Por Hernán Andrés Kruse.-
Como era de esperar, Javier Milei utilizó los minutos que le concedió la ONU para descerrajar su furia ideológica. El blanco elegido: la propia ONU. Dijo el presidente libertario (fuente: Román Lejtman, Infobae, 24/9/024: La ONU se convirtió en un “Leviatán de múltiples tentáculos que pretende decidir no sólo qué debe hacer cada Estado nación, sino también cómo deben vivir todos los ciudadanos del mundo”. “Hemos visto cómo una organización que nació para defender los derechos del hombre ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como por ejemplo con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas delitos de lesa humanidad”. “En esta misma casa, que dice defender los derechos humanos, han permitido el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a dictaduras sangrientas como Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche”. “Se han promovido políticas colectivistas que atentan contra el crecimiento económico, violentan los derechos de propiedad y entorpecen el proceso económico natural”. Como colofón, Milei sentenció: “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.
Por un lado, el presidente de la nación no hizo más que confirmar su fanatismo ideológico; por el otro, su decisión de alinearse de manera incondicional con la “república imperial” (Raymond Aron), tal como lo hizo su admirado Carlos Saúl Menem apenas asumió la presidencia en julio de 1989. Buceando en Google me encontré con un ensayo de Leandro Morgenfeld (Profesor de la UBA e Investigador del CONICET) titulado “El inicio de las relaciones carnales” (cap. 4 de “Bienvenido Mr. President. De Trump a Roosevelt: las visitas de presidentes estadounidenses a la Argentina (Bs. As.: Ed. Octubre)-IADE-Realidad Económica). Aconsejo su lectura ya que nos recuerda el pragmático giro copernicano en materia de política exterior del flamante presidente Menem, consciente del cambio radical que se había producido a nivel planetario con el derrumbe del Muro de Berlín. Por razones de espacio transcribiré una parte del paper.
LAS RELACIONES BILATERALES EN LA TRANSICIÓN HACIA LA PSGUERRA FRÍA
“(…) La profunda crisis económica que estalló hacia el final del gobierno de Alfonsín, con la devaluación del Austral, la hiperinflación y los saqueos, terminó de allanar el camino para el cambio en la orientación de la política exterior argentina en los años noventa. La modificación más significativa en el vínculo con la potencia del norte se produjo en 1989. La ahora indiscutida hegemonía estadounidense a nivel mundial posibilitó a la tríada (Estados Unidos-Europa-Japón) imponer una serie de políticas económicas y reformas estructurales a los países endeudados. En la década de 1990, casi todas las sociedades latinoamericanas sufrieron este embate neoliberal, que arrasó con históricas conquistas obreras, desmanteló buena parte de los aparatos estatales a través de las privatizaciones, y permitió a los capitales de Estados Unidos (aunque también a los de Europa) avanzar como nunca antes en la región.
En el continente, Washington impuso el NAFTA (sigla en inglés por la que se conoce al Tratado de Libre Comercio de América del Norte –TLCAN-), y preparó su proyecto más ambicioso: el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una iniciativa que no había podido establecer un siglo atrás, entre otros motivos por la oposición argentina. En esta oportunidad, la Casa Rosada no fue un obstáculo. Si bien Menem accedió al poder a través de un frente, el FREJUPO, encabezado por el justicialismo, que proponía volver a las viejas banderas históricas del peronismo, el “salariazo” y la “revolución productiva”, no fueron sino meras consignas de campaña. Durante sus dos mandatos impuso una reforma estructural de la economía, profundizando la iniciada por Martínez de Hoz en 1976. Rápidamente abandonó su prédica industrialista y se mostró dispuesto a hacer los ajustes que el gran capital trasnacional requería. El ex gobernador riojano pasó a ser el alumno predilecto el FMI, el ejemplo a imitar por sus pares del Tercer Mundo.
Su política exterior se caracterizó por un alineamiento con Estados Unidos, aunque no exento de matices. El propio canciller Guido Di Tella, sucesor de Cavallo al frente del Palacio San Martín desde 1991, sintetizó el grado de profundización de las relaciones entre la Casa Rosada y la Casa Blanca al caracterizarlas de “carnales”, epíteto que se constituyó en un símbolo de la sujeción a los mandatos de Washington. La frase fue utilizada por Di Tella por primera vez en un encuentro con las máximas autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington, para graficar el tipo de vínculo estrecho que la Argentina pretendía mantener con Estados Unidos: “No queremos tener relaciones platónicas: queremos tener relaciones carnales y abyectas”. Incluso tuve que explicarla, una vez, en el Departamento de Estado, durante el gobierno de Clinton: “Fue gracioso. Estábamos en el Departamento de Estado dando una conferencia de prensa con la secretaria de Estado Madeleine Albright. En un momento un periodista me pregunta por lo de las relaciones carnales y antes de que yo pudiera decir nada lo traducen al inglés. Cuando Albright lo escuchó en inglés dijo: “Aquí hay un error de traducción, no puede ser lo que estoy escuchando”. Entonces yo me acerqué y, por lo bajo, a un costado, le dije: “Madeleine, la traducción es correcta. Después te explico. Después le expliqué y ella se mató de risa”.
La reivindicó durante muchos años, pero luego reconoció que “La frase de las relaciones carnales fue una estupidez”. En 1990, la frase había aparecido en un reportaje realizado por Román Lejtman a Di Tella, cuando todavía era embajador en Washington: “Nosotros queremos pertenecer al Club de Occidente. Yo quiero tener una relación cordial con los Estados Unidos y no queremos un amor platónico. Nosotros queremos un amor carnal con Estados Unidos, nos interesa porque podemos sacar un beneficio”. A partir de la frase citada, el diario tituló la nota “Relaciones Carnales”. Esta decisión editorial llevó a que en adelante se popularizara así esa política externa. El vice canciller Andrés Cisneros, en entrevista para este libro, recuerda así el origen de la polémica frase: “En su discurso inaugural, Di Tella dijo que, para no repetir el seguidismo del panamericanismo de la Guerra Fría, con Estados Unidos teníamos que establecer “relaciones provechosas, con contenido, con carnalidad”, utilizando la palabra “carnalidad” como sinónimo de contenido, de carnadura… al día siguiente Página/12 y una oposición radical de muy pobres luces internacionales se apresuraron a utilizar “carnalidad” en su versión sexual y perjudicar con esa sucia maniobra a una política que se encontraban esencialmente imposibilitados de derrotar”.
