Por Hernán Andrés Kruse.-
LA FORMACIÓN DEL GOBERNANATE CON ÉTICA
“Sólo a través del saber, del conocimiento profundo mediante una adecuada educación, y del estudio de la ética de manera constante y paciente es como se llega a la liberación y dominio de los propios intereses, característica fundamental si se quiere gobernar con virtud y justicia. Sólo cuando el futuro gobernante alcanza el equilibrio y dominio de sí mismo, estará en disposición de realizar acciones dignas de honra. Durante su proceso de formación es importante que se pregunte: ¿Qué clase de vida quiero para mi comunidad? ¿Qué puedo hacer por el bien de ésta? Quien participa en la vida de la comunidad debe actuar necesariamente a favor de ella. Las actividades del político conforme a los valores determinan la felicidad del Estado. Quienes aspiran a una vida superior a la voluptuosa, es decir, los que prefieren la vida política a la bestial, tienen que vencer los vicios comunes del cargo: la codicia, la avaricia, el anhelo de poder, la vanidad. Estos impulsos, que seducen al hombre, son los mismos en Oriente que en Occidente y no han variado en los últimos cinco mil años.
La teoría política señala que hay tres cualidades que deben poseer los que han de desempeñar las supremas magistraturas: la primera es la «lealtad para la constitución establecida»; la segunda, «capacidad para las responsabilidades del cargo», la tercera, «poseer virtud y justicia». La Lealtad se refiere a estar comprometido con el Estado al que se pertenece. La Capacidad se refiere a poseer los elementos idóneos para el cargo y gobernar dando resolución a las demandas ciudadanas. El tercer elemento se refiere a la posesión de virtudes éticas para saber gobernar. De los tres requisitos para saber conducir un Estado tal vez la tercera es la más difícil de alcanzar, pues se requiere un profundo conocimiento, tiempo, voluntad y paciencia. Cuando un gobernante se prepara con ética y sabiduría alcanza lo que los antiguos denominaban «el principio recto», y por medio de éste será capaz de discernir lo que es conveniente o nocivo en la acción de gobierno.
Cicerón decía que «aquellos a quienes la naturaleza concedió aptitudes y medios para gobernar… a estos hombres de Estado le son tan necesarios, y posiblemente más que a los filósofos, la fortaleza y el desprecio de los bienes exteriores así como la tranquilidad de espíritu y un ánimo sereno y no agitado de preocupaciones, puesto que no han de estar ansiosos por el futuro y han de vivir con gravedad y firmeza» (Cicerón, Sobre los deberes, Libro I,). El mismo autor evoca cuatro virtudes que deben acompañar siempre al gobernante: «Sabiduría, Justicia, Fortaleza y Templanza» para estar preparado para la acción (Cicerón, Sobre los deberes, Libro I).
Para Alarcos Martínez: «Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer este arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia banal. Luchen con integridad moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido político; conságrense con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y fortaleza política, al servicio de todos.
Por su parte, Max Weber, al referirse a las características de quien aspira a la vida pública escribió: «La política consiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para las que se requiere, al mismo tiempo, fervor y mesura. Es completamente cierto, y así lo prueba la historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez. Pero para ser capaz de hacer esto no sólo hay que ser un caudillo, sino también un héroe en el sentido más sencillo de la palabra. Incluso aquellos que no son ni lo uno ni lo otro han de armarse desde ahora de esa fortaleza de ánimo que permite soportar la destrucción de todas las esperanzas, si no quieren resultar incapaces de realizar incluso lo que hoy es posible. Sólo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se encuentra demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él le ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un “sin embargo”; sólo un hombre de esta forma construido tiene “vocación” para la política»
LA OPERACIÓN POLÍTICA BAJO PRINCIPIOS ÉTICOS
“La ética es acción. Es práctica pura. No se estudia ética para que darse en la abstracción, en el deber ser. Se aspira a su conocimiento no para ser santo sino para practicar el bien en cada acto. El político, el verdadero, gobierna para su gente, se aleja de las pasiones y vive con dignidad. Utiliza el poder como un instrumento para hacer el bien. El hombre apto para dirigir una ciudad consagra, más que cualquier otro, sus esfuerzos para hacer reinar la ética. Antiguamente se decía que la auténtica gloria de un gobernante dependía del progreso moral que alcanzasen sus gobernados.
La idea de la «ética practica» ha sido rescatada por distintos autores. Para Cicerón: «El oficio de la virtud radica en la acción» (Cicerón, Sobre los deberes). Para Weber: «Cuando un hombre es maduro, asume una actitud que brota de la profundidad de toda su alma, por lo que actúa conforme a una ética de responsabilidad». Para Victoria Camps: «La ética se muestra más que se dice, o mejor, que deberá decirse en un lenguaje capaz de mostrar su fuerza e incitar así a la acción». José Antonio Marina sostiene que «Para la política lo importante es la acción, que es el modo de convertir en realidad las irrealidades que pensamos».
