca de las elecciones y que, por allí, retorne la inflación”. Los manuales y las opiniones son diversas. Aun así, es muy difícil que un gobierno devalúe preventivamente. Pablo Gerchunoff dice que hubo uno solo, el de Juan Vital Sourrouille, que hizo una devaluación virtuosa.
Hay algo que beneficia al Gobierno, que es el blanqueo. Ingresan dólares en los bancos mientras el Ejecutivo estudia cómo hacerse de esas divisas. Entre el 14 de agosto y el 16 de septiembre, entraron a las entidades bancarias 3300 millones de dólares más. Un gráfico de Fernando Marull, que registra el incremento de los depósitos en dólares en el sector privado, muestra una recuperación desde la victoria de Alberto Fernández en 2019 hasta la llegada de Milei a Casa Rosada. El oficialismo observa con detenimiento este movimiento ya que compensa los problemas de restricción de dólares que tiene la Argentina.
La recesión también está haciendo que la imagen del Gobierno caiga y se produzca una especie de recambio de agenda en la cabeza de la gente, de prioridades y de preocupaciones. De acuerdo con los datos publicados por la Universidad Di Tella sobre el Índice de Confianza del Gobierno (ICG) se ve un 14,8% de caída respecto al mes anterior. Un derrumbe. El índice es de 0 a 5, está en 2,16% y el promedio de Milei es 2,51%. O sea que este mes está muy por debajo del promedio. Milei y Santiago Caputo, los encargados de ver las formas en que se forma sintonía con la audiencia pública, deben estar mirando este fenómeno. Sobre todo porque estamos en presencia de un oficialismo que carece de capital institucional: carece de diputados, senadores, gobernadores, sindicalistas, piqueteros amigos. Todo lo que tiene es la adhesión que exponen las encuestas.
Federico Aurelio, líder de Aresco, presta atención a un tema de esos que los anglosajones llaman tercer riel. Cuando alguien va al metro en Nueva York, hay un tercer riel en el que pasa la electricidad; si uno lo toca, se carboniza. Los temas jubilatorios son como ese tercer riel. Los políticos que los tocan tienen problemas. Aurelio recordaba que, en 2017, Macri, que venía glorioso de haber ganado las elecciones intermedias, tocó el tema jubilatorio con esa sesión en el Congreso en la que se aprobó la movilidad jubilatoria, y con aquella colección de desmanes, y cayó por esa polémica un 8%. Muchos atribuyen el problema de caída del Gobierno a este problema jubilatorio, y él, con picardía, le toma la palabra a Máximo Kirchner, quien con ingenuidad y sin demasiados lotes de orador entrenado, dijo en el acto que realizó en el club Atenas de La Plata: “No hay que enojarse. El Presidente es elegido por el 56% de los votos el 22 de noviembre y el veto es una facultad constitucional. Hay que dejar de patalear”. Esto lo toma Manuel Adorni, el vocero, diciendo: “La vio”.
Por otra parte, ya en la interna peronista están los malpensados, maledicentes y pícaros que dicen que esto es parte del acuerdo entre la Cámpora y Santiago Caputo, el cual termina en la candidatura de Ariel Lijo en la Corte. ¿Qué está pasando? Lo que muestra el Índice de Confianza del Gobierno de Di Tella, que se proyecta de otra manera en las encuestas. Por ejemplo, en la última encuesta de Poliarquía, sube la imagen negativa de la gestión (a 47%) y la positiva cae (a 53%). Ese 53% no es un mal número de aprobación, para un Gobierno que tiene que hacer un ajuste salvaje, con una herencia muy pesada. No es para despreciar, pero lo que sí inquieta es la dinámica de los números. Está creciendo la desaprobación y está bajando la aprobación.
Se le suman dos datos muy interesantes: la imagen personal de Milei cayó 7 puntos en un mes; y la nube de palabras que elaboró Poliarquía revela que, cuando le preguntan a la gente quiénes son los responsables de que haya poco trabajo y muchas familias que no pueden llegar a fin de mes, el nombre más grande que aparece es el de Milei. Ya no es el kirchnerismo. No son los políticos en general. Tampoco los libertarios. Es el Presidente, más que el Gobierno. Acá está la pregnancia, el protagonismo y densidad que tiene Milei, para lo bueno y lo malo. También le atribuyen ser el responsable de calamidades que hace un mes eran parte de la herencia recibida.