En esos años de privatizaciones, apertura de la economía, convertibilidad, ataque contra derechos de los trabajadores y caída y concentración de la producción industrial, Menem no ahorró gestos hacia su socio del norte. Se enviaron naves a la guerra del Golfo (primera vez que el país se involucraba activamente en un conflicto bélico fuera de América), se desmanteló la estratégica iniciativa del misil Cóndor II y de diversos proyectos de industria aeroespacial y de defensa, se votó en la ONU muchas veces según dictaba el Departamento de Estado (por ejemplo, en contra de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos), se concretó el retiro del Movimiento de Países No Alineados, se adhirió a los tratados de no proliferación nuclear, se produjo la primera visita de un presidente peronista a Estados Unidos y de un mandatario argentino a Israel, se firmaron múltiples convenios con Washington, y se consiguió la elección de Argentina como “aliado extra OTAN”.
El giro en el vínculo con Estados Unidos tuvo distintas interpretaciones: “La política exterior argentina respecto de los Estados Unidos constituyó uno de los pilares del giro copernicano hacia el ‘tren del progreso’. Luego popularizadas como ‘relaciones carnales’, el contenido fundamental de dicha política consistió en seguir los postulados del realismo periférico y disminuir al mínimo las posibilidades de trazar políticas que contradijeran los intereses del actor dominante (Colombo). Roberto Russell y Juan Tokatlian definen al modelo de política exterior respecto de Estados Unidos como de acoplamiento. Dicho esquema se caracteriza, entre otras variables, por el plegamiento a los intereses estratégicos vitales de Estados Unidos, particularmente en cuestiones sensibles vinculadas a la seguridad global y por una participación de modo distante en la integración económica regional. Roberto Miranda, por su parte, afirma que Menem optó por enhebrar una alianza de poder con Estados Unidos, atento a los postulados de Escudé por los cuales la inserción internacional de un país periférico solo podía optimizarse en términos de alianzas. Para José Paradiso, en cambio, la sobreactuación argentina terminó dando lugar a una ‘subordinación autoimpuesta” (Frenkel).
En el mencionado reportaje realizado para este libro, así interpreta Cisneros el giro en la relación con Washington: “Con Estados Unidos la cooperación tendría que ser más difícil que con los países sudamericanos. Sus intereses no eran semejantes a los nuestros, su tamaño planetario los convertía en inalcanzables y veníamos de más de cien años de relaciones de mutua desconfianza, cuando no de abierta hostilidad. Planificando para la primera década, el primer paso debía ser el de descartar enfrentamientos, procurar no caer en la agenda negativa del Leviatán e ir lentamente encontrando áreas de cooperación recíproca que permitiera construir relaciones más provechosas. Ese fue el sentido de la visita de Bush: empezar de nuevo eliminando rispideces que no fueran necesarias para defender a los intereses nacionales. Pero la desconfianza recíproca subsistía”.
Quienes defienden esa política exterior, indicando que se hizo lo que había que hacer, cuestionan que se la califique como alineamiento automático, y enumeran ejemplos en los que el voto de Argentina no coincidió con el de Estados Unidos en la ONU. Por ejemplo, en la Comisión de Derechos Humanos: por un tema de intereses comerciales, Argentina no votó contra Irán; tampoco contra China, ni coincidió con Estados Unidos en cuanto a los territorios ocupados por Israel. A nuestro juicio, enumerar estas disidencias menores no alcanza para evitar hablar de una política exterior subordinada a los intereses del gigante del norte. Claro que también había fluidos vínculos económicos con diversas potencias europeas, que competían con los capitales estadounidenses para controlar las empresas de servicios públicos que pasaban a manos privadas. No es menor tener en cuenta que Europa, a través de España, fue uno de los principales inversores extranjeros en Argentina en la década de 1990, lo cual matiza la idea de que la inserción económica internacional, por ese entonces, respondía exclusivamente a los intereses de Washington.
Como parte de un proyecto hegemónico histórico, y en el marco de la disputa comercial con otras potencias, Estados Unidos aprovechó su clara superioridad para plantear un proyecto ambicioso: el ALCA, que pretendía extender el Tratado de Libre Comercio de América del Norte hasta Ushuaia. Justamente, como se verá más adelante, ese fue uno de los principales temas abordados en la visita de Bush de 1990. A pesar de haber sido uno de los artífices de la oposición a una unión aduanera continental, un siglo antes, Argentina, durante el menemismo, no planteó demasiados obstáculos a la concreción de esta iniciativa. El mandatario argentino era el alumno ejemplar de Washington, y quería seguir siéndolo. Menem construyó una fluida relación con Bush y Clinton, invitándolos repetidas veces a visitar el país, por entonces un modelo para el FMI. Del nacionalismo reformista peronista que reivindicaba la Tercera Posición se mutó, casi sin escalas, al realismo periférico, justificado por el pragmatismo (Escudé). Se pasó a analizar la autonomía en política exterior en términos de costos económicos. Los países débiles, se decía, deben asumir su condición y no confrontar (innecesariamente) con las potencias. Lo inteligente para Argentina era alinearse con Estados Unidos. Eso daba seguridad jurídica, impulsaba la radicación de capitales y el flujo de créditos, claves para sostener la convertibilidad.