Todos estos autores coinciden en que la ética es acción, es llevar los valores a la práctica. No obstante, enseñar ética implica también crear hábitos, costumbres, así como formar el carácter para alcanzar el autodominio. En la cultura clásica romana, de aquellos que ejercían la política con ética se decía que tenían «Decorum». Que un político tuviera decorum era garantía de ser reservado, discreto, cortés y que actuaría de manera correcta. Al respecto Cicerón escribió: «El concepto de esta palabra es tal que no puede separarse de lo honesto, porque lo que es decente es honesto, y lo que es honesto es decente. Todo lo decoroso aparece cuando le ha precedido la honestidad. Todas las cosas que se hacen con justicia son decorosas y las que se hacen con injusticia son indecorosas. Y dígase lo mismo de la fortaleza. Una acción viril y magnánima parece digna de un varón y decorosa, y lo contrario como torpe e indecoroso» (Cicerón, Sobre los Deberes). El Decorum daba confianza a los ciudadanos. Pero no a cualquier individuo por el sólo hecho de participar en política le era atribuido este concepto sino a la inversa, eran los actos del político en la práctica lo que le hacían merecedor o no de esa denominación.
Algunos principios que acompañan a los servidores públicos con decorum son los siguientes:
AUTORIDAD
La teoría política enseña que la autoridad es la facultad o potestad que tienen los gobernantes para mandar mediante tareas que beneficien a los gobernados. Cuando la autoridad no se entiende como servicio a un bien común dicha acción se corrompe y se transforma en despotismo. El despotismo es una forma de poder antipolítico. Cuando el poder va acompañado de autoridad resulta una acción eficaz en orden a procurar el incremento de bien en aquellos a quienes se dirige.
HONOR
Entendido como el reconocimiento a las acciones emprendidas que tengan algún mérito. Busca la estima de los demás. Tiene que ver con las obras buenas que realice un individuo. Un hombre malo no podría merecer honor, siendo éste el premio que se otorga a las personas con buena fama. El honor es tan importante que algunas personas hacen de ello su principio en la vida. Sin embargo, es aspirado por pocos pues, al parecer, «a la mayoría de los hombres les mueve más la avidez de riqueza que de honores» (Aristóteles, Política). El honor es un principio que deben poseer aquellos elegidos en los cargos públicos. De no ser así, al tratar asuntos de mucha importancia ocasionarán graves daños al Estado. Si los cargos públicos son honores del Estado, quien ocupe un cargo público tiene el deber de honrarlo, y la mejor manera de hacerlo es emprendiendo obras que sean dignas de elogio. Cuando el honor lo adquieren los miembros que integran un gobierno, sin duda éstos realizarán obras que beneficien a todo el Estado, generando a su vez el reconocimiento de «buen gobierno».
JUSTICIA
La justicia tiene que ver con un bien para otro. Es la práctica de la virtud total para con otro. A pesar de ser la justicia un bien para el Estado y un elemento importante de la política, no es fácil ponerla en práctica. En ocasiones, los encargados de ejercerla la descuidan o la dejan de lado, lo que da origen a que haya muchos agravios, sobre todo para los más débiles. El hecho de que se omita tiene un precio: el sufrimiento humano. El observar tanto dolor en los gobernados habla de la impotencia de los gobernantes, del olvido que han hecho de la justicia. Conviene recordar la frase de San Agustín: «Sin la justicia, qué son los reinos sino unos grandes latrocinios».
LIBERTAD
El hombre libre es aquel que puede gobernarse a sí mismo y es capaz de dominar sus deseos por medio de la razón. Y esto no lo hace por reprimirse sino porque ha pasado a un nuevo nivel de conciencia. La libertad va acompañada de ciertos elementos, implica cierta sabiduría, poseer algunos conocimientos, tener educación. Respecto a la libertad de los pueblos, la teoría política sostiene que hay dos condiciones para que un Estado sea llamado tal, éstas son: «riqueza y libertad» (Aristóteles, Política). La riqueza proporciona la autosuficiencia, la libertad concede la soberanía, autonomía e independencia. Es responsabilidad de los representantes del Estado evitar que el pueblo caiga en la esclavitud. Si un gobierno esclaviza a su propia comunidad es un gobierno tirano. Cuando se gobierna un pueblo se pretende, no que viva como esclavo, sino que sea libre.
PRUDENCIA
Es una disposición de la acción que va acompañada de una deliberación con respecto a lo que puede ser benéfico o nocivo para la persona. La prudencia se enfoca a los casos particulares, se manifiesta en el saber, en la experiencia y en la capacidad de obrar. Se basa en el principio racional el cual reflexiona y elige lo que es mejor para posteriormente manifestarlo en la práctica. El hombre prudente tiene la capacidad para decidir convenientemente asesorado por el principio de la recta razón. «Es prudente no aquel que tan sólo posee la norma recta de conducta, sino que también obra asesorado por un principio racional, por lo que considera ser lo mejor. Al hombre prudente le corresponde llevar a la obra lo que es recto» (Aristóteles, Gran Ética). En lo que concierne a los gobernantes, la prudencia está consagrada a la deliberación de lo que es conveniente para los individuos. En política, un error de deliberación puede tener repercusiones catastróficas para el Estado, al legislar, al llevar a cabo medidas económicas, al reformar la Constitución, al aprobar un programa, al negociar un proyecto. Una equivocación en un plan de gobierno puede condenar no sólo a la generación presente sino a las venideras. Por eso es importante que quien delibera lo haga con tiempo, sin prisa, razonando, deliberando, calculando, logrando así su propósito de alcanzar el bien. Estos principios aplicados correctamente dan por resultado gobiernos justos preocupados por el bienestar de la comunidad política.
(*) Oscar Diego Bautista (Investigador del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México): “Fundamentos éticos para un buen gobierno” (2009).
