Por Oscar Edgardo García.-

El país está viviendo una semana santa con una elevada efervescencia producto de la pasividad de los gobiernos nacional y bonaerense para combatir la inseguridad, la que ha originado una rebelión social por el asesinato de un colectivero en el conurbano que se suma a otros anteriores y que derivó en una agresión al Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires que concurrió a la manifestación popular de manera espontánea, ridícula y absurda, como es característica en sus presentaciones escénicas.

Asimismo, el pueblo presencia con estupor, sorpresa y desagrado las declaraciones de varios funcionarios públicos entre las que se destacan las siguientes.

«No sé si no nos tiraron un muerto». Sergio Berni

«El asesinato a sangre fría del chofer de la línea 620 no sólo es dudoso; es prácticamente inédito… Hoy si vos mirás el hecho creo que es insólito, para el resultado que tuvo». Axel Kicillof

“No tenemos estallidos porque la ayuda social del Estado llega a través de las organizaciones populares”. Gabriela Cerruti

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner guarda silencio, como es su costumbre cuando «las papas queman»; Alberto Fernández sigue encerrado en la Casa Rosada recuperándose de los festejos de su cumpleaños; Fernando Espinosa está ausente sin aviso y Aníbal Fernández se mantiene concentrado en la afinación de su guitarra.

Con el mayor de los respetos hacia el Maestro Fontanarrosa, su frase célebre «El necio no sabrá apreciar ni el sabor de una flor ni el olor de una fruta», podríamos adaptarla a la situación actual diciendo: «El necio no sabrá apreciar ni la realidad del pueblo ni la sensibilidad social».

Para finalizar, el contexto que estamos viviendo nos lleva a recordar otra genial sentencia del filósofo rosarino que reza: “La muerte nivela a güenos y malos, don Inodoro, lo malo es que nivela pa’ bajo”.

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