Apenas dos meses y medio después de asumir anticipadamente la presidencia, Menem tuvo su primera reunión con Bush, en la capital estadounidense, tras la asistencia en New York a la asamblea de Naciones Unidas: “El primero de dichos encuentros se realizó entre el 25 y el 29 de septiembre de 1989 en Washington. De esta manera Menem se constituyó en el primer presidente peronista que visitó Estados Unidos. La agenda fue muy compleja e incluyó temas como: búsqueda de apoyo norteamericano en las negociaciones de la Argentina con el Club de París, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; el aprovisionamiento de equipos militares argentinos a terceros países; la venta del avión IA 63 Pampa; la cuestión de la energía nuclear; la ratificación de TLATELOLCO, la desactivación del Cóndor II; la situación política en Panamá y Centroamérica; Colombia y el narcotráfico; la normalización de relaciones con Gran Bretaña; la crisis de Oriente Medio y el terrorismo” (Busso). El 27 de septiembre de 1989, dos meses antes de la simbólica caída del Muro de Berlín, Menem sería el primer presidente peronista en pisar el Salón Oval de la Casa Blanca”.
LA PARTICIPACIÓN ARGENTINA EN LA GUERRA DEL GOLFO
“Justo antes de la histórica visita de Bush al país, Menem resolvió enviar una señal inequívoca a Washington. Argentina enviaría tropas al Golfo, si lo solicitaba el Consejo de Seguridad de la ONU: “Así como las medidas de apertura económica y reforma del Estado adoptadas desde julio de 1989 fueron la manifestación interna del ingreso al patrón de “relaciones especiales” con Estados Unidos, la participación argentina en la Guerra del Golfo a partir de septiembre de 1990 constituyó la primera medida trascendente que demostró la adopción de dicho patrón en el ámbito de la política exterior. Fiel a su perfil occidentalista pero no automático, el gobierno argentino se mostró inicialmente renuente a la alternativa de un envío inmediato de tropas a la zona en conflicto hasta que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas así lo requiriese” (Corigliano).
La decisión inicial, luego revertida, de no enviar tropas, se relacionaba con la esperada oposición que plantearían las bancadas de la UCR y el PJ en el Congreso. Basta recordar las protestas que se habían suscitado en 1965, durante el gobierno de Illia, ante la votación favorable a la creación de una Fuerza Interamericana de Paz y la posibilidad del envío de tropas a Santo Domingo. Se dedica aquí un parágrafo especial a esta temática ya que marca un parteaguas en la historia de la política exterior argentina y explica por qué la visita de Bush cobró un significado tan especial: “La discusión respecto del envío de tropas al Golfo es sumamente significativa porque abrió un debate profundo sobre la inserción internacional argentina y su vinculación con las reformas económicas. En especial, evidenció los diagnósticos del sistema internacional que los dirigentes políticos argentinos elaboraron, o a los que adscribieron, y desde donde partieron para adoptar una posición respecto a la intervención del país en ese conflicto bélico” (Míguez).
27/09/2024 a las 10:11 AM
Es muy probable entonces que el gobierno libertario quiera participa en las luchas por la libertad y la democracia (es decir los intereses de la república imperial) en Ucrania y Medio Oriente. Nada extraño en nuestros liberales, que hacen gala de una inquebrantable vocación de auxiliares de los imperios de turno, antaño Inglaterra, hogaño EE.UU. En fin, el cipayaje en su salsa.
27/09/2024 a las 10:37 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Conflicto universitario: negociaciones a contrarreloj ante una marcha que el Gobierno no puede desactivar
Federico Mayol
Infobae
27 de Septiembre, 2024
En medio de un bajón sostenido de la imagen presidencial reflejado en la mayoría de los estudios de opinión pública, y de la publicación del alarmante índice de pobreza del primer semestre, el primero de la era libertaria que trepó al 52,9% -la cifra más alta en dos décadas-, el gobierno tendrá la semana próxima una nueva prueba de fuego con la marcha convocada por la comunidad universitaria en contra del veto a la ley de financiamiento de ese sector, una movilización que, más allá de los gestos y las negociaciones a contrarreloj, en la Casa Rosada consideraron por estas horas de imposible desactivación.
“Es ‘indesactivable’”, planteó un funcionario del rubro que trabajaba en estas horas para tratar de bajar la conflictividad en una disputa que, en abril pasado, y producto de la decisión del Ejecutivo de recortar entonces el presupuesto a las universidades, derivó en una muy masiva movilización a la Plaza de Mayo, y que le propinó a Javier Milei su primera -¿y única?- derrota frente a la opinión pública.
En ese entonces, la popularidad del presidente era mucho mayor a la de ahora, la gestión acumulaba una aceptación más alta y el gobierno podía excusarse incluso en la inexperiencia de sus primeros meses al frente de la administración pública, más allá del sesgo ideológico de la plana mayor del Ejecutivo en torno al rol del Estado. El próximo miércoles, La Casa Rosada enfrentará la segunda manifestación universitaria con un desgaste lógico tras 10 meses de gestión y un severo ajuste presupuestario en todos los rubros pero en un tema caro al sentimiento de buena parte de la sociedad.
En ese contexto, Milei empieza además a perder atractivo en la escena pública, más allá de que todavía concentra el predominio del tablero político. Según el último informe de la consultora Ad hoc, el presidente tuvo el pico mínimo de menciones en el ecosistema digital -6.4 millones- desde que asumió la Presidencia. En febrero pasado, había tenido el doble de menciones.
El gobierno exploró en las últimas horas alternativas para intentar contrarrestar la convocatoria del miércoles próximo. Ayer, los funcionarios de Educación les comunicaron a los gremios y rectores universitarios, en una reunión convocada de urgencia, que aumentarían en octubre un 6,8% los salarios docentes y no docentes y dejarían abierta la paritaria para empatar de esa manera con los sueldos de los empleados públicos nucleados en el Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP), que son el 17% de la masa de trabajadores del Estado y que acumularon, en agosto, un incremento del 85,1%.