05/10/2024 a las 11:31 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El riesgo de una doble derrota y algo más
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/10/024
“Esta guerra es a matar o morir”. Esa es la respuesta que casi sin variaciones suele dar Javier Milei a quienes le cuestionan el fondo de algunas medidas, las formas con las que las presenta y las defiende o el maximalismo que le imprime a muchas de sus decisiones. Colaboradores y aliados la han escuchado innumerables veces. A todo o nada. Aunque, a veces, el Presidente corrige o matiza, cuando el enojo no le nubla la comprensión del riesgo.
En esa lógica se inscribe la disputa con el sistema universitario público nacional. Por eso no ha habido retroceso alguno frente a la sanción de la Ley de financiamiento que acaba de vetar. Ni aún después de la segunda marcha multitudinaria en todo el país en apoyo de esa norma, que ahora el Congreso amenaza con sostener en la sesión en la que el veto se tratará la semana próxima.
En pocos días, podría registrarse una doble derrota para el oficialismo, que por segunda vez tuvo en las calles a una multitud lanzada a cuestionar algo más que la asignación de fondos para revertir el retraso salarial que sufren docentes y no docentes desde que comenzó el mandato de Milei.
La doble objeción, en el espacio público y en el Congreso, podría tener efectos que excedan el conflicto por la educación superior. Es un hecho que en el bloque cooperador de Pro crece el rechazo al veto presidencial, por muchas razones, en línea con la mayoría de las demás bancadas opositoras.
Se trata de una derivación que el Gobierno, por ahora, subestima, con el analgésico argumento (parcialmente cierto) de que la concurrencia a la marcha fue menor que la del pasado 23 de abril y que fue “un acto político”, porque en su composición tuvo un peso importante la presencia de dirigentes y militantes de organizaciones políticas y sindicales en desmedro de los asistentes espontáneos, como estudiantes y familiares sin filiación política que hace cinco meses prevalecieron.
Esa fue la foto dominante de lo pasó en la ciudad de Buenos Aires, aunque no necesariamente la de las ciudades universitarias del interior, donde la masividad y la espontaneidad se sostuvieron, según los reportes locales.
El número de participantes (más de 250.000 solo en las calles porteñas), por otra parte, no resulta nada despreciable en tiempos aciagos para la movilización popular y crisis de representación y legitimidad de la dirigencia de toda índole. El Gobierno lo admite, aunque lo relativice, como aconseja el manual de reducción de daños, y ponga la sonrisa del boxeador al que le entró un golpe.
Para los observadores más neutrales se torna relevante el hecho de que la marcha fue un catalizador de opiniones y ánimos diversos, para conformar una nueva reunión de distintos (en pertenencia y motivación), que empiezan a converger en un mismo punto: cuestionar al Gobierno y alimentar el esbozo de un arco antimileísta más marcado. La cadena de equivalencias de demandas, de la que hablaba el filósofo del populismo Ernesto Laclau, comienza a forjarse y atemperar el rechazo a verse cerca que algunos sectores tenían desde que Milei irrumpió en escena y cambió el mapa político.
MACRISTAS ENOJADOS
En ese plano, es un dato mayor el malestar (o la bronca) creciente en el macrismo, que ha sido hasta acá el espacio que con más disciplina blindó en el Congreso la mayoría de las medidas adoptadas por el Gobierno. Ni siquiera los libertarios han sido tan consecuentes. Sin embargo, ese blindaje empieza a mostrar fisuras y podrían darse fugas que permitan rechazar el veto y sostener la ley. Hay batallas para las que no hay tantos “héroes” dispuestos a inmolarse en beneficio de otros.
“Milei insiste en eso de que esta es una guerra a matar o morir y que no hay lugar para tibios, pero no puede maltratar a los que genuinamente cuestionan algo y pretender que todos se sometan en su beneficio. Es muy irresponsable y peligroso”, le han escuchado decir a Mauricio Macri sus más allegados. El fundador de Pro está cada vez más incómodo con la radicalización presidencial, la falta de respuesta a sus planteos y los embates contra su fuerza política, que parecen destinados a rendirla a los libertarios.
El repiqueteo del ariete de Patricia Bullrich, que solo un día antes de la manifestación universitaria fusionó a sus diputados con los mileístas en la Legislatura bonaerense, cada vez resulta menos tolerable para el amenazado macrismo puro. Es otro frente abierto por el oficialismo con la mira puesta en las elecciones del año próximo, salteándose los efectos que tienen esos embates sobre el tránsito hacia ese destino.
“En la última reunión de coordinación con la Casa Rosada, Cristian [Ritondo, jefe del bloque de Diputados del PRO] fue muy claro. Advirtió a los funcionarios que si el Gobierno no iba atender nuestra opinión en los temas que tienen que pasar por el Congreso no tenía sentido mantener ese espacio”, revela uno de las principales figuras del macrismo legislativo.
“Si ustedes quieren comprar aviones de combate o máquinas para cortar el pasto no tienen por qué consultarnos, pero si pretenden tomar decisiones en cuestiones que pasan por el Congreso no pueden querer imponer lo que se les ocurra y, encima, tratar de rompernos”, fue, palabras más, palabras menos, la advertencia de Ritondo. Puertas adentro del macrismo, el léxico bastante menos diplomático.
“El Gobierno se está tirando un tiro en los pies con la pelea con las universidades y quiere que nos lo peguemos nosotros en la cabeza. Somos muchos los que no estamos dispuestos a hacerlo. La universidad pública a muchos de nosotros nos importa y representa un valor para nuestros votantes que mayoritariamente son de la clase media”, anticipa una de las principales figuras legislativas de Pro.
