Por Rodolfo Patricio Florido.-

En algún punto es transversal a algunas partes del peronismo, proporcional a la edad y/o al nivel de hedonismo y narcisismo de muchos o a los riesgos más o menos inmediatos de destino de cárcel para los actores intervinientes.

Algo así como… cuanto más grande de edad, mayor ambición infundada o mayor riesgo de cárcel, es luego mayor la búsqueda de retornar rápido al poder por el Síndrome de Abstinencia de no tenerlo y observar como se les puede distraer durante una década para la cual no tienen destino. Solo tienen destino usando el dinero robado para pagar barras bravas y extremistas que adoran la violencia porque no se les cae una idea.

¿Y Massa? Triste por no decir patético. Ni una palabra… ausente sin opinión… pero sus diputados aliándose con el ultrakirchnerismo cristinista. Ahora, la reunificación con el peronismo moderado y sensato representado por muchos gobernadores se le hará muy difícil. Su espada legislativa, Graciela Caamaño los caracterizó de “traidores”. Es muy difícil que perdonen gratuitamente esta ofensa.

Massa pareciera que actuara enojado por su último fracaso y en lugar de analizar porque retrocedió, busca culpables agrediendo al que ganó. Es preocupante. Muchos, me incluyo, creíamos que podía representar, con otros, un peronismo más republicano, menos autoritario, más moderno, hoy tengo mi muy serias dudas. Casi que lo único que le faltó fue la foto con Cristina como si salieron las risas juntas del metrosexual de Facundo Moyano con Axel Kicillof.

Esta va a ser una nota corta porque los hechos hablaron solos y sería redundante explicarse.

Unos por Síndrome de Abstinencia de Poder y otros porque creen en la “agudización de las contradicciones” y aquella falacia histórica de “las minorías esclarecidas”, como si las mayorías populares fueran idiotas, se juntaron funcionalmente creyendo que si volteaban a Macri ellos llegarían. Una soberana estupidez que habría terminado con un brutal fracaso electoral donde una Gobernadora, María Eugenia Vidal habría ganado holgadamente.

No sucedió y no sucederá. Macri no es De la Rúa, los radicales aprendieron que aquello (Juan Carlos Pugliese, Ministro de Economía de Alfonsín) de “les hable con el corazón y me respondieron con el bolsillo” era de una ingenuidad casi infantil. Pugliese… Un muy buen y honesto hombre que pensó que la razón y la justicia podían más que la voracidad de un capitalista asustado. Y, además, está Carrió, esa líder tan extraña que no se expresa esperando que la amen sino que el país comprenda que el equilibrio activo, no pasivo, es lo que nos da destino como Nación y no las verticalidades obsecuentes o las arbitrariedades nacidas al calor del Poder en estado puro.

Por motivos que desconozco pero que intuyo, Carrió y Macri encontraron un camino juntos basado en la honestidad de sus opiniones, aún cuando disientan entre ellos. Es como si ambos supieran que no hay segundas intenciones en sus desencuentros y en consecuencia hacen un esfuerzo por entenderse.

Ambos, muy distintos a esos políticos convencionales que dicen que escuchan cuando en realidad sólo esperan su oportunidad para ratificar su pensamiento sin importarle un ápice el pensamiento del otro. En ese tipo de políticos no habría nunca un matrimonio de 30 años porque sólo aceptan relaciones de dominio y control o la nada misma. La sociedad se está divorciando de ellos.

Décadas de degradación nos muestran los resultados de esa clase política que no es muda pero si es sorda.

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