Por Malú Kikuchi.-

Mañana, la más linda palabra del español, no sólo por lo que significa, también por las 3 «a» que la convierte en un sonido abierto a la esperanza. Mañana votamos en elecciones legislativas. Elecciones fundamentales y fundacionales.

La Argentina debe decidir entre el país que tenemos y el país que fuimos. Por lo menos acercarnos al país que fuimos sin permitir que avance el país que tenemos. Pero se corre el riesgo, se vote a quien se vote, de no respetar la voluntad popular.

Si a Usted se le ocurre votar en la interna de JxC en CABA la lista de López Murphy, puede que éste aunque le alcancen los votos, no pueda entrar en la lista definitiva… porque es hombre. Ha cometido el pecado/delito de autopercibirse, binario.

Hagamos historia. En 1991, gobierno de Menem, se votó la ley Nº 24.012, de discriminación positiva, el 30% de los diputados y senadores DEBÍAN ser mujeres. No se consideraba el mérito ni la inteligencia, bastaba con ser mujer. Un disparate numérico.

¿Por qué sólo un 30%? ¿Y si había un 58% de mujeres que ameritaban por trayectoria e ideas ser electas? No, sólo el 30%. ¿Y si no se conseguía un 30% de mujeres idóneas para los puestos? No importaba, debía ser el 30%. Se celebró.

En 1994 se cambió la Constitución Nacional (*CN). En el artículo 37 de los Nuevos Derechos y Garantías, avanzaron. «[…] La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral.»

Y en 2017 se votó la ley Nº 27.412 sobre paridad de género bajo el nombre de Ámbito de Representación Política, que dice que diputados, senadores y parlamentarios del Mercosur que figuraran en listas políticas «debían ubicar de manera intercalada a mujeres y varones desde el/la primaria».

Y ahí está el problema. Se necesita de varios algoritmos para sacar las cuentas y tener la certeza que López Muphy (en este caso es López Murphy, puede ser en cualquier otro caso donde se juegue una interna y deban mezclarse más de una lista) si es votado por equis cantidad de votos, será o no candidato.

¿Por qué? Es hombre, su 2ª en la lista es Sandra Pitta, mujer. Puede que LM no entre y sí lo haga Pitta. Porque no puede haber dos hombres seguidos, y si saliera 3º, vendría después de Tetaz, si ganara la interna Vidal. Cuentas y cuentos. Leyes.

Leyes que no respetan la voluntad popular. Todavía no ha sucedido en esta elección, en otras y por otras razones si sucedió. El Gral. Bussi y el Comis. Patti, votados y no admitidos en los puestos para los que fueron votados, porque hay personas que se sienten por encima de la voluntad popular.

¿En serio, si López Murphy saca más votos de los que necesita para poder entrar, no lo van a dejar formar parte de la lista definitiva? Si una ley es mala, se la cambia. No puede, no se debe torcer la voluntad de los votantes, es un crimen contra la democracia.

Lo triste es que la ley existe, que los nombres no se han elegido por méritos sino por sexo, y el tema no es el sexo, es el seso. ¿Qué tienen que ver las hormonas con las neuronas? Hay hombres tontos y mujeres inteligentes y vice versa. Eso cuenta.

Admitamos que las mujeres han sido la mayoría más largamente discriminada a lo largo de la historia, pero no se llega saltando «el lugar en la fila», aunque no esté en el Código Penal. Ni Indira Ghandi, ni Golda Meir, ni Margaret Thatcher, ni Cristina Fernández entraron por cupo, no lo necesitaron.

Y ahora corremos el riesgo de torcer la voluntad del pueblo por una ley que trata de quedar bien con las mujeres, que son un poco más del 50% del padrón. Como todo en esta Argentina del siglo XXI, es triste, es injusto y puede privarnos de un gran diputado.

Más allá de los horrores y errores de los tiempos que corren, por favor, vaya y vote. Es seguro, más seguro que ir al supermercado. Si no vota o vota en blanco, el porcentaje final se sumará al ganador. Eso también es injusto. Y Usted esto sí que lo puede evitar.

El Presidente Roque Sáenz Peña (Ley Nº 8.871/1912, voto secreto y obligatorio, argentinos y naturalizados, varones de 18 años cumplidos) abriendo las puertas a la democracia plena, dijo: «Quiera el pueblo votar». Parafraseando, pedimos, «Quiera el pueblo ir a votar».

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