No son las únicas cuestiones que hacen ruido en el macrismo. Al igual que en círculos empresarios (como lo expresó públicamente AEA, la poderosa entidad que reúne a los dueños de las principales compañías argentina) inquieta de manera creciente la radicalización de la retórica presidencial y sus expresiones de intolerancia a todo contradictor.
El discurso de Milei ante la asamblea de las Naciones Unidas (más allá de muchos asuntos con los que empresarios y macristas coinciden), el cariz del acto en el Parque Lezama y los ataques del Presidente en las redes sociales dispararon alarmas por la agresiva retórica, que, a juicio, de muchos dirigentes afines al rumbo económico de la gestión, solo genera enemigos y, en la mayoría, de los casos sin propósito.
“Parece como si Milei solo quisiera tener razón y darse gustos sin medir consecuencias que pueden conspirar contra el éxito de la gestión, incluso en el plano internacional de donde se necesita que lleguen inversiones”, señala un preocupado empresario.
La escalada en el embate a periodistas y empresarios de medios, así como el despliegue de militantes cada vez más provocadores, a los que se arenga y estimula desde la cima, mueven el sismógrafo del círculo rojo. Casi tanto como los recientes acercamientos y acuerdos con distintas expresiones de “la casta”, judicial, política y sindical, que tiene importantes ramificaciones en la dimensión económica. Cambiar en medio del río los apoyos y los sujetos de la representación, más allá de la cristalización del vínculo emocional con sus seguidores más duros, puede resultar una jugada temeraria. Más en un momento en el crece la fatiga social, ante una recuperación económica remolona, que llega sectorialmente a cuentagotas.
Allí también reside la importancia de la protesta universitaria.
HUMOR SOCIAL ALTERADO
“El principal factor del deterioro del humor social con la gestión de gobierno es la recuperación de la economía. Pero a eso se le suman otras decisiones que tienen más desacuerdo que acuerdo por parte de la sociedad. El veto al aumento de los jubilados fue una, el conflicto de la universidad es otra y la quita de subsidios es otra”, explica el consultor Federico Aurelio.
El director la consultora Aresco, agrega, en ese sentido, que “mientras el Gobierno avanza en búsqueda del déficit cero (aunque esto tiene conceptualmente un buen nivel de acompañamiento similar al del propio Milei), las medidas que adopta para llegar al déficit cero no tienen buen nivel de apoyo. Como si se creyera que mágicamente se puede llegar al superávit sin ajustar universidades, jubilaciones, salarios públicos, subsidios y planes sociales. Entonces, en la medida de que Milei no consiga explicar a los que lo acompañan, pero que no tienen la convicción de que esas decisiones de ajuste sean lo más conveniente, puede seguir perdiendo nivel de acompañamiento”.
Para Pablo Knopoff, director de Isonomía, “en educación es donde Milei tiene más para perder y posiblemente le quede solo su electorado duro que compra todo. Es mucho más riesgoso lo del veto de lo que pensamos, porque sería como volver atrás en preguntas que él ya había respondido, como si podía gobernar o sacar leyes . Y que vuelva esa pregunta ahora puede ser un problema más grande de lo que piensa el gobierno, y hasta de lo que piensa la oposición”.
Desde otra perspectiva, el consultor Luis Costa señala que “la masividad de la manifestación universitaria encarnó la máxima del sociólogo Durkheim que dice que ‘la unidad del efecto demuestra la unidad de la causa’. Eso significa que si la sociedad mayoritariamente se indigna ante un hecho es porque el hecho ofende valores de la mayoría de la sociedad y genera una reacción automática, que él denominó ‘solidaridad mecánica’. Eso es lo que pasó con la cuestión universitaria”.
Lo significativo para Costa es la derivación que esta disputa podría tener, ya que, a su juicio, el Gobierno se caracteriza “por sobreestimular (o irritar) a la sociedad y hay estímulos como el de la cuestión educativa que son los que más efectos negativos producen. Si el Gobierno insiste y sobreactúa puede derivar en su radicalización y en un escenario de conflicto más complejo, más aún si el Congreso rechaza el veto a la ley de financiamiento universitario. No resulta fácil entender cuál es la razón de semejante enojo con las universidades. No es bueno mezclar tanto las emociones con las razones”, advierte.
En el Gobierno no faltan funcionarios que advierten los desafíos y los riesgos que enfrentan, aunque eso no se traduzca en la adopción de medidas y hasta se profundicen algunos conflictos impopulares. No obstante, a la hermanísima Karina Milei, a quien en el Gabinete apodan “la dueña de los no”, se la escuchado señalarle al Presidente situaciones difíciles que están afrontando muchos argentinos en la vida cotidiana. Por ahora, no se advierte que la gota horade la piedra.
El conflicto universitario sigue abierto y como señala un agudo diputado radical el oficialismo debería tener presente la frase que se le adjudica al presidente francés Charles De Gaulle ante las protestas de estudiantes y trabajadores de Mayo del 68 que pusieron en jaque su última presencia: “Nunca hay que mezclar un conflicto de raíz material con gente que tiene tiempo”. Para pensar y para hacer.
El riesgo de afrontar una doble derrota, en la calle y en el Congreso, es una probabilidad demasiado elevada que ahora enfrenta el Gobierno. A todo o nada.
05/10/2024 a las 11:35 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El conflicto con las universidades, ¿la “125” de Javier Milei?
