Por Hernán Andrés Kruse.-

• Ver el Decreto de Perón

En su edición del 26 de mayo. el portal Infobae publicó un esclarecedor artículo de Claudia Peiró titulado “El decreto secreto en el que Perón acusó a la “subversión armada” de atacar la democracia “pluripartidista” y ordenó enfrentarla”. Narra la autora: “El Estado argentino enfrenta la subversión armada de grupos radicalizados que buscan la toma del poder para modificar el sistema de vida democrático pluralista. Firmado: Juan Perón”. En uno de sus últimos actos-murió el 1 de julio de 1974-el entonces Presidente de la Nación comunica la aprobación de “las directivas para los Conflictos graves número 1 denominado “Topo” y número 2 denominado “Yacaré”. El conflicto grave número 1 es el que corresponde a la definición del párrafo anterior: el desafío que representaba para el estado argentino el accionar armado de organizaciones que operaban en el país y que no habían depuesto las armas tras el fin de la dictadura de Lanusse. El decreto secreto número 1.302, que el actual gobierno ha decidido desclasificar, llevaba la firma de Perón y de su ministro de Defensa, Ángel Federico Robledo, e iba destinado a los ministros del gabinete nacional, al secretario de informaciones de Estado, a los comandantes Generales, al subsecretario de planeamiento para la Defensa y al Jefe de Estado Mayor Conjunto. Es un documento histórico de gran importancia”, expresa la autora, “porque revela la opinión que tenía el entonces Presidente sobre las organizaciones armadas y su intención de combatir a la subversión con la ley y de un modo integral, no puramente militar. En el anexo I del decreto, titulado “Directiva para el planeamiento correspondiente al conflicto grave número 1 Topo”, se fija el objetivo: “Eliminar las acciones subversivas violentas y no violentas, las causas que las provocan y consolidar espiritual y materialmente al régimen democrático como ámbito de realización integral del hombre”. La misión encomendada al “equipo interministerial coordinado por el Ministerio del Interior”-a cargo de Benito Llambí-fue la de “elaborar un plan plurisectorial que prevea acciones sobre la violencia, sobre sus causas y que tienda a fortalecer los valores del sistema democrático” (…) “Este decreto ratifica la opinión lapidaria que tenía el Presidente de la nación a esa altura de los acontecimientos sobre los grupos que, a más de un año de reinstaurada la democracia y la vigencia de la constitución, seguían perpetrando atentados violentos”. A continuación la autora alude al contexto histórico y político del decreto en cuestión. Dice: “Luego del breve interregno camporista… se convocó nuevamente a elecciones, esta vez sin la proscripción de Perón, que el 23 de septiembre obtuvo el 62 por ciento de los votos y asumió la presidencia el 12 de octubre. Poco después, y luego de que en enero de 1974 el grupo armado trotskista PRT-ERP asaltara el cuartel militar de Azul… Perón envió al Congreso un proyecto de reforma del Código Penal para endurecer las leyes contra las acciones insurgentes. Esto generó resistencia y críticas de un grupo de diputados ligados a Montoneros” (…) “Más adelante, el 1 de mayo de 1974, rompería con Montoneros en la Plaza, por lo que este encuentro fue la antesala de lo que siguió. No obstante, y por cuerda separada, envió emisarios para tratar de disuadirlos de continuar la lucha armada” (…) “Por mucho tiempo, y en especial al compás de la instalación del “relato” en los últimos años, los Montoneros, sus simpatizantes y sus herederos o continuadores por otros medios se dedicaron a dar una versión edulcorada del carácter y las finalidades de la organización: no habría sido una guerrilla que buscaba la toma del poder por el atajo de la lucha armada…tampoco habría sido un grupo insurrecto que quería instaurar alguna forma de dictadura socialista-inspirados en especial en el modelo cubano-, sino casi una organización de autodefensa frente a gobiernos de facto y que sólo buscaban la vuelta de la democracia. Es esa visión benévola la que este decreto desmiente. Para el tres veces Presidente constitucional de los argentinos, la subversión armada buscaba “la toma del poder para modificar el sistema de vida democrático pluripartidista”. El Estado argentino debía defenderse” (…) “Ante los diputados que se negaban a votar sus reformas al Código Penal, Perón aludió a ese asesinato (el de Rucci): “¿Nos vamos a dejar matar? Lo mataron al secretario general de la Confederación General del Trabajo, están asesinando alevosamente y nosotros con los brazos cruzados porque no tenemos una ley para reprimirlos”. En ese ambiente ya caldeado, el ataque al regimiento de caballería blindada de Azul por el ERP resultó una clara provocación y un desafío a la autoridad del estado que el Presidente no podía dejar pasar. “Hechos de esta naturaleza evidencian elocuentemente el grado de peligrosidad y audacia de los grupos terroristas que