El ofrecimiento, de todos modos, no alcanzó. Fue considerado insuficiente por los gremios docentes, justo en la segunda jornada del paro convocado en la previa de la movilización de la semana próxima. Lo rechazaron. Según confiaron, la reunión estuvo atravesada por un clima muy crispado que logró el efecto contrario: confirmar la movilización del 2 de octubre próximo.
Ese aumento fue decidido en la cumbre que Guillermo Francos, Federico Sturzenegger, Sandra Pettovello, funcionarios de Economía y de Educación mantuvieron en la sede de gobierno el martes, a última hora, donde se terminaron de pulir, además, las argumentaciones del veto inminente. En ese encuentro también estuvieron Carlos Torrendell y Alejandro “El Galleguito” Álvarez, el encargado de la política universitaria que está completamente alineado, en términos prácticos e ideológicos, con la conducción libertaria. Tiene diálogo fluido con el asesor Santiago Caputo y con la ministra de Capital Humano, ambos enfrentados.
La interna entre el asesor presidencial y Pettovello sigue tan caliente el primer día. El consultor le achaca a la funcionaria deficiencias en la gestión, y dejar que el conflicto escale, una acusación que, puertas adentro del ministerio, rechazan.
En paralelo, la Casa Rosada dejó trascender que llevaría al filo del plazo legal la publicación del veto total a la ley de financiamiento universitario sancionada por el Congreso, el motivo central de la convocatoria de la semana próxima frente al Parlamento. Es decir, horas después de la marcha. Un gesto de distensión del Ejecutivo bien recibido por los rectores y los gremios universitarios, insuficiente, sin embargo, para desactivar la manifestación.
El momento para publicar el veto en el Boletín Oficial fue motivo de discusión interna. Hasta ayer aún no había precisiones. Incluso hubo voces que plantearon dar un giro en la discusión pública y sorprender con una marcha atrás, algo que, a todas luces, Milei no está dispuesto a aceptar.
Lo cierto es que, puertas adentro, la manifestación del miércoles próximo inquieta y mucho. Más aún porque hay un temor instalado de que, una vez que se publique el veto, y tras la movilización, el Congreso pueda rechazar la medida del Ejecutivo. “La ley jubilatoria jaqueaba el programa económico, esto se sabe que no”, reconoció un funcionario. Esa verdad, incómoda para el presidente y su entorno, puede desembocar en un escenario adverso para el Ejecutivo, distinto a la votación en la que los “87 héroes” en la Cámara baja ayudaron al gobierno a descartar la nueva ley de actualización de las jubilaciones. “Eso sí sería una gran derrota política”, admitió el mismo funcionario.
Entre los organizadores del 2 de octubre saben que no es fácil que la convocatoria tenga la masividad y espontaneidad de la marcha del 23 de abril pasado, pero también son conscientes de la autenticidad del reclamo, del impacto que arrastra en buena parte de la sociedad y de las señales inequívocas del deterioro presupuestario.
En el Clínicas, por ejemplo, uno de los hospitales universitarios, de los 20 quirófanos solo 5 o 6 están operativos por falta de plata. Así lo planteó Marcelo Melo, su director desde el 2017, especializado en traumatología, que explicó que de las siete categorías de la planta del personal médico, las últimas tres varían en términos salariales entre 500 mil y 800 mil. Eso es lo que cobra en promedio, resaltó Melo, el 80% de los médicos del Clínicas.
Ricardo Gelpi, rector de la UBA, agregó en estas horas que empezaron a faltar reactivos por falta de recursos y que muchos profesores empezaron a dejar la universidad para pasarle al privado.
Ayer, la mesa organizadora de la marcha del 2 de octubre, conformada por miembros del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y los gremios de la rama universitaria, volvió a reunirse por segunda vez en 24 horas para ultimar detalles de la convocatoria.
Buscan que sea lo menos politizada posible, para no dejarle al gobierno ningún resquicio que le de a Milei argumentos para victimizarse. Por ejemplo, el camión-escenario será provisto por los organizadores y no por la CGT, como en la anterior manifestación.
La central obrera está atravesada por sus propios intereses, y la Casa Rosada busca sacarle provecho. El próximo lunes, tal como anticipó este medio, el jefe de Gabinete recibirá a la cúpula sindical como otro gesto de distención que se suma a la decisión del bloque de La Libertad Avanza en Diputados que definió que no acompañará el dictamen de modificación de la Ley de Asociaciones Sindicales que limita el mandato de los jefes gremiales y que, al principio, había impulsado el oficialismo junto al PRO y algunos aliados.
La reunión fue organizada desde la oficina de Santiago Caputo. En el entorno presidencial mantienen, desde hace meses, un vínculo fluido con algunos de los principales popes sindicales. Entre ellos, Héctor Daer y Gerardo Martínez, con los que el asesor estrella de Milei se reunió hace más de un mes en la sede porteña de la UOCRA. El consultor de cabecera del presidente se transformó, en estos meses, en el principal interlocutor de la cúpula de la CGT, y con buena parte del sistema político. Mantiene, por ejemplo, una relación abierta con Emiliano Yacobitti, el vicerrector de la UBA.
La convocatoria del Ejecutivo servirá, además, para institucionalizar la reglamentación del capítulo laboral de la Ley Bases que fue negociada entre la central sindical y la Casa Rosada, a pesar de que, por ejemplo, Sturzenegger quería ser mucho más audaz de lo que finalmente se publicó. En esas tratativas, se impuso la posición de Caputo. La cumbre del lunes formalizará, en ese sentido, el puntapié inicial de la segunda etapa en la relación entre el Ejecutivo y la CGT.
Ayer, de hecho, se bromeaba en Casa Rosada con la posibilidad de pedirles a los jefes sindicales que acudan en masa a la marcha universitaria, para tener un hilo discursivo del cual aferrarse: “Tampoco les podemos pedir tanto”.