Sergio Berensztein
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/10/024
Si el Gobierno no evalúa con parsimonia y frialdad el enorme desafío que enfrenta en torno al conflicto presupuestario con las universidades, corre el riesgo de profundizar una situación que, considerando el acotado costo fiscal y los enormes riesgos eventuales, y dado el creciente malestar de los sectores medios y populares, puede derivar en una derrota política significativa que lo lleve a perder legitimidad. En efecto, lo que no pudo ni siquiera iniciar una desmembrada y fragmentada oposición podría producirse como fruto de combinar mala praxis, inflexibilidad y una tendencia a redoblar la apuesta de un conjunto de líderes con escasa experiencia política y práctica que, además, se aferran a un programa hiperfiscalista que consideran imprescindible e innegociable. Esto justifica el veto a la ley de financiamiento de la educación superior, que podría sufrir un inédito rechazo la próxima semana.
¿Se trata de una desafortunada cuota de soberbia que impide reconocer un error y revisar los cursos de acción para evitar daños innecesarios? ¿El Presidente teme que si da “el brazo a torcer” eso se interpretará como una señal de debilidad que le impediría sostener sus ambiciosos planes transformacionales de reformas estructurales? El jefe del Estado y su limitado entorno deberían aprovechar la superpoblación de funcionarios con estrechos vínculos con el ecosistema K, comenzando por Daniel Scioli (o por el flamante interventor en Yacimientos Río Turbio, Pablo Gordillo Arriagada), para informarse respecto de las devastadoras consecuencias que tuvo para la familia Kirchner la renuencia a negociar a tiempo durante el conflicto con el campo. Los hermanos Milei, expuestos prematuramente desde el acto del Parque Lezama al desgaste electoral, enfrentan una coyuntura crítica que podría ser determinante en su hasta ahora vertiginoso destino.
Si predominaran la inflexibilidad y la tozudez, podría precipitarse un agotamiento más riguroso y difícil de revertir que el sufrido hasta ahora, que, según un flamante sondeo de D’Alessio-IROL/Berensztein, se habría amesetado las últimas semanas. Si, por el contrario, nos sorprenden con las saludables cuotas de pragmatismo evidenciadas luego del fracaso de la primera Ley Bases, en febrero pasado, o más recientemente en relación con China, el Gobierno evitaría uno de esos “horrores” no forzados de los que cuesta recuperarse del todo, como ocurrió con el kirchnerismo en 2008.
Es muy difícil entender la magnitud y los impactos potenciales de un conflicto que está en plena etapa de desarrollo o predecir cómo se comportará la sociedad ante una situación que puede escalar, en especial cuando está en juego un elemento simbólico de gran peso, como la educación pública. La discusión, desde el punto de vista financiero-fiscal, se centra en un gasto manejable. Más: un mero cálculo de riesgos obligaría a levantar el pie del acelerador por el costo político-electoral que implicaría para el Gobierno que la ciudadanía interpretara sus gestos como autoritarios, discrecionales o faltos de sentido común, y decidiera abrazar por simpatía la causa universitaria. La marcha del miércoles fue masiva y recordó la gesta del 23 de abril.
¿Arrastró consigo al “tren fantasma” al que hizo referencia despectivamente el Gobierno? Es cierto que participaron una miríada de dirigentes políticos y sociales que ni individualmente ni en conjunto tienen siquiera un porcentaje mínimo de esa capacidad de convocatoria. También aparecieron los oportunistas de siempre, los que buscan capitalizar cualquier tipo de reclamo para llevar agua hacia su molino y obtener alguna ventaja. Aun así, no reconocer su magnitud ni su lógica en términos de acción colectiva implica, como nos enseña la historia reciente, un error de características homéricas.
Las similitudes con la 125 van más allá de la aparición en ambos episodios de Martín Lousteau, entonces como el ministro de Economía que encendió la mecha y ahora como titular de la UCR y némesis de Milei. También en aquella oportunidad una oposición atomizada, sin ideas ni figuras convocantes, encontró en el reclamo del campo un común denominador a partir del cual señalar las limitaciones de un gobierno que tampoco admitió su error por miedo a parecer débil. Este fue el magma del que más tarde emergió Cambiemos, luego Juntos por el Cambio. En simultáneo, el conflicto con el campo puso en movimiento un conjunto de mecanismos que modificaron las reglas del juego. Entre ellos, el involucramiento en la cosa pública de nuevas generaciones de dirigentes agropecuarios jóvenes. O la reivindicación de la ruralidad y del esfuerzo de los productores como valores fundantes de una forma de vida ejemplar y genuina, expresión de una Argentina profunda que contrastaba con el clientelismo y la opacidad de ese agujero negro en el que se había convertido el conurbano bonaerense. Y, sobre todo, el rechazo a la arbitrariedad de un gobierno que pretendía aumentarle la presión tributaria al corazón productivo del país para financiar una expansión desmesurada del gasto público, favoreciendo a segmentos de los sectores populares con el objetivo de “fidelizarlos” electoralmente.
Tal como ocurre hoy, en ese momento el gobierno se negó a admitir la legitimidad de su contraparte y apeló a términos que se repiten de manera calcada: los manifestantes eran golpistas, las marchas estaban politizadas, los participantes perseguían intereses mezquinos. Esa anteojera ideológica multiplicó el apoyo de gran parte de la ciudadanía independiente hacia el campo, incluso entre sectores urbanos ajenos a los intereses de la cadena agroindustrial. Un año después, el kirchnerismo experimentó una durísima derrota electoral con Néstor Kirchner y los “testimoniales” como candidatos. Su sorpresiva muerte y una breve bonanza económica le permitieron a CFK ganar en 2011 la reelección, pero luego se encadenó casi una década de sinsabores con tres derrotas consecutivas, vinculadas directa o indirectamente con este episodio: 2013, 2015 y 2017. ¿Qué ocurrirá el año próximo si el Presidente tiene ahora su “voto no positivo” y fracasa en asegurar el tercio de “héroes” para sostener el veto? Donald Trump y Jair Bolsonaro, dos líderes que pueden considerarse cercanos a (y modelos para) Milei, coincidieron en una mediocre elección de mitad de mandato y en la imposibilidad de ser reelegidos, en ambos casos de forma escandalosa.