vienen operando en la provincia de Buenos Aires ante la evidente desaprensión de sus autoridades”, dijo Perón al hablar esa misma noche en televisión, y en obvia referencia al gobierno camporista de Oscar Bidegain, que renunciaría como consecuencia de este comentario. El Presidente eligió aparecer con su traje de teniente general para darle más fuerza al mensaje emitido aquel domingo 20 de enero a las 9 de la noche, al día siguiente del ataque guerrillero. “Aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos”, dijo” (…) “Los votos de los ocho diputados montoneros no eran necesarios para aprobarlas (las reformas al Código Penal enviadas al Congreso), por lo que cabe suponer que Perón los convocó con el fin de dar un mensaje de condena a la lucha armada, de advertencia y también para darles una oportunidad. “Toda discusión debe hacerse en el bloque. Y cuando éste decida por votación lo que fuere, ésta debe ser palabra santa para todos (…); de lo contrario, se van del bloque (…) Por perder un voto no nos vamos a poner tristes”. Y agregó: “Con lo que acabamos de ver, que una banda de asaltantes invoca cuestiones ideológicas o políticas para cometer un crimen, ¿vamos a pensar que eso lo justifica? ¡No! Un crimen es un crimen, cualquiera sea el pensamiento o el sentimiento o la pasión que impuse al criminal” (…) “Queremos seguir actuando dentro de la ley-fueron sus palabras-y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Ahora bien: si nosotros no tenemos en cuenta a la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. De esa manera, vamos a la ley de la selva (…) Necesitamos esa ley, porque la República está indefensa”. La autora concluye de la siguiente manera: “Lo que también revelan el decreto secreto y el anexo es que Perón no pensaba limitar su estrategia a lo penal. El hecho de apelar a todo el gabinete, hablar de “causas” de la violencia y de “consolidar” espiritual y materialmente al régimen democrático” demuestra que se proponía dar un combate integral y especialmente en el plano de las ideas. “El plan Militar sólo será puesto en ejecución por orden expresa del Poder Ejecutivo”, dice el punto 7.b del Anexo” (…) “el decreto secreto 993/75 que firma Isabel Perón un año más tarde dispone, visto el resultado de las tareas desarrolladas por el Equipo de Planeamiento número 2, en cumplimiento de lo dispuesto por el decreto secreto 1302/74 (el de Perón), poner “en vigor la Directiva General de Planeamiento”. Esta vez, la coordinación está en manos del Ministro de Defensa. Sucede que, aun después de los contactos de Perón en el 74, lejos de modificar su postura, la guerrilla acentuó la política que la llevaría a un mayor aislamiento y facilitaría su exterminio tras el derrocamiento de Isabel” (…) “Última revelación importante de estas desclasificaciones: la represión ilegal no puede de ninguna manera encontrar avales en estos decretos secretos. Quienes condujeron y ejecutaron esa “guerra sucia” están rindiendo cuentas ante la justicia. Los jefes guerrilleros responsables de haber contribuido sustantivamente a frustrar una ocasión histórica de reencuentro de los argentinos y de plena democracia, declarando la guerra a gobiernos constitucionales de grandes mayorías están a resguardo de toda persecución penal. Pero la historia no los absolverá”.

En su edición del 27 de mayo, La Nación publicó un artículo de Eduardo Fidanza titulado “Si Cristina ganara en octubre”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Parafraseando el Manifiesto Comunista podría decirse que un fantasma recorre las elites argentinas: la posibilidad de que Cristina Kirchner se presente en las elecciones de la provincia de Buenos Aires y las gane. Ese escenario provoca pánico en el establishment, muchos de cuyos miembros sostienen que postergarán inversiones o levantarán sus negocios” (…) “Una eventual victoria de la ex presidenta, se dice en los pasillos, debilitaría al Gobierno, pero impediría que otros dirigentes peronistas pudieran sucederla a corto plazo. Si Cristina ganara, auguran los observadores, el mundo leería esa victoria como un regreso del populismo, razón necesaria y sufriente para desechar a la Argentina” (…) “Cristina Kirchner provoca cualquier sentimiento, menos indiferencia. Para la clase media alta resulta inaudita y repudiable su candidatura: “Es una vergüenza que pueda presentarse, debería estar presa” es la frase que mejor sintetiza el rechazo a su probable postulación” (…) “Pero para otros, la impugnación a Cristina encubre un marcado rechazo al peronismo. Muchos integrantes de la clase media alta lo responsabilizan por los problemas que soporta el país: estancamiento económico, pobreza, corrupción, autoritarismo” (…) “A medida que se desciende en la escala socioeconómica, se amplía la controversia porque empiezan a aparecer votos que reivindican a Cristina. Sin dejar de condenar la corrupción de su gobierno, se admite que durante su presidencia