Por Luis Tonelli.-

El Presidente Mauricio Macri se encuentra en medio de una importante gira internacional, en la que ya visitó a Vladimir Putín para recalar ahora en Davos. Peregrinaje que le reportará no menos de cien fotos con personajes y protagonistas de la elite globalizada de hoy, algunas de las cuales -prolijamente enmarcadas- engalanarán su despacho una vez concluido el paso por la Casa Rosada y se dedique como es de esperar, full time a la actividad privada.

Para la intelectualidad de izquierda, esas fotos serán prueba suficiente de la rancia prosapia neo-liberal del Presidente que a diferencia de lo que hacía Cristina Fernández de Kirchner cuando por el G20 se encontraba con los adalides del capitalista, no los criticará sino que los elogiará.

Disculpen mi desvío profesional (mi área de especialización profesional es la política comparada), pero es válido metodológicamente hablando, preguntarse qué hubiera hecho cualquier otra persona de enfundarse en el traje de Presidente. ¿Hubiera ido Daniel Scioli a Davos a endulzar los oídos de los inversores? ¿Qué habría hecho Cristina Fernández de Kirchner? ¿Los hubiera puesto a parir de nuevo?

Por supuesto que la libertad es libre y cualquiera puede suicidarse (se discute incluso teológicamente si un suicida merece el infierno, o incluso si el infierno existe, así que bajan muchísimos los costos pos terrenales de semejante decisión. Pero en general los Presidentes buscan hacer la que más le conviene dentro del menú de opciones que se le presentan.

El país hoy esta como siempre sediento de dólares para bancar las demandas de “verdes” que siempre son altas tratándose de argentinos. En la época de Néstor y de Cristina no había necesidad de Davos. Llovían los dólares y sobraban para abastecer la economía populista. Y no sólo llegaban a estas playas, sino a todas las del continente, incluso las de un país tan marítimo como Bolivia.

O sea, con plata en el bolsillo, cualquiera es guapo, y podía criticar desde el bully pulpit a los personeros del capitalismo global (esos mismos que le ponían los dólares en su bolsillo a Chávez, a Lula, a Evo y a Cris). Pero se acabó lo que se daba, cayó la demanda internacional de commodities, los emergentes volvieron a sumergirse. Afortunadamente, en el mundo sobra la plata porque los Estados Unidos siguieron imprimiendo dólares, para pedirlos prestados y compensar la reducción de las expo. Pero claro, los Presidentes que se hicieron los malos, no pudieron de la noche a la mañana oficiar de ultra capitalistas, por eso comenzaron a dejar sus sillones del poder, a quienes si pueden, parece que pueden hacerlo mejor (por estas horas, mientras Macri está en Davos se decide si a Lula le calzan el traje a rayas o si no, y puede ser candidato).

El Presidente va por las inversiones, pero en realidad, también para hacer buena letra y que nos sigan al menos prestando a sola firma. Verdes son verdes, la diferencia está que con la deuda es el Estado quien decide hacer con esa plata, y el Estado a mostrado tener el SÍ fácil. En estas épocas de Post Verdad, los supuestos neo-liberales tienen que gastar más plata que los populistas porque al no ser amigos, los movimientos sociales le cobran el doble. Cosas que impone la gobernabilidad.

Pero así, el desfiladero que recorre el gobierno es muy estrecho, solo disimulado por la ingente masa de deuda y hot money que ingresa. Si vienen las inversiones, es dinero que tardará dar sus frutos. El Gobierno se creyó una amplitud del triunfo electoral que no tuvo, y la realpolitik del poder, más mala praxis de CEO imberbes se la cobró.

Hay de nuevo mufa, y si la economía se cae en su crecimiento, de nada valdrá el ajuste, porque se recaudará menos y el déficit aumentará. Reducir el Estado en la argentina es reducir la dinámica de la economía. Los privados están ahogados por los impuestos, pero prefieren nadar en la palangana de una economía apalancada en el gasto público. Si los dejan a mar abierto, mueren la mayoría antes de da dos brazadas.

Es que la Argentina sigue siendo la misma, y los argentinos sabemos solo hacer de nosotros mismos. Aprenderemos gradualmente a ser otros, o la crisis nos confirmará como quienes no podemos dejar de ser. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

Share