Hay algo más sutil y mucho más importante. Es más brumoso y menos fácil de capturar. Tiene que ver con el sentimiento respecto del futuro. Si uno mira la trayectoria de la opinión pública durante el periodo electoral y, todavía antes, desde el segundo semestre de 2020, durante la pandemia y el encierro, se advierte un gran desasosiego respecto al futuro. Es una zona de niebla, de pérdida del sentido de la oportunidad, de pesimismo. ¿Cuál es el gran cambio que se produjo en la Argentina a partir de las elecciones del año pasado y la urgencia de Milei como algo novedoso? Algo cambió. El sentimiento de esperanza parece ir transformándose en otra cosa: ahora es ansiedad. Las mediciones de Casa 3, de Mora Jozami, nos muestran cómo la gente imagina en el futuro la situación económica personal y la del país. La aceptación empieza a ser descendente y se cruzan en agosto: 39% negativa contra 38% positiva. Esta es la situación del país. Un mes antes, en julio, el 43% pensaba que iba a estar mejor y el 38% pensó que iba a estar peor. Ahora se igualaron y hacen juego con los otros números, con las dificultades para salir de la recesión.
Vuelvo a Federico Aurelio para mostrar estos números, que son muy interesantes. Lo que nos viene a decir es: “Cuidado, no hay nada nuevo bajo el sol. Está pasando lo previsto”. ¿Qué pasa si de acá a fin de año la economía no mejora? El 38% dice que lo seguirán bancando. Estos son los libertarios puros, los que bancan a Milei sin condicionamientos y con entusiasmo. El corazón del oficialismo. Hay un 10% que dice que no sabe qué va a hacer. Y un 6% asegura que si la economía no mejora, no lo va a apoyar.
Aurelio explica que cayó un 6%, el mismo que ya había avisado en marzo, si no había resultados. No alivia en nada la mala noticia. porque hay más dificultades de las previstas para iniciar una recuperación en la marcha o dinamismo de la actividad económica.
Contra este telón de fondo, cambian las expectativas de la gente y los problemas que la angustian. Mientras que la inflación pasa a ser un asunto menor, que ya se está solucionando, y termina siendo más inquietante todo lo que rodea al empleo. No es la pérdida del puesto de trabajo, es el problema de perder capacidad adquisitiva, de tener un mal trabajo, o de perder uno para tener otro peor. Es prioritario en la mayoría de la gente. Muy distinto a lo que pasaba a fines de 2023.
Esto está sucediendo en un momento en que la política empieza a desperezarse, a reactivarse. En alguna medida, uno puede pensar que Milei pasa por estos impulsos y empieza a ser menos inhibitorio. El Gobierno también lo está haciendo políticamente y está tratando de armar un partido. Esta es la tarea principal de Karina Milei y de Eduardo “Lule” Menem. Están preparando un acto en Parque Lezama de La Libertad Avanza, el partido que están fundando, que será el próximo sábado cuando el Presidente vuelva de Estados Unidos. Este lunes por la tarde hubo una reunión en la calle Humboldt para prepararlo.
Hay un debate simpático dentro de este grupo humano que tiene que ver con llevar o no llevar gente a ese acto. Por un lado, quieren ser coherentes con lo que dicen y no poner ni un solo micro, porque si no son casta en cinco minutos. Ahora bien, se arriesgan a que sea un acto escuálido, al no tener confianza en que la gente vaya a ir voluntariamente. Es un gran dilema: ser o no ser casta. Ese es el problema del Gobierno, que está pensando en tener un instrumento electoral para el año que viene. Esas elecciones van a ser desafiantes porque, si sigue cayendo el nivel de actividad económica, y crece el sentimiento de malestar, ¿cuántos más van a ser los que no lo apoyen a fin de año? Esta pregunta es importante en el lugar donde se tiene que realizar la gran batalla: el conurbano bonaerense, que no le es favorable a Milei. Él tiene muy buena performance en el interior del país, incluso en provincias peronistas. En cambio en el conurbano, a pesar de que capture parte del voto de clase media baja, no le va tan bien.
Lo más importante es que el conurbano es dónde está el kirchnerismo, que sigue siendo una minoría dominante, homogénea, dentro del peronismo, y una referencia para los que buscan un instrumento de oposición. Ahí está Cristina Kirchner, haciendo malabares para dominar una situación compleja, porque no caben dudas de que ella es la líder de lo que fue derrotado en las últimas elecciones, más allá de que se le puede echar la culpa a sus delegados, como Alberto Fernández. Es evidente que está jugando un papel muy importante en relación con el Gobierno y con el rol de oposición. De hecho le ha frustrado a Milei una operación complejísima, como la postulación de Ariel Lijo. Esto empezó a empantanarse porque ella, con sentido común, dijo que nadie le preguntó si iba a poner los votos para un juez de Milei. Es evidente que alguien compró una mercadería en mal estado, cuando pensaron en la Casa Rosada que Lorenzetti traería los votos de Cristina. Él le ha hecho a Milei un daño enorme con esta operación, principalmente por las características de Lijo, quien levantó una ola de críticas con sus antecedentes de juez federal. Las dudas, como no hay mayoría, hacen que en la comisión nadie quiera poner la firma a favor. “¿Para qué me voy a gastar si después no sale del recinto la designación?”, dicen. Tagliaferri, ligada a Larreta y presidente de la comisión, ya no firmó el dictamen ni lo va a firmar. El otro senador, Lousteau, no habla. El que habla es Daniel Angelici, que le dice a Lijo que el voto de Lousteau lo pone él. Se ve que hay una relación de mucha subordinación con el binguero.