Es cierto que el foco del reclamo –cuánto se invierte en educación superior– es una parte del problema, la punta de un iceberg que las propias universidades públicas deberían contribuir a blanquear, primero, y a ordenar y desmenuzar, después. Los salarios de todos los niveles educativos (en rigor, de casi todo el mundo laboral) son bajos y perdieron demasiado desde abril de 2018 ¿Debería haber más controles, auditorías y transparencia en el manejo de los recursos? ¿Es hora de mejorar los estándares de calidad académica, fomentar vínculos virtuosos con el mercado y la sociedad civil, imaginar formas de financiamiento complementarias al aporte de los contribuyentes o de aggiornar los órganos de gobierno y el modelo organizacional? ¿Les sirve a las universidades y a la sociedad argentina el célebre régimen “autónomo” establecido hace más de un siglo, con la reforma de 1918? ¿Fomentamos suficientes profesionales especializados en los saberes cruciales para esta cuarta revolución industrial (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática)? Estamos ante una oportunidad única para que los protagonistas salgan de la zona de confort del justo reclamo salarial/presupuestario y abarquen cuestiones más relevantes para ellos mismos y para el país.
05/10/2024 a las 11:38 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El costo de la boleta única para Cristina y Milei
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/10/024
Que los intendentes peronistas del conurbano sean beneficiados por la boleta única de papel (BUP) desnuda las limitaciones de la ley sancionada esta semana por el Congreso para erradicar prácticas capaces de condicionar la voluntad de los electores. Sobre todo si termina de consolidar la posición dominante en ese sistema de decisión de quienes, con razón, están sospechados de mantenerse en el poder mediante opacidades consentidas por los vacíos legales del régimen electoral que este cambio deja indemnes.
La BUP desdobla la elección de candidatos a cargos nacionales y provinciales a menos que las Legislaturas adhieran a ella. Algo que la endémica y dispersa oposición no tiene cómo imponer en la provincia de Buenos Aires. Allí convivirán por un tiempo todavía indeterminado las supuestas virtudes de la BUP con los vicios atribuidos a la utilización de la boleta tradicional. Es decir que, por ejemplo, su robo del cuarto oscuro seguirá gozando de buena salud.
Esta disociación relativiza el peso de los liderazgos electorales de dirigentes nacionales. Sobre todo el de Cristina. Si es candidata a diputada nacional en 2025, no estará en la boleta donde se elijan legisladores provinciales y municipales. Lo que privará a La Cámpora de la herramienta de presión con la que amenazaron a los intendentes para que les cedieran el control de esas listas. Si no lo hacían, la expresidenta sindicaría a dedo un elegido para disputarles el poder.
Pero tal vez la mayor contradicción sea que esta inversión en la escala del poder esté más cerca del ideal democrático. Una construcción piramidal ascendente de la base al vértice. Los intendentes no podrían estar más eufóricos. El miércoles contuvieron el ansia de festejo por lo resuelto en Diputados la noche anterior. De organizarlo, lo harían con la apariencia de su última reunión. Aprovechar el cumpleaños del intendente de Pilar, Federico Achával, para alquilar un discreto salón en Palermo.
Máximo Kirchner y Wado de Pedro rectificaron esa noche su oferta de resolver con una interna el reparto de candidaturas. Al jefe de La Cámpora tampoco le interesa la del 17 de noviembre, que convocó para renovar autoridades en el PJ que él preside. Desde el acto en el Club Atenas de La Plata sabía que la BUP sería ley. El desafío de criticar a Kicillof a pocas cuadras de la oficina donde gobierna fue para quejarse del espacio que Jorge Ferraresi ganó en su entorno.
A La Cámpora le interesa el de Ariel Lambezat, subsecretario de Infraestructura en la Dirección General de Escuelas. Lambezat se encargó de la obra pública en Avellaneda y tiene a su cargo la refacción de colegios. Ferraresi fundó con Guillermo Pesce la constructora Saek SRL. Pesce fue su segundo en el Ministerio de Hábitat. Ferraresi es aliado de Kicillof en su proyecto de ser candidato a presidente con autonomía de Máximo y Cristina. La BUP lo liberaría de los Kirchner, pero no del empoderamiento de los intendentes gracias a esa ley.
¿Hablará Ferraresi por Kicillof con Julio Zamora, Fernando Gray y Joaquín de la Torre? Los intendentes de Tigre y Esteban Echeverría podrían ser la base de una alternativa que se abre con la BUP: disputar los cargos en juego en cada sección electoral por fuera del peronismo aprovechando el liderazgo local de cada intendente. De la Torre acumula experiencias de ese tipo en San Miguel.
Un indicio del impacto negativo de la BUP en el kirchnerismo fue la suspensión del acto que Jorge Capitanich iba a compartir en el Chaco con Andrés Larroque, pero que La Cámpora lo obligó a suspender. Coqui fue designado por Kicillof asesor en el Bapro a pedido de Cristina. El ministro de Desarrollo es el emisario de Kicillof ante gobernadores y dirigentes del interior.