Es que en la cúpula de la CGT hay diferencias, y hasta anoche solo se contaba con el sector más radicalizado, encabezado por Pablo Moyano, en la convocatoria del miércoles próximo. El camionero es uno de los integrantes de la nueva mesa de los gremios del transporte que se creó hace más de una semana para hacerle frente al avance del gobierno sobre Aerolíneas Argentinas y que prevé realizar un paro del sector el próximo 17 de octubre. En el sindicalismo conviven dos realidades: los gremios combativos y los más proclives a acordar con la Casa Rosada.
27/09/2024 a las 10:40 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Mondino respondió, pero crece la polémica por el nuevo acuerdo por Malvinas
Melisa Molina
Página/12
27 de septiembre de 2024
«La ONU no ha cumplido satisfactoriamente su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes, como sabemos los argentinos de primera mano, en la relación con las Islas Malvinas». Eso fue todo lo que el presidente Javier Milei dijo sobre las islas Malvinas y el reclamo histórico de la Argentina por su soberanía en su primer discurso ante la ONU. Además de la casi omisión de uno de los temas centrales de la política exterior del país durante su discurso, en el mismo viaje a Nueva York, la canciller Diana Mondino se reunió, sin anuncio previo, con el Secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, David Lammy, donde, según la Cancillería argentina, ambos «avanzaron en una agenda amplia de temas que incluyen distintos aspectos vinculados al Atlántico Sur». Distintos excancilleres argentinos salieron a cuestionar el accionar del gobierno y también lo hicieron agrupaciones de excombatientes. Todos concuerdan con que se trata de un debilitamiento, o hasta abandono, por el reclamo histórico de soberanía.
En la foto que difundió la cancillería del encuentro entre Mondino y Lammy, se ve al británico con una sonrisa. Según el comunicado oficial del gobierno argentino, en esa reunión se acordó «retomar las negociaciones tendientes a finalizar la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario conjuntamente con la Cruz Roja Internacional, así como también organizar un viaje de familiares de caídos a las Islas antes de fin de 2024, para que puedan visitar las tumbas de los soldados que allí descansan», y también «se estableció la necesidad de avanzar con medidas concretas en materia de conservación de pesquerías y en favor de una mejor conectividad, en virtud de los arreglos alcanzados en 2018, incluida la reanudación del vuelo semanal de San Pablo a las Islas, que realizaba una escala mensual en Córdoba».
Para el gobierno de Milei esas medidas «permitirán avanzar en una agenda más ambiciosa de cooperación en diferentes ámbitos entre los países». Al ser cuestionada por el encuentro, la canciller salió a decir que «no discutimos el tema de soberanía, sino los otros temas que también son relevantes». Las respuestas no tardaron en llegar. El excanciller Santiago Cafiero salió al cruce y le respondió: «Es al revés. Primero se discute la cuestión de soberanía y después los otros temas. Primero se discute por qué el Reino Unido no cumple con la Resolución 2065 (XX) de Naciones Unidas desde 1965», dijo y agregó: «Banalizar la Cuestión Malvinas con acciones elusivas debilita la posición argentina».
Para el diputado y excanciller, el Gobierno de Milei «se bajó» de los principios de negociación por la Cuestión Malvinas ya que «reincidir en el esquema de vuelos y el ‘desarrollo económico’ es darle la espalda a nuestro reclamo». Cafiero consideró que Mondino y Milei «rifan la soberanía nacional y ceden ante la extorsión», y que, además, «de espaldas al Congreso y a los argentinos, reeditan el pacto Foradori -Duncan que denunciamos en marzo de 2023». Para el diputado, el gobierno actual usa el Proyecto Plan Humanitario para identificación de caídos y el viaje de familiares «para justificar concesiones al interés británico», ya que «al Reino Unido no le interesan los viajes de familiares de caídos porque impidieron el Plan Proyecto Humanitario 2, que finalmente se hizo en septiembre de 2023 a través de un vuelo regular de LATAM y siendo solventado por el Estado nacional».
Otro excanciller que salió a repudiar el accionar del gobierno fue Jorge Taiana. «Darles todo a la espera de que ellos nos den algo no es bueno», denunció y añadió que por parte del gobierno «hay toda una política del gobierno por bajar como tema a Malvinas». Criticó que el Presidente durante su discurso en la ONU no haya dicho expresamente que convoca al Reino Unido a negociar. «No hizo lo que tiene que hacer, que es la exigencia al Reino Unido para que se siente a negociar, tal como lo dispuso la ONU», puntualizó en diálogo radial y disparó: «A Milei le importa quedar bien con los británicos en lugar de defender la soberanía por Malvinas. Lo cuál es un error estratégico enorme».
Las agrupaciones de excombatientes fueron otro sector que criticó las decisiones de La Libertad Avanza. El CECIM de La Plata publicó este jueves un comunicado en el que resaltó que «de la misma manera que en el Gobierno de Mauricio Macri se utilizó como caballo de Troya el proceso llevado adelante por la Cruz Roja Internacional para la identificación de las tumbas de los soldados sepultados como NN, el Gobierno Nacional de Javier Milei allanan la estrategia británica de utilizar una cuestión humanitaria para avanzar en lograr mejores condiciones en la usurpación de las Islas».
Para los excombatientes «este nuevo acuerdo Mondino–Lammy implica un giro importante en la política respecto a la Cuestión Malvinas, abandonando los reclamos y facilitando los actos unilaterales británicos». Además, pidieron a los diferentes partidos políticos que realicen «un urgente llamado a una sesión especial del Congreso Nacional, para tratar el rechazo al acuerdo». Por último, indicaron: «Siendo Margaret Thatcher uno de los referentes de Milei, su misión es terminar con la política de Estado sobre la cuestión Malvinas, invisibilizar la presencia colonial de Gran Bretaña en el Atlántico Sur y consolidar el objetivo final, que es la entrega».