¿Es verdad que Lorenzetti le pidió a Santiago Caputo resolver esto antes de octubre para que los nuevos jueces voten en la Corte? Esto lo afirman en la Casa Rosada. Lo cierto es que por ahora va a seguir siendo Horacio Rosatti, que realizó este lunes un acto curioso, como una demostración de poder y popularidad en el mundo judicial en el que él ejerce funciones muy importantes, con una excusa aparentemente ingenua. Descubrieron que por ley hay un cuarto símbolos patrios: la bandera, la escarapela, el escudo y la bandera de la libertad civil. Creada por Manuel Belgrano y reglamentada por ley. Este lunes, Rosatti la recibió, de manos de otro Manuel Belgrano: el presidente del instituto belgraniano.
Cristina no solamente está mirando estos procesos institucionales, que para ella son muy importantes, sino que también pretende -como algo irónico- liderar el proceso de renovación interna del peronismo en contra de ella misma. Así, postula un programa donde dice que hay que prestarle atención al déficit fiscal para no estar en desequilibrio permanente con las cuentas públicas. Sostiene que carece de un sistema de seguridad más eficiente y que detrás de cada necesidad haya un derecho. Pero detrás de cada derecho hay una obligación. Esto para los movimientos sociales y el reparto fraudulento de prestaciones en ese mundo. Muy inteligente. Uno esperaba que fuese el discurso de Kicillof, de cualquiera que viniera a renovar el liderazgo de Cristina o desafiarla. Sin embargo, toma ella por adelantado las banderas que podrían ser agresivas contra su persona.
Hay mucho sentimiento persecutorio en el entorno del gobernador de la provincia de Buenos Aires. Dicen que les arman actos los días que ellos arman actos, que piensan en hacer un homenaje a Perón y se lo anticipan desde el otro lado. Cristina está muy enojada con esa interpretación. Le dijo a una amiga la semana pasada: “Que Axel se acuerde de que es gobernador porque yo lo hice gobernador. Y además lo hice ministro de Economía. Lo hice gobernador a él y no a mi hijo”. Algo de eso indicó Máximo cuando deslizó: “Los que se beneficiaron del dedo de Cristina se quejan. ¿Qué tendríamos que decir nosotros?”. Habrá que ver si nada tiene que ver el dedo de su madre con que sea diputado y presidente del PJ provincial.
Lo cierto es que tanto Máximo Kirchner como Wado de Pedro le piden a Cristina Kirchner que equilibre el juego en el PJ. ¿Qué significa? Que impida la candidatura de Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, para ser presidente del partido. No les molesta Quintela. Les molesta su vínculo con Kicillof. Se alienta entonces a otra fórmula: Sergio Uñac, del peronismo sanjuanino, y Lucía Corpacci, del peronismo catamarqueño. Esos serían los candidatos que tendrían el visto bueno de La Cámpora. Desde el lado de Kicillof, a modo de chicana, puntualizan: “Qué curioso. San Juan y Catamarca, los dos subbloques del bloque peronista que aprobaron el RIGI. Es decir, pactaron con Milei”. Hay gente del gobernador que fue a golpear la puerta del entorno de Horacio Rodríguez Larreta la semana pasada con la siguiente inquietud: “Queremos estudiar cómo manejaron ustedes la relación de Horacio con Macri. No queremos cometer los mismos errores”.
Es clave el sistema electoral en todo esto. ¿Y si Kicillof desdobla la elección? ¿Si hay una elección bonaerense antes de la elección nacional? ¿Qué efecto tendría sobre el aparato de Cristina y el que intenta construir Milei? La provincia de Buenos Aires y el conurbano serán trascendentales para Milei porque, en un entorno recesivo, no las tiene todas con él. Aparece una pregunta relevante. ¿Cómo está la relación Milei-Macri? Porque si fueran separados podrían estar provocando un triunfo de la lista peronista, que significa para la Argentina, inversores y mercados la posibilidad de un retorno kirchnerista anticipado. Interrogante de gran magnitud que seguramente se está haciendo Santiago Caputo.