había más consumo, más actividad” (…) “En los argumentos de los sectores populares desaparece progresivamente la conciencia del conjunto de la sociedad, centrándose la atención en las necesidades básicas del grupo familiar: no importaba tanto la corrupción, y aun la inseguridad, porque con Cristina había trabajo; que las instituciones funcionaran mal o que los hospitales atendieran tarde…quedaba disimulado porque “se podía traer el pan a casa” (…) “Para la gente educada es fácil aborrecer el populismo, lo difícil es entenderlo. Si Cristina ganara en octubre, acceder a esa lucidez será un desafío. Para empezar, una explicación básica de la adhesión a figuras como ella es el déficit de ciudadanía. ¿Qué es la ciudadanía? Sin los recaudos de la ciencia política, podría definírsela como un status donde el individuo posee recursos materiales y espirituales que le permiten interesarse por el bienestar de la sociedad y el Estado, más allá de su vida privada” (…) “¿Y cómo se alcanza la ciudadanía? Poseyendo agua y cloacas, trabajo digno y acceso a la salud, la educación, la justicia y la información de calidad. Que unos puedan ser ciudadanos y otros no habla del reparto inequitativo de estos bienes. Esa disparidad condena a que progrese una parte de la sociedad, mientras que la otra se estanca y embrutece” (…) “Un liderazgo decadente como el de Cristina Kirchner es un síntoma de la desigualdad económica y social, antes que una patología de la política. Aunque el presidente se haya fortalecido en las últimas semanas, el gobierno afronta la amenaza de Cristina atravesado por múltiples contradicciones que lo jaquean” (…) “Lucha contra la corrupción, pero está sumergido en opacidades que lo ponen bajo sospecha. Abre el juego a sus socios en muchos distritos, pero cierra la provincia de Buenos Aires, el territorio clave, a las figuras aliadas con más valoración. Si Cristina gana en octubre, estas contradicciones no habrán sido resueltas. Y el país seguirá atrapado en el pasado equívoco que ella representa”.

En su edición del 27 de mayo, Página/12 publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “Juego a la dama”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “(…) Cristina Kichner está en el centro de la política en este año electoral y ni siquiera se anuncia como candidata. Está en el centro para el oficialismo que no quiere que se hable del desastre económico y de los problemas graves y actuales de las personas. Y está en el centro de la oposición, incluyendo al PJ kirchnerista y no kirchnerista, que esperan una definición de la ex presidente para realinearse. Esta gravitación la pone por encima de las encuestas y en un lugar estratégico del escenario argentino porque incide en todos los rincones de la política. En gran medida también la puso allí el mismo oficialismo que habla todo el tiempo de ella para polarizar. Y lo logra pero al mismo tiempo le da una proyección que ni siquiera le asignan al liderazgo de Macri que, en contraposición, aparece mediocre y gris y cuya sombra sólo cubre a seguidores y partidarios. La entrevista del jueves a la noche a Cristina Kirchner por C5N planchó el protagonismo del gobierno en los actos del 25 de Mayo y el lanzamiento de la fórmula del Frente Renovador, con Sergio Massa y Margarita Stolbizer” (…) “Cristina Kirchner generó una convocatoria televisiva inédita para un canal de cable que además fue seguido por cien mil personas en Internet. No se mostró consejera ni opinadora, sino como una política activa, una persona que está dispuesta a jugar un papel en la política. Y en un año electoral, eso significa que piensa en candidaturas, en los momentos y en los contextos de una campaña que puede ser decisiva” (…) “Sea candidata o no, es evidente que está hablando de los ejes de la campaña del Frente para la Victoria. El margen para hablar del presente es muy chico para el oficialismo y es poco lo que puede arriesgar sobre el futuro. El macrismo no buscará una elección nacional sino distrital, está condenado a hacer eje en el pasado, en Cristina, en denuncias de corrupción que ya tendría preparadas para la campaña y es probable que las denuncias las haga la artillería mediático judicial del oficialismo para que sus candidatos queden como blancas palomas” (…) Con Cristina en la campaña para el FPV, habrá una elección nacional pero que va a centrarse en el distrito bonaerense donde mantiene una fuerte convocatoria. El eje es el presente, son los problemas de la gente” (…) “En la entrevista, Cristina Kirchner desarrolló de hecho un programa de cinco o seis puntos para “reconstruir la unidad del campo nacional, popular y democrático”. La ex presidente condenó la “estafa electoral” de Cambiemos, que hizo “todo lo contrario de lo que prometió”, pero no ocultó su malestar con los legisladores de su propia fuerza que votaron varias de las leyes que fueron consolidando las políticas del oficialismo, desde el pago a los