27/09/2024 a las 10:45 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Fuera Milei y su veto
Eduardo Salas
Prensa Obrera
26/9/024
Este miércoles 2 de octubre habrá a lo largo de todo el país movilizaciones y concentraciones en defensa de la universidad pública y en especial contra el anunciado veto de Milei a la ley que otorga fondos a las universidades para atender demandas salariales y sostener el funcionamiento de las mismas; la ley fue votada mayoritariamente por ambas cámaras.
Al 2 de octubre se llega con un paro de los docentes universitarios el 26 y 27, de nodocentes, y de agitación y acciones conjuntas de estudiantes y docentes en muchas casas de estudio. A su vez Ctera ha declarado un paro nacional para ese miércoles 2 y una asamblea general convocada en forma conjunta por la Junta Interna de ATE y la Asociación de Profesionales del Hospital Garrahan –que está en un plan de lucha por salarios- resolvió parar el 2 y marchar confluyendo con la movilización universitaria de ese día. Es decir, hay una gran agitación para fortalecer la jornada del 2 en todo el país.
Está muy fresca en la memoria colectiva la extraordinaria movilización de un millón de personas el pasado 23 de abril con el mismo propósito de defensa de la universidad. Entre ambas convocatorias la situación del país, del gobierno y de la inmensa mayoría de quienes habitan Argentina ha empeorado.
Cuando se haga la marcha ya se conocerán los índices de pobreza del primer semestre del año, es decir, enteramente bajo el gobierno de Milei. Los pronósticos van del 50 al 55%, con sectores que llegan al 70% -donde están mayoritariamente la niñez y la juventud. Es decir que en seis meses Milei habría logrado hacer crecer la pobreza en la misma proporción que la suma de lo que la aumentaron Macri y los Fernández en ocho años.
Se llega con el veto presidencial a un aumento miserable a los jubilados, como parte de un ataque que incluye la quita de descuentos en medicamentos, lo que coloca a millones de jubilados en el dilema de comprar comida o remedios, ambos necesarios para vivir. Son los mismos jubilados que son apaleados y gaseados cuando salen a reclamar. Un verdadero calvario.
Se llega con tarifazos en el transporte, luz, gas, comunicación, que terminan consumiendo salarios que han perdido frente a la inflación. Se llega con un aumento de la desocupación, como resultado de una caída de la actividad económica de carácter histórico y catastrófico: 6,3% si no se cuenta la actividad agraria. Solo la industria metalúrgica cayó el 10,2% en relación al año anterior. Es decir, se llega con un cuadro recesivo.
Todo ello explica lo caída del apoyo al gobierno y sobre todo a Javier Milei que reflejan absolutamente todas las encuestas; la del Instituto Di Tella agrega que la confianza en el gobierno cayó 15 puntos en un mes y lo coloca cerca del índice que augura una derrota electoral. Cuando se pregunta a los encuestados a quiénes responsabilizan por la situación el nombre de Milei es el que más suena, superando a “gobierno actual” y “gobierno anterior”. Las encuestas corroboraron un dato incuestionable: la caída abismal del rating en la cadena nacional del pasado 15 de setiembre cuando obtuvo menos de la tercera parte de lo que había medido en la del 1 de marzo (16,4 a 51 respectivamente).
EL «PLAN» CAPUTO-MILEI EN LA MIRA
Este es el marco en que el fracaso de la política económica del gobierno empieza a preocupar a propios y ajenos. Hay dos hechos relevantes que muestran el alcance de la crisis. Uno es el reciente DNU 846 por el cual el gobierno dispuso la posibilidad de realizar canjes de deuda sin importar la moneda de origen y final, ni el cumplimiento de requisitos que planteen mejoras en los plazos, montos y tasas, y sin que sean aprobados por el Congreso Nacional. El gobierno ha declarado de hecho su incapacidad para cumplir con el endeudamiento actual, hacer frente al pago no solo de capital sino también de intereses y se declara dispuesto a los requerimientos leoninos para declararse en default, lo que solo hacen quienes están para caer en la cesación de pagos. La noticia fue calificada por la bolsa neoyorquina con una caída de los bonos argentinos el mismo día que Milei tocaba la campana para dar inicio a la rueda de negocios y se sacaba fotos exaltado. Que el decreto haya salido mientras está en marcha un blanqueo de capitales para fortalecer las reservas revela la poca expectativa en que los dólares terminen quedándose en el país.
La presentación del presupuesto 2025 y el déficit 0 recordó la ley de déficit 0 de De la Rúa cinco meses antes de salir en helicóptero de la Rosada, las similitudes siguen –y no solo por Bullrich, Sturzenegger, etc.-: el “Chupete” inauguró 2001 felicitándose por el megacanje… que terminó en default.
La otra noticia es el casi seguro desistimiento de la petrolera estatal malaya Petronas para instalar una planta de GNL junto a YPF, una inversión que alcanzaría los 30.000 millones de dólares. En la aún no confirmada decisión de Petronas habría influido la inseguridad en que el gobierno tenga las condiciones para levantar el cepo y permitir la repatriación de utilidades.
Para más Milei anunció en Nueva York que el cepo sería levantado cuando la inflación llegue a 0 lo cual no parece posible en los próximos años –el mismo Milei plantea en el presupuesto dibujado una inflación del 18% para 2025. El levantamiento del cepo y la devaluación del peso es una bandera que levantan por motivos diversos desde el FMI a sectores del capital agrario e industrial ante la caída de las reservas y la imposibilidad de Argentina –y sus capitalistas- de recurrir al mercado de capitales, es decir, de acceder al crédito a no ser pagando tasas de usura. El gobierno teme que la devaluación lo haga estallar por los aires como resultado de un salto en la inflación, las presiones para que devalúe se van a convertir en crisis políticas de mayor envergadura que pondrán en duda la continuidad del propio Milei.