25/09/2024 a las 11:00 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los jueces no deben ser designados por elección popular
Daniel Sabsay
LA NACION
25 de septiembre de 2024
Es curioso que en nuestras latitudes nuevamente aparezca la voluntad de controlar a la Justicia –en realidad, de cooptarla– y que para ello se recurra a la elección de los jueces por medio del voto popular. Tal ha sido la decisión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El control de la Justicia es un objetivo que persiguen los regímenes populistas. Ha ocurrido tanto en el gobierno de Benjamin Netanyahu, que buscó bloquear la capacidad del Poder Judicial para escapar de las causas de corrupción en su contra, como con Donald Trump, que nombró una mayoría conservadora en la Corte, liquidando los equilibrios internos.
Es también lo que sucede en nuestra región, donde el republicanismo vive mayoritariamente una crónica adolescencia. Aparte de las dictaduras que desconocen el sistema de controles y equilibrios (Venezuela, Nicaragua o Cuba), la nómina registra el antecedente de Jair Bolsonaro, que intentó colocar hasta cuatro jueces en el Supremo brasileño. Como podemos ver, este vicio impera en regímenes de opuestas ideologías, en los de derecha y en los de izquierda. Los populismos tienen notables parecidos.
También en El Salvador. Nayib Bukele, sin causa, removió a los jueces del Tribunal Supremo y los reemplazó por fieles seguidores, en abierta violación de la Constitución de su país, por la cual prestó juramento. En la Argentina, es un juego que ha marcado a gobiernos de todas las etiquetas, incluido el actual. México acaba de regresar a esas prácticas, de las que había escapado tras el colapso del PRI. Lo hace con su propia fórmula de control de los tribunales: consiste en el desmonte de la carrera judicial y la transformación del sillón de los jueces en un trofeo electoral. AMLO es el impulsor de esta iniciativa. Es legendaria su comodidad con Trump, mientras este trataba a los mexicanos de violadores y ladrones; piensa que el aluvión de votos que obtuvo su partido en las presidenciales y legislativas de junio asegurará el triunfo de los candidatos oficialistas a los miles de tribunales en el país y el Supremo. De modo que su fuerza, Morena, se adueñará de los tres poderes.
Es, en cierta medida, el regreso de aquel PRI con otro nombre, el Partido Estado que gobernó 70 años con el “dedazo” y políticas que fueron desde la izquierda hasta la derecha amparando una desbocada corrupción. Ese movimiento fue la cuna, justamente, de este controvertido político. Con la victoria en el Parlamento de su proyecto de reforma judicial, imita un ejercicio que ya hizo en Bolivia Evo Morales y que convirtió a los tribunales en trincheras para asediar a la oposición.
Los tribunales de justicia de Bolivia se integran por elección popular desde la reforma propuesta por Evo Morales. En 2011, por primera vez ese país sudamericano eligió a los 28 integrantes titulares y 28 suplentes de los cuatro tribunales nacionales de justicia. Los candidatos de las elecciones eran 116 preseleccionados por la Asamblea Plurinacional de entre 600 postulantes originales. De acuerdo con reportes de prensa, las campañas proselitistas estuvieron prohibidas y el Tribunal Electoral intentó realizar una campaña de presentación de candidatos. El voto era obligatorio, tres de los tribunales tenían circunscripción nacional y el restante, departamental. Los magistrados no tienen posibilidad de reelección y son elegidos cada seis años.
En la Argentina, bajo el pomposo título de “democratización de la Justicia”, a través de la ley 26.855, de reforma del Consejo de la Magistratura, que se opone de modo manifiesto a lo establecido en el artículo 114 de la Constitución, que es la disposición que crea el Consejo, así se propone la elección por sufragio universal de los representantes de jueces y de abogados, quitándoles a estos una facultad exclusiva de decidir quiénes los representarán en el órgano de administración del Poder Judicial. Recordemos que hasta la sanción de la ley, la designación se concretaba por medio de una elección organizada para cada estamento por los organismos que los agrupan, en la que toman parte en calidad de electorado magistrados y letrados de la Capital y de las provincias. Asimismo, se determina que los técnicos y científicos también serán elegidos por sufragio y que no es necesario que se trate de abogados.
Sorprende que esas designaciones se lleven a cabo a través del mismo procedimiento que para la elección de los integrantes de los poderes políticos, recurriendo a los partidos políticos a través de boletas electorales. Se había olvidado que el Consejo integra el Poder Judicial y que a sus miembros se les prohíbe toda afiliación partidaria. No se tuvo en cuenta que el objetivo que se persiguió con la incorporación del Consejo a la Constitución fue precisamente despolitizar y “despartidizar” a la Justicia. Hoy, con esta modificación, se produce lo inverso, convirtiendo a jueces, abogados y técnicos en candidatos de agrupaciones partidarias, obligándolos a hacer campaña junto con quienes pretenden ser titulares de los poderes políticos y bajo el paraguas de una ideología determinada. Ello así, en lo sucesivo se hubiese producido una suerte de suma del poder público en cabeza del presidente de la Nación.