La nueva modificación de la ley 14.836, que limita a una sola la posibilidad de renovar mandatos en cargos electivos bonaerenses, podría funcionar como caso testigo de los efectos que ocasiona en el kirchnerismo la pérdida de poder a mano de los intendentes. Sobre todo porque los bloques legislativos son controlados por La Cámpora. Tal vez para mitigar el rechazo que recogerá en la opinión pública, la oposición asegura que solo accederá a votar ese cambio si el oficialismo accede a imponer la BUP en 2025.
Una versión de cierta candidez frente a otra: la solidaridad anticipada de Martín Insaurralde con Maximiliano Abad en la elección interna de la UCR bonaerense a cambio de reciprocidad con la ley que limita la reelección de los intendentes. Este domingo, la UCR renueva autoridades. Abad promueve a Miguel Fernández como presidente del comité. Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau, a Pablo Domenecini.
El resultado es incierto por el interés que concitó la aparición de Insaurralde. De 135 intendentes, 81 cesarán en 2027 si no se corrige la ley 14.836. De ellos, 50 son de Unión por la Patria y 31, de la oposición, con mayoría radical. Lousteau y Yacobitti no están dispuestos a que Abad negocie en soledad con Insaurralde que 2023 sea la fecha a partir de la cual corra el primer mandato. Sancionada en 2017, la ley preveía que fuera desde 2015. En 2021 se la fijó en 2019. Solo detalles.
El activismo de Insaurralde desmiente el retiro que se esmera en difundir su entorno; esa insistencia le impuso el irónico apodo de “el inactivo”. A propósito: ¿Gustavo Menéndez le ofreció anteayer a Cristina presidir el PJ nacional? El intendente de Merlo responde a Insaurralde.
Javier Milei está en riesgo de pagar el costo político de Cristina con la BUP. Podría mejorar su representación en el Congreso, pero en la provincia dependería exclusivamente del éxito de su programa económico. Su convicción de bajar la inflación para llegar al déficit cero debe haberse reforzado con el acto del Parque Lezama, que habría acelerado el desembarco de Eduardo “Lule” Menem en la Anses. Un duro golpe a Sebastián Pareja, artífice de que La Libertad Avanza sea partido político y al que ni siquiera mencionó.
Cálculos optimistas de libertarios estimaron la concurrencia en siete mil personas. Pocas para el esfuerzo económico reflejado en cientos de micros. La mayoría identificados con la firma Metropol, de la zona oeste del conurbano, lo que alimentó suspicacias, seguramente descabelladas, sobre Sergio Neiffert. El jefe de la SIDE presidió el Consejo Escolar de Malvinas Argentinas, un organismo sospechado de financiar la contratación de transporte escolar para las movilizaciones.
Fabricio Martínez asistió a Sebastián Pareja con la logística en La Matanza. Martínez fue baleado con 30 disparos de ametralladora en 2022. Atribuido a una disputa por el liderazgo de la barra en Deportivo Laferrère, el siniestro se vincularía a la actividad de Martínez como pirata de la carne. Es decir, el robo a camiones que la transportan.
Martínez es custodio del Sindicato de la Carne y se le atribuyen vínculos con el narcotráfico. En 2023 negoció con Emilio Pérsico que barras de Laferrère respaldaran en las PASO la candidatura de Patricia Cubría a intendenta de La Matanza. Cubría es la esposa de Pérsico, que, a cambio, habría costeado la reparación del auto de alta gama en el que fue baleado Martínez.
Sebastián Pareja es subsecretario de Infraestructura Urbana y aseguró que no halló irregularidades en el gasto del fondo fiduciario que depende de su área, en el gobierno anterior controlada por funcionarios de Juan Grabois, ligado a Pérsico por la Cetep, la central que agrupa a los trabajadores informales.
05/10/2024 a las 11:41 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Chau período de gracia
Luis Bruschtein
Página/12
5 de octubre de 2024
La masividad de las marchas en todo el país, la participación de políticos de distintas fuerzas y las expresiones de los manifestantes confirmaron que la inercia del triunfo electoral ya no alcanza para frenar la bronca por el ajuste. La política se liberó de esa imagen congelada. Cristina saludó a los manifestantes en la calle, Lousteau encabezó la columna radical. Massa apareció por primera vez desde las elecciones. Y hasta se hizo presente Horacio Rodríguez Larreta.
La columna radical que entró por Callao fue muy numerosa. Todos ellos fueron votantes de Javier Milei. En los actos masivos de Córdoba y Mendoza, la mayoría votó al gobierno que fueron a criticar. En Córdoba llevaron una maqueta gigante de la motosierra que fue destruida por estudiantes armados con lápices. Es probable que esos chicos no lo hayan votado. Pero todos los que estaban alrededor aplaudían.
Hacía tiempo que no había actos tan masivos en las calles de Mendoza y Córdoba. Dos dirigentes radicales ultraoficialistas, el ministro de Defensa, Luis Petri y el diputado Rodrigo de Loredo, provienen de esas provincias cuyo voto en los últimos años tuvo un sesgo conservador.
De todos modos, gran parte de los movilizados en Buenos Aires, los que llegaron fuera de las columnas y los que lo hicieron en las agrupaciones, eran peronistas y kirchneristas que vienen haciendo una gimnasia de la movilización antimileísta junto con la izquierda.