EL PERONISMO AL AUXILIO
Es por todo ello que la caída de Milei en la encuestas ocupa el centro de los análisis, porque no es un tema menor. Milei estaría dilapidando su principal capital, del cual se vanagloriaba en sus giras por los cenáculos derechistas: su capacidad para producir un brutal ajuste, hambrear a los argentinos y no perder el consenso popular. Sin otros recursos propios a la vista –diputados, senadores, gobernadores, jueces, etc. de su propio palo- entró a negociar con la “casta” conformando la minoría para validar el veto contra los jubilados, o con la burocracia sindical a cambio de frenar proyectos contra ella, o con los gobernadores a cambio de promesas de obras públicas. La emergencia de un gobierno bonapartista, que el mismo Milei agitaba amenazando con movilizar a su base electoral o con plebiscitos, consultas populares, coimas y otras yerbas, para sortear su minoría “institucional” e imponerse a las otras fuerzas políticas, hoy parece liquidada. Cada vez más depende de acuerdos, roscas, etc. que tienen su centro en el Parlamento. Es decir, hay una suerte de parlamentarización de la situación política. Por eso el papel de la oposición es clave.
Milei logró validar su veto a los jubilados –y ahora pretende hacer lo mismo a la universidad- con el concurso de los diputados del PRO y de cinco radicales que se dieron vuelta como una media para que el gobierno no saliera derrotado. Esa colaboración está llevando al PRO y la UCR a niveles marginales en la intención de voto según la mayoría de las encuestas.
El propio Papa se “inmiscuyó” en la política nacional para criticar la represión y defender a los movimientos sociales, consciente que el ajuste del gobierno y la bronca creciente como resultado del mismo requiere de una malla de contención que el gobierno quiere destruir.
El principal sostén de Milei es el peronismo. Por un lado con los gobernadores e intendentes que ejecutan la motosierra en sus distritos. Pero sin dudas el papel de la burocracia sindical es central: dejó pasar la ley Bases con el capítulo de la reforma laboral que acaba de ser reglamentado y que avanza contra las indemnizaciones, el derecho a huelga –bloqueos- y con la precariedad laboral. A su vez dejó pasar el mazazo a las jubilaciones, el quite del derecho de huelga a los docentes, el cierre de dependencias, el derrumbe del salario, etc. sin convocar a paros y mucho menos a un plan de lucha. UPCN llegó a firmar un acuerdo salarial para todos los estatales del 2% para septiembre, el 1% para octubre y 0% para el resto del año.
En los últimos días reaparecieron Cristina y Máximo Kirchner. CFK empezó a polemizar con Milei pero se cuidó en concentrarse en los fracasos económicos, mientras defendía una agenda reaccionaria contra los docentes y los movimientos piqueteros, se convirtió en asesora de la “juventud sindical” para llamarla a no hacer medidas de lucha que la malquisten con la población. Es decir, bancarse las agresiones contra los trabajadores sin chistar, polemizando vía tuiter mientras el liberfacho hace el trabajo sucio.
Más lejos fue su hijo Máximo que directamente llamó a los militantes de La Cámpora a “no patalear” por el veto “porque es un derecho constitucional” y dedicarse a preparar la campaña electoral del 2025. El compromiso del peronismo y de su ala “nacional y popular” con el sostenimiento de Milei en el peor momento de este, cuando su base electoral se va diluyendo al calor de la brutalidad del deterioro de las condiciones de vida, es una confesión de que es una fuerza política enemiga de los intereses populares, y que debe ser superada con una organización de los trabajadores delimitada de ella.
A LA CALLE POR LA UNIVERSIDAD, CONTRA EL VETO Y PARA DERROTAR A MILEI
Está cada vez más claro que sacarse de encima a Milei y su gobierno, derrotar su política de hambre, recesión y represión requiere una intervención de los trabajadores, con un programa propio –no como furgón de cola de los devaluadores. Preparar la huelga general, con deliberaciones, asambleas, plenarios de delegados. Tiene ese objetivo.
La primera tarea es derrotar el veto de Milei el próximo 2 de octubre. Reclamamos un paro activo nacional para ese día y un plan de lucha para derrotar a Milei en toda la línea. Ganar las calles, agitar fuertemente la convocatoria, organizarla es un eje para todo el activismo que quiere enfrentar al gobierno.
27/09/2024 a las 10:49 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La crisis de los partidos
Vicente Massot
Prensa Republicana
26/9/024
Es posible que, como lo informan distintas casas encuestadoras, el grado de adhesión de la ciudadanía a Javier Milei en particular, y a su administración en general, haya decrecido en el curso de las últimas semanas. No sería de extrañar en atención, sobre todo, al veto con el cual el presidente fulminó la ley aprobada por ambas cámaras del Congreso, referida a los haberes de la clase pasiva. Algunos relevamientos ponen de manifiesto que, si bien el humor de la gente no ha cambiado de manera brusca, de todas maneras se nota una declinación tenue en el nivel de apoyo que el líder libertario ha recibido desde el inicio de su gestión. Hay otros sondeos, en cambio, que no perciben ninguna oscilación digna de tenerse en cuenta. Como quiera que sea, debe tenerse en cuenta un dato —de la mayor importancia— en el que todos los analistas coinciden: lo que parece perder el gobierno y su jefe no redunda en favor de ninguno de sus competidores, socios electorales, adversarios o enemigos. Mientras tal merma no beneficie ni a Cristina Kirchner, ni a Mauricio Macri, ni a Axel Kicillof, ni a Martín Lousteau —para mencionar los más relevantes—, en la Casa Rosada pueden dormir tranquilos.
Pero, al margen de lo que digan aquellas mediciones, siempre sujetas a un margen de error más o menos considerable, una realidad se destaca sin necesidad de sondeos: la profunda crisis que aqueja a los distintos partidos con algún peso entre nosotros. Excepción hecha de las banderías de la izquierda —cuya presencia es, de ordinario, sonora aunque insignificante por su paupérrima performance electoral— el resto de las agrupaciones transita campos minados o terrenos resbaladizos —según de quién se trate— sin que aparezca la luz al final del túnel. Al respecto, no existe la excepción a la regla. El peronismo, la UCR y el Pro no han sido capaces de poner orden al interior de sus filas y tampoco han podido aglutinar a la tropa detrás de un líder unánimemente reconocido.