Los magistrados deben ser elegidos de manera separada de los integrantes de los poderes políticos. No se debe olvidar que constituyen el órgano de control por antonomasia de los actos políticos. Toda sentencia es una norma particular que transforma a otra de carácter general. Así las cosas, no puede existir una modalidad más destructiva del orden republicano, del Estado de Derecho, que la voluntad de concederle esa facultad al titular del Ejecutivo.
Recordemos que en su célebre obra El espíritu de las leyes Montesquieu sostiene que es necesario, por la fuerza de las cosas, que el poder detenga al poder. Imposible lograrlo si el titular del Ejecutivo tiene una espada filosa en la medida en que los magistrados serán una extensión de su poder político.
El tema es por demás actual luego de la iniciativa del presidente Milei de designar a Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Ello, a fin de diluir las actuales minorías y en violación de la Convención Internacional contra toda forma de Discriminación a la Mujer, que tiene jerarquía constitucional luego de la reforma de 1994 (artículo 75, inciso 22). Por lo tanto, su violación acarrearía responsabilidad internacional.
Porque el Estado de Derecho es, precisamente, aquella comunidad políticamente organizada, en cuyo interior imperan las instituciones por encima de la voluntad de los titulares del poder. Se trata de organizar un sistema que impida en todo momento que la discrecionalidad y la arbitrariedad de unos pocos, fundadas en meros intereses particulares o parciales, se opongan a que siempre el accionar del gobierno esté dirigido a satisfacer el bien común.
25/09/2024 a las 11:03 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Empieza la cuenta regresiva de Milei?
Gabriel Solano
Prensa Obrera
24/9/024
Hasta hace un tiempo, la política argentina tuvo una especie de enigma: ¿por qué el hecho de que Javier Milei esté realizando uno de los ajustes más brutales -el gobierno lo califica como el más grande de la humanidad-, decían muchos, no se traduce en una performance negativa de su gobierno en las encuestas de opinión pública? Varios decían que eso no tenía impacto y que el gobierno seguía teniendo apoyo popular. Sin embargo, hay muchísimos datos que indican que esa situación, si es que era cierta en el pasado, está empezando a cambiar.
Han aparecido, este fin de semana, innumerables encuestas en los diarios que muestran unánimemente que tanto el gobierno como la imagen del propio Milei están teniendo una importante caída en la consideración popular. Una de Poliarquía, una de las encuestadoras con mayor prestigio, analiza la situación social y cómo está sufriendo el pueblo; señala que el 49% de la población se está viendo muy afectada por el aumento de tarifas, indica que el pago del transporte público se convirtió en algo difícil de afrontar para muchos trabajadores que deben hacer cuentas para saber si les conviene salir a trabajar por un salario cuyo aumento no compensa el del boleto, y muestra las dificultades que en general tienen las familias para llegar a fin de mes.
La encuestadora Shila Vilker, que en su momento anticipó el triunfo de Javier Milei cuando nadie lo daba como triunfante, ahora dice que la desaprobación del gobierno alcanza los 56 puntos. Antes, Milei tenía más de la mitad de esos puntos a favor. La encuesta de Facundo Nejamkis es parecida, muestra una desaprobación del 57%. Poliarquía dice que la aprobación es solo del 40%; la desaprobación, por lo tanto, es del 60%. La de Gustavo Córdoba, que en general le da menos imagen positiva al gobierno, dice que si la economía sigue así el gobierno de Milei llegaría a fin de año con menos de 30 puntos de aprobación. Y según un índice que elabora la Universidad Di Tella, la confianza en el gobierno cayó casi 15 puntos en un mes.
Hay que considerar todo esto aunque las encuestas reflejen especulaciones y muchas veces estén atravesadas por arreglos e intereses económicos. Con todo, lo que sucedió durante la cadena nacional de la semana pasada mostró de manera más clara la caída de Milei en la consideración popular. El gobierno obtuvo menos de la mitad de los puntos de rating televisivo que alcanzó en la apertura de sesiones legislativas. Esto dio cuenta de que el pueblo no quiso escuchar al presidente de la Nación defender un superávit fiscal que todo el mundo sabe se está logrando con el hambreo de los jubilados y la caída de los salarios, mientras cae la actividad económica y aumentan las tarifas de luz, gas y transporte público.