Aunque las universidades son de todos los argentinos y constituyen una herramienta de movilidad social ascendente para los trabajadores, la marcha fue de clase media con aportes de otros sectores. Es un dato sobre la complejidad de la clase media, una advertencia para evitar simplificaciones.
Muchos criticaron a los políticos por no haber participado en las protestas anteriores. Pero si lo hubieran hecho, los hubieran acusado de embanderar los actos. Y la propaganda antipolítica del gobierno hubiera sido más efectiva. Son condiciones que cambian según los tiempos.
Si hubieran participado en las marchas anteriores, el efecto hubiera sido más negativo que positivo. Ahora fue al revés: a nadie le importó que el gobierno calificara a la marcha de “política”. Y cada fuerza se sintió acompañada por sus dirigentes y no les importó que también fueran dirigentes de otros partidos.
Parece un dato menor, pero el discurso de la antipolítica ha sido el principal del gobierno y la marcha demostró que ya no tiene la misma fuerza. Los comportamientos de la clase media suelen ser indicadores del humor social reconocido como lo que está bien o mal. No pasa lo mismo cuando protestan los movimientos sociales o los trabajadores. En parte, el trabajo de los políticos es medir esos tiempos. Por eso no fue tan casual que coincidieran.
Han participado legisladores y, como una excepción, también Axel Kicillof sin que su presencia fuera conflictiva. Pero no pudo estar el miércoles porque se encontraba en México como representante de los argentinos en la asunción de la nueva presidenta ya que el gobierno no quiso enviar ninguna delegación. Pero Kicillof ha sido la excepción.
El radicalismo priorizó durante mucho tiempo el antiperonismo por encima de otras convocatorias. Hasta el miércoles, había preferido entregarle la calle al peronismo y la izquierda para que no lo acusaran de compartir espacio con ellos. El ajuste también empezó a mellar el discurso antiperonista. No es porque se vuelquen al peronismo sino porque los problemas que conlleva el ajuste son más concretos y urgentes que el color de la camiseta.
Los manifestantes no hablaban sólo de presupuesto universitario. La carestía de la vida estaba en boca de todos. El veto inminente a la ley de Financiamiento Universitario funcionó como la gota que rebalsó el vaso. Algo que ya venía del conflicto con los jubilados. Y fue un disparador de la protesta por todo lo demás: los aumentos impagables de los alquileres, los alimentos, los remedios, la luz, el gas, el transporte.
Y muchos jubilados tratando de meter su reclamo cada vez que veían un micrófono y para expresar su solidaridad con los universitarios. Y los chicos hacían lo mismo con ellos. Se reconocían en las dos puntas del camino, las más vulnerables y las más atacadas por este gobierno. Con la marcha del miércoles el humor social terminó de dar la vuelta que empezó con ellos. El derrotero de la política seguirá ese camino.
Si los radicales se atrevieron a compartir la calle con el peronismo, el PRO, está discutiendo cómo votará el próximo miércoles, cuando tratarán de voltear el veto presidencial. Las perspectivas son muy parejas porque al oficialismo sólo le alcanza con impedir que la oposición junte los dos tercios de los presentes.
“¿Para qué voy a ir a comer milanesas si después no cumple nada?”, dicen que dijo Macri. Hay senadores del PRO, como Luis Juez que no quisieran votar contra la gente que marchó este miércoles en su ciudad. En el radicalismo dicen que tienen asegurado el voto contra el veto, que no habrá panqueques ni faltazos como en la de los jubilados. Unión por la Patria votará en contra con una disciplina que hasta ahora tuvo muy pocos infieles. Le resultará difícil al gobierno conseguir aliados y ya está presionando para cobrar aranceles en las universidades.
En el peronismo corren también los tiempos de sus internas. Cristina Kirchner ha reaparecido en forma progresiva y, tras el acto, numerosos dirigentes plantearon la candidatura de la ex presidenta para encabezar el PJ nacional como forma de ordenar a la principal fuerza de oposición. La irrupción de Cristina Kirchner es quizás el indicio más fuerte del cambio de escenario o el fin del período de gracia que tienen los presidentes cuando asumen. A partir de ahora valdrán sus políticas concretas y su impacto en la sociedad.
Un indicio del rumbo que seguirá el gobierno, que parece no percibir el cambio de escenario, está expuesto en la intención de desmantelar el Hospital Garrahan de niños y de cerrar el Hospital Laura Bonaparte, de salud mental y adicciones. Son medidas que ponen en peligro la vida de miles de pacientes que se atienden en esos hospitales de alta calidad. En este año, el Laura Bonaparte atendió a más de 25 mil pacientes. En un país que, como el resto del planeta, sufre el flagelo de la droga, el gobierno cerrará el único servicio de salud con estrategias de prevención y rehabilitación.
El ajuste se centró primero en los jubilados, sacándoles el 30 por ciento de sus jubilaciones y, al mismo tiempo que liberaban el precio de los remedios, les sacaron la gratuidad. Después fueron las universidades y la investigación científica, a las que desfinanciaron, y ahora son los hospitales que tienen relación con el gobierno nacional. Pero en el caso de la salud, está en riesgo la vida de miles de personas, por lo que las autoridades sanitarias podrán sufrir consecuencias penales.
Este gobierno pasará a la historia como el único que unió estupidez y crueldad al intentar el cierre de universidades y hospitales.
05/10/2024 a las 2:16 PM
Don Kruce
Ud. es su propio comentarista de sus notas. Está en soledad. No lo leo porque usted no es breve ni sintético. Nadie tiene tanto tiempo para leer notas kilométricas.