Por Paul Battistón.-

¿Cuánto es el tiempo de duración de un estado premonitorio sobre la actividad de Cristina Kirchner? Muy poco, tratándose de una persona muy dinámica. Lo previsible lo vuelve rápidamente imprevisible. Aunque en realidad imprevisible no es del todo acertado, obsoleto es una palabra más adecuada.

El punto al final del túnel sigue siendo el mismo y de su dirección CFK no se desvía un centímetro. Quizás de ahí surge la apreciación de mujer inteligente que Durán Barba le concedió.

Su dinamismo hace que todos los aciertos que se puedan tener sobre su conducta rápidamente dejen de serlo no por erróneos sino por haberse vuelto obsoleto rápidamente el punto de vista sobre el cual fueron desarrollados. CFK puede mantener la misma actuación y repentinamente haber cambiado el escenario acorde a las circunstancias o a la distracción de su adversario.

Todos pensaron en la elección de Alberto Fernández como una estrategia para alcanzar el triunfo. A cuatro meses del mismo -o quizás debamos decir de la mayor demostración de ignorancia colectiva-, ¿alguien duda que Cristina es muy probable que hubiera ganado igual sin su mágica designación de Alberto como candidato (y hasta quizás por mayor diferencia)? De lo contrario deberíamos establecer que la ingenuidad del peronista promedio está muy por encima de la del argentino promedio. Entonces la sospecha de que la razón de crear una fachada institucional fue poner a Alberto Fernández al frente es cierta, pero ya es obsoleta y entonces parece haber sido una apreciación incorrecta. Pero no lo es. Es otro cambio de escenario a los que CFK acostumbra jugar, que deja las apreciaciones en condición de vencidas, superadas por la dinámica de su juego.

Para exponer esa obsolescencia preguntémonos: ¿Qué hubiera pasado si el triunfo hubiera sido de Cristina sin Alberto? Simplemente se hubiera encontrado con la “tierra arrasada” (dejada por Macri y que en la lógica K es absolutamente real). Macri les dejó más que una deuda; les dejó compromisos a modo de un camino con fuertes guarda raids que le hubieran marcado el camino contrario al deseado por ella. Además de una institucionalidad en construcción absolutamente incompatible con la voluntad antirrepublicana que los K llevan adelante.

¿Cuál fue la mejor solución para que CFK no tuviera que enfrentar este camino en sentido opuesto que le dejaría Macri y que podría haber desdibujado su avance arrollador de constantes redobles de apuestas? Simplemente guarecerse tras un adefesio que mostrara una continuidad de esa institucionalidad imprescindible para conseguir los dos primeros meses de silencio de la prensa y de acostumbramiento de la clase media en la resignación de la queja no escuchada.

Un adefesio fusible (un perejil de alto vuelo) que una vez alcanzada la meta primaria (que no es exactamente como estiman los analistas el acuerdo con el FMI) sino traspasar esa barrera invisible de acostumbramiento. Tras la cual la imprescindible Fachada se puede volver prescindible una vez concretado el trabajo de conversión de parámetros llevado adelante por el ministerio de seguridad (ministerio de ideologización en los hechos).

Si caía Alberto podía caer todo. Si hoy cae Alberto, tras esa bisagra que fue el inicio de sesiones ordinarias, simplemente aparecerá la realidad anti institucional que el ministerio de la ideología ya incorporó a la anormalidad diaria aceptada.

Si alguien supone que la caída de Alberto traería como riesgo un posible derrumbe del gobierno, debería saber que el ejército de la propaganda progre (los amplificadores del pensamiento de Cris) ya estarán preparando la transformación de la “desgracia” en una provechosa exigencia de profundización del modelo y si el pueblo lo pide (o lo clama). Entonces por qué negarle.

Una vez más CFK deja obsoletos los aciertos sobre sus maquinaciones. Fueron ciertos pero ya son incorrectos; el escenario fue cambiado ante los ojos de todos.

La Sra. va adelante en aparentes cambios de polaridad pero en su ir y venir la llevan firmemente a su objetivo, mientras sus adversarios se pierden en amagues tras sus circunstanciales aparentes cambios de rumbos.

Alberto fue siempre necesario. Como candidato dueño del silencio que los k no podían. Como la fachada institucional de una continuidad republicana a la que no adhieren. Y por último, como el perejil fusible apto para la demostración de una necesaria profundización del modelo.

Sólo la justicia se interpone con su debilidad pero con sus parámetros en pie. Sólo es necesario que derriben la barrera de la condena para que la de la imputación desaparezca. El escenario es una vez más cambiado por CFK. Los anti republicanos abordarán la creación de institucionalidad sobre una barbaridad en un territorio lejano (Jujuy) con el fin de que en el siguiente escenario las sospechas e imputaciones se transformen una vez cambiados los parámetros en persecución.

Fuera de la institucionalidad y la lógica, cualquier escenario es óptimo para que la Señora encuentre convenientes estrategias hacia su objetivo, su conversión en mito. Y los mitos son intocables, no roban, no se manchan, no se discuten y adornan billetes. Por lo menos en estas tierras de delirio.

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