Por otro lado, hay que tener en cuenta otro componente de la situación política. En el marco de esta caída de la imagen pública del gobierno, ¿crece su consideración entre los sectores económicos concentrados, como se suele decir? La respuesta es no. En los últimos días ha ocurrido un hecho de enorme importancia: Petronas, la petrolera malaya, canceló la inversión en el marco del Rigi que iba a hacer junto a YPF en la provincia de Río Negro para instalar una empresa de gas licuado. Se estimaba que la inversión, que se presentaba como la vía para que Argentina pase a ser un país exportador de energía, era de más o menos unos 30 mil millones de dólares. Esto fue anunciado el viernes pasado por el periodista Marcelo Bonelli en Clarín y supuso una verdadera conmoción
De acuerdo a la información periodística, para justificar su decisión, Petronas alega que no hay seguridad política y que el gobierno no tiene las condiciones para imponer los requisitos que ella quiere (levantamiento del cepo cambiario y giro de utilidades al exterior). Un golpe a Milei. Que Argentina no tenga, como se pensaba, la posibilidad de exportar energía en el corto plazo, impactaría en la capacidad del gobierno de generar los dólares necesarios para levantar el cepo cambiario y llevar adelante una serie de medidas para bajar el riesgo país y devolver a la Argentina a los mercados internacionales de crédito cuando existe el temor de que el gobierno vaya al default ante el pago de la deuda en los próximos años.
La situación del gobierno es francamente débil: se combinan la caída en la consideración pública, el hecho de que grupos económicos le estén dando la espalda y un cuadro en el que la economía no logra despegar. La Came publicó un estudio que señala que las pymes tuvieron una caída de 14 puntos en el mes de agosto. Enorme. El Indec dio cuenta de una caída económica de 6 puntos (esto, dejando de lado el campo ya que el año pasado hubo una sequía), cuando durante la cuarentena, mientras estaban cerradas las fábricas y cerrados los comercios, fue de casi 11 puntos. Ahora no tenemos pandemia ni un cuadro de cierre económico. En todo caso, la pandemia es Milei.
En este marco, ¿qué es lo que llama la atención? Un retroceso del gobierno tendría que incentivar a la oposición a salir a enfrentarlo en diferentes planos. Sin embargo, la oposición hace lo contrario. Y no cualquier sector de la oposición, sino el que se suponía que más tenía que enfrentar al gobierno, el kirchnerismo, al que se suele emparentar con las banderas nacionales y populares, el estatismo y una política más confrontativa con la de Javier Milei. Llamó mucho la atención el discurso que realizó Máximo Kirchner en un acto de La Cámpora en La Plata; allí dijo “no tenemos que enojarnos con el veto del presidente a las jubilaciones, es una facultad constitucional. Lo que tenemos que hacer es construir nuestra propia herramienta política para un futuro electoral”.
Es llamativa esta reflexión de Kirchner, porque coincide con un gobierno que empieza a retroceder. Busca salvarle las papas a Milei. Si esa facultad constitucional vale para las jubilaciones, también vale para el presupuesto universitario, cuyo aumento presupuestario el gobierno quiere vetar. El plazo para anunciar el veto vence este miércoles. Máximo Kirchner diría que no hay que luchar contra el veto al incremento de presupuesto universitario. El ala izquierda de la oposición capitalista sale a decir “no enfrentemos al gobierno” y en este marco corren versiones que indican que existe un pacto entre el gobierno de Milei y el kirchnerismo. En esta línea se inscriben sus negociaciones alrededor de la designación de Ariel Lijo como jefe de la Corte Suprema y de un reparto más amplio de los jueces de la Justicia.
Uno podría especular y decir: “bueno, quizás Máximo le está cubriendo las espaldas a su madre, Cristina Fernández de Kirchner, porque ella también recurrió al veto cuando era presidenta para denegar una ley aprobada por el Congreso que establecía el 82% móvil del salario mínimo para los jubilados”. Pero no alcanza solamente con que Kirchner le cubra las espaldas a CFK por un hecho del pasado. La intención del kirchnerismo de no enfrentar al gobierno para derrotarlo es un hecho del presente (y del futuro). Nosotros tenemos una política exactamente contraria. Acá está el quid de la cuestión. Y acá también aparecen las dificultades del movimiento popular. Es que esta bronca, que abarca a la mitad de la población, puede tender a crecer si la actividad económica sigue cayendo y si ve la luz el veto contra el presupuesto universitario. Es probable que los índices de aprobación bajen más, incluso dentro de los sectores que votaron a Milei (los sectores populares más empobrecidos, los que no pueden pagar el transporte público) y de los que aportaron sus votos a Patricia Bullrich (por ejemplo, los jubilados que sufren el veto).