buitres y el híperendeudamiento, hasta las designaciones de Horacio Rossatti y Carlos Rosenkrantz en la Corte. El kirchnerismo no quiere llegar con las manos vacías al Congreso y quedar inerme ante la iniciativa del gobierno, como sucedió desde que asumió Mauricio Macri. Busca acceder al Congreso con un programa mínimo de acción que se resume en esos cinco a seis puntos que involucran problemáticas angustiantes para los sectores más vulnerables como la estabilidad laboral, el precio de los alimentos, de las tarifas y de los medicamentos y las jubilaciones. Esos planteos abarcan un universo muy amplio de la sociedad. A lo largo de esa entrevista con Cristina Kirchner se entrevió a una dirigente que está dispuesta a ser candidata aunque es probable que aún no lo haya decidido. No quiere PASO y dio el ejemplo de que ninguna otra fuerza tendrá una puja interna porque todos coinciden en que debilita a las candidaturas” (…) “A lo largo de la hora y media, Cristina Kirchner defendió a su gobierno e incluso se refirió lateralmente a las denuncias en su contra. Pero dedicó la mayor parte de sus respuestas a desarrollar los puntos de compromiso para una convocatoria que logre “reconstruir la mayoría que le ponga un freno al ajuste neoliberal”. Con esos puntos que diseñan la futura tarea legislativa trata sacar de la parálisis al bloque del FPV y preservarlo de candidatos que una vez elegidos lo resquebrajen en las votaciones como sucedió a lo largo de este año y medio. Plantea estos puntos también como eje de unidad para evitar las PASO. Al final de ese camino está la decisión por su candidatura”.

En su edición del 25 de mayo, La Nación publicó un editorial titulado “Constituir la unión nacional”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “La política y los sectores de la sociedad argentina ponderables por su amplitud se han encogido por muchos años de hombros ante el primer postulado del Preámbulo constitucional de 1853, que precisa los objetivos que se trazaron los representantes del pueblo reunidos en Congreso General Constituyente: “Constituir la unión nacional” (…) “Así quedó la Nación, con heridas sin cicatrizar a la vuelta de más de treinta años de democracia. Aún hoy, los ánimos se desentienden o se deprimen ante la hostilidad que suele campear en cenáculos intelectuales o políticos frente al empeño para que se depongan en todos los terrenos posibles las disidencias subalternas y fructifiquen, por las vías del diálogo, entendimientos con vistas al interés general del país” (…) “Es este el aniversario de la revolución emancipadora, concebida para la libertad, la justicia y el desarrollo de un pueblo, pero también para su proyección hacia un destino compartido. La nueva conmemoración nos encuentra en circunstancias en que vuelve a actualizarse la inspiración siempre provechosa de los históricos pactos de la Moncloa. Tienen esos acuerdos 40 años de antigüedad. Derivaron en leyes que cambiaron la fisonomía de España, convirtiéndola en un país en verdad europeo. Allí todos depusieron algo de lo que consideraban derechos propios en aras del progreso y la unidad fraterna de los españoles” (…) “Todo se hizo de tal manera que, años después, España entraba en la Comunidad Europea. Se abriría así un período fecundo con la ayuda de vecinos que se atrevieron a amparar a España. ¿Por qué? Porque España había alcanzado grado de país confiable y previsible” (…) “A cuatro décadas, aquellos acuerdos de la Moncloa son acreedores a su emulación como ejemplos activos y perdurables para otros países; la Argentina, entre ellos. Particularmente, en un momento en que necesitamos reconstruir nuestra economía y recrear la cultura del trabajo y la inversión productiva, para enfrentar una situación de pobreza estructural, y en que la prolongación de la crisis institucional brasileña pende como una amenaza para la recuperación del país” (…) “Cabe celebrar por eso la visita que ha hecho al país Ramón Tamames, que fue diputado y colaborador de Carrillo, y trajo consigo inspiración y conocimientos suficientes para atraer la atención sobre lo que significa la deposición de puntos de vista personales y facciosos en las más delicadas cuestiones institucionales en aras de un bien superior” (…) “Sus palabras (Pichetto: se deben “dejar de lado las visiones pequeñas y mezquinas y pensar en el país”) valen no sólo por procurar un espacio de diálogo eficiente entre visiones distintas de la Argentina; valen mucho más todavía por lo que importan como esperanza de que puede haber más de una alternativa política con contenido democrático, realista y realmente progresista. Es decir, lo que el mundo espera a fin de que se complete el círculo virtuoso de una Argentina previsible y ajena, por lo tanto, a los abismos del delirio populista que se patentiza en Venezuela y perpetúa aquí la memoria de lo que fue el kirchnerismo en el poder”.

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