La Unión Cívica Radical, que el año próximo, en las elecciones legislativas que se substanciarán en el mes de octubre para renovar la mitad de la cámara baja y un tercio de la alta, arriesga 24 de sus 33 diputados y 4 de sus 13 senadores, se halla en una encrucijada de difícil salida. Coexisten en el seno de la vieja formación de Alem e Yrigoyen facciones que poco tienen en común. Hay un verdadero abismo entre las convicciones e ideas que sustentan el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y su par de Corrientes, Gustavo Valdés —por ejemplo— con las que enarbolan, en la vereda de enfrente, Facundo Manes y Martín Lousteau. La fisura más visible se produjo hace pocos días cuando cinco diputados cerraron filas con el oficialismo y lograron mantener a flote el veto presidencial. Pero más allá de ese episodio relevante, el mar de fondo se percibe a lo largo y ancho de la geografía radical.
Los bandos en pugna dividen aguas en una cuestión que es —al mismo tiempo— la piedra del escándalo en el peronismo y quizás en menor medida en el Pro: la relación con el gobierno. En el fondo del antagonismo entre unos y otros laten diferencias bien profundas que son ideológicas, por un lado, y tácticas, por el otro. En cuanto a la eventual privatización de Aerolíneas Argentinas —que en cualquier momento se tratará en el Congreso— nunca terminarán de ponerse de acuerdo. Tampoco coincidirán a la hora de determinar con qué aliados marchar a los comicios de 2025. Para unos, Milei es un imán mientras que, para los otros, resulta un enemigo.
Las rencillas en el justicialismo son disímiles, porque está de por medio ese cuerpo extraño que se ha adueñado del movimiento creado por Juan Domingo Perón: el kirchnerismo. Pero hay también puntos en común. Como les sucede a los radicales, los peronistas han sufrido fugas que no sería extraño que más tarde o más temprano, dependiendo del éxito o fracaso del gobierno libertario, pudiesen incrementarse. El alineamiento de tres mandatarios provinciales-—el de Tucumán, el de Catamarca y el de Salta— con la Casa Rosada no requiere de mayores pruebas. Osvaldo Jaldo, Raúl Jalil y Gustavo Sáenz han hecho rancho aparte prescindiendo de considerar lo que considerasen sus pares.
La independencia de los jefes de los estados del interior tendrá efectos de dimensión impredecible a la hora de conformar las listas de diputados y de senadores. En las elecciones que tendrán lugar dentro de doce meses y sin autoridades nacionales que puedan reducir a la unidad los brotes de autonomía que están a la vista, nadie se hallará en condiciones de digitar un armado que antes se hacía, de común acuerdo, entre cada poder provincial y quien ocupara Balcarce 50. Los tiempos en que los Kirchner monopolizaban la lapicera han pasado al olvido. El frente Unión por la Patria pondrá en juego 47 de sus 99 escaños en la cámara baja. El problema básico que arrastra —a semejanza de la UCR— es el carecer de una cabeza ordenadora. Si el partido cayese en manos del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, sería la mejor noticia que pueda recibir Javier Milei.
En este orden, la forma como se diriman supremacías en provincia de Buenos Aires —su bastión por excelencia— determinará el destino de los K que —de momento— mantienen el control del gobierno y desde allí planean convertirse en la oposición nacional a la administración libertaria. Sin embargo, aun cuando los contendientes repitan de manera monocorde que el liderazgo de Cristina no está en tela de juicio, cierto es que hay un estado de guerra abierta entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner, que viene de lejos. No son tópicos ideológicos los que los separan, sino la pretensión, común a La Cámpora y la facción de Kicillof, de hacerse de la conducción del aparato bonaerense. Después de todo, el poder del kirchnerismo se circunscribe básicamente al Gran Buenos Aires. Con la particularidad, además, que tampoco tiene una locomotora electoral para el año próximo.
El Pro, por su lado, presenta un panorama disímil si se lo compara con el PJ y la UCR. Por de pronto, es un partido que se ha asumido como aliado táctico del actual gobierno y, por lo tanto, suele darse por descontado que en la mayoría de los proyectos de ley estratégicos votará junto a los representantes de La Libertad Avanza. No obstante lo cual, tiene por delante dos desafíos de cara a la puja electoral que se avecina: tratar, en la medida de los posible, de que el irremediable rompimiento de Patricia Bullrich con Mauricio Macri no obre el quiebre de los bloques en el Congreso, y decidir si forja una alianza electoral con el oficialismo en el ámbito bonaerense.
Al cabo del análisis se echa de ver que la suerte de las tres agrupaciones partidarias estará relacionada, al menos en parte, con la deriva mileísta en los meses que faltan hasta que se abran las urnas y marchemos todos en pos del cuarto oscuro. En efecto, si como marcan algunas encuestas, el oficialismo está hoy cortado en punta, seguido de lejos por el peronismo K y los demás partidos, por qué no imaginar que colectivos enteros de la UCR, del peronismo ortodoxo y del PRO, pudieran decantar sus simpatías hacia los candidatos gubernamentales.
Claro está que hacer cálculos acerca de la predisposición de la gente cuando le toque votar, dentro de un año, es un ejercicio adivinatorio más que cualquier otra cosa. Las chances de Milei son directamente proporcionales a la mejora del salario real y a la reactivación económica. Si los brotes verdes que no crecieron en la presidencia de Macri se hicieran notar con fuerza el año próximo, La Libertad Avanza —que prácticamente no arriesga diputados y senadores— podría aumentar su poder parlamentario a expensas de sus opugnadores. Falta mucho todavía.