En este contexto, el problema es cómo hace el pueblo para poder expresar esa bronca de manera organizada cuando la CGT no quiere hacer nada, cuando los dirigentes sindicales no quieren hacer nada (incluso son incapaces de convocar un paro para enfrentar la reforma laboral), cuando Máximo Kirchner dice que hay que dejar pasar un veto. Ahí está el problema que tiene el pueblo argentino: cómo articula una lucha contra el gobierno cuando tiene bronca y la quiere expresar pero la oposición tradicional, los sindicatos tradicionales y los movimientos sociales que existen están en una línea de complicidad.
Esto es importante porque en Argentina se va ir abriendo cada vez más el debate acerca de la necesidad de terminar con el gobierno de Javier Milei; un gobierno, como dijo Milei la otra vez en cadena nacional, que está dispuesto a vetar cualquier reclamo popular que adquiera carácter de ley; un gobierno cuya existencia se demuestra incompatible con la necesidad que tiene el pueblo de sobrevivir. El problema radica en cómo hacemos que este gobierno sea apartado de su lugar. El gobierno tiene mandato por cuatro años, pero hay que comer todos los días y esto es más importante para nosotros.
El pueblo tiene derecho a defenderse de un gobierno que se demuestra como su enemigo. Y tenemos algunas oportunidades por delante. Indudablemente una de ellas va a tener lugar el próximo 2 de octubre cuando se realice la Marcha Universitaria, que será en Congreso y no en Plaza de Mayo. Esto hay que anotarlo porque quieren desviar el reclamo al gobierno nacional para ir hacia un debate exclusivamente parlamentario. Ya hemos visto lo que pasó con las jubilaciones y el veto. Entonces tenemos que ir al Congreso pero también a Plaza de Mayo a rechazar el veto y defender las universidades.
Y esto que vale para la universidad también vale para la educación, para la salud y para el salario. Upcn, que es un gremio muy ligado al peronismo (Andrés Rodríguez es uno de los principales líderes del peronismo en la Ciudad de Buenos Aires), acaba de firmar un aumento salarial del 2% para septiembre y de un 1% para octubre. El gobierno anunció su propuesta de paritaria cero para noviembre y diciembre, y esto cuenta con el aval de Upcn.
Esto va a crear más bronca por abajo. Y esta bronca hay que impulsarla para que se terminen este tipo de gobiernos capitalistas y dar lugar a un gobierno de los trabajadores, un gobierno que permita el bienestar de la población.
25/09/2024 a las 11:06 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Javier Milei calificó de «socialista» a la ONU, rechazó la agenda 2030 y anunció el fin de la «neutralidad»
Melisa Molina
Página/12
25 de septiembre de 2024
El presidente Javier Milei protagonizó un nuevo show a escala internacional. Esta vez se paró por primera vez ante el pleno de la asamblea de las Naciones Unidas y, bajo la mirada de su hermana Karina, la Canciller Diana Mondino y del ministro de Economía Luis Caputo, que esbozaba una sonrisa mientras filmaba al Presidente con su celular, dijo que llegaba allí a «alertar al mundo» sobre «el rumbo trágico que esta institución (por la ONU) ha adoptado». Acusó al organismo de «socialista», de haber tomado medidas de «izquierda» que provocaron «un rumbo trágico». Además, anunció que Argentina abandonará la neutralidad ante los conflictos internacionales y que estará «a la vanguardia de la lucha por la defensa de la libertad». Por último, dijo que la ONU fue «propulsora de la violación sistemática de la libertad con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas un delito de lesa humanidad». En ningún momento el Presidente mencionó la deuda externa sin precedentes que el país contrajo con FMI –por el mismo ministro que ahora lo filmaba desde el público con su celular–, ni tampoco habló de los números de la economía como el de la pobreza, la desocupación y la indigencia que empeoraron mes a mes desde que asumió la gestión.
Tal como si él fuera un reconocido líder mundial –en reiteradas ocasiones explicó que así se autopercibe– aclaró que, si bien es presidente de un país, «no es político», sino «un economista liberal libertario», que vino a «combatir las políticas colectivistas». Luego, disparó que la Argentina «va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó», resaltó su alineamiento a Israel en el conflicto en Medio Oriente y confirmó que no va a adherir al Pacto del Futuro, que fue firmado en el marco de la ONU por 193 países miembro, quedando del lado de países como Rusia, Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte, que también lo rechazaron. Con un tono altivo, en tanto, pronunció: «invitamos a todas las naciones del mundo libre a que nos acompañen, no sólo en el disenso de este pacto, sino en la creación de una nueva agenda para esta noble institución: la agenda de la libertad».
Milei dijo que la ONU se alejó de «su misión original», que ponderó, ya que en un comienzo, desarrolló, «bajo la adopción de sus ideas, la humanidad vivió el período de paz global más largo de la historia». En ese punto, como si pudiera ver el futuro, disparó: «vengo aquí a decirle al mundo lo que va a ocurrir si las Naciones Unidas continúan promoviendo las políticas colectivistas, que vienen promoviendo bajo el mandato de la agenda 2030».
En varios fragmentos el discurso tomó ribetes místicos. En un momento citó a un profeta del antiguo testamento, Isaías, y luego dijo que «el Creador», es quién nos dio «el derecho a la vida a la libertad y la propiedad», que él dice defender. Según su visión, la ONU se alejó de sus principios «como suele ocurrir con la mayoría de las estructuras burocráticas», y «dejó de velar por los principios esbozados en su declaración fundante y comenzó a mutar». «Una organización que había sido pensada – esencialmente – como un escudo para proteger el Reino de los Hombres se transformó en un Leviatán de múltiples tentáculos, que pretende decidir no sólo qué debe hacer cada Estado-Nación, sino también cómo deben vivir todos los ciudadanos del mundo», expresó.
Luego, criticó que el organismo «ha sido reemplazado por un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales, que pretenden imponerles a los ciudadanos del mundo un modo de vida determinado», y, en ese momento, aprovechó para cuestionar la Agenda del Futuro. Opinó que ese proyecto firmado por 193 naciones «profundizará el rumbo trágico que esta institución ha adoptado».
Para Milei la agenda 2030 «es un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas». Y dijo que esa agenda: «obedece a intereses privilegiados» y puso a la ONU «en una senda equivocada».
También denunció que para él el organismo no respeta los Derechos Humanos y criticó el ingreso al Consejo de Derechos Humanos, de «dictaduras sangrientas como la de Cuba y Venezuela». Milei cuestionó que «se haya votado en contra del Estado de Israel, que es el único país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal», mientras –dijo– «se ha demostrado una incapacidad total de responder al flagelo del terrorismo».
En otro punto de su discurso –en el que más cerca estuvo de mencionar la deuda sin precedentes que el país tiene con el FMI– opinó que la ONU «ha promovido una relación tóxica entre las políticas de gobernanza global y los organismos de crédito internacional, exigiéndole a los países más relegados que comprometan recursos que no tienen en programas que no necesitan, convirtiéndolos en deudores perpetuos para promover la agenda de las elites globales». En ese punto hay una conexión con reclamos que hizo el gobierno anterior, aunque con diferencias. La gestión de Alberto Fernández, por ejemplo, pedía que las acciones vinculadas a revertir el cambio climático sean consideradas como pago de deuda en el caso de los países emergentes.
De manera escueta, el Presidente argentino mencionó a las Islas Malvinas cuando dijo que la ONU tampoco «ha cumplido satisfactoriamente su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes, como sabemos los argentinos de primera mano, en la relación con las Islas Malvinas», y aprovechó para decir que se trata de «una organización impotente en brindar soluciones a los verdaderos conflictos globales, como ha sido la aberrante invasión rusa a Ucrania». En el discurso no hubo críticas a China, como se especulaba que sí habría.
Casi al final de su alocución, y con tono grandilocuente, Milei vociferó: «Quiero hacer una advertencia: estamos ante un fin de ciclo. El colectivismo y el postureo moral, de la agenda woke –se trata de un enfoque que enfatiza la conciencia social y la acción en torno a las desigualdades y las injusticias sociales–, se han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas reales del mundo», espetó. Por última vez volvió a criticar la agenda 2030 y subrayó: «siempre ocurre lo mismo con las ideas que vienen de la izquierda: diseñan un modelo acorde a lo que el ser humano debería ser – según ellos – y cuando los individuos – libremente – actúan de otra manera, no tienen mejor solución que restringir, reprimir y coartar su libertad».
25/09/2024 a las 1:27 PM
DON ANDRES, SOS UN K ARA DURA.
ASI QUE PARA VOS ES MAS GRAVE UN VIDEO APOCALIPTICO SOBRE ALGUNOS DELINCUENTES POLITICOS, QUE EL ROBO A MANSALVA QUE SUFRIO EL PAIS DURANTE CASI 20 AÑOS ?
EL RESTO DE TU ENVIO ES PURA CHACHARA, DEJA DE COMPARAR EL PASADO CON EL PRESENTE.
AUN HOY TENES POLITICOS CHORROS SUELTOS Y ESO NO TE PREOCUPA (?) SOLO UN VIDEO QUE PONE UNA PARCIALIDAD ? DUDOSO CRITERIO EL TUYO !!